Santiago Matamoros (Escuela Cuzqueña)

Portada revista 47

Relativismo, fanatismo y cristianismo Indice de Revistas Eta y el cristianismo

ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

Una propuesta católica de regeneración "democrática" .

El presente artículo se estructura, básicamente, en cuatro apartados. En primer lugar, se realiza una aclaración sobre el título y su significado, con el objeto de introducir adecuadamente su posterior desarrollo. A continuación, se realiza una descripción, muy genérica, de la situación actual. Descripción que, a modo de diagnóstico, es importantísima para acercarnos a la comprensión del momento histórico en el que se inserta la propuesta católica de Nueva Evangelización. Una vez hecho el diagnóstico se procura trazar las líneas generales o el marco en el que se explícitan algunas propuestas concretas que, necesariamente, terminan en puntos suspensivos dado que la regeneración del Estado y de la Sociedad es una consecuencia necesaria de la Nueva Evangelización y sólo al avanzar ésta podremos ver muchas concreciones

Antes de entrar en materia parece oportuno exponer una consideración previa: Tratar parcialmente las cosas puede perjudicar el objetivo de que los destinatarios de nuestro mensaje puedan aprehender la esencia del mismo; parcialidad no tanto por la subjetividad que pueda haber, o no, en el presente artículo, sino, más bien, porque la envergadura del tema planteado excede, con mucho, los límites de un breve artículo, por lo que no es posible un estudio profundo en todas sus vertientes. Además, convendría recordar lo que, en el comienzo de la democracia griega, decía Pericles, según el testimonio de Tucídides: "El que sabe y no se explica claramente, es lo mismo que si no pensara".

1.- Aclaraciones terminológicas:

Ciertamente, nos encontramos, frecuentemente, las consecuencias de todo tipo que se derivan de asumir, para un mismo significante, distintos significados según quién observe qué. Así, una regeneración democrática no significará lo mismo para alguien que sea católico que para alguien que no lo sea, si bien en algunos aspectos puedan coincidir. Incluso entre los católicos es muy posible que haya visiones distintas, cuando no diametralmente opuestas. No faltarán, tampoco, quienes identifiquen una regeneración democrática con dos o tres promesas electorales de un partido político consistentes en cambiar de sitio espías o jueces. Es algo más. Es mucho más. Trasciende la mera acción partidaria.

A este respecto, convendría recordar las experiencias históricas de cristianos insertos en opciones políticas que, sin renunciar formalmente a declararse católicos, apoyaban programas de acción social y política diametralmente opuestos al evangelio y a la doctrina de la Iglesia (1). Este problema no es desde luego menor pues, semejante disparidad de criterios, ha privado de la fuerza de la unidad a la actuación de los seglares en distintos aspectos de la vida pública. No se trata de buscar uniformidades, ni monolitismos, sino un mínimo de coordinación para poder hacer valer las propuestas de la Iglesia en el marco de una sociedad democrática que se rige por la ley de las mayorías.

Si comenzamos por la primera palabra, una, baste decir que podría haber una, dos, tres o más propuestas realizadas por un fiel católico o por una asociación. Además, estas propuestas podrían ser, para entendernos, enmiendas a la totalidad o simples enmiendas correctoras, de tipo técnico, del sistema social vigente sin criticar los fundamentos del mismo.

Proposición tiene un carácter de invitación, y de persuasión amable, respetando la libertad del otro. No es, por tanto, una imposición por la fuerza, ni antidemocrática, salvo que nos empeñemos en seguir llamando democracia a un sistema donde sólo es posible proponer la construcción de un mundo sin Dios y lo que se salga de ahí es tachado, sistemáticamente, de antidemocrático.

Católica, porque no puede haber verdadera regeneración si no nace de la fe en Jesucristo.

Con respecto a la regeneración hay que entenderla en sentido de sanación de un tejido social, político, económico y cultural enfermo para, así, volver a generar, hacer renacer, una democracia cuya realidad se asemeje a la palabra. Y construida sobre la piedra angular que es Cristo, única manera de que la democracia no degenere en totalitarismo (2).

Si buscamos el Reino de Dios y su Justicia, todo lo demás se nos dará por añadidura.

2.- Descripción de la situación actual:

No cabe duda que son muy numerosos, y de gran calidad, los análisis del momento histórico actual realizados por diversos pensadores y figuras de relieve a los que poco se puede añadir; si acaso, como un merecido homenaje, rescatar del olvido toda palabra de verdadera sabiduría. Si nos gusta la música, podríamos escuchar una canción, interpretada por Marta Sánchez, (incluida en su álbum "Mi mundo") titulada "Dime la verdad ". Si nos gusta la lectura podríamos leer el último capítulo, titulado " El club de los diez", del libro, del periodista D. José Eulogio Lopez, "Por qué soy cristiano... y sin embargo periodista". Si es el cine nuestra gran pasión, podríamos ver los últimos quince minutos de la película "Su excelencia" protagonizada por Mario Moreno "Cantínflas". En fin, los ciegos y los sordos están excusados si no ven, ni oyen, ni se enteran de nada.

El eclipse y deformación de la conducta moral conlleva la pérdida de vigencia social de criterios morales fundamentales estableciéndose así con carta de naturaleza una moral de situación y la doble moral. En este marco, la palabra tolerancia extiende su significado más allá de los límites del diccionario y se convierte, lisa y llanamente, en permisividad. Todo vale y todo está permitido mientras no altere la tranquilidad en un radio de dos metros con respecto a mi ombligo, eje de la circunferencia vital. Esta permisividad va hermanada con una gran apatía. Incluso entre aquellos que mantienen vivo, en su ver, juzgar, y actuar, el principio de contradicción (3), del que nos hablaba Santo Tomás de Aquino, la apatía termina instalándose tras constatar la impotencia para responder continuamente a tanta basura un día sí y otro también.

No es de extrañar que, tanto en la vida privada como en la pública, se haya extendido la idea de que el fin justifica los medios mientras que la moral, llamada tradicional en sentido peyorativo, se quiere ver relegada al ámbito privado (4).

Entre los comportamientos concretos, fruto de esta cultura de la muerte se sitúa la manipulación del hombre volviéndole contra su identidad histórica, confundiéndole y aturdiéndole con un ocio despersonalizador.

Capítulo aparte merecen los medios de comunicación social, donde la mentira y la falsificación de la verdad adquieren un relieve más preocupante dada su gran influencia en la sociedad (5). En este sentido, centrados especialmente en la televisión y en su influencia social, no está de más detenernos especialmente:

Manuel Martín Ferrand, por ejemplo, afirmó en una conferencia dictada en Santander que en ningún país la televisión está tan prostituida como aquí. La programación religiosa está prácticamente ausente de las televisiones, públicas o privadas, en un alarde democrático de respeto a las mayorías (6). El profesor Robert Spaemann afirmó, en una entrevista publicada en el libro "En busca del rumbo perdido" (ediciones universidad de Chile), que la dependencia de las personas de la televisión es el hecho más destructivo de la civilización actual. El cardenal Paul Poupard, Presidente del Consejo Pontíficio de la Cultura, afirmó, durante el reciente Congreso Internacional "Cultura y Medios de Comunicación" que la televisión nos sumerge en una pasividad alienante.

Se aplasta nuestra inteligencia con noticiones que ni siquiera alcanzan el rango de nadería y se nos escamotean cuestiones acuciantes cuya solución contribuiría a hacer más habitable el futuro. Suma y sigue, cada vez más, el espacio ocupado por familia, escuela e iglesia, como lugares donde se forman los jóvenes, es sustituido por televisión, noche y sexo (7). También, desde distintos sectores, son numerosas las voces autorizadas que alzan su voz reclamando poner freno al poder de la televisión, al que ven como un peligro para la democracia si no es puesto en evidencia (Popper, George Steiner, Alain Bloom, etc). Por cierto, que son 2.800 los audímetros instalados nadie sabe dónde, ni con qué criterios, los que dictan los datos de audiencia en "representación" de millones de telespectadores españoles. Si es tan fiable el sistema, ¿ por qué no lo patentan para las elecciones y nos ahorramos el gasto de las votaciones?.

La vida pública, la vida económica y social, la sexualidad, el matrimonio y la familia se configuran paulatinamente siguiendo los cánones de lo llamado "políticamente correcto"; esto es, se aceptan, pasivamente, e incluso con la mediación de muchos católicos, los postulados de construcción de una civilización sin Dios. En este sentido, la falta de respeto al don de la vida (8) es un dogma de esta nueva religión, la religión del anticristo (el hombre que se hace dios) en contraposición a la religión católica, donde Dios se hace hombre y se encarna en la Historia. El hombre, endiosado, decide sobre el destino de los pobres mortales: aborto, eutanasia, guerra, hambre, epidemias, ... El hombre ya no tiene identidad por sí mismo sino que su identidad la deciden otros (9).

Así, la autoridad deja de ser un servicio a los demás y pasa a ser un mecanismo de control y dominación. Una vez conseguidos los votos, coartada democrática, el campo está libre para utilizar instrumentalmente el poder. Por tanto, no es de extrañar que más que ciudadanos seamos considerados números de identificación fiscal, un mero dato numérico de poca entidad, escasos bytes de memoria , en el ordenador central de Bruselas , apodado "La bestia".

Evidentemente, para llegar a esta situación se han dado una serie de factores, socio-culturales unos y otros, a mi juicio bastante más graves, intraeclesiales.

Entre los factores socio-culturales se encuentran, sin lugar a dudas, la crisis del sentido de la verdad. Si no hay verdad, el hombre, libre de este "yugo" impuesto, se convierte en creador de la ética y sus normas (algo tan moderno que ya aparece en el libro del Exodo, cap. 32: Mientras Moisés recibe los Diez Mandamientos, el pueblo se hace un dios a su medida y adora al becerro de oro.)

El materialismo y el ateísmo práctico se adueñan de la vida pública con todas sus nefastas consecuencias. En realidad, aunque a muchos les pueda parecer una novela, lo que se produce es una convergencia de sistemas políticos e ideológicos que, en su raíz, pretenden lo mismo: Construir un mundo sin Dios. Ya no hay liberalismo, ni marxismo, pues todo converge en el centro. El centro, en realidad, no es la moderación, sino, más bien, el arte de gestionar bien el poder para mantenerse en él y prolongar lo que ya profetizó Nuestra Señora en La Sallette. Detrás de todo este proceso, permítanme el atrevimiento, y vista la Historia en clave teológica, se encuentra el eterno enemigo de Dios y del hombre, el enemigo del Reinado de Cristo: Satanás, padre de la mentira (10).

Resulta curioso que sea la misma persona quien dirigió las campañas electorales de Clinton, Tony Blair y el primer ministro israelí. Parece como si la opinión pública contara poco, o nada, y se la pudiera manejar, fácilmente, como una masa a la que se conduce dócilmente para que elija a quienes los poderosos del mundo deciden que deben ser elegidos, de acuerdo con sus intereses. De la misma manera, quienes resultan molestos o pueden entorpecer el proyecto anticristiano del poder son eliminados, o cuando menos se intenta: Gabriel García Moreno (Ecuador), John F. Kennedy (EE.UU), Juan Pablo II, etc.

No obstante, todo lo anterior no revestiría mayor gravedad, y se podría enfrentar con facilidad, si la Iglesia respondiera a la llamada de la hora presente. Sin embargo, la mayoría de los fieles cristianos carecen de una elemental formación cristiana, cuando no padecen una grave deformación de la conciencia moral , que es uno de los frutos perversos de la "secularización" interna de lo cristiano. En otras palabras, el peor enemigo está dentro.

La crítica ilustrada de la religión provocó que la experiencia religiosa se redujera al ámbito de lo privado y a la esfera del sentimiento. Muchos cristianos aceptaron acríticamente el juicio cultural ilustrado sobre la historia de la Iglesia y sobre el papel de ésta en la sociedad. El cristianismo es visto como la esfera del consuelo espiritual, del sentimiento pacífico, de la huida de la realidad.

La cultura dominante en Occidente está realizando, pues, una considerable destrucción del sujeto personal y social mientras el cristianismo padece varios reduccionismos:

a) Reducción del cristianismo a palabra :

Tantas cabezas, tantos pareceres, pues cada uno interpreta la Biblia y la tradición como le parece. Otros caen en el moralismo (la Biblia es un código de comportamiento) Este reduccionismo provoca un debilitamiento de la unidad orgánica del hecho cristiano.

b) Reducción del cristianismo a ejemplo :

El centro de la experiencia cristiana ya no es Cristo sino "los valores del reino" o "el espíritu de las bienaventuranzas" que se convierten en instrumento retórico, o más bien propagandístico, al servicio de un determinado proyecto hegemónico. He aquí la importancia de considerar , por tanto, la sección en la cual se enmarca la presente comunicación: simples valores o una presencia verdadera.

Por si no ha quedado claro, no se trata de defender unos simples valores sino de hacer explícita una presencia verdadera: Cristo, cuyo Cuerpo Místico, la Iglesia, está presente en el mundo. Quién desee profundizar en estas consideraciones debería leer un texto profético en su significado: "La leyenda del anticristo", de Vladimir Soloviev (filósofo, poeta y teólogo ruso del siglo XIX), publicada por la revista mensual "30 días" en su número de Octubre de 1.988.

c) Reducción del cristianismo a conocimiento:

El discurso cristiano prevalece sobre la experiencia cristiana. Como se dice muchas veces: cuando venga el Señor a la tierra no nos encontrará unidos, pero sí reunidos. La planificación pastoral ocupa más tiempo que la propia vida cristiana.

Lo grave no es la sutil persecución del poder sobre el cristianismo sino que los cristianos aceptemos pasivamente esta desnaturalización del cristianismo; fenómeno posible, muchas veces, gracias a la mediación de muchos católicos.

Todo está permitido, excepto afirmar algo definitivo y con pretensiones de verdad sobre el hombre, o sobre el bien y el mal. En un mundo así gana siempre el más fuerte. Como el Papa no se cansa de repetir, un signo clamoroso de este mundo reducido a la selva es la falta de respeto al ser humano no nacido.

Esta ausencia del Destino tiene unas consecuencias desastrosas para la persona humana y la Sociedad. Ausencia obra de la cultura mundana y que el poder apoya con todas sus fuerzas. Ausencia de presencia significa también ausencia de pensamiento.

Como afirmó el cardenal Ratzinger, durante una conferencia, estamos ante una crítica permitida de la sociedad y frente a otra prohibida; la permitida, sólo puede llegar hasta el umbral de las decisiones fundamentales, que a su vez no pueden ser puestas en discusión. El vacío espiritual que vive esta sociedad se intenta suplir, entre otras cosas, con las drogas.

No se reconoce otra tarea que la adquisición del bienestar terreno. En las primeras democracias, incluida la americana en su nacimiento, no eran reconocidos todos los derechos a la persona humana, sino en cuanto criaturas de Dios. Ahora, el hombre se ha "liberado" de la herencia de los siglos cristianos.

Se ha debilitado la conciencia de responsabilidad ante Dios y la Sociedad generando todo las miserias morales del siglo XX. Se han puesto demasiadas esperanzas en transformaciones políticas y sociales y se ha quitado lo que teníamos de más precioso: nuestra vida interior. Sin vida interior, todo el mundo practica la autoexpansión hasta que los marcos jurídicos comienzan a emitir pequeños crujidos. De todos modos, una sociedad que no posee en todo y para todo más que una balanza jurídica, tampoco es verdaderamente digna del hombre. Y no digamos donde la balanza jurídica no es imparcial. .

Mientras tanto, los enemigos de Cristo llevan a cabo, principalmente, dos procedimientos para eliminarlo de la vida pública:

El primero es hacer aparecer a Cristo, y sobre todo a la Iglesia, como algo artificial, que no tiene que ver con la vida y sus exigencias cotidianas. El segundo intento es afirmar que Cristo y la Iglesia no son necesarios para resolver las preguntas del hombre. El ambiente intenta hacer olvidar las últimas preguntas; por eso, la regla del vivir es la distracción. Las respuestas, ya confeccionadas como pura propaganda, son distribuidas por los medios de comunicación, el cine, la lectura, etc. Se insiste, machaconamente, sobre "sacrosantos" valores de la vida social. En este sentido, los valores cristianos son aceptados mientras sirvan para garantizar la paz social y evitar potenciales estallidos que, inevitablemente, la civilización del egoísmo genera. Civilización del egoísmo que Pablo VI decía ver en el horizonte. Los valores cristianos son, por consiguiente, aceptados, pero no así la fuente de esos valores: Cristo.

En estas circunstancias, si se realiza sobre los pueblos occidentales, con pleno éxito, una psicocirugía que los lleve a una renuncia consentida y generalizada de su capacidad de juzgar y tomar posición de las cuestiones públicas, es evidente que la hipótesis de una dictadura colectivista pasa a tener nuevas condiciones de realización: la llamaremos "la dictadura del vulgotariado".(11)

A decir de muchos autores (incluyendo las tesis de libros considerados malditos y prohibidos por el poder) nos encontramos en España ante tres operaciones de efectos reversibles y una nueva vía revolucionaria:

· Se desvencijan las estructuras del Estado sin desmontarlo todavía (sistema jurídico-institucional, autonomías, Corona).

· Corrosión de las instituciones en la Sociedad (propiedad, familia y educación).

· Transformación lúdica de las mentalidades (ambientes, costumbres, cultura y civilización). Todo lo cual termina conduciendo hacia una sociedad disgregada y autogestionaria, sin Dios ni ley.

Llegados a este punto es muy posible que más de un lector juzgue exagerado este diagnóstico. Permítanme un breve paréntesis y que hablen las evidencias y las personalidades de especial relieve:

D. Julian Marías escribió, con diez años de diferencia, las siguientes reflexiones:

"La pasividad inducida por la propaganda en el cuerpo social lleva a un estado de anestesia que permite la manipulación y suprime los reflejos y, lo que es peor, el ejercicio de la inteligencia y la voluntad"( "ABC", 10-03-85).

" Está en curso una operación en gran escala que podríamos llamar la anestesia de la sociedad española". ( "ABC", 7-11-86)

"Lo más preocupante es la inversión de la democracia, la exclusión de la inmensa mayoría del país, casi su totalidad, de la intervención en la marcha de los asuntos públicos (...)Es menester devolver a la sociedad lo que le pertenece, y muy principalmente su capacidad de organizarse y articularse. La destrucción sistemática de la escasa articulación de la sociedad española ha causado un deterioro difícilmente recuperable, pero que urge enmendar". ( "ABC", 17-12-95).

"La gran mayoría de la población, está en gran parte <<cautiva>> por una red bien organizada de falsificaciones y deformaciones". ( "ABC", 12-09-96).

En cuanto a los hechos, presentaré sólo dos noticias, por no abrumar, bien significativas: En la primera noticia, el protagonista es un joven cristiano catalán, hijo del marqués de Villa-Palma de Encalada, llamado Santiago Canals Coma, el cual sufrió una internación forzosa, ordenada por un psiquiatra que nunca le había examinado, en el instituto Tomás Dolsa, de Barcelona. El traslado al manicomio se hizo en un coche patrulla de la policía, a pesar de estar perfectamente sano y no haber cometido ningún delito. Estuvo secuestrado en este manicomio durante 22 días, obligado a tomar psicofármacos que no conocía, impedido de salir del cuarto, de usar un teléfono, de llamar a su abogado, de hacer uso de sus derechos civiles. Conviene destacar que, en la hoja de ingreso al manicomio, figura como conducta repetitiva "ir diariamente a misa" (sic). (Cfr. Sentencia nº 50/96, juzgado nº 40 de Barcelona, 9 de febrero de 1996).

Ni que decir tiene que la noticia no trascendió a los medios de comunicación. Seguramente, estaban muy ocupados con algún interesantísimo reportaje sobre moda o sobre los pingüinos transexuales del Polo Norte. Si la vida fuera un musical, oiríamos, en este momento, cantar al coro: consenso, centro, pan y circo, o la famosísima oda a la peonza ("gira y gira hacia el centro, que nunca pasa nada").

La segunda noticia versa sobre la única Europa que, dicen, se puede construir. Se debatía en Bruselas, durante la primavera de 1986, con los más destacados expertos en genética, y en el marco del Parlamento Europeo, una iniciativa para poner los pelos de punta: Producción de híbridos entre la especie humana y ciertos monos superiores para obtener una mano de obra dócil y barata. Gonzalo Herranz, vicepresidente de la comisión ética de la asociación de médicos europeos, llamó la atención sobre este hecho.(12)

Por si esto fuera poco, el cardenal Rouco Varela escribe: "La sociedad europea se ha montado, se está montando desde el punto de vista público como una realidad que funciona como si Dios no existiese (...) Lo que no es Estado y, por lo tanto, lo que no es público son realidades de menor orden, de segundo orden, que no merecen otro calificativo que privadas. La comunidad política trata de controlar, de un modo u otro, todo el conjunto de la vida social a través de resortes implícitos como el ordenamiento fiscal (...) o a través de los medios de comunicación social " (13).

Y así, suma y sigue, hasta llegar al Papa: "Los medios técnicos a disposición de la civilización actual ocultan, en efecto, no sólo la posibilidad de una autodestrucción por vía de un conflicto militar, sino también la posibilidad de una subyugación pacífica de los individuos, de los ambientes de vida, de sociedades enteras y de naciones, que por cualquier motivo pueden resultar incómodos a quienes disponen de medios suficientes y están dispuestos a servirse de ellos sin escrúpulos" (14).

Tal y como escuchaba Soltzenitsyn, de niño, a los ancianos de su patria: "La gente ha olvidado a Dios, todo lo que sucede es la consecuencia de esto".

3.- Líneas generales de una propuesta católica:

La conquista de una auténtica libertad se pone radicalmente en peligro si se prescinde de la verdad, tal y como bien nos dice Su Santidad el Papa. Por tanto, la verdad tiene un carácter regenerador clarísimo. En palabras de D. Julián Marías: "Se discute mucho sobre lo que necesita España; yo diría algo muy sencillo: abrir las ventanas, dejar que el aire de la verdad sustituya al viciado y confinado que se respira" (15). Por tanto, la verdad teórica y, coherencia, verdad práctica, debe reflejarse en nuestra vida, porque si no se vive como se piensa se acaba pensando cómo se vive.

Debe quedar meridianamente claro que jamás podrá haber verdadera regeneración ni de la política, ni de la economía, ni de la cultura, ni de la sociedad, si no se lleva a cabo la obra de la Nueva Evangelización. En su última visita a España, entre otras muchas cosas (a las que hacemos poco caso, por cierto) el Papa nos dijo lo siguiente: " Es por ello inaceptable, como contrario al evangelio, la pretensión de reducir la religión al ámbito de lo estrictamente privado, olvidando paradójicamente la dimensión esencialmente pública y social de la persona humana. ¡Salid pues, a la calle, vivir vuestra fe con alegría, aportad a los hombres la salvación de Cristo que debe penetrar en la familia, en la escuela, en la cultura, en la vida política (...)Ha llegado el momento de desplegar la acción pastoral de la Iglesia en toda su plenitud (...)Esta es la hora de Dios (...)y de emprender una fuerte acción pastoral y evangelizadora en el conjunto de la sociedad española" (16). También en Uruguay, Juan Pablo II, dio las claves de la Nueva Evangelización: "Para lograr el gran objetivo de una verdadera renovación en la fe de vuestros fieles, que los conduzca decididamente a tratar de implantar la civilización del amor en vuestra tierra, es necesaria la evangelización en profundidad de la cultura de vuestro pueblo. Porque, en efecto, la cultura tiene un poder mayor que todas las otras fuerzas ". (17)

Y la doctrina de la Iglesia nos dice: "Evangelización significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar, a la misma humanidad (18).Transformar con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modos de vida de la humanidad ". (19)

Evidentemente, por tanto, si la evangelización es verdadera tendrá necesariamente repercusiones en el orden social. Es importante señalar, también, que la obra de la regeneración social no es, ni puede ser, una obra de una sola persona, ni siquiera de un partido. Se trata más bien de la obra de una Humanidad Nueva, de un Pueblo que nace del costado de Cristo; este sujeto histórico, que lleva adelante la obra de la regeneración social, es el Pueblo de Dios, renovado y convertido a su Señor (20). El fruto maduro será la civilización del amor, el Reino de María (21), como prometió la Virgen en Fátima y preanunció en París, en 1830. Como se puede observar, no estamos hablando de simples valores, estamos hablando de una presencia verdadera, que se debe verificar en la historia.

Suena fuerte, atrevido, pero la realidad es que Civilización Católica es la estructuración de todas las relaciones humanas, de todas las instituciones humanas y del propio Estado, según la doctrina de la Iglesia. Ciertamente, el Reino de Dios no es de este mundo pero se proyecta en la esfera temporal, y esa es nuestra principal tarea como laicos. Y no tenemos los católicos menos derechos que otros a proponer que existe una verdad absoluta y que la vida de los hombres debe regirse por ella. Si tantas veces se invoca la democrática ley de las mayorías, por qué no es válida para nosotros; si somos mayoría en casi todos los campos de la vida pública por qué se nos imponen los modelos de vida de una exigua minoría.

Si alguien afirmara que el mensaje de la Iglesia es sólo para sus fieles, sin duda se equivoca porque no existe ser humano por el cual Cristo no haya muerto en la cruz.

"Instaurare Omnia in Christo" fue el lema del pontificado de S. Pío X, recogiendo el mensaje de S. Pablo. ¿Sabemos lo que significa << Omnia>> y estamos dispuestos a ello?. El reinado de Cristo no admite virreinatos pues todo está sometido a su poder.

En una sociedad democrática no habría verdadera libertad religiosa, sólo libertad de culto, si no se permitiera verificar en la propia vida esta centralidad de Cristo. Contamos, además, con una gran fuerza que, sistemáticamente, estamos desaprovechando: Si en una sociedad verdaderamente democrática la Iglesia se presentara visiblemente, no en la teoría, como comunión de vida y de amor, el resultado sería una nueva cultura de la familia, el trabajo, la vida política y social, (22)con nuevas iniciativas que responderían mejor a las exigencias de los hombres de hoy.

De todas maneras, a mi juicio, parece necesario en la hora presente nuevos santos (23) que marquen rumbos a seguir, tal y como lo hizo en su día San Benito, patrón de Europa. Al hilo de esta palabra, tan pronunciada en estos últimos años, podríamos presentar los símbolos de dos construcciones europeas distintas: El euro, símbolo de la unión económica y monetaria , que se presenta como base verdadera de la unidad europea, desde una visión netamente materialista. Por otro lado, la bandera de la Unión Europea. Contando esta anécdota dejo a la inteligencia del lector que descubra mi reflexión:

Publicado en la revista "Nuestra Señora de los nuevos tiempos", podemos leer la anécdota que cuenta Pierre Caillon, el cual en Agosto de 1987 se encontraba en Estrasburgo, delante del Carmelo de Lisieux. Se le acercó un señor y trabó conversación con él haciéndole la siguiente confidencia: "Soy de Estrasburgo y a mí se me encargó que diseñara la bandera de Europa. Por inspiración de Dios, sin duda, tuve la idea de una bandera azul sobre la que destacaban las doce estrellas de la medalla milagrosa de la calle du Bac. Es decir, que la bandera de Europa fuera la bandera de la señora: un fondo azul y doce estrellas".

Con todo, lo cierto es que cuando el 5 de mayo de 1949 nació el Consejo Europeo, surgió inmediatamente la idea de una bandera común. Tras varias propuestas, todos coincidieron en elegir un círculo de doce estrellas en campo azul. Era el 8 de diciembre de 1955. El color azul se veía como símbolo de paz. Las doce estrellas fueron admitidas, no por el número de estados, sino como cifra simbólica que significa plenitud, perfección... La alusión a lo mariano se recordó después de los hechos. El primero en advertirlo fue el francés Marchal, uno de los padres de la Europa unida, que recordó como el acuerdo coincidía con el día de la Inmaculada. Luego vino la cadena mariana de color azul, color dominante en las insignias marianas, y sobre todo las doce estrellas de la mujer del apocalipsis. Y, finalmente, se recordó una profecía de la vidente de la medalla milagrosa, según la cual, la milagrosa sería llevada por el mundo entero como una bandera.

En este sentido, la verdadera devoción mariana es la que nos debe llevar al Reino de María. ¿Cómo? Aunque la realeza de Nuestra Señora tenga una soberana eficacia en toda la vida de la Iglesia y de la sociedad temporal, se realiza en primer lugar en el interior de las almas; y de ahí, del santuario interior de cada alma, es desde donde ella se refleja en la vida religiosa y civil de los pueblos. El Reino de María será, pues, una época en que la unión de las almas con nuestra Señora alcanzará una intensidad sin precedentes en la historia (24) (excepción hecha claro está, de casos individuales). El verdadero devoto de María la imita fielmemente y, si lo que sucede en un alma, sucede en un pueblo, la consecuencia directa es una lluvia de gracias sobre ese pueblo que cumple la Ley de Dios.

Efectivamente, el Decálogo es el código de la felicidad humana (25). Elegir entre un país donde sea lícito robar, matar, fornicar, mentir, drogarse, secuestrar , etc, y otro, donde eso no suceda, no parece difícil ni para las personas torpes.

El Decálogo es el código de la convivencia humana y de la democracia. Sólo si somos hijos del mismo Padre, podemos llamarnos verdaderamente hermanos e iguales. Además, si no hay verdad objetiva, tampoco hay deberes objetivos, ni derechos objetivos: Derecho a la vida (5º mandamiento), derecho a la propiedad (7º), derecho a la familia (6º y 9º), derecho a la verdad (2º y 8º), derecho a la fama (8º), derecho al trabajo y al descanso laboral (3º), derecho a la religión (1º).

El Decálogo es el código del Amor, ley suprema de la civilización de la verdad y del amor: Amor a Dios (tres primeros mandamientos) y amor al prójimo (siete restantes).

Para proclamar esto, es necesario que de las comunidades cristianas surjan católicos generosos y competentes, de gran estatura moral y destacada humildad, capaces de actitudes limpias y coherentes; de conjugar el realismo de la acción con el vigoroso coraje del ideal, para alumbrar una tipología de presencia inconfundible. Más, a fin de que todo eso se haga realidad, los cristianos comprometidos en política no deberán nunca marginar a nadie -ni dejarse marginar ellos mismos- a causa de su fe, en la escuela, en los ambientes de trabajo, los hospitales y en todos los organismos participativos. Así, los cristianos han de escuchar con respeto las opiniones honestas de todos, pero deberán manifestar, sin miedo, sus propias opiniones.

Sin embargo, antes de conseguir que los hombres de hoy se pongan a trabajar con entusiasmo a rehacer una civilización humana habría que ayudarles a superar el complejo de inferioridad que les produce una especie de atrofia del juicio y de la voluntad frente a esta civilización. No olvidemos lo que sucedió en la Alemania de Hitler: Los jóvenes hijos de la antigua e ilustre Cristiandad alemana, los herederos legítimos de una de las más altas culturas de la humanidad hicieron de un hombre su dios.

4.- Propuestas concretas:

No pretendo agotar, ni mucho menos, todas las posibilidades. De cualquier manera, sería imposible. A ninguna persona encomienda Dios la tarea que deben hacer otros. Cada persona tiene su vocación especifica.

En cualquier caso, parece oportuno presentar acciones concretas, sencillas, que se entiendan fácilmente y que, de la misma manera, puedan ser asumidas por muchos.

Por supuesto, se da por hecho que todos y cada uno, como personas o grupos, participamos en la Nueva Evangelización, y nos esforzamos en nuestra conversión personal y grupal, con gestos visibles y tangibles que muestren al mundo la comunión eclesial.

Comisión Católica de estudios y análisis de la acción de gobierno y vida pública: No existe en España, y es arduo el debate sobre si debe existir, un partido político que defienda las tesis de la Iglesia; sin embargo, sí parece oportuno reunir a católicos, de diversa procedencia, para hacer un análisis serio y riguroso del conjunto de la acción del gobierno y de la vida pública, a la luz de la doctrina de la Iglesia, y buscar los mecanismos oportunos de participación en la vida pública para hacer llegar a los dirigentes políticos, en el ámbito correspondiente, las consideraciones, críticas, sugerencias y aportaciones que se consideren convenientes. Así como a quien se estime oportuno a través de comunicados privados o públicos. ¿Cómo hacerlo?. Primero rezar y pensar, luego sentarse y tercero hablarlo. Cuarto, ponerlo por obra, parece que dijo el impaciente que sólo sabía contar el primer ordinal. En todo caso, no puede haber unidad de acción sin unidad de criterio.

Apostolado "de la buena prensa": Estudiar si es posible la coordinación de todas las iniciativas católicas en el campo de los medios de comunicación social, editoriales, bibliotecas, productoras de cine, etc, en las diócesis y, a nivel general, por la Conferencia Episcopal. Todo ello con el fin de hacer visible una gigantesca red de difusión de la verdad, tal y como en su día imaginó un catalán universal: San Antonio María Claret (26), arzobispo para más señas.

Familia: como célula básica de la sociedad que es, empeñarse firmemente en cuantas acciones sean necesarias, buscando la fuerza de la unión al llevarlas a cabo, para defenderla y promocionarla en las instituciones y en la sociedad. Si se regenera este núcleo social, podrá haber esperanzas para el estado y la sociedad (27).

Escuela: No es posible seguir admitiendo pasivamente la degradación (28) de la enseñanza, pues nos jugamos el futuro. Todas las personas o instituciones, en el ámbito que corresponda, deben tomar, urgentemente, las medidas más oportunas y eficaces para que esta situación no se prolongue más. Cada uno sabrá lo que tiene que hacer, si es que tiene conciencia e inteligencia para ello.

Formación para la vida pública. Líderes evangelizadores:

Quien tenga vocación para la vida pública necesariamente debe formarse para desempeñar con competencia su labor. Convendría revisar si la oferta formativa de las instituciones de la Iglesia es la adecuada para dicha labor. En la diócesis de Valencia hay diversas iniciativas dignas de ser tenidas en cuenta.

"Para terminar estas reflexiones reiteramos, una vez más, nuestra apremiante llamada a todos, principalmente a los miembros de la comunidad católica, a que hagamos posible la regeneración moral de nuestro pueblo (...)". Así terminaba la Conferencia Episcopal uno de los documentos más importantes de estos últimos años: "La verdad os hará libres".

No le faltaba razón al diputado catalán D. Francesc Cambó cuando, en el año 1934, afirmó, en el parlamento, que la nación (España) dueña de Europa en el pasado, lo fue con una población de ocho millones, la mayoría muertos de hambre; sin embargo, tenían un ideal. Hoy lo tenemos todo, y no tenemos nada. Como dice el poeta Gabriel y Galán:

" Señor, mi patria llora":

"La apartaron ¡oh Dios! de tus caminos,

y ciega hacia el abismo corre ahora

la del mundo de ayer reina y señora

de gloriosos destinos (...) "

En todo caso, terminaremos gritando la esperanza de este texto de Bernanos: ¡Se trata de comenzar desde mañana mismo, desde hoy, esta revolución de la libertad que será también, que será esencialmente, una explosión de las fuerzas espirituales en el mundo, análoga a la de hace dos mil años! ¡Quiera Dios que la orden de marcha arranque de mi país, hoy humillado! ¡Quiera Dios que salga de él ese mensaje que el mundo aguarda y que dará por doquier la señal de la insurrección del espíritu!

 

Nuño

 

Notas

1 José Antonio Gimbernat, La Iglesia Española en la Transición in "Leviatán", nº 8, 1982, p. 57

2 Conferencia Episcopal Española: " Moral y Sociedad democrática". Edice, 1996.

3 Santo Tomás: "Suma Teológica, I-II, q. 94, a. 2"

4 Gregorio Peces-Barba: " Fundamentalismo y Tolerancia", ABC, 30-06-95.

5 S.O.S. Familia: " La familia frente a la TV", Madrid, 1996

6 Noticia de Servimedia: "Informe de Sofres, marzo de 1999"

7 Informe de la Fundación Santa María, Octubre de 1999.

8 Juan Pablo II: " Evangelium vitae, nº 11". Edit. Pastoral Universitaria, Madrid, 1995.

9 Stanislaw Grygiel, en Il nuovo areopago 7: " La identidad del hombre concebido".

10 Pío XII, "Alocución a la Unión de Hombres de la A.C. Italiana, 12-10-52". In "Discorsi e radiomessagi," vol XIX, pág. 359.

11 Pierre Fouygerollas: "Freud, Marx y la revolución total". Anthropos, París, 1972

12 Mercedes Montero: " Recristianizar Europa, una tarea urgente". Folletos mc, nº 432, 1986.

13 Mons. Antonio María Rouco: "Laicado y Sociedad". CEAS, Foro de Laicos. Madrid, 1996.

14 Juan Pablo II: "Dives in misericordia".

15 Julián Marías: "Qué vamos a hacer", ABC, 12-09-96.

16 Juan Pablo II: " Alocución en la bendición de la Catedral de la Almudena". 1995.

17 Juan Pablo II: "A los Obispos de Uruguay, 14-01-85"

18 Rom, 8, 19-22

19 Pablo VI: "Evangelium Nuntiandi", nº 18-20.

20 Juan Pablo II: "Christifideles Laici". Edic. Palabra, 1988.

21 Juan Pablo II: "Redemptoris Mater, nº 52". PPC, Madrid, 1987

22 Juan Pablo II: "Redemptoris Missio, 23" . También, Jn, 15,12

23 María Teresa Candelas Antequera: " Federico Ozanam. Un seglar comprometido". Edit. La Milagrosa, Madrid, 1997.

24 S. Luis Mª Grignion de Montfort: "Tratado de la verdadera devoción". Edit. Apostolado mariano, Sevilla, 1980.

25 Deut, 4, 5-9.

26 Jesús Bermejo, C.M.F.: "El apostol claretiano seglar". Ed. Claret. Barcelona, 1979.

27 Santa Sede: " Carta de los derechos de la Familia". Acción Familiar, 1983.

28 Ricardo Senabre: "El parto de los montes". ABC, 13-04-98.



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