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Revista Arbil nº 80

La Colina de las Cruces; un reflejo del espíritu lituano

por Ariel Grogovinas

Es una Leyenda? Si bien tiene los caracteres, es una realidad; La Colina que es en un simbolo del espíritu y la resistencia lituana a la opresión... esa misma que pudo haber impulsado a nuestros antepasados a buscar nuevos horizontes por el mundo.

Ubicada a 13 Km. al noreste de la ciudad de Siauliai, y anunciada por puestos de artículos religiosos (sobretodo cruces, naturalmente) en todos los materiales posibles, se presenta a los visitantes una modesta altura sobre la cual se amontonan una sobre otra, en una selva impresionante, de cruces clavadas sobre el terreno o colgadas a las más grandes; en el ensanche enfrente a la colina está la gran cruz de leño con Cristo de bronce, donada por Juan Pablo II en ocasión de su visita a la colina, el 7 de septiembre de 1993. La tradición de poner cruces en este sitio se remonta al resurgimiento nacional y a las revueltas antizaristas de la segunda mitad del siglo XIX. En época soviética las cruces simbolizaban la resistencia lituana; por esto la colina era regularmente allanada por topadoras por las autoridades, para resurgir sin embargo, aún más alta. Hoy el lugar todavía es meta de devotas peregrinaciones

Las cruces son mencionadas por primera vez en crónicas en 1850, aunque mas a menudo su aparición esta relacionada con la supresión de la rebelión de 1831 y las represiones. Así le fue dicho al famoso historiador L. Krzywicki a fines del siglo XIX por la gente local.

En aquel tiempo había 130 cruces y una capilla de ladrillos en la colina. Hay muchas leyendas sobre la Colina de las Cruces.
A principios del siglo XX, la colina de las cruces era ya un sitio muy conocido; además de visitas de mucha gente, era lugar de Misas y festivales religiosos. El gobierno soviético consideró la colina y sus cruces como un símbolo muy dañino y hostil. En 1961, por esta razón, comenzaron a destruir la colina y sus cruces con bulldozers. Las cruces de madera eran quemadas, las de metal usadas como chatarra y las de piedra y cemento, enterradas. El período del “ateísmo Bulldozer”, como fue llamado, duró casi veinte años. La colina era custodiada por el ejército soviético y por la KGB. Incluso planearon inundar el territorio, dejando la colina de las cruces como una isla inalcanzable. Pero cada vez que la colina era demolida (cuatro veces en total), las cruces reaparecían.

En 1988, con el fresco viento del revivir, la Colina de las Cruces ganó un status diferente: se convirtió en un fenómeno tanto lituano y como mundial. Hoy hay mas de 50.000 cruces, imagines, cuadros de santos, y mástiles con estatuillas, muchos adornados con numerosos rosarios. La colina esta decorada con bellísimas cruces ornamentadas. Cada cruz tiene su propia historia.

El espíritu de Lituania del norte, los problemas de la gente, su esperanza y su fe, se refleja en la Colina de las Cruces, un verdadero santuario de espíritu y un monumento histórico cultural único. La Colina de las Cruces es un vivo y silente testigo de guerras, ocupaciones, exilios, represiones y otros desastres. Cuando sea que se lo visita, sea verano o invierno, en día soleado o lluvioso, al amanecer o bajo la luz de la luna, la Colina de las Cruces deja una inolvidable impresión, muestra nuevos tintes y revela inesperados rasgos.

Los destinos de la tierra y de su gente, naciones y naturaleza, aparecen combinados en un poderoso himno, lleno de esperanza y al mismo tiempo de advertencia sobre posibles peligros. La Colina de las Cruces, es un monumento a la existencia y fe de la gente. Los diversos aunque armoniosos sonidos hacen eco a las palabras de amor y respeto dichas por Juan Pablo II, el 1 de julio de 1990 en la Capilla de San Casimiro, en Roma: “La nación que asciende la Colina con tal tenacidad y piedad para plantar (poner) nuevas cruces, cree en la vida y la resurrección”. Y lo que una vez era milagroso e increíble, ha sucedido: luego de largas décadas de ocupación, Lituania ha reconquistado su libertad e independencia. La nación comenzó a buscar su renacimiento con dificultades, pero persiguió su objetivo muy persistentemente. Luego de tres años, el 7 de setiembre de 1993, un huésped honorable, el Papa, finalmente visitó la Colina de las Cruces. Aquí, en el Gólgota lituano, cientos de miles de personas, viniendo de diferentes países, han sentido la majestuosa e indefinible paz y bendición de Dios.

De aquí, el Papa bendijo toda la gente de Lituania y toda la Europa cristiana. Un año después, la Colina de las Cruces recibió un valioso regalo del Papa, un crucifijo. La mirada del Cristo nos habla de pensar en los misterios y sentido de la Cruz. En el pasado, en el presente y futuro, la Cruz seguirá siendo parte de la vida del hombre.

“Ave crux!” “Bienvenida, Cruz!”. No un símbolo de dolor y muerte, sino un símbolo de fe, amor y sacrificio!”

Comenta un autor: “En esos lugares la gente sufrió enormemente durante las represiones masivas. Entre 1941-1952, muchos fueron exiliados a Siberia; varios poblados quedaron desiertos. En 1956 la gente comenzó a retornar a sus lugares nativos. Nuevas cruces aparecieron en la colina, en memoria de las insoportables torturas y de aquellos que murieron, también como signo de gratitud por el regreso. La Colina de las Cruces con sus emocionantes inscripciones, se convirtió en una especie de manuscrito de la vida de la gente. La Colina de las Cruces fue abiertamente antagonista a la ideología soviética. Todos los esfuerzos por limpiar las inscripciones fallaron; en lugar de las palabras quitadas, aparecían nuevas.

En la primavera de 1961, el gobierno decidió terminar con la Colina de las Cruces de una vez por todas.Pasaron bulldozers... pero no ayudó: nuevas cruces aparecían durante la noche, al principio pequeñas, pero gradualmente mayores y mayores aún. Estalló una verdadera guerra de cruces. Hubo varios intentos de devastar la colina. Los bulldozer, como el ateísmo, prosperaron por diez años. Hubo incluso un proyecto de anegar el lugar... Pero todo fue en vano y en 1985 la Colina fue dejada en paz. Finalmente en 1988, el año del renacimiento, una verdadera paz vino sobre este lugar santo.

La Colina de la Cruces es por muchas razones, un fenómeno muy significativo. Primero de todo es un monumento histórico, uno de las 600 colinas lituanas. Pero la abundancia de cruces artísticas y objetos religiosos la hacen un objeto de arte folklórico.

El número de cruces es tremendo... y cada día su número aumenta.

La Colina de las Cruces es un lugar único, que revela el alma de los lituanos...

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Ariel Grogovinas

 

Revista Arbil nº 80

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