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Origen monogenista y unidad del género humano: reconocimiento mutuo y aislamiento procreador. Indice de Revistas Vigencia de la obligación cristiana de desmentir el liberalismo

ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

El PNV y su estrategia hacia la independencia de Euskal Herria.

El papel del Partido Nacionalista Vasco es fundamental para el futuro del País Vasco. ¿Qué estrategia está desarrollando hoy día y hacia donde puede derivar? Un intento de comprensión de la situación actual

Dos conceptos esclarecedores: Soberanismo y territorialidad.

Desde hace dos años, en cualquier debate o estudio político referido al País Vasco están presentes dos nuevos términos: Soberanismo y territorialidad. Ambos, impuestos desde el MNLV a modo de simbólica -y significativa- victoria semántica, han sido asumidos por el Partido Nacionalista Vasco (PNV, en lo sucesivo), lo que representa el mayor cambio estratégico que ha experimentado este histórico partido, alineado con la Democracia Cristiana mundial durante décadas, en los últimos 50 años.

Para el PNV han sido muchos años de apuesta por la vía "autonomista", entendida por ellos como mal menor, desde una estrategia posibilista, con la esperanza puesta en una "Europa de las regiones" que permitiera la unificación de los territorios vascos, que a juicio de todos los nacionalistas vascos son: Comunidad Autónoma Vasca, Comunidad Foral de Navarra e Iparralde (territorios vasco-franceses).

En 1.998 ve la luz, como resultado de secretas y complejas negociaciones, el "Acuerdo de Lizarra", en el que participa con decisión el PNV. Dicho acuerdo implica un cambio histórico: De la mano del autodenominado Movimiento Nacional de Liberación Vasco (MNLV), el PNV se decanta por una nueva estrategia que a corto plazo está encaminada a la independencia.

En eso consisten soberanismo y territorialidad: La transición desde el actual estado de cosas (Constitución Española, Estatuto de Guernika), merced a nuevas estructuras creadas -algunas de ellas- al margen del presente marco legal, hacia la independencia de la "nación vasca".


La nueva estrategia del PNV.

El cambio de estrategia no ha sido casual. El PNV, que siempre ha mantenido contactos con ETA y su entorno, ha pretendido, a corto plazo y de forma simultánea, la consecución de tres objetivos:

1. Acabar con el terrorismo de ETA, intentando que el MNLV apueste por vías exclusivamente políticas. Ello supondría el abandono de la llamada "lucha armada" y de la "kale borroka" (lucha callejera).

2. Liderar al nacionalismo vasco en su conjunto, a partir de la unidad de acción impuesta desde Lizarra, retomando con ello la iniciativa por la independencia, actualmente en manos del MNLV.

3. Frenar el relevo generacional que se viene produciendo en los medios nacionalistas en favor de las diversas organizaciones del MNLV.


De momento no ha conseguido ninguno de los tres objetivos:

1. ETA ha roto la tregua, reactivando las prácticas terroristas. Con Jesús María Pedrosa Urquiza, son ya cinco los asesinados. Dicha ruptura se ha producido por no haber conseguido, en un plazo razonable de tiempo (según ETA y EH), el acercamiento de los presos de ETA a las prisiones del País Vasco y Navarra, la ausencia de un proyecto concreto de ruptura política e institucional con el Estado español por parte de las fuerzas nacionalistas y, por último, la posición de firmeza del Partido Popular. Esto significa que HB sigue mediatizada por ETA: Arnaldo Otegui ha sido derrotado políticamente en el seno de su coalición. La tendencia interna que Patxi Zabaleta, Aldekoa y otros militantes navarros están constituyendo, denominada Aralar, confirma la victoria de los radicales. Para la coalición abertzale, en proceso de debate interno hacia un nuevo partido, BATASUNA, es oportuno proporcionar una fachada de pluralismo. Qué mejor para ello que recurrir a quiénes, de forma periódica, propugnan ponencias alternativas que, por cierto, siempre son derrotadas.

2. Tanto el "Acuerdo de Lizarra" como la llamada "Asamblea de Municipios Vascos" (Udalbiltza), principales instrumentos de la nueva estrategia rupturista, siguen lideradas por ETA y HB. Si bien, la suspensión de Udalbiltza por parte del PNV, en un intento de no ser arrastrados completamente por el MNLV, ha sido un importante gesto de afirmación política. Ello, además, acallará las críticas internas dentro del PNV y tranquilizará a los medios de comunicación. Por otra parte se ha sustituido el criterio de la unanimidad en la toma de decisiones de Udalbiltza, por el de las mayorías y minorías, lo que permitirá un mayor juego al PNV, que contará como aliado a EA frente a HB, eventualmente.

3. Los resultados electorales, del pasado mes de marzo, parecen desmentir esa pretensión del PNV de frenar al nacionalismo radical y, con ello, beneficiarse electoralmente.


¿Fracaso de la nueva estrategia o reconsideración de la misma?

Pero ese aparente fracaso, a corto plazo, de la nueva estrategia soberanista, es engañoso.

En lo que respecta al terrorismo, desgraciadamente para la sociedad española, es un fenómeno con el que puede coexistir el PNV al menos temporalmente y que no le impide un margen importante de maniobra. No podemos obviar, de todas formas, la firme actitud del Gobierno Popular ante el PNV, provocada precisamente por su tibia respuesta ante el terrorismo y su cambio estratégico. Esa firme reacción ha desconcertado al conjunto del nacionalismo vasco, y cuenta con el apoyo de la opinión pública y de los demás partidos españoles, si bien sectores del PSE-PSOE comienzan a cuestionar aspectos de la estrategia gubernamental (las críticas del alcalde de San Sebastián Odón Elorza y la llamada propuesta Benegas son dos ejemplos de ello).

La suspensión de Udalbiltza, a la que reserva tanto PNV como ETA un papel fundamental, ha sido un movimiento táctico temporal que en nada invalida ese instrumento. De hecho, el día 3 de junio, la Mesa Nacional de HB ha expuesto que Udalbiltza puede constituir el instrumento transitorio hacia una Asamblea Constituyente y un Gobierno Provisional vasco, lo que complementa la propuesta de EA que más adelante veremos.

En lo que respecta al tercer objetivo antes mencionado, liderar en definitiva el mundo nacionalista vasco, queda mucha partida por jugar, siendo diversos los posibles movimientos de los jugadores.

La propuesta táctica de Eusko Alkartasuna.

Un nuevo factor a tener en cuenta es la propuesta soberanista de su socio, y antigua escisión, Eusko Alkartasuna (EA).

Consistiría en incorporar, de forma explícita, el objetivo de la independencia y posterior celebración de un referéndum "estilo Quebec" por la autodeterminación, en los programas electorales de varios partidos políticos vascos (PNV, EA, AB en Francia y, tal vez, HB).

Dicha propuesta, que se discutirá en el seno de Lizarra, ha sido elaborada en EA por dos razones. Una razón histórica derivada del tratarse de un partido claramente independentista, mientras que el PNV ha oscurecido tradicionalmente tal pretensión. Una razón táctica, motivada por el papel "bisagra" que pretende jugar entre el PNV y HB, papel en el que se juega su supervivencia electoral.

Y, sobre todo, se respondería al reproche de ETA, según el cual no existiría propuesta rupturista política concreta, que permitiera "avanzar en la construcción nacional vasca".

La postura del Partido Popular

El PNV lleva 25 años negociando y conversando con el MNLV. El Partido Popular lo ha comprendido. Por ello, considera que sólo una estrategia de firmeza ante el terrorismo y cuántos lo apoyan, de una u otra forma, puede dar frutos. Y para que esa estrategia tenga más posibilidades de éxito, es necesario que los no nacionalistas alcancen el Gobierno de Vitoria.

En ese sentido, las declaraciones del Ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, el pasado día 14 de junio han sido esclarecedoras.

En su comparecencia en el Congreso proclamó que una de sus prioridades "es una política de Estado para neutralizar el frente nacionalista". A su juicio, y empieza a ser "doctrina oficial" en el partido, el nacionalismo excluyente, que busca sustituir autonomía por autodeterminación, es el problema, constituyendo el terrorismo un frente de la ofensiva desatada por el mismo.

El PSE-PSOE.

El Partido Socialista no comparte, en líneas generales, esa interpretación y la estrategia que de ella se deriva. Ya hemos mencionado, antes, los recelos de su "sector de Guipúzcoa" y la "Propuesta Benegas". Este partido considera que, una cosa es la estrategia antiterrorista y, otra, la acción política a desarrollar en el País Vasco.

Esa interpretación es coherente con la propuesta del PSE-PSOE de constitución de una "Mesa de diálogo", presentada en el Parlamento de Vitoria el día 16 de junio. Dicha propuesta fue aprobada con los votos favorables del PSE-PSOE, del PNV (como era de esperar, dada su estrategia de tender puentes al PSOE), por IU (comprensible, dada su carencia de una política nacional) y sorprendentemente, por Unidad Alavesa (postura únicamente explicable como un intento de mantener una línea política diferenciada del PP).

La "Mesa de diálogo", en cualquier caso, ha nacido muerta. El PP, EA, y EH, aunque por motivos muy distintos, la han rechazado. Y sus cuatro puntos no han sido aprobados por consenso de las fuerzas antes citadas. Pero la maniobra es significativa, pues indica una tendencia: El intento de acercamiento del PNV al PSOE. El sentido de la misma es ganar un posible aliado para el caso de recambio en la coalición que sustenta al Gobierno de Vitoria, evitando con ello un adelantamiento de las elecciones autonómicas, caso de acrecentarse la crisis con su socio EH.

¿Escisión en el PNV?

En contra de lo afirmado en algunos "mass-media", consideramos que el PNV no sufre riesgo de escisión (que de producirse entregaría el Gobierno vasco a los "españolistas"). Las voces discordantes dentro del PNV están aisladas, cualificadas sin duda, pero sin una corriente organizada que les avale. No tienen, pues, el peso suficiente para rectificar la posición general del "Alderdi", que con la actual estrategia tiene mucho que ganar: El posible regreso de EA a su seno, cuanto menos. Esas voces críticas, tal vez pudieran lograr una rectificación parcial, por ejemplo, la expulsión de EH del Gobierno tripartito de Vitoria, además de la ruptura de algunos pactos municipales. Pero ello no implicaría el cese de conversaciones con el entorno radical abertzale, por lo que antes o después, se asumirían nuevas iniciativas conjuntas tendentes al soberanismo.

El anuncio de la ruptura de los pactos municipales en Vizcaya existentes entre PNV, EA y EH, a raíz del asesinato del Concejal popular Jesús María Pedrosa Urquiza, no deja de ser una concesión temporal a la presión "mediática", en un intento de ganar tiempo y tender puentes hacia el PSE-PSOE, para el caso de que precisara el Gobierno de Vitoria un tercer socio, de prescindirse temporalmente de los servicios de EH.

Conclusiones finales.

Por todo ello, no hay razones para un optimismo a corto y medio plazo. El terrorismo continúa y el nacionalismo vasco (incluido el PNV) no ha echado marcha atrás en sus aspiraciones independentistas. Se encuentra en proceso de debate interno, de reordenación de sus fuerzas y de determinación de las tácticas a seguir. Pero la unidad de acción, por el objetivo compartido de la independencia, persiste.

Se habla, en este complejo contexto, de intentar una nueva tregua de ETA; lo que no despejaría la sospecha de "tregua - trampa". Supondría, en cualquier caso, la reafirmación del nacionalismo vasco en la vía rupturista y de "insumisión civil" con el Estado español. Pues esa "nueva tregua", que no sería "gratis", vendría acompañada de medidas desestabilizadoras tales como la retirada del PNV del Congreso y Senado, la ausencia de HB en las futuras Elecciones Autonómicas vascas y otras posibles medidas.

Este es el marco político en el que se mueve la aparente contradicción que vive el PNV. Por un lado, intenta ganar el apoyo del PSOE, apoyando la mencionada "Mesa de diálogo". Por otra parte, intenta consensuar con EA y EH una nueva propuesta soberanista que supere el aparente "parón" sufrido por el Acuerdo de Lizarra. Para ello la llamada "Propuesta Ardanza" ha dado lugar a una "Propuesta Ibarretxe", cuyo principal medio sería una mesa que reuniera a todos los partidos vascos, sin exclusiones, que reclamara los derechos históricos a través de las previsiones de las disposiciones adicionales del Estatuto y de la Constitución. Evidentemente, esa no es la propuesta soberanista que espera el MNLV y que ya han denunciado como "retorno al autonomismo".

En resumen, esta es la situación real. Tres partidos nacionalistas con tres propuestas soberanistas distintas: La radical de EH, la "intermedia" de EA y la "moderada" que está diseñando el PNV. Un PNV, por otra parte, que intenta atraer al PSOE como aliado eventual y, tal vez, en su diseño de futuro para el País Vasco. Un Partido Popular firme, con una propuesta nacional clara. Una Izquierda Unida sin rumbo. Y Unidad Alavesa que intenta imaginar un futuro propio fuera de la órbita del PP, lo que podría costarle su propia existencia. Estas son las piezas que el PNV intenta encajar, lo que no parece teóricamente posible, manteniéndose en el Gobierno de Vitoria.

José Basaburua jbasaburua@hotmail.com .

 



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