Portada revista 30

La eutanasia: un estudio general Indice de Revistas El partido de España

ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

Editorial.

 

Los objetivos a lograr para un proyecto de resturación de nuestra Patria y de los españoles han de ser los siguientes: una España moralmente límpia, políticamente unida, económicamente desarrollada, socialmente justa e internacionalmente digna.

España moralmente límpia

Cuando hablamos de una España moralmente límpia no nos referimos tan solo a la corrupción connatural al régimen de partidos o a la corrupción en las Administraciones públicas. Incluimos, porque ello es básico, la limpieza moral del ordenamiento jurídico, que no puede elaborarase sin tener en cuenta la ley divina revelada, ni el "ordo naturae"; la limpieza moral en las costumbres, es decir, la cala social de ese ordenamiento que no ha ser solo letra que envejece, sino espíritu comunitario vivificante; y la limpieza moral, en fin, en los comportamientos institucionales e individuales.

De aquí que se deban apoyar proyectos que postulen de verdad la defensa del derecho a vivir; lo que supone no cegar la aparición de la vida humana, como pretenden las campañas controlistas, alentadas desde organismos oficiales internacionales, nacionales y locales; no matar al inocente en el seno de la madre, con la interrupción del embarazo, eufemismo para denominar el asesinato por aborto voluntario; no deshacer la familia, célula básica de la sociedad, destruyendo su raíz, que es el matrimonio, mediante legislaciones prodivorcistas, o equipararlo con otras uniones aberrantes; no incitar al instinto y las malas pasiones mediante los medios de comunicación en los que la pornografía, el adulterio y la sodomía ocupan espacios preferentes.

Hay que terminar con el tráfico y consumo de droga que está envileciendo a nuestra juventud, y que, a cambio de ello y de tantas muertes y vidas destrozadas, colman los bolsillos de grupos de sinvergüenzas, que con sus ganancias abundantes e ilícitas sobornan autoridades y voluntades y contribuyen a la putrefacción de la sociedad.

Y potenciar un sistema escolar para preparar ciudadanos, no solo bien informados, sino bien formados, no solo instruidos, sino educados, es decir, con ideas veraces y claras, con valoraciones éticas seguras, con voluntad y carácter para el enfrentamiento con la vida. La educación como derecho de los padres cuidada por todos, incluido el Estado.

Políticamente Unida

Nosotros queremos una España políticamente unida, lo que es lo opuesto a un España uniformizada, como la actual. La fórmula precisa requiere la unidad en la diversidad y la diversidad en la unidad. Si la unidad no es uniformidad, tampoco la diversidad puede ser dispersión. En nuestro pueblo, que tiene, como todos, sus virtudes y sus defectos, la apelación a la unidad -por nuestro carácter ácrata (no confundir con anarquista)-, urge más que nunca, cuando las fuerzas partidarias del desgarro han hecho posible que los textos constitucionales pretendan la conjugación imposible de la Nación con las "nacionalidades" y se pida la autodeterminación de éstas últimas, rompiendo sus vínculos espirituales e históricos con aquélla y consigo mismas.

Esta unidad política exige una revisión a fondo del régimen de partidos y la puesta en marcha de cauces auténticos de representación en los que los intereses partitocráticos se sustituyan por una democracia social que recoja los anhelos legítimos de las instituciones comunitarias

Económicamente desarrollada

Una España donde el trabajo se considere como deber y como honor, pero también como derecho y no privilegio. Con una economía de mercado, en la que la propiedad privada sin perjuicio de su función social, y la empresa de libre creación, sin perjuicio de que sean partícipes de su propiedad y sus beneficios quienes trabajan en ella, den como fruto el pleno empleo de la población activa. Todo ello coordinado con la empresa pública, cuando la misma sea indispensable, con una elaboración global del ritmo económico, que equilibre los tres grandes sectores, primario, industrial y de servicios, con el desarrollo armónico de toda la nación, con una política financiera que facilite con interés bajo el dinero que se emplee en la creación de riqueza y de puestos de trabajo, con una política fiscal no confiscatoria del fruto del trabajo y del ahorro, y con un sindicalismo integrador que haga oír su voz en las estructuras socioeconómicas del Sistema..

Una España donde el derecho a la propiedad privada, gravada por la hipoteca social se respete. La propiedad privada, enemiga del capitalismo especulativo, es la garantía de la libertad y, por ello de la dignidad del hombre. Cuando el Estado se adueña de la propiedad, el hombre se esclaviza al tener que mendigar del Estado las migajas; y una de dos: o, para mantenerse libre, se reduce a la miseria, o, para conservar la vida, renuncia a la libertad. Pero la propiedad privada que se estima como un derecho natural y sagrado es la que lleva en su propia textura una función social, que debe cumplir, so pena de transformar el derecho en abuso, perdiéndose entonces su legitimidad. Por otra parte la propiedad privada puede ser no sólo individual, sino también colectiva, como sucede con los patrimonios familiares y cooperativos, y es compatible con la propiedad pública que el logro del bien común y la soberanía del Estado requieran.

Socialmente justa

Cuando se habla mucho de comida es porque se tiene hambre. Cuando se habla mucho de libertad es porque se carece de ella. Cuando se habla mucho de solidaridad es porque ha dejado de existir.

La solidaridad pide la justicia social, y la justicia social no consiste sólo en dar a cada uno lo suyo sino en proporcionarles lo que merezca y necesite; y no necesita lo mismo el niño que el anciano, el que trabaja en la mina que el profesional del deporte, el que tiene familia numerosa y el que no la tiene. Y no se merece lo mismo el que se haya en desamparo sin culpa que el aprovechado sin escrúpulos que al fin sufre las consecuencias de su mal comportamiento.

Una España socialmente justa no puede aceptar la miseria sin hacer lo posible y lo imposible para marginarla. Ni el paro ni la marginación puede dejarnos indiferentes. Sobre la totalidad de la riqueza hay un servidumbre tácita a favor de los pobres, pero también hay el deber de un juego límpio por parte de la administración y de quienes se benefician de esa servidumbre.

Si la recepción de las pensiones no contributivas, los seguros sociales, las subvenciones, etc… son fraudulentas o un procedimiento electoralista de la Administración el objetivo se corrompe y supone una gran injusticia para quien ha trabajado y contribuido para crear esos fondos malversados

Hay que distinguir entre la asistencia y la seguridad social. Esta supone un contrato bilateral que ambas partes han de cumplir en justicia. Aquella, que no exige contrato de ninguna clase, se ha de prestar, en razón de la dignidad intrínseca del hombre, a los que por circunstancias distintas se hayan en una situación de abandono y miseria.

Pero para que lo anterior se cumpla y así salvarnos de la creación de una sociedad injusta, hacia donde vamos, donde unos cuantos posean la mayoría de los bienes, muchos trabajen en un régimen de precariedad laboral, con todas las consecuencias de carácter familiar que implica, y una parte sustancial de la sociedad sea excluida del todo con la aceptación implícita de esto como inevitable solo sirve un cambio radical de legislación y comportamientos administrativos

Internacionalmente digna

Una nación es respetada cuando cree en sí misma; y cree en sí misma, cuando tiene una conciencia colectiva, cuando presenta al mundo una credencial histórica identificante, de la que no se averguenza, cuando su voluntad de seguir operando en el tiempo, y su oposición a convertirse en remolque de intereses extraños, se pone en evidencia.

España está en Europa, y no puede, por razones vitales, permanecer ajena a su proceso de reconstrucción. Pero una cosa es hallarse presente como sujeto pasivo y otra tener una presencia activa. Pues bien, esta presencia demanda, por un lado atemperar el objetivo rehabilitador de Europa a los sacrificios que ello implique para nuestro pueblo -no sea que esos sacrificios sean tan insufribles que acaben suprimiéndonos- y, de otro, hacer patente que el éxito del objetivo no se halla tanto en una unidad política absorbente, que haga desaparecer las Patrias, o en una política de defensa, como propugna la UEO, sino en el reencuentro con el alma del continente, con sus raíces, como dijo en Compostela Juan Pablo II, sin la que Europa será solo un conglomerado egoísta de intereses, con sus lógicos recelos y sus lamentables y, en ocasiones, suicidas turbulencias económicas.

Una España internacionalmente digna es una España dispuesta a la coordinación a nivel europeo, pero que no renuncia a su vocación hispánica, es decir, a su vinculación entrañable, profunda y fraternal, no con la
América Latina, que es una denominación antihistórica y conceptual, con la que se nos ofende, y que que aquí, por degradación y servilismo, se acepta, sino con Hispanomérica. En el gran foro europeo hay que defender, con todas sus consecuencias, que Europa no es sólo un continente geográfico, sino un contenido cultural y civilizador, y que, por ello, las naciones hispanoamericanas no pueden quedar al margen del proceso Europa y equiparadas a aquéllas que se inscriben en ámbitos culturales diferentes y ajenos.

Por tanto, la política migratoria de la Unión Europea no puede desconocer los vínculos que unen las dos orillas de la Hispanidad, levantando barreras, en lugar de puentes, entre una y otra.

Una España internacionalmente digna no puede rebajarse hasta el punto de contribuir servilmente en las aventuras militares de la ONU, en tanto no se cumpla la resolución de la misma, por la cual se impuso, en razón de la descolonización , que Inglaterra reconozca la soberanía de España sobre el Peñón de Gibraltar, que contra todo derecho nos fue arrebatado durante la Guerra de Sucesión.

Tengamos un sentido providencial de la Historia, de nuestra Historia concreta. Y difundamos los valores del Derecho Natural hasta que vuelvan a informar la sociedad, sustituyendo una civilización arruinada con legislaciones y comportamientos necrológicos, por una alegre civilización de la vida donde España y la Hispanidad se hallarán en el trance glorioso de reencontrarse en la Cristiandad.

 



La eutanasia: un estudio general Portada revista 30 El partido de España

Cartas al director, sugerencias y colaboraciones

Buzon Pulse aquí para enviar correo



"ARBIL, Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el Foro Arbil

La reproducción total o parcial de estos documentos esta a disposición de la gente siempre bajo los criterios de buena fe y citando su origen.