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Revista Arbil nº 80

Dialogar, sí ¿pero cómo?

por Alejo Fernández Pérez

Parece como si de pronto y porrazo el diálogo, el consenso, respetar a todos, hablar con todos los involucrados y el “bla, bla, bla” se hubiesen convertido en las más relevantes virtudes del homo sapiens. Pero, ¿ no es lo que siempre se ha hecho?¿Por qué se ha traído ahora al primer plano? A lo largo de la historia, y hoy mismo, tenemos guerras, luchas, hambres, abusos de todo tipo y masacres que los diálogos no han podido evitar. Luego, no esperemos del diálogo, lo que el diálogo no puede dar

El diálogo que debería ser unaDiscusión o trato en busca de avenencia o de consenso; puede transformarse en una discusión entre besugos, en una conversación entre sordos o en un semillero de odios y rencillas, si no se cumplen ciertas condiciones. Por eso la primera pregunta antes de iniciar un diálogo debería de ser: ¿Merece la pena? .

Las palabras diálogo, consenso, paz, democracia, justicia, igualdad, moralidad,…se usan con significados distintos e incluso contrapuestos. A menudo, sirven como pretextos para encubrir intereses bastardos, dando lugar a galimatías donde prevalecen sobre todo los intereses de personas, grupos o naciones. ¡ Agárrese a la cartera cuando le ofrezcan euros por céntimos! O cuando vengan a salvarle por amor a la patria. He aquí unas muestras de diálogos encontradas en un solo día.

Fernando R. Genovés en Libertad Digital 2004-04-23 dice “El diálogo racional es, desde Platón, dar razones y recibirlas”. Pero aquí…unos ganan la fama y otros cardan la lana. Éste es el país de las maravillas donde la reciprocidad es cosa de tontos y prima la asimetría, el pluralismo diferenciado y la solidaridad limitada. Todo ello en nombre de la libertad, la igualdad y la fraternidad, los derechos humanos y el derecho internacional”. Naturalmente, con el diálogo por delante

Pío Moa también en Libertad Digital estima que sobre las Vascongadas y el terrorismo :” La palabra diálogo suena bien, pero en ocasiones, y según como se plantee el diálogo, puede equivaler a colaborar con el crimen.

En las Vascongadas sería muy conveniente entablar un diálogo sobre las siguientes bases:

1.La Ertzaintza desarrollará una actividad mucho más efectiva en la persecución del terrorismo y de todo tipo de violencia y hostigamiento nacionalista

2.Los símbolos constitucionales serán respetados y expuestos en todos los casos que exige la ley

3.Los contenidos de la enseñanza serán revisados para no dar ninguna clase de excusas a los asesinos profesionales de ETA o de cualquier grupo semejante

4.Se respetará la voluntad de las familias y se defenderá el uso en la enseñanza del idioma español común, en igualdad con el vascuence, como un patrimonio histórico y cultural irrenunciable del pueblo vasco.

5.Las víctimas del terror serán honradas y desagraviadas en el Parlamento y en las demás instituciones de la comunidad autónoma.

6.Se retirará todo apoyo moral a los presos que deshonran al pueblo vasco con sus cobardes asesinatos o complicidad en ellos.

7.Desaparecerá todo tipo de referencia o presión oficiales y anexionista sobre Navarra. Aunque, claro, en su propaganda partidista, el PNV es perfectamente libre de defender dicha anexión.

8.Se tomarán, en general, todas las medidas que garanticen la libertad, la igualdad ante la ley y la tranquilidad de los ciudadanos, al margen de su pertenencia o simpatía políticas.

Opino que estas bases u otras semejantes, expuestas, si se quiere, en lenguaje más diplomático, podrían ser un excelente punto de partida para el diálogo en Vasconia. No puede haber otro, porque otras condiciones supondrían legitimar el terrorismo y la destrucción de la democracia”.

No perdamos el tiempo con los talibanes de cualquier clase, con los iluminados, con los salvapatrias y similares es imposible ningún diálogo que roce su ideología. Incluso con los forofos de un equipo de fútbol , de un cantante o de un partido político corriente nos sucede algo parecido.

 El diálogo sobre el terrorismo se prostituye cuando unos atacan decididamente y sin contemplaciones a los terroristas, y otros, que también dicen combatirlo, tienen connivencia con los que le apoyan y buscan un diálogo, que se ha mostrado imposible, a no ser que nos bajemos los pantalones. El terrorista no dialoga: impone sus condiciones y ¡San se acabó!

Es archisabido el comportamiento – unos más y otros menos- de “todos” los políticos recién llegados al poder: prometen, antes de tomar una resolución, dialogar con todos los interesados. Por supuesto, las decisiones se tomarán por consenso. Gobernarán únicamente por y para todo el pueblo, y…,y…,y. Hasta que dominan el terreno. Entonces, hartos de “perder el tiempo” dialogando, hartos de no poder gobernar como ellos saben y les gustaría, se montan en la burra, la pone al trote y cuando miran hacia atrás descubren con satisfacción que han perdido de vista “al pueblo”. ¡Ahora sí! ¡ Ahora sí ! que se puede gobernar con un “nuevo talante”.

Sobre los intereses económicos de las personas o naciones los diálogos suelen ser muy duros, los consensos satisfacen a pocos y pueden heridas peligrosas para el futuro

Cuando el diálogo fracasa lo sustituyen las guerras entre naciones, los conflictos entre las clases sociales, las ruinas en las empresas. En los problemas graves el interlocutor debe estar muy preparado, tener experiencia, paciencia, tenacidad , y ya sabemos: Para tener razón hacen falta tres condiciones: 1ª tenerla, 2ª saberla exponer y 3ª que nos la quieran dar.

Para el Papa Pablo VI, en términos generales, “el diálogo debe tener las siguientes cualidades para que sea fructífero:

1º Inteligilibilidad, es decir, ha de ser comprensible para las partes.

2º Afabilidad, o sea, no debe ser orgulloso, hiriente ni ofensivo

3ª Confianza , tanto en el valor de la propia palabra, como en la disposición para acogerla por parte del interlocutor

4ª Prudencia pedagógica, que nos lleve a conocer la sensibilidad del otro para adaptarse razonablemente y modificar las formas de la propia presentación.

Todo ha de producirse en un estado de ánimo, que lleve a evitar la condenación apriorística y la polémica ofensiva y habitual, y en un clima en que lo único verdaderamente importante sea la búsqueda del bien común. En política no debería tratarse de ganar o perder sino de trabajar por el bien del pueblo, y esto se debe hacer desde la responsabilidad del gobierno y desde la oposición, que indudablemente, no es ni la sola imposición porque se tiene el poder, ni la sola obstrucción porque se tengan resortes institucionales para ello.

Estos deseos como todos los programas de gobierno tropiezan con una condición previa: ¿ Dónde están los hombres preparados, con experiencia y sabiduría para actuar así? Por muy bueno que sea el plano de una casa, no habrá casa si no hay constructor. El Interlocutor es pues una de las clave esenciales del éxito. O se encuentra la persona adecuada o mejor es permanecer calladito.

Por supuesto sobre los dogmas de cualquier religión y los de algunas ideologías políticas no hay diálogo ni consenso posible. La fe está por encima de toda razón, pero la razón -cualidad muy limitada- no excluye la fe revelada. Los diálogos entre sectas suelen transformarse en una jaula de grillos.

Otra muestra de consenso nos lo da en ABC Ignacio Sánchez con su artículo DON QUIJOTE Y EL CONSENSO

AL menos , nos dice, en algo hay consenso: el Quijote es una obra maestra. Siempre, eso sí, que ningún impertinente pregunte por qué. Tanto consenso – se supone que tras un serio diálogo- es sospechoso…Sólo encuentro consenso… Éste viene a confundirse con algo parecido a la adhesión incondicional. Uno primero decide y después busca el consenso, en lugar de buscar antes el consenso y después adoptar la decisión. No falta incluso quien amenaza, extorsiona, y lamenta luego la escasa disponibilidad consensual del amenazado y extorsionado, un ser incapaz de altura de miras.

La cosa parece clara: quien se oponga al poder, rompe el consenso. ¿Qué fue del derecho democrático a disentir?

Por higiene mental quien quiera estar medianamente informado ha de utilizar dos fuentes de información : una gubernamental y otra de la oposición. Caso contrario sus opiniones quedarán cautivas de su única fuente, y él reducido al triste papel de un borreguito más. Al final, como siempre, demos relativa importancia a la información y mucha a los hechos. “ Por los frutos los conoceréis”

¡ Qué! ¿ Seguimos dialogando?

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Alejo Fernández Pérez

 

Revista Arbil nº 80

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