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Reflexiones sobre la clonación Indice de Revistas Algunas claves para entender la situación política actual del País Vasco

ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

La política, presa de un extremismo antropológico. Pesimismo metafísico, optimismo tecnológico y el fin del hombre .

Indice: El lado oscuro de la dinámica globalizadora; El pragmatismo - un optimismo sin fundamento; Cuestiones abiertas y reacciones peligrosas: tres modelos hermenéuticos; Hay todavía más: la bio-tecnología como antesala de la historia 'poshumana'; Stalin, Hiter, ONU: variaciones de la ley del más fuerte; El nuevo orden mundial: el peor de las prácticas inquisitoriales; Escalones hacia el hombre à la carte; El 'dilema del prisionero' y la 'promesa del reino'

El lado oscuro de la dinámica globalizadora


En el siglo XXI, para no acabar naufragando en una nueva era de extremismos, será clave la capacidad de encontrar un mejor equilibrio entre globalización y diferenciación, entre lo universal y lo concreto; una mayor armonía entre razón y fe, entre saber científico y ético; un diálogo auténtico entre tecnoestructura y mundo vital. Muchos son los autores que desde Georg Simmel y Max Weber han reflexionado sobre la modernidad y su dinamismo implacable, un dinamismo que somete la sociedad contemporánea a una revolución permanente y crisis institucionalizada. Entre los interpretes lúcidos de la modernidad cuenta de modo eminente el versátil metafísico A. Llano, con 'La nueva sensiblidad' (1988) o 'El humanismo cívico' (2000), o más comercialmente, el mediático politólogo alemán W. Weidenfels, que desde 1987 hasta 1999 fue también coordinador de la cooperación germano-norteamericana del gobierno liberalconservador alemán. Entre sus publicaciones destacan 'Technopoly. Europa im globalen Wettbewerb' (1993) y 'Zeitenwechsel' (1999). En consonancia con ese eje investigador, hace medio año Weidenfels ha apelado a la sensibilidad del público germano con su artículo 'Gefangene im globalen Netzwerk' (Prisioneros en el entramado global), publicado en el suplemento semanal de Süddeutsche Zeitung (1/8/99), donde se advierte la incapacidad de la dinámica globalizadora, tanto en lo económico, lo político como en lo cultural en general, de encauzar por sí sola los problemas por ella engendrados.

"Velocidad y complejidad -dice ahí- son el santo y seña de la globalización", y como tales durante los últimos decenios han dado una nueva cualidad a un fenómeno que en principio es una constante antropológica elemental, a saber, la tensión perenne, no intrínsecamente antagónica, entre tradición y progreso. Dicho de otra manera, la exigencia del espíritu humano de poner a salvo ámbitos de estabilidad para que no sucumba como tal ante la arrolladora dinámica tecno-económica, con los efectos colaterales que esa tiene sobre el tejido social en su conjunto, nacional e internacionalmente considerado. La cuestión es cómo evitar la (auto)marginación de amplias capas de la sociedad humana, que la dinámica globalizadora por un motivo u otro pone a la defensiva. Porque para unos es fuente de sospechas y recelos, para otros de oportunidades y ganancias. Aún cambiando de nombre y apellido, los débiles y sensibles siguen perdiendo, los fuertes y 'sin contemplaciones' (nunca mejor dicho) siguen triunfando, aunque algunos demasiado optimistas -procedentes sobre todo del catolicismo liberal- quieran hacernos creer que la cultura del triunfo esté perdiendo fuerza. Es la eterna tarea del hombre, ahora en su máxima potencialidad, que la dialéctica entre ideología capitalista y socialista no ha sabido ni explicar ni resolver.

El pragmatismo - un optimismo sin fundamento

Ahora bien, desde el ocaso del marxismo -aunque no fuera más que en su vertiente política y económica-, esa dialéctica ideológica parece haber perdido fuerza, dando lugar a un ramplón y universal pragmatismo, que aplicado a la esfera de la política podría calificarse de populismo, porque el partido que pretenda ganar elecciones en el contexto de la crisis de las ideologías, más vale que renuncie, no ya a cualquier ideal de religión y moral, sino a las ideas fuertes como tales, y centre su discurso político -vacío- en los 'hechos', que -aun menos que las ideologías- no dejan de ser 'pacientes', manipulables al gusto de los escenificadores del discurso público. Así al menos lo confirma la inaudita prosperidad política, por citar sólo dos ejemplos a la vista, de la nueva 'izquierda plural' francesa y, en una posición sólo en apariencia opuesta, el 'nuevo centro' del conservadurismo involucionado del Partido Popular español. En efecto, el nuevo pragmatismo pos-dialéctico o pos-ideológico, sigue siendo dialéctico e ideológico a su manera, conforme a que se vaya imponiendo en la vida pública de los pueblos el superficial filantropismo anti-cristiano al uso, que intenta teñir con colores alegres su vacio existencial, cerrado a la trascendencia de Dios, dando un variopinto culto religioso a los pequeños ídolos que configuran el nuevo 'pensamiento único', ya no de la res publica christiana, que siempre ha enaltecido bienes absolutos (verdad, bien, unidad), sino de lo políticamente correcto, que emana con fuerza inquisitorial de su fuente, a saber, del pesimimismo metafísico (sea indiferentismo, agnosticismo o ateismo).

El rasgo sobresaliente de esta salida por la tangente, no obstante, es que cuanto más necesaria se hace la búsqueda de grandes remedios, más cortos con respecto a la realidad se quedan aquellos que son efectivamente propuestos. Las revoluciones tecnológicas inciden vitalmente en las estructuras de la sociedad y sus formas de convivencia. Y ante tales perspectivas, en vez de un miope pragmatismo, lo que resulta menester es la tensión máxima del pensamiento y acción políticas. Sin embargo, fenómenos sociales como son el pluralismo, individualismo, saturación informativa y bombardeo audiovisual, por fuerza condenan ideas sociales innovadoras a un discurso segmentado. Su percepción o apropiación societaria resulta fragmentaria e insuficiente.

Por otra parte, esos fenómenos provocan numerosos elementos de inseguridad. Ante tal situación el pragmatismo como método -tanto intelectual como político- no solo no es capaz de dar a luz visiones regeneradoras e innovadoras, sino que incluso las bloquea con su inercia mental. Más allá de los tópicos optimistas en boga: libertad, progreso, derechos humanos y paz , no ofrece ninguna visión capaz de futuro, y mucho menos una visión que evite que se produzcan sobresaltos sociales indigestos. Es más, la esencia del pragmatismo político es la ausencia, por el agotamiento de la razón ilustrada, de concepciones de orden como tales, y sin ellas no cabe auspiciar consenso social alguno. Lo que queda de paz social en el mundo occidental, si no resulta de los pocos restos de paz del espíritu, procedente de convicciones religiosas fuertes y compartidas, resulta hoy por hoy de la capacidad de la sociedad moderna de aplacamiento de las pasiones menos nobles del hombre. Es la paz siempre quebradiza del homo faber-consumens, paz sin fundamento que se disuelve en nada cuando, por un motivo u otro, el hombre -sea como individuo o como grupo- se ve marginado de la espiral de producción(trabajo) y consumo(ocio).

Al 'pragmatismo' como principio de acción individual o colectiva, en definitiva le falta sustancia para ejercer de utopía, visión o ideal, porque carece del esplendor o atractividad, característica irrenunciable de las promesas de salvación. Porque no iradia más que el hálito helador de una necesidad racional. El hombre no sería hombre, no obstante, si no tratara de hacer de la necesidad una virtud, incluso cuando esa necesidad no es tal, sino fruto de un reduccionismo en la concepción del hombre. He aquí el extremismo antropológico, presa de la cual no son sólo múltitud de individuos sino la propia política, sea internacional o municipal, convertida en mera ingeniería social. Tal extremismo es la consecuencia implacable del pesimismo 'metafísico', en la multiformidad de sus expresiones, cuyo hálito alienta precisamente el pragmatismo al uso. En busca de algún contrapeso a la desesperación existencial, sin embargo, y a modo de autoengaño, que según la acertada apreciación de Hannah Arendt, es el peor de los engaños, se camufla de optimismo, rindiendo culto de latría al progreso tecnológico y a la globalización económica, jurídica y política, cuya armadura es el mercado y la ONU, dispensadora de la interpretación políticamente correcta de los derechos humanos.


Cuestiones abiertas y reacciones peligrosas: tres modelos hermenéuticos

De esta precaria situación surgen tres cuestiones que requieren respuestas, también políticas:

1/ cómo hay que enfocar las transformaciones en la economía, el trabajo y la distribución de riqueza, para abrir un futuro de bienestar económico que sea razonable a la vez desde el punto de vista ecológico
2/ qué significa libertad política en un mundo sin fronteras
3/ qué repercusiones tiene el cambio sobre la identidad humana y la cohesión social

Dejar abiertas estas cuestiones significaría entregarse a un futuro sin orientación alguna. Sin embargo, las sociedades actuales de hecho viven en un momento histórico donde cada tesis y tendencia encuentra su antítesis y contratendencia. La radicalidad del cambio estructural se refleja en la búsqueda -dialéctica- de compensaciones de riesgos e incertidumbres, y provoca en los hombres sentimientos claramente antagónicos. La confianza de unos en las oportunidades de realización, individual y social, coincide con el temor de otros de perder seguridad material y social. Estos sentimientos se pueden dar incluso dentro de un mismo individuo. En esta interacción reside el germen de conflictos sociales, porque la falta de orientación y el estado de temor correspondiente provocan necesariamente reacciones defensivas. La confrontación de posiciones antagónicas abre nuevas trincheras sociales entre los que hayan podido capacitarse para sacar provecho de los cambios -revolucionarios- y los que se vean colocados en una posición contraria, acaso porque no están en condiciones de asimilar a favor suyo los contínuos impulsos, incluso cuando se trate de positivos.

Para señalar adecuadamente este estado de cosas (de reacciones) podemos aducir tres modelos hermenéuticos:

El primero muestra que la globalización produce una dramatización de espacios de refugio regionales y locales. Individuos concretos, grupos o incluso partes de la sociedad se sustraen volutaria y activamente a las incertidumbres de un mundo globalizado, hecho que en su forma más aguda se articula mediante el número creciente de conflictos étno-nacionales. El carácter universalista de la globalidad provoca una necesidad de delimitar su propio espacio vital. Ya en el siglo XIX acuñaron los ingleses, primeros en ser sujetos a cambios revolucionarios en su mundo cotidiano, un dicho popular que parafrasea a la perfección esa necesidad vital: my home is my castle (ver Charles Dickens, Great Expectations). En la misma línea, el universalismo desencadena el sentimiento nacionalista y la fragmentación social. Además, la internacionalización de la política y la economía multiplica las oportunidades de roces entre las diversas religiones, maneras de pensar y costumbres de vida, acrecentando de este modo las posibilidades reales de confrontación y conflicto. Xenofobismo y fundamentalismo, tanto político como religioso, si no son caracteres propios de ciertas culturas, ciertamente son también una respuesta, natural aunque unilateral, a la amenaza de cambios sociales indigestos.

Lo muestra la capacidad de convocatoria del movimiento islamistai en Asia central o el paneslavista en Europa sur-oriental y Rusia, o los desmanes extremistas de los hindúes en la India. Pero lo muestran igualmente las reacciones, incluso violentas, cada vez más masivas y políticamente articuladas, a la inmigración indiscriminada en los países desarrollados, torrente fuera de cauce que conduce inexorablemente a una pérdida de identidad cultural, sólo comparable a la acaecida durante los grandes movimientos migratorios de la historia.

Incluso los Estados Unidos de América, cuya identidad política no se funda en otra idea que la de no tener identidad cultural y religiosa alguna, hace tiempo que ha perdido la identidad WASP de sus orígenes, frente a los inmigrantes de cultura católica (italo-irlandesa, y hispana en la actualidad) y asiática (afincada especialmente en los estados que tocan al Pacífico). El famoso principio llamado 'melting pot' ya no es operativo, cediendo a un 'agregado inconexo' de culturas que hacen vidas paralelas, y cuyo único punto de sutura son los negocios. La animadora del fallecido Commenwealth, el Reino Unido, sufre un destino de confrontación y reacción parecido; la Grand Nation, Francia, ve triunfar en su propia entraña histórica una cultura y religión extrañas -la islámica-, con las correspondientes reacciones, aglutinadas políticamente en el Front Nacional, y religiosamente en fraternidades sacerdotales como la Saint Pie X, que no sin razón interpelan la revolución introducida en la propia Iglesia por el Concilio Vaticano II; Alemania, acaso impedido por la todavía indigesta lección del pagano-racismo nacionalsocialista, no ha visto proliferar a gran escala movimientos populares y políticos de signo anti-universalista, y eso pese a que más de uno entre cada diez de sus habitantes no pertenezca al ámbito cultural germano; España, para terminar, no ve sino comenzar el problema de la inmigración masiva, y las reacciones de defensa correspondientes. Lo pudimos comprobar recientemente.

El segundo modelo hermenéutico enfoca las reacciones y compensaciones que se siguen de la pérdida de importancia e influencia de las instituciones sociales de sentido, como son la Iglesia -o sus cismáticas ramificaciones históricas-, los partidos políticos y las corporaciones y asociaciones profesionales. Es cosa fácil de comprobar que con la destrucción, muchas veces intencionada y sistemática, de fuentes seguras de normas y de autoridad (moral y religiosa) se extiende un vacío existencial, y el deseo -psicológico y sociológico- correspondiente de llenarlo con ofertas alternativas de 'sentido'. He ahí la razón de la proliferación de una religiosidad à la carte, por un lado, y de las sectas y otros cultos -satánicos-, por otro. Para la mayoría, y con esto se explica que estén en vogue las formas de religiosidad orientales, este deseo en absoluto se traduce en asumir nuevos 'absolutos' -que, bajo otro signo, seguirían exigiendo obediencia-, sino en un 'navegar' indeterminado, sensual y abstracto a la vez, dentro de la oferta multiforme de sincretismos de espiritualidad light, plenamente adaptables (1) al único 'absoluto' reconocido por las ideologías emanzipadoras, a saber: la individualidad entendida como pura autorreferencialidad (la esencia de toda espiritualidad esotérica). Sin embargo, para una minoría, acaso más sensible y coherente en su planteamiento vital, la compensación del vacío metafísico sí desemboca en la aceptación de nuevos absolutos, que sin embargo son unilaterales, parciales y sectarios, y que habitualmente absorben por completo al individuo en un colectivo y su respectiva finalidad. La posición media entre la 'escapatoria' individualista-pacifista y la colectiva-militante -de raíz común, porque atomización y masificación sociales son la consecuencia lógica de la dinámica del individualismo- viene a ocupar el ideal humanista, de ya larga trayectoria, desde el cristiano de Erasmo hasta el filantrópico y humanitario, de signo eminentemente laicista, que predomina en el voluntariado social actual (ONG's).

De esta somera clasificación de 'reacciones' se puede sacar una primera conclusión: la fuerza individualizadora característica de los modos de trabajo y de ocio propios de los países (hiper)desarrollados, en modo alguno, tiende a conducir la vida social hacia formas más vitales y de mayor plenitud de significado. Por el contrario, las sociedades posmodernas del futuro perderán mucho de la calculabilidad y gobernabilidad todavía acostumbradas, más todavía que las sociedades típicamente modernas que habían surgido de las grandes revoluciones políticas, al irrumpir el dogma unitario de una visión exclusivamente científica del mundo, de corte cartesio-newtoniano, que sin embargo no logró anular por completo la presencia de fuertes restos de consenso moral de raíz cristiana. Pero este ciclo está llegando a su fin, y la revolución económica y social permanente está devorando no sólo aquellos restos sino también el imperio de la racionalidad científica que la había hecho posible. En definitiva, la nueva mixtura de emplastos ideológicos alberga en sí un potencial eminente de conflictos inéditos y radicales.

Un tercer modelo interpretativo late detrás de lo que muchos politólogos han convenido en llamar la erosión del estado-nación tal como lo vió nacer la Edad Moderna, un estado cuyo eje ideológico y práctico hasta hace poco ha sido el carácter centralizador y absoluto de sus competencias regulativas. En este carácter estaba basado el sistema geopolítico (2) llamado balance of power, sistema sin embargo que -sobre todo desde los decisivos acontecimientos de 1989- está cediendo paulatinamente a un proyecto político diferente, llamado Nuevo Orden Mundial (ii), impulsado por el creciente peso e influencia de actores no-estatales, eminentemente trans-nacionales; por un lado, las grandes corporaciones empresariales, y por el otro, las organizaciones no-gubernamentales (ONGs). Estas corporaciones y organizaciones están conviertiéndose en los agentes claves de la política internacional. Sus recursos económicos son más que considerables, superando a veces el Producto Interior de países enteros. Según las cifras aportadas por Weidenfels, en 1968 había 7276 empresas de proyección global, en 1990 eran unos 35.000, y en la actualidad su número habrá ascendido a unos 45.000. En este período el número de ONGs se habrá duplicado de 4646 a unos 10.000. También su influencia política está creciendo -aunque el 'pueblo' acaso siga creyendo en el mito de la soberanía popular (3), principio constitutivo del tradicional estado nacional-. Esta apreciación viene a ser avalada por el creciente poder, para citar unos pocos ejemplos elocuentes, de Amnisty International, en la intromisión fraudulenta en la jurisprudencia británica durante el proceso de Pinochet, o de Greenpeace, en todo tipo de litigios ecológicos, reales o ficticios, o de International Planned Parenthood Federation (4), en la imposición de criterios abortistas en las legislaciones nacionales (5), y de United States Agency for International Development, en los programas de esterilización forzosa en países subdesarrollados (6). Abajo, en otro contexto, tendremos ocasión de volver sobre el carácter sumamente ambiguo de los organismos internacionales.

Sin entrar en un análisis de la actuación de las globales corporaciones empresariales puede sin embargo apreciarse a primera vista el problema de que, tanto éstas como las organisaciones no-gubernamentales, no están intrínseca y comprensivamente orientadas -ni en lo económico ni en lo social- hacia el bien común, sino que están encaminadas, en su actuación, hacia el logro y satisfacción de intereses e ideologías particulares y singulares, hecho que señala que como tales no pueden reemplazar sin más las tradicionales funciones estatales. De modo que, también desde esta perspectiva, estamos confrontados con el peligro creciente de conflictos sociales extremos, en la medida que la erosión de la autoridad estatal va acompañada por el vacuum de interrogantes existenciales sin resolver.

Esos tres escenarios 'reactivos' disponen, en resumen, a una comprensión más global de cuál será el impacto que los desafíos característicos de la eco-globalización y tecno-revolución tienen sobre una situación societaria -ya de por sí- desequilibrada y desestabilizada. Lo problemático es sin embargo, a juicio de Weidenfels, que el instrumental político del siglo XX no ofrece recursos suficientes para afrontar sin sobresaltos graves los inevitables conflictos entre ganadores y perdedores de la globalización y revolución en marcha. Pero hay todavía más.


Hay todavía más: la bio-tecnología como antesala de la historia 'poshumana'

Comparadas con las aludidas cuestiones, ciertamente relevantes, las recientes reflexiones del controvertido politólogo F. Fukuyama, sobre 'El antihombre programado' (Süddeutsche Zeitung, 8/8/1999), suponen un planteamiento todavía mucho más radical, porque con ellas ya está ponderando afirmativamente las posibilidades de si la revolución biotecnológica tendrá poder suficiente para inaugurar eficazmente el 'fin de la historia'; poder que él reconoce ahora no habría tenido de por sí sola la expansión global de la democracia liberal de mercado -que fue su tesis en The end of history... Según el mismo Fukuyama, el error de su tesis original radicaba en haber partido de una naturaleza humana inalterable. Pero con el fin del hombre genético tal como lo conocemos hasta ahora se iniciará también, y eficazmente, una nueva historia, la 'historia poshumana'.
Los nuevos 'ingenieros sociales' dispondrán de medios tecnológicos de los que sus iniciadores del siglo XX no podían ni soñar y que ya no serán tan rudimentarios como para que tengan que fracasar en su intento de alterer el sustrato natural del comportamiento humano.
Según estudios bien documentados, referidos con detalle por Fukuyama, la masiva utilización de psicofármacos como Ritalin (más de 3 millones de niños) o Prozac (más de 35 millones de adultos), no sólo en los EE.UU., no sería más que una muestra todavía tímida de una manipulación genética poco a poco sistematizada y globalizada, comenzando por aquellas conductas humanas que son consideradas 'políticamente incorrectas'. En efecto, al afectar directamente el sentido humano de dignidad y autoestima, la acción de Prozac, para limitarnos a este ejemplo, sería incluso más perversa que aquella de la droga descrita por Aldous Huxley en Brave New World, administrada a los hombres con el propósito de convertirlos en seres pasivos y conformistas. Además sería el primer paso hacia un hombre andrógino, objeto predilecto de la actual política de sexos egalitaria. "Todos quieren ser iguales, todos son iguales", refería ya el Zaratustra de Nietzsche sobre el 'último hombre'. Pero como ocurre en todas tentativas totalitarias, también las democráticas, siempre habrá hombres 'más iguales que otros' (cf. G.Orwell: Animal Farm).


Stalin, Hiter, ONU: variaciones de la ley del más fuerte

Tal como están las cosas, pronto una nueva nomenclatura estará en condiciones de manipular el desarrollo embrional, con las consecuencias potenciales para la política y la moral, puesto que ambas, en última instancia, descansan en una determinada concepción del hombre. Cuando el hombre ya no tributa respeto a Dios y a la Creación, y cuando se 'apodera' incluso de su propia herencia genética, dará el último paso -presuntamente emancipador- del homo faber al homo fabricatus, paso que augurará una nueva relación de dominio sin precedentes, en el sentido de que unos pocos al menos estarán jugando a ser 'como dioses'. Comparativamente, el régimen hitleriano o stalinista palidece ante semejante escenario oligárquico-totalitario, cuyo precursor inmediato es el crimen 'democráticamente' legalizado y subvencionado del aborto, o la eutanasia, en cualquiera de sus formas eufemísticas.

Y lo más dramático de todo este proceso es que resultará imparable. Porque en el mundo de las tecnologías de la información iii) (IT) prevalece la opinión, en primer lugar, de que sería absolutamente ilegítimo cualquier pretensión de poner freno o marco a la investigación científica, y a sus aplicaciones tecnológicas; y, en segundo lugar, aunque la vasta mayoría lo deseara, tales controles y frenos fracasarían necesariamente.

En cuanto a lo primero, a saber, la idea normativa de una libertad científica exenta de toda responsabilidad ulterior, se pueden aducir varias razones, entre ellas la tácita aceptación -nunca cuestionada- del proyecto de ciencia moderna; la ideologización de una libertad individual autorreferencial, que está cobrando virulencia popular y masiva desde hace una generación aproximativamente; y -sobre todo- la inclinación instintiva del homo anglosajón, sobre todo en su vertiente norteamericana, de ver el futuro con optimismo, conforme al mesianismo propio del dogma progresista, ahí llamado American Dream. En cuanto a lo segundo, el peculiar carácter centralizador-descentralizador de los IT y el carácter transfronterizo de los medios de cibercomunicación fomenta de tal modo la globalización que hace prácticamente imposible a los estados nacionales controlar el uso de dichas tecnologías dentro de sus propias fronteras.

Que la investigación y aplicación de las bio-tecnologías no escapan a dicha lógica implacable lo demuestra cruelmente el multibillonario comercio internacional con fetos abortados (por trozos o prácticmente enteros, incluso con nueve meses) que se está estructurando alrededor de la industria democrática de la muerte que es el aborto. En EE.UU. proliferan empresas de la muerte como Opening Lines, uno de los dos mayores traficantes al pormayor de partes fetales junto a la Anatomic Gift Foundation (AGF), conforme a los dossiers publicados recientemente por Mark Crutcher de Life Dynamics Inc.

El aborto y sus industrias periféricas son -por el momento- la más vanguardista expresión totalitaria, y lo son con plena cobertura legal de apariencia democrática. Hechos como estos muestran que el futuro ha llegado ya. Significan que la democracia parlamentaria no es garantía alguna frente al domino despótico de unos sobre otros, todo lo contrario. Por lo tanto, queda sin abordar siquiera o resolver, con la notable excepción de países difamados como Chile o algunos otros islámicos, declarados fundamentalistas, la cuestión del dominio de los que tienen voz sobre los que no la tienen; cuestión por otra parte, absolutamente mediatizada por el poder comunicativo (capital mediático).


El nuevo orden mundial: el peor de las prácticas inquisitoriales

Quien puede dudar razonablemente de que, pese a la proliferación -o acaso por ella- de las ya antes criticadas ONGs, en excesiva dependencia de las instituciones de la ONU, sigue siendo prácticamente imposible obtener (alta)voz para los más indefensos, y conste que a estas alturas de la historia no hay lugar de mayor indefensión que el propio seno materno. De que sirve tanto voluntariado social cuando sus fines, motivaciones y métodos no suelen ser más que la cara posmoderna, romántico-justiciera, de una misma modernidad ilustrada, con sus prejucios muy propios sobre la corrección o no-correción del pensamiento (verdad), y sobre lo que entra o no en el nuevo decálogo del bien y del mal (derechos humanos individuales).

Los organismos internacionales y un sin fin de organizaciones no-gubernamentales -muchas de ellas con categoría de consultoras de la ONU-, con los más variados pretextos -todos ellos revestidos de un manto de altruismo-, ponen en práctica una variedad abrumadora de medidas que no respetan la dignidad humana. A la vez, los Estados tienen cada vez menos libertad de acción para rechazar esos programas y proyectos, una maraña de acuerdos y tratados internacionales, así como también la opinión pública internacional, juegan un papel preponderante en la creación de un ambiente internacional ciegamente favorable a unos derechos humanos que no respetan los derechos fundamentales; a una ética medioambiental elaborada para justificar la ambición de los países centrales; a un concepto de una calidad de vida que niega el derecho a la vida de los más pobres e indefensos, etc. La variedad de temas es, evidentemente, muy amplia. Algunos programas y proyectos de los organismos internacionales, se proponen fines laudables. Pero, ¿entendemos nosotros lo mismo que ellos cuando los estudiamos?. Esas organizaciones, ¿no han implantado un lenguaje perverso, en el que lo que se oculta es más que aquello que se expresa? ¿No comprobamos en los hechos -por los informes que llegan de distintas partes del mundo-, que con sus acciones niegan lo que a simple vista aparece en los documentos?.

He ahí la índole de las dudas que plantea el interesantísimo boletín Noticias de la ONU, editado en la web por Juan C. Sanahuja, que pretende informar y documentar lo que no es sino un proyecto de dominio global de unos sobre otros, y en concreto, de los países desarrollados. En pocas palabras, a quienes como Sanahuja promueven balsas de pensamiento riguroso, inspirado en la fe católica, no les conforma el discurso cultural de moda.

No obstante, el hacerse oir con fuerza, por difícil que sea, como es el caso de los que denuncian el mega-holocausto que acontece -no tan silenciosamente como pueda parecer- en el propio seno materno, ha quedado como único recurso a la mano en un mundo occidental, poscristiano, donde la autoridad de la ley divina ha sido sustituido por el discurso superficial de una ética comunicativa o dialógica, que al fin y al cabo significa el imperio del más fuerte. Y consta que, invariablemente, la fuerza suele revestirse de moralidad.

Es curioso, lo que conforme a los cánones inquisitoriales de la modernidad ilustrada, a la Iglesia no fue lícito hacer -ni pensar o decir- en nombre del destino trascendente del hombre -basta contemplar con perplejidad el revolucionario 'meaculpa' pontificio- (cf. sisinono, nº93, marzo 2000, edición española), la nueva 'iglesia' universal, de inspiración masónica-sinagógica, a saber, el Nuevo Orden Mundial, prefigurado en la ONU, con sus guerrilleros del 'nuevo' derecho internacional, sí puede hacerlo en el nombre de un fatuo destino meramente terrenal; y eso es capaz de hacerlo incluso con aparatosa y mediática legitimidad. Basta mencionar solo dos ejemplos recientes, por motivos llamados 'humanitarios', una vez de modo encubierto, en la Guerra del Golfo contra Hassan Hossein, y otra vez de modo abierto, como fue el caso cruento de la Guerra de Jugoslavia, contra Miloseviciv.

Lo único que todo ello demuestra es que la fuerza es irrenunciable, y que la cuestión se reduce a saber si ha de ejercerse en nombre de la perfección del espíritu o, por el contrario, en nombre del bienestar del cuerpo, porque a ello se reduce el proyecto de la globalización política y económica. La Iglesia -tradicional- o lo que de ella siga en pié, se queda con lo primero; la ONU y sus imitadores eclesiásticos actuales, con lo segundo. Porque impera sin excepción -o casi- el lavado de cerebro llamado 'corrección del pensamiento', que declara la legitimidad del uso de la fuerza por oscuros motivos 'humanitarios', al tiempo que condena de plano, y a ello se ha plegado recientemente también la Iglesia, cualquier coerción al servicio de los derechos de Dios y de la Iglesia. Con ello queda demostrado que la ONU no tiene otro cometido que el de sustituir a la Iglesia católica, también como fuerza mundial.


Escalones hacia el hombre "à la carte"

Tras estas puntualización sobre el status quo de la cuestión del 'dominio', veremos hasta qué extremos, y de modo imparable -con criterios exclusivamente humanos-, nos llevará la revolución tecnológica aplicada a las ciencias de la vida, y en primer término, la biología. En la actualidad, ciertamente, nos lo habemos todavía con dos revoluciones que marchan casi paralelas, pero que pronto entrarán en simbiosis: la revolución de las tecnologías de la información y la biotecnológica. La primera ciertamente está más avanzaca, y acaso también es más vistosa; la segunda, sin embargo, resultará más fundamental, y su interacción tendrá consecuencias dramáticas tanto geopolíticas (macroámbito) como individuales (microámbito).

En sus formulaciones más divulgativas, la primera, o sea, la tecnología de la información, ha sido considerada mayoritariamente como cosa positiva y buena; para la democracia, para la economía, y sobre todo para America, porque de ahí procede y desde ahí se la domina. La biotecnología, por el contrario, y sobre todo en Europa continental, suele ser vista con ojos menos entusiastas, incluso en sus aplicaciones meramente alimentarias. En Alemania, entre otros muchos países, el marco legal -al menos por ahora- sigue siendo relativamente protector, no ya del ser humano naturalmente procreado (aborto cirúrquico o químico por RU 486, etc.), sino del homo artefactus in-vitro, o al menos del 'ejemplar' que tiene la suerte de llegar a ser implantado. Así, la propia selección embrional tal como la ha abierto la técnica de la fecundación in vitro, un grave crimen en sí, porque para 'producir' una vida humana se acepta de paso la eliminación posterior (porque tienen fecha de caducidad) de multitud de otras, ya que este método procreativo -no previsto en el plan de la creación- exige la fecundación múltiple de óvulos para garantizar una única implantación exitosa. En definitiva, ya se está jugando a lo divino, pero todavía sigue siendo prohibido el diagnósitico pre-implantatorio, pese al reciento voto favorable -fruto de un chantaje legal- de la Cámera Federal de Médicos (cf. Die Tagespost, nº24, 2000), que inexorablemente abriría la puerta grande hacia una selección del 'hijo perfecto', a la discreción de los 'padres' o 'gobernantes'. Acaso algún día no muy lejano la gente irá de baby-shopping al supermercado, y se elegirá entre una vasta gama de óvulos fecundados congelados, preparados para una implantación do-it-yourself, como lo hacemos cuando compramos cualquier otro producto del mercado cuyas calidades más o menos podemos determinar. Aunque todavía no sea a capricho, la selección y el control de calidad, hoy por hoy aun limitados en sus posibilidades, he aquí el futuro inmediato del homo artefactus in vitro. Sin embargo, todo ello no tardará en convertirse en totalmente caprichoso y arbitario cuando los avances del proyecto llamado Genoma Humano, con sus aplicaciones biotecnológicas, lo hagan técnicamente viable. Y eso será, ni más ni menos, el fin de la historia, comienzo de una historia post-humana de la que sin inmutarse habla Fukuyama. El Farewell Homo Sapiens significa, en definitiva, un Bienvenu à l'homme à la carte.


El 'dilema del prisionero' y la 'promesa del reino'

Las 'ventajas' que pronto ofrecerá la bio-tecnología en sus diversas ramificaciones se vislumbran tan gigantescas que las objeciones morales sobre los aspectos negativos quedarán inatendidas, y eso incluso para el caso de que faltara tal entusiasmo, por la vigencia práctica de una conducta que se describe como 'dilema del prisionero'. Porque la historia enseña que no muchos son los que disponen de fuerza ética suficiente (recta ratio agendi), como un Socrates p.ej. que señaló esa posibilidad heróica en su propia vida, a saber, que es mejor sufrir injusticia que cometerla, incluso a costa de la propia vida. Sin embargo, ya la vox populi amonesta de no 'andar de cireneo', de modo que difícilmente será la multitud que renuncie a llevar a la práctica -o que denuncie- conductas moralmente reprobables, ante todo por temor a 'hacer el tonto en solitario', aun sabiendo -a veces- que si todos se abstuviesen de obrar el mal, saldrían ganando todos, y en mayor medida.

Y este 'dilema' no se aplica sólo a los individuos sino también a las comunidades políticas; cuando un país o una región ofrezca la impresión, en virtud de su legislación más laxa en materia biotecnológica, de poder crear 'hombres genéticamente optimizados', otros sucumbirán a la presión de hacer lo mismo, levantando la protección legal a tales investigaciones. Igualmente es probable, dicho sea a modo de conclusión, que se considerará inadecuada la actual ideología de la libertad, o también la ausencia de mecanismos gubernamentales internacionales eficaces, que al menos parecían suficientes en el caso de la revolución IT. No obstante, tal como están las cosas, ya llegará tarde cualquier intento o esfuerzo, incluso concertado, de cerrar las puertas a dicha historia poshumana. Adveniat regnum tuum.


1) Por lo que se refiere al budismo en Occidente, por ejemplo, es interesante preguntarse hasta qué punto está relacionado con el budismo original o si no es más bien un instrumento utilitario de carácter occidental orientado a la solución de problemas de una sociedad consumista y alienante.

2) Hace dos años, el politólogo E. Tarnawski, publicó un artículo en la Zeitschrift für Politik (ZfP 45. Jg. 4/98, Hochschule für Politik, München, C. Heymanns Verlag) donde analiza 'Das Ende der Geopolitik und die Zukunft der Demokratie', preguntándose por los cambiados términos de la teoría de la democracia después de la unificación alemana. Esta marcaría el inicio de una vuelta a la visión moralizante de la política, visión que había constituido el mito fundacional de la 'Nueva Jerusalén': los Estados Unidos. "Nowadays, geopolitics is not possible anymore -afirma- as a consequence, or perhaps as a cause of German Unification. This unification, and not the collapse of the Soviet system is the starting point of a new era in the history of democracy. If once the United States needed geopolitics so that Germany could 'be made safe for democracy', as President Wilson put it in 1917, now unified Germany makes democracy safer in the world. The United States have won cold war thanks to geopolitics. Now it is a question of how.. (the new world order) will use the new rules of antigeopolitics" (id. p. 404).

3) Los interesados en esta cuestión política de consecuencias trascendentales son invitados a leer, entre otras críticas de mayor extensión, mi reciente ensayo sobre 'La soberanía popular - un optimismo sin fundamento' (BAC, Madrid, 2000, pp. 523-38).

4) WASHINGTON DC, 10 Mar. (ACI).- Diversos grupos pro-vida están convocando una campaña de solidaridad con la cadena de supermercados Wal Mart ante las amenazas de boicot de la International Planned Parenthood Federation (IPPF) por la negativa de la empresa en vender una nueva píldora abortiva. La IPPF lanza el boicot porque Wal-Mart anunció oficialmente que no venderá la píldora Preven, conocida como "la píldora del día siguiente". No se trata de un anticonceptivo sino de un fármaco abortivo que mata al óvulo fecundado. Actualmente, el organismo abortista está pidiendo a todos los que estén de acuerdo con el aborto no comprar en Wal-Mart y enviar cartas con las razones de su enojo. Para más información sobre orígen e ideología racista, antifamilar y abortista de la IPPF, ver un excelente artículo en Arbil: http://www.ctv.es/USERS/mmori/(31)plan.htm

5) Cómo se miente en los datos de abortos en diferentes países para buscar la legalización. "A una mentira bien organizada y lo suficientemente reiterada -confiesa el Dr. B. Nathanson- el público la hace verdad. Así el número de mujeres que, antes de la legalización del aborto, morían anualmente en EE.UU. por abortos ilegales oscilaba entre 200 y 250, pero la cifra que continuamente repetían los medios era 10.000, y a pesar de su falsedad fue admitida por muchos norteamericanos convenciéndoles de la necesidad de cambiar las leyes sobre el aborto". La misma táctica se ha aplicado en todas las latitudes. El caso más craso de eufemismo acaso es la propia UNICEF que se creó en 1946 para ayudar a los niños víctimas de la guerra en Europa, en los últimos años ha sido frecuentemente cuestionada por sus vínculos con el abortismo mundial. En julio de 1998, la UNICEF trabajó con agencias abortistas para conformar el Comité Coordinador de Salud (conocido como CCH por sus siglas en inglés). El CCH estableció como una de sus preocupaciones principales asegurar el acceso a abortos seguros. La organización también apoyó la difusión de las formas abortivas de control natal y la píldora RU 486. Por este motivo, la Santa Sede envió una nota a todas las conferencias episcopales del mundo, solicitando cortar toda cooperación con este organismo en materia de la llamada "salud de la mujer" y "bienestar familiar"; rubros a través de los cuales UNICEF promueve el aborto y la contracepción. Recogemos aquí algunos datos más que, para citar sólo esta fuente, aporta el médico australino John Willke (ver ONU: Estadísticas Falsas, recogido en Never again?, Hayes, Cincinnati, 1992):

a. En Brasil, el 18 de junio de 1986, en un documental de la CNN se dio por seguro que se producían 6 millones de abortos por año y 400.000 muertes maternas como causa de esos abortos. Sin embargo, según el UN Demographic Yearbook, edición 1988, por año en Brasil morían 40.000 (cuarenta mil) mujeres del grupo de edades de 15 a 44 años (edad fértil), debido todo tipo de causas: enfermedades, accidentes, desastres naturales, hechos de violencia, etc., que no tenían nada que ver con el aborto clandestino. (Population Reserach Inst. Review, Enero 1991, p. 12).
b. En 1972, en la entonces Alemania Federal, se dio por seguro que había 15.000 muertes maternas por año, a causa del aborto ilegal. Según las estadísticas oficiales del país, las muertes de mujeres en edad reproductiva ese año fueron 13.000 y sólo 100 se debieron a todo tipo de abortos legal, ilegal y expontáneo. (Kirchoff, Deutsches Aerzteblatt, Vol 69, nº 27, 26-10-72).
c. En Portugal, en 1992, se dijo que había 2.000 muertes por abortos ilegal e inseguro. Según el Anuario Estadístico oficial (tablas 11, 16 y 111), ese año murieron debido a todas las causas 2.106 mujeres en edad fértil, de estas muertes sólo 12 se debieron a todo tipo de aborto.
d. En 1996, en la Conferencia Internacional de las Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos, de Estambul (Habitat II), la UNICEF impuso que en el mundo, al año, morían 585.000 mujeres a causa evitables relacionadas con el embarazo y el parto. Sin embargo, el UN Demographic Yearbook, edición 1990, en el grupo de países más poblados en los que vive el 35% de la población mundial, sólo registran 6.000 (sies mil) muertes de mujeres en edad fértil, debidas a causas relacionadas con el embarazo y el parto.

6 ) Los investigadores David Morrison y el Dr. Pat McEwn, Director de Life Coalition International, participaron en una investigación que realizó en Perú el Population Research Institute (PRI), en diciembre de 1999. La investigación arrojó evidencias de abusos vergonzosos (esterilización forzosa), mediante númerosos testimonios que describen dichos abusos, los cuales ocurrieron después de la aprobación, en octubre de 1998, por parte del Congreso de Estados Unidos, de la Enmienda Tiahrt, que prohibe el suministro de fondos del gobierno estadounidense a programas de 'planificación familiar' que se llevan a cabo fuera de Estados Unidos, cuando no se pueda garantizar que se la acción abortiva y/o esterilizadora se realice con el consentimiento informado, es decir, cuando se coaccione a las personas. Los testimonios revelan además los mecanismos que el Ministerio de Salud utiliza para sus operaciones diarias de 'planificación familiar'. Las metas y las cuotas están prohibidas por la Enmienda Tiahrt. Además, el defensor del pueblo en el Perú, informa de casos de muerte que han ocurrido recientemente luego de que se practicó la esterilización forzosa. El gobierno de Estados Unidos, a través de la agencia USAID, suministra $36 millones para los programas de planificación familiar que llevan a cabo el Ministerio de Salud del gobierno del Perú y ciertas organizaciones no gubernamentales (ONGs) que colaboran de cerca con ese gobierno. Además de ello, la USAID donó al gobierno peruano y a sus ONGs alrededor de 32.000 libras de fármacos y dispositivos anticonceptivos para el año 2000. La USAID dice que sus esfuerzos han asegurado que los anticonceptivos estén ampliamente disponibles en las instalaciones del sector público y de las ONGs en el Perú. Fuente: Steven Mosher, Coercive Family Planning Programs and USAID Involvement, Weekly Briefing, 6 de marzo del 2000. Vol. 2. No. 6, Instituto de Investigación sobre asuntos de Población, una institución no lucrativa que se dedica a denunciar el control demográfico realizado por medio de la anticoncepción, la esterilización y el aborto, así como las falsas premisas que lo sustentan, como el mito de la "sobrepoblación" (Population Research Institute, página web: www.pop.org; Email: pri@pop.org). El 14 de marzo del 2000, Steven W. Mosher, David Morrison y el Dr. Pat McEwen presentaron una serie de escalofriantes testimonios que obtuvieron en diciembre de 1999, durante una investigación patrocinada por el PRI, sobre los programas de planificación familiar en el Perú que reciben fondos de la USAID. Los testimonios incluyen los siguientes aspectos: La esterilización forzosa. La inyección forzosa de la Depo-Provera durante el embarazo y el uso obligatorio, bajo amenazas de esterilización, de píldoras anticonceptivas fabricadas en Estados Unidos. La esterilización practicada furtivamente después de una cesárea de cuestionable necesidad. El uso de metas e incentivos que los funcionarios de la planificación familiar deben implementar. La USAID incluso se atrevió señalar recientemente que se ha progresado sustancialmente...en la ayuda al gobierno del Perú. A pesar de las promesas que en el pasado han hecho al Congreso de Estados Unidos el Ministerio Peruano de la Salud y la USAID de que los abusos iban a terminar, la investigación que el PRI ha realizado recientemente confirma que los abusos se han difundido por todas partes. En 1997, el PRI había documentado los muy conocidos 'festivales de ligaduras' del Perú. Ello condujo a la aprobación de leyes en Estados Unidos que ordenan que se respete el voluntarismo en los programas de planificación familiar que se llevan a cabo fuera de Estados Unidos y que reciben fondos de ese país. A muchas mujeres de bajos recursos pertenecientes a grupos minoritarios se les ha convertido en blanco de estos programas por medio de la propaganda, además de que los funcionarios del gobierno han abusado verbalmente de ellas de forma feroz. Los abusos a los derechos humanos son cosa común en los programas abortistas y anticonceptivos que reciben fondos de la USAID. En este año en que sesiona el Congreso de Estados Unidos, el gobierno de Clinton ha prometido aumentar a un nivel récord la ayuda para estos programas en el extranjero. Está claro lo que se pretende.

i ) Para apreciar el origen cristiano-ortodoxo del moderno nacionalismo árabe, laico y socialista, remito a un artículo de José Basaburúa titulado: Michel Aflaq. Un cristiano en los orígenes del nacionalismo árabe (http://www.ctv.es/USERS/mmori/(31)mich.htm).

ii ) En un artículo aparecido en el diario Financial Times (10-1-00), el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, repitió sus ideas sobre la intervención humanitaria y la soberanía, afirmando que para permitir la acción de la ONU, la comunidad internacional debe hacer un esfuerzo para redefinir el concepto de soberanía. Annan había expresado ya estas ideas en la apertura de la sesión 54ª de la Asamblea General en el mes de septiembre del año pasado, lo que le valió no pocas críticas, aunque fue muy aplaudido por las ONG's que trabajan en el sistema de las Naciones Unidas, siempre interesadas en convertirse en los policías del nuevo orden. Annan dijo entonces, que "las intervenciones deben ser definidas con amplitud, desde la más pacífica hasta la más coercitiva", y agregó que "deberían ser aplicadas ampliamente en todas las regiones". Según sus propias palabras, Annan, con las intervenciones de la ONU, no sólo pretende evitar los brutales atentados contra los derechos humanos, sino también asegurar el desarrollo, salvaguardar el medio ambiente y defender los derechos subjetivos de los individuos. Aquí está lo grave,¿qué significa asegurar el desarrollo o sanear el medio ambiente?, ¿qué significa defender los derechos subjetivos de los individuos?. Dentro de estos amplísimos motivos para una intervención internacional cabría la defensa de los intereses económicos de los países centrales o asegurar el supuesto derecho al aborto reclamado por algún grupo feminista. La doctrina de Annan parece revolucionaria, pero retrotrae las relaciones internacionales a tiempos que parecían superados. Annan propone que las intervenciones de la ONU no sean autorizadas ya por el Consejo de Seguridad. Esta propuesta altera sustancialmente la Carta de las Naciones Unidas. Introduce el abuso de poder por la fuerza, contra el que se crearon las Naciones Unidas. La idea de facultar a organismos regionales para llevar a cabo actividades militares en Estados independientes es una aberración que repugna al espíritu fundacional de la ONU. Además, la teoría de Annan, destruye la igualdad jurídica de los Estados, sobre todo de los pequeños para los que la soberanía es la defensa final contra las reglas impuestas por un mundo desigual" (Buteflika). David Rieff, autor del libro La carnicería: Bosnia y el Fracaso de Occidente, comentó sobre el discurso de Annan en la Asamblea General, "Annan ofreció un análisis sombrío y persuasivo de las contradicciones que presentan las diferentes caras del mundo en esta era de emergencias humanitarias. Pero, si Mr. Annan realmente cree que 'no se debe permitir que perduren las sistemáticas y masivas violaciones de los derechos humanos, en cualquier lugar que ocurran', su discurso no es nada menos que un llamado a la guerra, y, dadas las tristes realidades de nuestro mundo, sería virtualmente una guerra sin fin" (Fuente: Noticias de la ONU 10/00, Buenos Aires, 24 de enero de 2000 http://pagina.de/noticiasdelaonu).

iii) "Por lo general -así lo refiere Hispanidad, periódico electrónico, nº 949-, las ideas se han cotizado a la baja, y sólo se valoran cuando se concretan en algo tangible, sea producto o servicio. Las nuevas tecnologías de la información, esto es, el mundo actual, valora más las ideas materializadas que la idea misma, más a los emprendedores (empresarios) que a los creadores. Aún más. Internet y las nuevas tecnologías de la información sólo han aportado una plataforma más rápida y barata para transmitir, más que para pensar. Estamos asombrados por la rapidez de la transmisión, pero no por las nuevas ideas, que son más bien escasas. ... La informática ahorra espacio y las telecomunicaciones tiempo... pero nada más. La transmisión de información se hace más rápida y mejor empaquetada, pero nada más. Cuando se trata de exponer una idea compleja, al menos esta generación, se recurre al papel impreso, aunque sea impreso desde una pantalla".

iv) Para un defensor del sistema de las Naciones Unidas, el embajador argentino Hugo Gobbi, ex-Secretario General adjunto de la organización, las intervenciones humanitarias de las Naciones Unidas son enormemente contradictorias. "Las intervenciones pseudohumanitarias han buscado enmascarar bajo ese rótulo, interferencias que respondían a intereses económicos o estratégicos. Comenta Gobbi los casos de Irak, Serbia y Chechenia diciendo,"los poderosos bombardeos no han cambiado los regímenes internos: han causados daños marginales y traído perjuicios a la población civil". (...) "Los problemas étnicos o culturales subsisten sólo adormecidos por la fuerza ocupante. Habría que preguntarse qué será de Bosnia o Kosovo cuando termine el protectorado de la OTAN". Gobbi acusa a Annan de pretender implantar el concepto norteamericano de legitimidad en contra el de legalidad. "No creemos -dice- que se puedan consolidar nuevas instituciones (...) con bases en una 'legitimidad' fruto de la filosofía de algunos países occidentales". Por eso, Hugo Gobbi acusa a Annan de provocar una crisis muy grave, que afecta a la existencia misma de la ONU, (Clarín, 24-01-00). Fuente. Ibid.

 



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