Portada revista 56

La batalla de Viena de 1683: La civilización se salva del peligro islámico. Indice de Revistas Mujer, ¿trabajadora o esclava?

ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

Una acción filantrópica de la masonería; la Cruz Roja.

La Cruz Roja, una obra filantrópica de inspiración masónica, pretende sustituir la caridad cristiana por un humanitarismo sentimental. (*)

En la historia nada es del todo blanco o negro. Entre los temas más seductores y morbosos, más rodeados de misterio, está la masonería, de cuya trayectoria general no nos ocuparemos aquí.

Dicen que el diablo es más fuerte cuanto menos se menciona. Algo así pasa con esta sociedad secreta, o discreta si prefieren. De ella no se habla salvo para reparar, si se está iniciado en la simbología, en su rico folklore particular, y ella misma gusta de ocultarse con humildad. Así es posible pasar capítulos enteros de libros de historia en la que no se la menciona, pese a proporcionar, por ejemplo, la mitad justa del gobierno y el parlamento en la II República. Ocurre, a la inversa, que se la ha demonizado de un modo un tanto infantil a veces, por parte de sectores católicos y reaccionarios. En algún caso, la fuente principal es un doble agente francés, Leo Taxil, que después de ordeñar a ambos campos en liza se dedicó a escribil folletones en los que las misas negras y la obscenidad garantizaban la comercialidad de su descripción de las tenidas masónicas. Los excesos de tintas negras pueden a veces resultar contraproducentes porque ridiculizan luego la crítica más racionalizada.

Nada más lejos de mi voluntad que defender a esa poderosa institución, ni a sus tentáculos cuyos miembros a veces desconocen la identidad de la cabeza del pulpo. Pero sí hay que hacer honor a la verdad, y eso nos obliga hoy a señalar algunas realizaciones de la filantropía masónica, que quiso desplazar a los valores cristianos, y no cabe duda que con algún éxito. Cabría señalar varios. Así por ejemplo en carácter el carácter filantrópico, "iniciático", ecumenista "avant la lettre", imperial-británico del movimiento scout, -incluso un original saludo con dos dedos en la frente-, con el que el coronel Baden Pawell obtuvo la bendición de la corona inglesa para universalizar un experimento juvenil durante el sitio de Lady Smith a cargo de los boer. Lo inofensivo y educativo de ese movimiento, que ha tenido rama católica también, hizo que hasta el general Primo de Rivera apuntase a sus hijos.

Organizaciones tentaculares, como el Club de los Leones y el club Rotario, que suelen servir de caja de reclutas y en los cuales muchos miembros jamás se perciben como masones, recaudan, con un porcentaje sobre sus cenas y otras actividades, dinero, con el que, por ejemplo la vacuna de la polio ha de erradicar esa enfermedad.

El olimpismo es en sí mismo un ideal repaganizante masónico. De hecho las olimpiadas griegas originales se prolongaron durante el Imperio Romano, hasta que Teodosio oficializó el cristianismo. No se asusten pero la filantropía masónica del marqués de Coubertín dio para mucho. Naturalmente no se obtiene una tregua total entre todas las polis cada año olímpico, pero el culto al cuerpo, y el fuego sagrado, no es la única vez que la referencia helénica se usa para contender con la cristiana, pretendían esos valores de universalismo de sustitución. El saludo solar, o romano o como queramos llamarlo, no era usado por fascista, si no con la referencia pagano-clásica, en el cartel de la Olimpiada de París, justo vísperas de la toma del poder italiano por el Duce. Hoy en día las instituciones mundiales deportivas más poderosas siguen dirigidas por "hijos de la Luz".

Otro rico filántropo que nos interesa hoy más es Henry Dunant. Su pertenencia a una logia no está probada, aunque el Boletín Oficial del Supremo Consejo del Grado 33 lo incluya entre los masones que tuvieron el premio Nobel, casi todos de la Paz. Es uso en medios masónicos autoasignarse a personalidades del pasado prestigiosas, a veces con excesiva generosidad. La cuestión es que la Cruz Roja, nacida cuando este suizo vio la hecatombe de la batalla de Solferino, e ideó la Convención de Ginebra, a la que aquella está asociada, formó su primer gobierno con el "Comité de los Cinco", cuyos otros cuatro miembros, Gustave Moyier, el general Dufour, y los médicos Appia y Maunoir, sí que lo eran con toda certeza. Pertenecían a la "Sociedad Ginebrina de Utilidad Pública", de la masonería suiza. La bandera de la Cruz Roja no procede de la Cruz cristiana, como torpemente han interpretado musulmanes y judíos para constituir en el s. XX la "Media Luna Roja" y la "Estrella de David Roja", ni tampoco de la Cruz de Malta, generosamente sanitaria y hospitalaria también,. Si no de la inversión de los colores de la bandera suiza. No creo provenga tampoco de la "rosacruz". La patria de Dunant era además, un estado tradicionalmente neutral desde hacía siglos.

Moyiner era un socialista utópico, de raíz roussoniana. No es casualidad el papel de la Ginebra de Rousseau, y antes de Calvino; el mal no está en el hombre, si no en la sociedad. Éste es el organizador nato, complemento adecuado al idealismo estricto de Dunant. El primer presidente del Comité fue el general Dufour, Dunant sería el secretario.

El jesuita y director del "Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española", Ferrer Benimelli, considerado filomasón por su oponente Ricardo de la Cierva, señala que las instituciones fundadas por masones, -Cruz Roja, Olimpiadas, Scout, Conferencia de la Haya, ONU, Unicef etc. tienen por ideario "el mismo en el que está basado la masonería universal, es decir, la fraternidad de los pueblos por encima de las razas, naciones y creencias religiosas, el pacifismo...los Derechos del Hombre...y el arbitraje internacional..."

A partir de 1921, la Cruz Roja y la Media Luna Roja sistematizan sus bases filosóficas; que se conocen como "Principios Fundamentales". Los 7 principios coinciden punto por punto con los enunciados masónicos tradicionales, como ha estudiado Carles Clement.

En España, el aspecto filantrópico, tradicional campo de interés de las damas, sirvió de trampolín para que la masonería, tradicionalmente machista, se abriese a mujeres, como Rosario Acuña y Concepción Arenal. Ésta dirigió la primera revista de la C.R.; "La Voz de la Caridad", cuya cabecera adolece una resonancia católica. Además de interesarse en la reforma penitenciaria, se ocupó también de la emancipación de la mujer. A la vez, 1872, escribía en "Las Hijas del Sol", la revista masónica femenina.

En España, la C. R: original se confunde, en 1864, con la Orden Hospitalaria de S. Juan de Jerusalén. Los caballeros de Malta son de indiscutible raigambre católica, pero un sector disidente, importante en esos años, mantuvo conexiones con los "Caballeros Teutónicos" de Alemanía y, luego con la masonería. Las vanidades del aristocratismo pueden a veces contaminar el ideal de la caballería.

Hoy el Comité Internacional de la Cruz Roja está gobernado por 25 miembros, sólo suizos, muchas veces vinculados a la eficaz banca suiza, y elegidos por cooptación, una estructura tan discreta como no del todo democrática. Los miembros cesantes pasan a otras organizaciones afines. Así en 1988, el comunicado 1571 del CICR indicaba que el cesante Jacques Moreillon pasaba a Secretario general del Movimiento Scout.

Vaya todo lo anterior, que en nada empaña la abnegada entrega durante siglo y medio de voluntarios, cooperantes, sanitarios, soldados camilleros, como Gandhi en Sudáfrica, etc., a enriquecer la perspectiva con que a veces se percibe, esta poderosa sociedad, nunca del todo bien conocida, que es la masonería.

Francisco D. de Otazu
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Para saber más "Historia y Vida" artículos sobre la CR en los números. 31,110,202,252 y 325.

* "Por voluntad del Papa Clemente, alrededor del 1600, Camilo de Lellis, con los suyos, se aventura hasta los tremendos campos de batalla para recoger heridos y moribundos. En el siglo pasado un filántropo suizo, Henri Dunant, tuvo la idea de fundar la Cruz Roja precisamente después de haber visto en los campos de batalla de Solferino, Pastrengo y Custoza, aquellos soldados de Cristo identificados con una gran cruz roja, entre los lamentos y los llantos de los moribundos. Donde nace la filantropía moderna, celebrada y exaltada, la caridad ya estaba presente desde hacía siglos. Camilo no fue un filántropo. En su testamento explica que un amor tan grande no puede nacer de una elección filosófica; es posible sólo para un hombre que ha sido muy amado, que ha tenido una gran gracia, al que mucho le ha sido perdonado".
Antonio Socci, 30 Giorni Nº 7, julio de 1990, pág. 75..



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