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Revista Arbil nº 80

Tardío reconocimiento de que en Iraq pudo haberse hecho mejor, ¿pero ahora quién es responsable?

por Samer Al Nasir

Interesante por ser el punto de vista de un ciudadano hispano-iraquí cristiano

Con una simple mirada a lo que ocurre en Iraq, nos damos cuenta de la inviabilidad de nuestros servicios “inteligentes”, nuestros estudios estratégicos, y nuestros planes de paz y cooperación al desarrollo hacía el exterior, dejando del lado la política que ocupa el Señor PESC en la Unión Europea.

Vemos esas valientes declaraciones de la exministra de exteriores, las confesiones del presidente Bush y la pura realidad que transmiten nuestros noticieros. Captura tardía de Sadam, desaparición de las armas de destrucción masivas de Iraq, caos y falta de control total, destrucción incalculable, y ahora por fin el país al borde de una guerra civil inminente ante la cual todos quieren lavarse las manos y dejar todo a la ONU sin precedentes, ni futuros proyectos de transición.

Esa situación nos llama a revisar toda nuestra tendencia, ¿Quién a nuestros políticos en materia de política exterior en decisiones estratégicas, tan cruciales como estas? Qué temario se enseñan nuestros planificadores en el Centro de Estudios Estratégicos, y como se planean las ediciones. Por medio de unos espías palestinos asesoran sobre Iraq, otros iraquíes con antecedentes penales, asesoran sobre la paz y la reconstrucción, y otros ignorantes totalmente de la cultura del terreno dan lecciones de restauración democrática y se autoproclaman grupos de oposición política.

En una simple marcha atrás vemos que la primera decisión de la Autoridad Provisional de Coalición, APC tras su instauración por la Regulación Nº 1; la orden núm. 1 fue sobre el llamado proceso de Debathificación de Iraq y en virtud de esta la sucesiva orden núm. 2 que disolvió más de la mitad del Estado Iraquí, a saber: Ministerio de la Información, Ministerio del Estado para la Defensa, Aparato nacional de la Inteligencia, Oficina Nacional de la Seguridad, Dirección Nacional de la Seguridad General, Dirección Nacional de la Seguridad Especial, todos los cuerpos ligados al derrocado presidente Sadam, sus guardaespaldas y acompañantes, todos los cuerpos militares que constituyen el Ejercito de tierra, Ejercito del Aire, Ejercito del Mar, Fuerzas de protección aérea y todos los demás cuerpos ligado a ellos, El cuerpo Nacional de Guardia Republicana, Cuerpo Nacional de Guardia Especial, Dirección General de la Inteligencia Militar, Ejercito de Jerusalén, Fuerzas Especiales de Emergencia, las demás organizaciones semi –militares que constituyen los fidaís de Sadam, las milicias de Al Bath, cuerpos militares de los Amigos de Sadam, Cuerpos Militares de Adolescentes amigos de Sadam; los demás cuerpos de administración pública al servicio del antiguo régimen que incluye: La Casa Presidencial, Secretaria del Estado para la Presidencia, Consejo de la Revolución, el Parlamento, Organización Nacional de la Juventud, Consejo Nacional del Deporte Olímpico, los Tribunales Revolucionarios, especiales, y de Seguridad Nacional, y todos los demás cuerpos ligados a los anteriormente nominados.

Si bien todos los que anteriormente enumerados, a parte de los cuerpos semi –militares constituyen nada menos que cuatro millones de funcionarios públicos, que se encontraron repentinamente sin sus puestos de trabajo, sin ninguna otra protección, ni recompensa, ya que el Art. 3 del apartado tercero de la orden antes señalada, Orden Número 2 de 23 de mayo 2003 dispone de que se abonará una cota de recompensa única a los empleados y servidores de las administraciones afectadas. Esta cota al final no superó 50 Dólares americanos, para que estos empleados no tan solo se sintieran descubiertos, sino perjudicados totalmente en sus derechos laborales ya que no tan solo servían al anterior régimen, pero lo que la ley establecía en sus contratos laborales diversos o por pertenecer a cuerpos militares concretos, no pueden ser castigados por el simple hecho de haber cumplido la ley que en aquel momento estaba en vigor; caso contrario que esta ley fuese injusta, o considerada como tal posteriormente.

Quien diga que algún gobierno de la Coalición, o en algún centro de Estudios estrategos que asesoraban tanto al gobierno americano, español, o cualquier otro gobierno que haya tomado en consideración esas realidades, firmemente le diría que miente. Si bien la población iraquí, hoy día consiste en una distribución demográfica muy importante para cualquier consideración. ¡Ojo! Nada menos del 56.3% de la población es de edades comprendidas entre 19-64 años, es decir que en el momento de la llegada de régimen de Sadam, el año 1968, el que hoy día tiene 64 años, entonces tenía 31 años, y el que hoy esta en pleno servicio teniendo 30 años, el 1968 aún no había nacido. ¿Cómo es posible castigar a una persona por el simple hecho de haber nacido bajo un régimen que por cualquier causa, sea razonable o no, le consideramos Dictador? ¿Cómo han permitido esos solventes enseñadores y asesores del Gobierno en materia estratégica asumir esa decisión de disolver y castigar a 4 millones de empleados públicos sin ninguna recompensa, derecho a reinserción o reconciliación, y por el simple hecho de haber suscrito la única forma de gobierno que han conocido a lo largo de su vida?

Evidentemente nadie explica esta actuación, y evidentemente esos empleados, quienes no saben otra cosa que guerrear y hacerse armar, no tienen otro medio que volver a revelarse contra cualquier razón que intente imponerse frente a sus derechos y consideraciones de personas, y que forman considerable parte de la población activa de Iraq. Quebrando toda tentación, doctrina, o cualquier intento analítico de justificar su fortaleza ni razón.

Es hora, por tanto, a que revisemos toda línea de investigación y decisión en materia estratégica, y a quien responsabilizar esas decisiones del gobierno saliente, y cómo el gobierno entrante las resolverá, no tan sólo para este caso presente de Iraq, sino para cualquier otro que nos encontremos en el futuro, donde esperamos una fuerte y solvente presencia de ESPAÑA en los escenarios de conflicto

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Samer Al Nasir

 

Revista Arbil nº 80

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