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Revista Arbil nº 79

Trama oculta contra la familia

por Ángel Gutiérrez Sanz

Matrimonio y familia son dos instituciones que están atravesando una crisis, seguramente sin precedentes en la historia de la humanidad

. Hoy son frecuentes los matrimonios separados, las familias rotas. Según estadísticas fiables por cada 100 parejas que se casan, el 55, 09 se separan. Se comienza a hablar ya con toda normalidad de parejas de hecho, matrimonios entre homosexuales, matrimonios, compartidos, a plazos,parejas a prueba. A ver si ahora lo anormal va a ser el matrimonio de por vida de una hombre con una mujer. La situación comienza a ser alarmante. Parece com si alguien estuviera empeñado en cargarse a la familia ante la pasividad de los que tenemos mil razones para defenderla. El amor libre tan celebrado por lobbys de diferente signo, hace tiempo que está contribuyendo a la desintegración familiar

El dos de Febrero del 2004 se hizo público un documento de la Conferencia Episcopal Española titulado: Directorio de la Pastoral Familiar. Se trata de un documento de 250 Pgs. que pretende analizar las causas de la actual crisis familiar y que como todos recordamos, desató una enorme polémica que ha tenido como principales interlocutores a los lobbys de homosexuales y otros lobbys feministas y progresistas. Pues bien en este documento se señala a la revolución sexual, que tuviera sus orígenes en los años 60 como posible causante de la crisis familiar. Dicha revolución habría separado la sexualidad matrimonial de la procreación y del auténtico amor. Es manifiesto, dicen los Obispos, que nos hallamos frente a una multitud de hombres y mujeres fracasados en lo fundamental de sus vidas, que han experimentado la ruptura del matrimonio como un proceso muy traumático que deja profundas heridas. Los Obispos denuncian que haya quien trate de equiparar al matrimonio legítimo o a la familia natural con realidades que no lo son. Sólo en la familia natural, dicen, se experimenta un vínculo lo suficientemente estable como para que la persona, apoyándose en él, supere los grandes problemas de la vida.

Aparte de toda polémica, parece claro que el amor libre a resultado ser uno de los grandes enemigos de la convivencia familiar. Se nos ha querido vender un amor exento de compromisos, exento de fidelidades, libre de uniones conyugales y ya se está viendo que esto no se traduce en buenos resultados. Se nos ha vendido un amor que tiene muy poco de amor y mucho de sexo, un amor de „usar y tirar“, un amor convertido en objeto, del que se puede cambiar como quien se cambia de camisa y ahí tenemos sus frutos. Es significativo que Madona, haya decidido mantener a su hija alejada de todo lo relacionado con el sexo.

Ante tal situación algo habrá que hacer. Es urgente una política familiar que favorezca la estabilidad de instituciones tan importantes para la sociedad como son el matrimonio y la familia. Desde los gobiernos hay que salir al paso de esas campañas informativas que incitan al desenfreno y que hacen creer a nuestros jóvenes que el sexo es una actividad humana que nada tiene que ver con la moralidad y de la cual se puede hacer uso y abuso como a cada cual le venga en gana. Hay que convencer a nuestros jóvenes de que el matrimonio es algo muy serio que lleva implícita unas responsabilidades y unas obligaciones que es preciso afrontar. Hay que hacerles saber que el matrimonio comienza a ser hermoso cuando hay compenetración, falta de egoísmo, capacidad ilimitada para la entrega generosa. En fin, es necesario que se sepa que la recompensa de todo matrimonio está al final, después de haber aprendido a envejecer juntos.

Estamos asistiendo aún sin saberlo a la explosión de la cultura del género, hasta el punto de que esta palabra es de uso habitual en el lenguaje coloquial. Estamos acostumbrándonos a oir violencia de género, en vez de violencia doméstica, diferencia de género en lugar de diferencia de sexo. etc ¿Que hay detrás de esta palabra? Detrás de la palabra género se esconde subreticiamente toda una revolución ideológica, llamada a influir de forma determinante en nuevas formas matrimonio y de familia. Lo que se busca con la cultura del género es destruir la familia en su sentido tradicional, porque según algunos, este tipo de familia esclaviza a la mujer.

Los lobbys especialmente feministas y homosexuales tratan de influir, para que vaya desapareciendo la estructura bipolar de los dos sexos, sobre la que están montadas la familia y la sociedad. La cultura del género propugna que las diferencias entre el hombre y la mujer no tienen su origen en la naturaleza, sino que son producto de la cultura, por lo que ha de ser el individuo el que libremente debe decidir si quiere ser hombre o mujer. En tal sentido Simone de Beauvoir en su obra El segundo sexo llegó a afirmar que no se nace mujer sino que se llega a ser mujer, expresión que según me imagino llenará de satisfacción a todos los homosexuales del mundo. Llegaríamos así a la conclusión de que la heterosexualidad, la bisexualidad o la homosexualidad son posturas igualmente dignas y que todo dependerá de la opción personal de cada cual. La diversidad de comportamientos, las distintas capacidades, las diferentes personalidades, son cuestiones de género, impuestas por la familia o la sociedad.

La influencia de esta ideología va en aumento, por lo que resulta urgente que desde todos los ámbitos de la sociedad se tengan en cuenta lo peligrosa que puede resultar esta ideología y que amenaza con arruinar la familia y poner en dificultades el normal desenvolvimiento social. Necesitamos un modelo educativo en el que, al mismo tiempo que se defienda la igualdad social entre el hombre y la mujer, se defienda también la propia identidad de cada cual, que les hace ser lo que realmente son: los hombres, hombres y las mujeres, mujeres. Si queremos una familia y una sociedad integradas y consistentes hay que educar a las jóvenes generaciones en el convencimiento de que existe diversidad de sexos producida por diferentes componentes genéticos, que son los que en definitiva explican muchos comportamientos, actitudes, formas de pensar y de sentir diferenciados. Antes de que nadie les enseñe nada los niños y las niñas tienen su preferencia lúdicas, por ejemplo. Resulta oportuno traer aquí las palabras del escritor argentino Ernesto Sábato : Habrá siempre un hombre tal, que aunque su casa se derrumbe estará preocupado por el universo y habrá siempre una mujer tal, que aunque su casa se derrumbe estará preocupada por su casa.

Los estudios psicológicos, antropológicos, neurofisiológicos, apuntan en la dirección de que se nace hombre o mujer. Existen desigualdades biológicas, diferencias de musculatura, diferencias cerebrales. Recientemente se acaba de descubrir que el componente cerebral responsable de la estimulación erótica es más sensible en el hombre que en la mujer.

Hay que acabar con los estereotipos y prácticas discriminatorias por razón del sexo tanto en los ámbitos familiares como en los sociales, pero ello sin olvidarnos de el hombre y de la mujer tiene su propia especificidad, lo que nos lleva a la firme convicción de que ni el hombre podrá llegar nunca a su completo desarrollo al margen de su masculinidad como tampoco podrá la mujer alcanzar nunca su plenitud, si no es a través de su feminidad.

Quisiera acabar diciendo que debemos estar atentos a las desviaciones familiares en boga, pues los errores que aquí se cometan, necesariamente van a repercutir en la sociedad. Hombre y mujer afortunadamente son distintos ; pero decir distintos es decir complementarios y es bueno que así sea porque de esta forma podremos enriquecernos mutuamente. Ambos son igualmente necesarios en orden a una integración familiar y social, sin que nadie sea superior a nadie. Por mucho que se diga en la familia se necesita de un padre y una madre, en el matrimonio de un esposo y de una esposa, la sociedad se va haciendo con las aportaciones de los hombres y de las mujeres. ¡Qué mundo tan aburrido y tan limitado si los hombres fueran iguales que las mujeres! Es un sin sentido pretender que las mujeres se conviertan en hombres y los hombres en mujeres. El mundo necesita que los hombre sean muy hombres y las señoras muy señoras

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Ángel Gutiérrez Sanz

 

Revista Arbil nº 79

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