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Revista Arbil nº 79

La Pasión, los judíos y el cine

por Luis Martínez Viqueira

Las acusaciones de antisemitismo de la película la Pasión, injustificadas y que no necesitan refutación para cualquiera que haya visto la película, nos sirven para recordar el mercado anticristiano del cine, que no es algo “coyuntural” o puntual, sino que se vale de la alianza de intereses contrapuestos, sionismo e izquierda radical, para batir al gran enemigo común: el cristianismo. Ejemplos como "Hijos de un mismo Dios", "Amén","The body" o "El crimen del Padre Amaro" son paradigmáticos de toda una corriente

La pasión desatada por algunos críticos cinematográficos y por los profesionales de la mentira que toman posiciones claramente contrarias ante un fenómeno cinematográfico como el la película "La Pasión de Cristo" del australiano Mel Gibson, me ha hecho reflexionar aún antes de verla, ya que falta, cuando esto se escribe, un mes para su estreno en España.
 
Las críticas y los halagos, que también los hay, vertidas sobre la película no van a ser analizados, porque prefiero tener una postura propia ante el fenómeno, y difícilmente se puede valorar con rigor aquello que no se ha visto. Todos parecen coincidir en la dureza de las imágenes y, la mayoría, en la profundidad del mensaje, aunque existan dos interpretaciones dirigidas en sentidos contrarios.
 
Las más feroces críticas provienen de los llamados grupos "antidifamación", producto del más rancio sionismo, que con un gran apoyo mediático, sobre todo en los EEUU, han hecho ya su crítica antes de ver la obra de Gibson, lo cual, al menos ante mi, les hace aparecer con un halo de intransigencia y falta de rigor. Sé que asumo el riesgo de ser tildado de antisemita y que alguien me ponga una etiqueta pero también sé que tengo la conciencia tranquila y que dispongo de recursos morales suficientes para afrontarlo.
 
En España se han escrito críticas para todos los gustos. Especial mención cabe hacer del furibundo ataque que Alfonso Armada, periodista del “conservador” ABC, hace de la película, basándose sólo en lo dicho por fuentes hebreas, e introduciendo, de forma subrepticia, un ataque a la Iglesia Católica, en una serie de artículos en los que llevado por su paroxismo, llega a acusar de antisemita a la España de Franco, cosa que la propia comunidad judía niega.
 
Tras esta digresión me propongo descubrir ante los amables lectores, que este fenómeno que se nos presenta como una terrible y cruel embestida de "los cristianos" contra "los judíos", no es más que otro episodio, esta vez reactivo ante una película de corte cristiano, de una larga carrera cinematográfica anticristiana, con un gran protagonismo de directores y productores hebreos, pero no sólo, ante los que se han hecho críticas y comentarios por parte de la Iglesia, pero sin incurrir en la "censura previa" que la película de Gibson ha generado.
 
Los comentarios de los "cineastas" españoles están aún por llegar, pero se pueden intuir, ya que para ellos la Iglesia y la moral que difunde es un magnífico "sparring" al que golpear. La mina la encontró Buñuel, y otros le siguen...
 
No es una novedad este tipo de cine, llamémosle "anticristiano", y me refiero no al que difunde de forma secundaria ideas contrarias a la Iglesia o a la moral cristiana, que son una gran mayoría, sino a aquellas en las que el objetivo central es el ataque a la Iglesia o los valores que representa, siendo la columna vertebral del argumento. Cabe citar algunas películas como la reciente "Las hermanas de la Magdalena" de origen británico o anteriormente las norteamericanas "Stigmata" y "Dogma", o, por supuesto, la española y más reciente “La mala educación” dirigida por el premiado, “oscarizado”, pero no por ello menos zafio y mezquino Pedro Almodóvar.
 
Pero son sin duda las películas producidas o dirigidas por judíos las que han lanzado los más fuertes ataques a los cristianos en general y a la Iglesia católica en particular escondiendo su mensaje envenenado en obras de gran renombre y gran aparato propagandístico detrás. Como muestra un botón:

·        Hijos de un mismo Dios. Cuyo guionista y Director es el judío polaco Yurek Bogayevicz, narra de una forma pretendidamente dulce y desde la mentalidad de un niño judío, los avatares de este mientras vive en el seno de una familia católica en la Polonia ocupada. El papel del sacerdote del pueblo, parece una auténtica caricatura, del "malo con apariencia de bueno". Todo ello servido, con dudoso gusto y escaso arte, por un director que seguramente desconoce quién fue Maximiliano Kolbe.
 
·        Amén. Nuevo capítulo de la campaña contra la Iglesia católica debido a la mentirosa interpretación que se hace de ella en relación con el Holocausto del pueblo judío durante la Segunda Guerra Mundial. La Iglesia por supuesto sale muy mal parada y es presentada casi como un cómplice en la sombra del asesinato en masa de inocentes judíos. Dirigida por Costa-Gavras, y basada en la novela "El Vicario" del alemán Rolf Hochhuth, obra teatral difundida a Occidente desde la Alemania Oriental en los años 60.
 
·        The body. Interpretada por Antonio Banderas y producida por Rudy Cohen, narra una poco creíble historia en la que se demuestra la existencia de un hermano de Jesús, lo que provoca la crisis de fe de un sacerdote católico (Banderas) que se da cuenta de la trampa que es la Iglesia católica...
 
·        El crimen del Padre Amaro. Esta película mejicana, que no es más que la puesta en escena de la novela del masón portugués Eça de Queiroz. Tiene como productor, al judío argentino Daniel Birman Ripstein. En ella, un sacerdote, comete los más abominables crímenes.

Como se ve el mercado anticristiano del cine, no es algo “coyuntural” o puntual, sino que se vale de la alianza de intereses contrapuestos, sionismo e izquierda radical, para batir al gran enemigo común.
 
Una vez más, la maquinaria de la mentira “progre” se pone al servicio de otros intereses contra los que cree luchar con sus rancios métodos de “agit-prop” al más viejo estilo stalinista. Ante esta tesitura sólo cabe decir lo que decía aquel loco hidalgo castellano: “Ladran, luego cabalgamos”.

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Luis Martínez Viqueira

 

Revista Arbil nº 79

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