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ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

Socialistas y Cristianismo.

¿En qué consiste realmente el cristianismo?, ¿es posible integrarlo coherentemente en el socialismo?. Frente al anticlericalismo general de la dirección ¿qué hay detrás de este interés de algunos dirigentes socialistas por el cristianismo?

"Lo más inteligente que podría hacer el Partido Socialista en España sería caminar en búsqueda de valores cristianos". Estas palabras fueron pronunciadas por José Bono en el seno del III Encuentro de Cristianos y Socialistas celebrado en Madrid en 1999.

Siempre es una buena noticia el que los políticos se acuerden del cristianismo en su quehacer diario. Ahora bien: ¿Qué entiende el presidente Bono por valores cristianos?, o también y yendo más a fondo: ¿Qué quiere decir cuándo se manifiesta abiertamente como creyente?.

Si analizamos el contenido de sus discursos, tan prolíficos en citas bíblicas y comentarios sobre el cristianismo, se puede pensar que en su experiencia religiosa prima sobre todo el sentimiento, como él mismo dice: "hay un lazo de unión entre aquel activista antifranquista que llega a la política por una convicción o un sentimiento religioso y el cooperante de hoy".

Continuando un poco más este análisis podríamos seguir preguntándonos: ¿El cristianismo es un sentimiento?, según Rouseau y numerosos románticos del siglo XIX sí, en efecto, el cristianismo consiste en un sentimiento religioso aligerado del peso de los dogmas y con un marcado carácter subjetivo.

Fruto de esta visión romántica y sentimental del hecho religioso el siglo XIX dio origen a las filosofías idealista y materialista en sus numerosas vertientes, ajenas totalmente de la idea de un Dios trascendente y providente. De alguna manera en estas ideologías se puede ver con nitidez un intento de respuesta racional al enigma de la existencia.

No se asusten, no es nuestra intención profundizar en el complejo entramado ideológico del siglo XIX, se trata más bien de hacer un análisis sobre algunas visiones políticas y el cristianismo como un hecho que trasciende la dimensión sociológica, por lo tanto vamos a tratar de contestar otras dos preguntas al hilo de las anteriores:

¿En qué consiste realmente el cristianismo?, ¿es posible integrarlo coherentemente en el socialismo?.

El cristianismo tal como lo podrían definir cualquier denominación (Católica, protestante u ortodoxa) tiene su fundamento en la relación personal amorosa del hombre con Dios, fruto de esa relación se produce la transformación interior del ser humano que le lleva a darse a los demás y a ser "luz del Mundo".

Con respecto a la segunda pregunta podríamos decir que como mucho el cristianismo se integra dentro del socialismo como un elemento más de construcción ideológica, esto es, tan sólo representa un leve barniz que incorpora valores moralizantes, excesivamente generales y poco comprometedores en lo personal, y que por otra parte no son exclusivos del cristianismo. Así cuando José Bono habla de los valores de la fraternidad o la compasión, cualquier religión o movimiento filantrópico estaría dispuesto a suscribirlos.

Finalmente uno se podría preguntar que hay detrás de este interés del Presidente de Castilla La Mancha por resaltar y apostar por los valores cristianos. Bajo nuestro punto de vista hay dos intereses o motivos:

El primero sería la convicción personal (de Bono) de la importancia del sentimiento religioso. Esta actitud sentimental conllevaría el compromiso y la aceptación de ciertos valores, los cuales se plasman en unos comportamientos concretos. Ésta praxis es común en muchos cristianos, sin embargo no se trata de una fe adulta ya que genera un "moralismo" o exaltación del cumplimiento de determinadas normas o principios, aceptables tanto por un cristiano como por un socialista, por ejemplo: la igualdad, la solidaridad, etc. El cristianismo maduro está libre de moralismos, es la gracia de Dios la que impulsa al hombre a actuar y a darse a los demás.

En segundo lugar estaría el interés por la elaboración de una síntesis ideológica en donde se mezclen valores cristianos y socialistas, con la finalidad de enriquecer la acción política. Esto dicho así podría parecer que los socialistas estarían queriendo aplicar los principios de la Doctrina Social de la Iglesia pero, bajo nuestro punto de vista lo hacen de una forma apresurada y superficial.

La Doctrina Social de la Iglesia no es un libro de recetas políticas, todo lo contrario, constituye un cuerpo armónico y compacto. En ella hay implícita una antropología personalista y una concepción Cristocéntrica de las realidades temporales. Los principios que adornan y dan luz a toda acción política deben poner el acento en la dignidad de la persona humana. Sin embargo el socialismo adolece de esta antropología personalista, así podemos afirmar que en las ideologías colectivistas la responsabilidad individual del hombre se diluye en una presunta responsabilidad social escasamente comprometedora. De esta manera los valores cristianos corren el peligro de convertirse en una capa exterior ideológica pasando a ser instrumentalizados para el consumo electoral.


Fdo: Manuel Benayas García



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