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Historia de la Republica de Ecuador (1809 –1976)

por Salvador Ceprian

El estudio de la realidad política ecuatoriana, nos obliga a aproximarnos a los orígenes de esta nación andina, desde los momentos previos a la emancipación de la Corona Española hasta la inmediata actualidad, por la necesidad de conocer los antecedentes históricos, que nos permitan entender mejor, tanto el desarrollo como la evolución que han sufrido tanto las formaciones políticas, como de los diferentes grupos de interés y las clases sociales que inciden en el sistema de participación política

Los estudios que nos permiten acercarnos al análisis de la realidad histórica y política del Ecuador son varios y los podemos clasificar atendiendo a las diferentes disciplinas que abordan la investigación, ya sea de orden sociológico[1], de orden económico[2] o de orden político[3], clasificando cada uno de ellos, los diferentes periodos en los que se puede estructurar el proceso político ecuatoriano.

En la elaboración de la estructura de nuestro trabajo, sin perjuicio de las demás obras de especial interés que también han sido objeto de análisis, nos hemos decantado como guía del estudio, considerando la eminente naturaleza política del trabajo, la obra de Jorge Salvador Lara “Breve Historia Contemporánea del Ecuador”.

I.-1. A a. La Patria Heroica y Departamento del Sur de la Gran Colombia

La jornada histórica del 10 de Agosto de 1809, constituye el inicio del proceso emancipación de los territorios de la América Española [4], que años más tarde, darán origen a la creación de las actuales Repúblicas independientes de Iberoamérica.

La ciudad de Quito protagoniza la primera insurrección civil frente a las autoridades de la Audiencia, con ocasión del marcado carácter extranjero que toman las autoridades coloniales, tras la coronación de José I Bonaparte, como Rey de España, por su hermano Napoleón. Este hecho de extraordinaria importancia, provoca una fuerte contestación popular dirigida por la aristocracia criolla, en defensa de los legítimos derechos dinásticos de Fernando VII, contra la ocupación francesa, constituyendo la “Junta Soberana”[5], con independencia de la voluntad interna de las elites locales, orientadas a la autonomía política respecto del poder central de la Corona.

Los Virreyes de Nueva Granada y del Perú ponen termino a la aventura insurreccional, sofocando con sus respectivos ejércitos, la revuelta. A la represión y restauración del poder colonial, le sigue un periodo de acusaciones, procesos y condenas de los responsables políticos[6], con fines ejemplificadores, que producirán efectos contrarios a los deseados, con el levantamiento del 2 de Agosto de 1810, con el que los quiteños intentan liberar a los condenados por las autoridades coloniales, acabando la jornada con un tremendo fracaso y con la ejecución de los dirigentes encarcelados[7].

I.- 1. A. B. Departamento del Sur de la Gran Colombia (1820 – 1830)

El guayaquileño José de Antepara, que intervino desde los primeros momentos en el proceso de independencia, junto a Francisco de Miranda, reinicia las conspiraciones en compañía de oficiales del Batallón Numancia, con la intención de hacerse con el control de la ciudad, aprovechando el descontento existente en la población, contra las autoridades realistas, para lo que solicitan ayuda a los generales Simón Bolívar y José San Martín, a quienes ofrecen sus servicios. En las ciudades del sur, Cuenca y Loja, se reproducen hechos semejantes durante el mes de Noviembre, lo que consolida, irremisiblemente, dos frentes irreconciliables en la Audiencia entre realistas y republicanos, estos últimos forman parte del proyecto de la República de la Gran Colombía que propugna los bolivarianos, con la firme pretensión de liberar el territorio la vieja Audiencia de Quito de la Monarquía Española y atraerlo a la causa independentista. El hecho culminante de la confrontación fratricida entre ambos proyectos se produce en la batalla de Pichincha[8]. El papel que se le atribuye a la antigua Audiencia dentro de la nueva República es de reserva de efectivos tanto humanos, como económicos para el proyecto de expansión y liberación del Virreinato del Perú, fiel al poder de la Corona[9].

El final de este periodo político viene determinado por cuestiones que marcarán el futuro de la República, de un lado, por el proceso de descomposición interna de la República de la Gran Colombia, con el fracaso político de Simón Bolivar, las tendencias disgregadoras de Venezuela y el conflicto sempiterno entre caudillos conservadores y liberales que arruinaran la joven república; y de otro lado, por el conflicto fronterizo entre la Gran Colombia y el Perú[10], en el que se trasladarán las reivindicaciones territoriales de esta última contra la futura República del Ecuador[11].

La descomposición de la Gran Colombia se produce tras el periodo de dictadura de Simón Bolívar, que fracasa en el proyecto unificador, llevándole al exilio forzoso y después a la muerte, lo que provoca la independencia de Venezuela, bajo el poder del general Páez, tras el asesinato de Antonio José de Sucre, última esperanza de mantener vivo el sueño bolivariano evitando la secesión. El triunfo del general Santander y sus partidarios en el resto de Colombia consolida el proyecto disgregador. El Departamento del Sur, por su parte, ajeno a los conflictos civiles de Colombia y tras la perdida del Mariscal Sucre, fiel a las tesis bolivarianas, decide iniciar un proyecto propio como república independiente[12].

I.- I.A.c Periodo del militarismo extranjero o floreano (1830 – 1845)

El floreanismo surge con la proclamación de independencia y le mantenimiento en el poder de las elites de la aristocracia terrateniente con los militares grancolombinos procedentes de la guerra de la independencia, ejemplo de esta unión es el matrimonio del general Juan José Flores[13], de origen venezolano y humilde con una dama aristocrática de la sociedad quiteña. Las estructuras políticas, económicas y sociales del nuevo estado siguen siendo las mismas que en el periodo anterior, si bien esto no implica la existencia de conflictos internos, con la aparición de una incipiente oposición que surge entorno al periódico “El Quiteño Libre”, objeto de persecución por el gobierno y origen del conflicto entre las diferentes elites políticas de la República, encabezará la oposición[14], el futuro presidente Vicente Rocafuerte.

El advenimiento al poder del presidente Vicente Rocafuerte, no significa, en modo alguno, una ruptura con la anterior situación, sino, todo lo contrario, el continuismo con la política floreana, lo que provoca el abandono de los presupuestos más liberales y el entendimiento personal con el general Flores, que fue nombrado General en Jefe del Ejercito.

Juan José Flores vuelve a la presidencia en 1839, mediante procedimientos democráticos, sin que ello, no implique una creciente oposición, tanto en el interior, representada por la Sociedad Filantrópica-Literaria y otros grupos liberales, como en el exterior, que encabeza el ex-presidente Vicente Rocafuerte en el exilio y la Linterna Mágica de Pedro Moncayo. Todo ello provoca en el presidente, el deseo de permanencia en la máxima magistratura de la república e institucionalizar su poder mediante una nueva constitución, que no logrará los fines pretendidos, desencadenando la insurrección popular en Guayaquil, el 6 de Mayo de 1845, que se extiende rápidamente a toda la nación[15].

I.-1.A.d. Periodo del militarismo nacional o urbinista (1845 – 1860)

Derrocado el presidente Flores, Ecuador es gobernado por las sucesivas presidencias de Vicente Ramón Roca, Manuel Azcazubi y Diego Novoa, de tendencia nacional y civil, frente a la influencia de la anterior presidencia de un fuerte predominio de los militares venezolanos del periodo de la independencia próximos a los círculos de Antonio José de Sucre y Juan José Flores. La primera de ellas, la correspondiente a V. Ramón Roca, estuvo condicionada a los continuos peligros que tuvo que resistir de los intentos de involución de los sectores floréanos, que amenazaban la paz con la continua presión de sus partidas tanto desde dentro como desde fuera del país. Mantuvo unos postulados no tan abiertamente liberales como los que representaba su oponente electoral, José Joaquín Olmedo, por lo que pasará a denominarse, políticamente, su gobierno, el roquismo, como “retrogrado” o conservador. Finalizado el periodo presidencial y celebradas nuevas elecciones, se produce un empate técnico, que no se puede resolver tras repetidos recuentos, entre los dos candidatos, el general Antonio de Elizalde, apoyado por el roquismo, y Diego Novoa, por los anti-roquistas. La solución pasa por mantener al vicepresidente D. Manuel Azcazubi, en la presidencia interina, de la que será desalojado tanto por ser considerada la situación ilegal y por el talante moderado frente al floreanismo, por el general J. Mª Urbina, quien nombra a Diego Novoa, primero, Jefe Supremo, y, posteriormente, presidente interino.

José María Urbina[16] accede a la jefatura de la república como consecuencia de la incapacidad de Novoa para resolver la situación de hecho, como por la frustración política de los sectores más pre-liberales del Ecuador, y en especial, de la ambición política del general. Esta presidencia si va a producir profundos cambios en las estructuras económicas y sociales de la república, prueba de ello son, el fomento del intercambio comercial y la eliminación de gravámenes a los productos de primera necesidad. Las relaciones, en consecuencia, con Estados Unidos se van a incrementar dentro de este nuevo marco económico, hasta entonces casi inexistentes, y en el que se va a producir la sustitución de la influencia británica, existente desde los primeros momentos de la independencia hasta esta la nueva presidencia, por la influencia norteamericana, en la que se pone en práctica la influencia de la doctrina Monroe, a partir de la cual, Europa va perdiendo poco a poco influencia en el continente Americano, dando comienzo a lo que será una relación de dependencia, hasta nuestros días. Hechos relevantes de la presidencia fueron la manumisión de los esclavos negros y la defensa de las comunidades indígenas, ajenas a cualquier tipo de protagonismo político o social desde la independencia, y sometidas al poder de la sociedad criolla dominante. Además constituye las bases del ejercito nacional y profesionalizado, que demanda la nueva realidad del país, inexistente hasta ese momento. También se produce la expulsión de la Compañía de Jesús[17], que había regresado durante la presidencia de Novoa en 1850, si bien los miembros de la Compañía que regresan son de origen español y poco identificados con la nueva República, lo que provoca nuevos desencuentros con las autoridades civiles.

La presidencia de Francisco Robles es continuista de la obra del general Urbina, manteniendo los mismos presupuestos reformistas y democráticos, si bien inicia el periodo de crisis provocado tanto por los floréanos irreductibles como por sectores urbinistas descontentos. La oposición exterior dirigida por el general Ramón Castilla, presidente del Perú, conduce al Ecuador a una encrucijada histórica próxima a la desintegración con la ocupación militar del país[18].

I.-1.A.e. Periodo del civilismo conservador o garciano

Tras la grave crisis padecida por el Ecuador, Gabriel García Moreno[19] accede al poder con el apoyo del general Juan José Flores que regresa del exilio europeo reintegrado en todos los honores y dignidades que le habían sido privados por el urbinismo.

El periodo garciano se puede definir como de estructuración orgánica del estado, en el que se establecen los fundamentos de la República, a la vez que sirve, de toma de conciencia de la identidad nacional dentro de la comunidad de pueblos iberoamericanos. En el ámbito económico, elabora la presidencia la primera Ley de Hacienda, persigue el fraude y crea el Tribunal de Cuentas. Es un periodo de un inmenso esfuerzo en la realización de obras públicas, que comunican las diversas provincias y ciudades del país y se inicia la magna obra de unir por ferrocarril la capital Quito con el puerto comercial más importante del país, Guayaquil. Dirige, personalmente, la reforma educativa bajo los principios de obligatoriedad y gratuidad de la enseñanza escolar, tarea inmensa por lo que solicita apoyo a la Iglesia Católica y, en especial, a la orden de los padres jesuitas, a quienes se les conceden grandes atribuciones. En la enseñanza universitaria, diseña nuevos planes de estudios, crea becas para estudiar en el extranjero, atrayendo a docentes e investigadores europeos[20], crea nuevas carreras técnicas y abre nuevos centros superiores. Las reformas impulsadas por Gabriel García Moreno alcanzan al ejército, en el que se restaura la Escuela Militar y Náutica y crea la Escuela de Artillería.

La política exterior se desenvuelve en un doble ámbito, de un lado, defiende la integridad territorial del Ecuador[21], frente a agresiones extranjeras, y, de otro, desempeña una política internacional activa y neutral[22]. Desde el punto de vista constitucional, este periodo se rige por dos cartas magnas, la primera se caracteriza por proclamar el sufragio universal para la elección de presidente y vicepresidente de la República, la abolición de la pena capital y la estructuración centralizada del poder administrativo del estado. La segunda de las constituciones, conocida como “ La carta de la Esclavitud”, se convierte en él más claro ejemplo del civilismo clerical, que se impone a la sociedad ecuatoriana, se refuerza el poder ejecutivo del presidente, mientras que se recortan libertades públicas como son el derecho de manifestación y de libertad de prensa.

Durante este periodo, existe un intervalo continuista de la política garciana entre los años 1865 – 1869, presidido por Jerónimo Carrión y por Xavier Espinosa que sirve de transición entre el primer y segundo mandato presidencial de Gabriel García Moreno.

I.- 1.A.f. Periodo del civilismo liberal catolico o caamañista (1875 – 1895)

Tras el magnicidio de Gabriel García Moreno, le sustituye el vicepresidente Coronel Azcazubi, y se inicia un periodo progresista en el que los conservadores pierden respaldo político del electorado, en favor de los moderados, representados en la persona de Antonio Borrero[23]. La presidencia fue breve y víctima de la oposición ejercida tanto por los garcianos, de un lado, y de los liberales, de otro, como por los cabildos[24] frente al poder central. Este periodo culmina con la sublevación armada del general Ignacio Veintemilla, que pone termino a la legalidad vigente.

La presidencia del general Veintemilla[25] es un largo paréntesis dentro del periodo del civilismo liberal católico, que se extiende a lo largo de más de siete años, en el que gobierna democráticamente entre dos dictaduras personales presididas por el propio general. Se le imputan al general, la muerte del Arzobispo de Quito, M. Checa y Barba como la del dirigente conservador Vicente Piedrahita, dentro de las persecuciones realizadas contra la Iglesia Católica. Durante este periodo, el Ecuador experimentó una prosperidad económica sin precedentes, gracias al sector de las exportaciones agrarias, que ayudó a sanear el sistema monetario ecuatoriano. Fue un periodo populista en el que el general no escatimo en derrochar dinero en fiestas y bailes populares con lo que buscar la identificación del pueblo con la presidencia. Se pueden destacar dos de las muchas excentricidades, que significaron la desfachatada personalidad del general y la forma en que gobernó, como fue el amor exacerbado a su sobrina, con la que no tuvo reparo alguno en hacer gastos desorbitados para el erario público, y con la que llegó a contraer matrimonio y la autoproclamación como Capitán General del Ejercito y las solemnidades que del cargo emanaban.

Finalizado el periodo presidencial en el que ejerció la máxima magistratura democráticamente, continuó en la presidencia mediante una dictadura que provoco la aparición de las primeras montoneras conservadoras, con brotes guerrilleros diseminados por todo el país. La fuerte presión ejercida por la oposición y la derrota sufrida en la batalla de Guayaquil, se le conminó al exilio, siendo sustituido en el ejercicio del poder por un “pentavirato”[26] , que convocará a una nueva Asamblea Constituyente, presidida por Francisco Xavier Salazar[27].

La nueva constitución abre el periodo histórico conocido como el de la Restauración, presidido por José María Plácido Caamaño, con el que se continuo el periodo progresista[28]. En este gobierno se observa un desarrollo muy importante de las obras públicas con la creación de caminos y puentes, que mejoren las vías públicas del territorio nacional. La aparición del telégrafo inicia el proceso de desarrollo de las telecomunicaciones en el Ecuador. Aparecen las primeras montoneras liberales, duramente reprimidas por el gobierno en Manabi y dirigidas por los generales Eloy Alfaro y Leonidas Plaza, futuros presidentes de la República.

La nueva victoria electoral del partido progresista, eleva a la presidencia a Antonio Flores Jijón, hijo del general Flores, sucediendo a Plácido Caamaño en la magistratura. Los derechos de expresión, de opinión y manifestación son libremente ejercidos, si bien se intentan regular los limites de su ejercicio con la Ley Interpretativa de 1886, que busca el ejercicio responsablemente tanto de los ciudadanos como de los medio de expresión, sin que se provoque los conatos de rebelión armada que protagonizaron las montoneras liberales en la administración anterior. Se intenta resolver el conflictivo del crédito externo, íntimamente vinculado a la “deuda inglesa”. En Washington, se celebra la Primera Conferencia Internacional Americana, en la que entre otras cuestiones se resuelve el conflicto fronterizo con Perú, por que lo que el Ecuador cede los derechos sobre la gran hoya amazónica al Perú, reservándose las vías de acceso al río Amazonas por los ríos Pastaza, Morona y Santiago[29].

La política financiera tendente a la solución del problema del crédito externo radicaliza la contestación de la oposición no sólo liberal, sino también garciana, este problema esta íntimamente vinculada a la “deuda inglesa” pendiente de solución desde la guerra de la Independencia. Así, por ello, se busca dentro del movimiento un nuevo candidato que sea capaz de superar la situación de desmoralización existente en el electorado y atraer un mayor respaldo social en el proceso electoral para la causa progresista. El candidato elegido será Luis Cordero, que cierra el periodo progresista, no sin antes reconocer los esfuerzos realizados por crear un gobierno armónico con presencia dentro del mismo de representantes progresistas, conservadores y liberales. El único incidente a destacar entre las diferentes fuerzas que componen el gobierno, es el voto de censura ejercido por los conservadores contra el ministro de hacienda, de origen liberal. La caída del progresismo se produce con uno de los mayores escándalos de la historia del Ecuador, conocido como “la venta de la bandera”[30], dando lugar a la dimisión del presidente, que es, inmediatamente, sustituido, nombrándose presidente interino Vicente Lucio Salazar, a quién se le encarga el proceso de elección presidencial, que no se lleva a termino tanto por la inestabilidad política del momento, como por la división interna de los partidos políticos.

I.- 1. A. g. Periodo del liberalismo radical o alfarista (1895 – 1912)

En Guayaquil, el 5 de Junio de 1895, estalla el pronunciamiento liberal radical en el que se propone como Jefe Supremo de la República al general Eloy Alfaro, exiliado en Nicaragua. La jefatura del estado, de esta forma alcanzada, se va a enfrentar tanto con la oposición del movimiento conservador[31], que en constantes montoneras durante este dilatado periodo intentará derribar al gobierno liberal, como con la Iglesia Católica, opuesta al gobierno por la política de marcada tendencia laica, que se extiende a todos los ámbitos del proyecto liberal[32].

El presidente Alfaro padece igualmente dentro de sus propias filas, la oposición política, tanto de los liberales moderados como de los liberales más radicales[33], opuestos a su política gubernamental. Desarrolla una amplia actividad económica y social de la que cabe destacar la finalización del trazado de la vía del ferrocarril, que une las dos ciudades más prósperas del país, Quito y Guayaquil, iniciado bajo la presidencia García Moreno. Reforma completamente la educación con la creación de institutos nacionales y de institutos normales, completamente laicos y fuera del ámbito de influencia de la Iglesia. En el proceso electoral de 1901, se abandonan los postulados del extremismo radical defendidos por el general Manuel Antonio Franco, para aproximarse a un liberalismo de corte moderado, representado por el general Leonidas Plaza, con el que se alcanzará la presidencia. La naturaleza laica del gobierno se mantiene y se lleva a la aprobación de tres proyectos de ley, de enorme importancia, que le enfrenta con las autoridades eclesiásticas y los sectores más conservadores como son la Ley del Matrimonio Civil, la Ley del Divorcio y la Ley de Cultos, por lo que se separa, definitivamente, el Estado de la Iglesia. El continuismo de la política del laica y liberal se realiza a través del nuevo presidente, Lizardo García, si bien se ve violentamente interrumpida su magistratura por el alzamiento liberal radical de Año Nuevo encabezado por el general Eloy Alfaro, que de la Jefatura Supremo de la República accede, tras un proceso constituyente, a la Presidencia Constitucional. De nuevo, encaramado en el poder el radicalismo, se restringe la actuación de los católicos, mediante la libertad de cultos y el decreto de confiscación de bienes a la Iglesia. Se instaura un periodo de represión contra los opositores políticos conservadores, como es el caso del general Antonio Vega Muñoz, como de políticos liberales, el general Emilio María Terán. La situación desborda los limites admisibles de la tolerancia, provocando una sublevación generalizada que obliga a Eloy Alfaro a exiliarse en Panamá. Carlos Freile Zaldumbide asume la presidencia interina de la República para dar paso constitucionalmente a la presidencia a Emilio Estrada, que fallece al poco tiempo de tomar la posesión de la Presidencia, por lo que torna, nuevamente, el país a la inestabilidad y a una situación de guerra civil, lo que aprovecha Eloy Alfaro para regresar del exilio; derrotado y preso es conducido a Quito, y en el ejido las turbas acaban con él y con sus más fieles correligionarios[34].



I.-1.A.h. Periodo del civilismo plutocratico liberal o placista (1912 – 1925)

Este periodo histórico se encuentra enmarcado entre dos grandes figuras, la del presidente Leonidas Plaza y la de Francisco Urbina Jado, hijo del que fuera presidente y general Urbina, presidente y director del Banco Comercial y Agrícola.

Con la segunda presidencia del general Leonidas Plaza, el Ecuador experimentó un gran desarrollo en las comunicaciones tanto por ferrocarril, como por vía terrestre con caminos, carreteras y puentes a lo largo de territorio nacional, así como con la instalación de la red del telégrafo, que ayudaron enormemente a la expansión del comercio interno y externo. Fomentó el desarrollo de los estudios técnicos, en especial, los institutos agrónomos. El conflicto político se presenta en Esmeraldas, encabezado por el Coronel Carlos Concha Torres, que con apoyo de la población negra y de las poblaciones colombianas limítrofes, acosó al gobierno sin tregua, provocando el despilfarro de los ingresos fiscales y los fondos del ejercito en sofocar los focos de la revuelta armada, lo que no será posible eliminar hasta la siguiente presidencia mediante una amnistía general.

El marco histórico internacional que marca, definitivamente el periodo, es la Primera Guerra Mundial, de la que si bien, el Ecuador se mantiene neutral política y militarmente, en el aspecto económico, se ve muy favorablemente influida. Las medidas económicas adoptadas son de carácter conservador, como la suspensión de pagos en oro como medida para mantener las reservas, gracias a la Ley de Moratorias, normativa dictada para la defensa del sistema financiero de la República. Este sistema sitúa a los bancos, en particular al Banco Comercial y Agrícola, en una situación de preeminencia en la economía financiera, que les permite, tanto la emisión como el préstamo de moneda, atendiendo a los intereses de cada momento, al disponer del circulante del país[35]. Este poder económico facilita la posibilidad de tener sometido al poder político, como así sucedió, y que no sólo abarca a este poder, el político, sino también al incipiente sector industrial, al sector exportador e, incluso, a los medios de comunicación, en la medida en que solicitaban préstamos para atender a las necesidades de expansión empresarial.

Las presidencias de Alfredo Baquerizo Moreno (1916 – 1920), José Luís Tamayo (1920 – 1924)[36], abogado del Banco Comercial y Agrícola y Gonzalo Córdoba (1924 – 1925)[37] mantienen el continuismo político y económico de la anterior presidencia bajo la influencia de Leonidas Plaza y Francisco Urbina.

En 1916 se firma el tratado Muñoz Vernaza – Suarez[38], que delimita territorialmente la frontera entre Ecuador y Colombia, fuente más tarde de conflicto al firmarse el Tratado Salomón – Lozano (1922), en el que Colombia cede al Perú, los territorios que Ecuador previamente había cedido a este en 1916.

I.-1.A.i. Periodo de decadencia liberal o arroyista (1925 – 1944)

El periodo de crisis se produce con la Revolución Juliana, que pone termino al periodo plutocrático dando acceso al poder a las clases sociales urbanas y profesionales del país, y toman conciencia política de su condición y participan activamente en ella, las clases más populares de la nación. Son tres, las fases en las que se desenvuelve este periodo: el periodo del Doctor Isidro Ayora, de carácter reformista de 1925 a 1930, la década de crisis y ascenso de los movimientos sociales, de 1930 a 1939, y, finalmente, el arroyismo que determinan la crisis definitiva del estado liberal.

Los propósitos de la Revolución Juliana son, esencialmente, tres: la necesidad de una transformación que acabe con la estructura política caudillista de la oligárquica tradicional, en el que se dé paso a una democrática, la reforma económica del país, renovando el sistema financiero y bancario e instaurando un sistema fiscal más justo y la sustancial mejora de las condiciones sociales para las clases más desprotegidas, que den satisfacción a las necesidades, que estas demandan. Surge entorno a las propuestas anteriores el “Gobierno Plural” o “ Junta de siete miembros”[39], compuesta por personalidades de gran prestigio social y profesional, opositores al régimen plutocrático, que puedan conseguir los fines antes citados. Lo que entra en directa colisión con los intereses del Banco Comercial y Agrícola, que no tardará en hacer fracasar el proyecto, se constituye una segunda Junta de Gobierno[40], que igualmente fracasa, por lo que se nombra presidente provisionalmente al Doctor Isidro Ayora[41]. Políticamente, suprime la Junta Central Militar y acaba con los intentos sediciosos de ciertos sectores del ejercito. En el campo de la economía, no fue menos severo, multó fuertemente la emisión de moneda ilegal, redujo las deudas del estado e incauto reservas de las entidades privadas para la constitución del futuro Banco Central. Solicitó ayuda técnica a Estados Unidos, para la reforma de las estructuras económicas y financieras mediante la “Misión Kemmerer”[42]. Y en el ámbito social, el presidente Ayora crea las cajas de pensiones como medio de previsión social y, en cumplimiento de las normas de la O.I.T., crea la Inspección General de Trabajo junto con el Ministerio de Previsión Social y Trabajo y elabora el Código de derechos sociales. Al tercer año del aniversario de la revolución, se convocan elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente, eligiéndose presidente al Doctor Ayora. La nueva presidencia se ve sometida a las fuertes tensiones internas y externas, que le condicionan seriamente la iniciativa política. La presión ejercida por el poder legislativo, con la consiguiente caída del Ministro de Gobernación, Julio Moreno[43], y la grave crisis económica norteamericana de 1929, que produce graves efectos en el ámbito internacional, de los que el Ecuador no puede ser ajeno, ponen termino a este periodo.

El vacío presidencial da lugar al anuncio de nuevas elecciones presidenciales que ganó el candidato Neptalí Bonifaz Azcazubi, gracias al apoyo obtenido de las masas populares, ampliamente implantadas en la sierra, con independencia del origen oligárquico del candidato. La férrea oposición ejercida por liberales e izquierdistas, le llevan a su descalificación presidencial, al hacerse público la opción tomada en su juventud para obtener la nacionalidad peruana, hecho que fundamenta la resolución del Congreso en favor de esta decisión. Las consecuencias son graves al estallar un conflicto civil, conocido como “la guerra de los cuatro días”. En 1932 accede a la presidencia constitucional Martínez Mera, que al poco tiempo renuncia a la magistratura en favor de Abelardo Montalvo, que abre un nuevo proceso electoral, que permitirá el acceso a la presidencia por primera vez de José María Velasco Ibarra, elegido por la mayoría de la nación, frente a las formaciones políticas del conservadurismo y del liberalismo radical, formaciones políticas mayoritarias y perfectamente estructuradas, que no oponen resistencia a su figura en el proceso electoral, únicamente, lo hacen frente los incipientes partidos de izquierdas, socialistas y comunistas, en una apuesta por medir entre ellas sus fuerzas frente a un mismo electorado. La pequeña oposición parlamentaria al presidente, es contestada violentamente en las calles, lo que les lleva a dar un plante al presidente, circunstancia que aprovechará Velasco Ibarra[44] para disolver el congreso, encarcelar a los miembros de la oposición y convocar a un proceso constituyente, que redacte una constitución que sustituya al texto político de 1929. La guardia encargada de acompañar a la promulgación del decreto, antes de terminar su lectura, aborta el intento de autogolpe y derriba al presidente, manteniéndose fiel a la constitución vigente.

Tras la caída de Velasco Ibarra, se suceden una serie de acontecimientos que demuestran la grave crisis por la que pasa la República como son, la interinidad presidencial de Antonio Pons, sucedida por la dictadura civil de Federico Páez, sustentada por el ejercito, que una vez fracasada, eleva a la Jefatura Suprema del Estado al general Enríquez Gallo y a la que este, más tarde, renunciará. En 1938, tras el breve lapso de tiempo que ejerce la Jefatura Suprema,
Manuel María Borrero, se busca una nueva vía de solución política a la crisis por procedimientos democráticos, con la apertura de un nuevo proceso constituyente, siendo nombrado presidente Aurelio Mosquera Narváez, máximo dirigente del partido liberal radical, que debe de hacerse cargo de una situación lamentable, desde el punto de vista económico, rondando la banca rota del estado y con la presión política de la oposición, damnificada por la disolución del anterior congreso. La situación, se agrava, con la renovación de cargos, de funcionarios delegados, de representantes y de empleados de duración limitada al periodo presidencial de la Administración Pública. La situación culmina agravándose con el fallecimiento del presidente.

Las elecciones de enero de 1940, dan la victoria a la candidatura del partido liberal, accediendo Carlos Arroyo del Río[45] a la presidencia republicana, con lo que se completa la tercera fase del periodo de decadencia liberal. Las elecciones son ganadas de forma fraudulenta y marcadas por la represión política que padece la oposición al gobierno, esto provoca que Velasco Ibarra se alce militarmente y lleve la situación al borde de la guerra civil al Ecuador. El intento se ve frustrado y obliga al dirigente populista a exiliarse fuera del país. El gobierno de Arroyo del Río ejecuta medidas tendentes a politizar la Administración Pública, provocando la imposición de militancia política en el liberalismo radical, para el ejercicio de cargos públicos y se profundiza en las medidas para fomentar el componente laico del estado, entre los que cabe destacar la prohibición de actos religiosos en público. El Perú aprovecha esta circunstancia conflictiva para invadir militarmente Ecuador, el 5 de Julio de 1941, tanto en el sur del país como en los territorios amazónicos, objeto de disputa entre ambas naciones. La intervención de Estados Unidos no se hace esperar, obligando a las partes a aceptar el alto el fuego, y dando una solución provisional, en falso, al conflicto en clara desventaja para Ecuador. La reunión de Cancilleres de América, celebrada en Río de Janeiro[46], con la finalidad de evitar que, el conflicto de la Segunda Guerra Mundial, se pudiese extender al resto del continente Americano. La situación de la guerra obliga a firmar con esta misma potencia, la cesión de bases militares, fundamentales, para la guerra del Pacífico, dentro del territorio ecuatoriano, lo que es ampliamente rechazado en todos los sectores sociales, ya sean estas las capas más deprimidas y populares, como de los sectores de la oposición al gobierno, pertenecientes a los extractos más elevados de la sociedad, al considerarse una cesión como una renuncia a parte de la soberanía nacional a una potencia extranjera. La reanimación de los proyectos de obras públicas como el intento de fomento de la educación y la cultura, no son suficientes para la insatisfacción generalizada de la población, que cristalizará con la “Revolución de Mayo”[47], obligando al presidente Arroyo del Río a exiliarse.

I.-1.A.a. Periodo del civilismo populista o velasquistas (1944 – 1962)

Este es el periodo de la historia ecuatoriana de mayor estabilidad política, económica y social hasta ese momento y marca el inicio de la participación de las clases populares en la participación del poder político de la nación - pasando a un segundo plano las fuerzas tradicionales que representan a la aristocracia terrateniente y a las clases plutocráticas -, a través de dos tipos de movimientos político-sociales: el movimiento obrero en sus diferentes formaciones y el movimiento populista en sus diversas manifestaciones. Figura excepcional de este periodo es, J. Mª. Velasco Ibarra, que canalizará las demandas sociales y dará cauce de expresión al creciente protagonismo de las clases medias en el desarrollo económico y social del Ecuador, con el predominio político de los civiles frente al de los militares, y con la consecución de tres presidencias civiles consecutivas sin interrupciones[48], hecho sin precedentes hasta este momento.

La caída del arroyismo a manos del velasquismo, lanza a la figura de su dirigente al protagonismo político alcanzando la presidencia, que será derrocado y enviado nuevamente al exilio, por el ministro de defensa, coronel Carlos Mancheno, proclamado dictador, quien a su vez sufre el levantamiento del vicepresidente Mariano Suárez Veintemilla, que renuncia al cargo para evitar un nuevo conflicto civil. Ante esta conflictiva situación se reinicia un proceso democrático en el que se nombra interinamente presidente a Carlos Julio Arozamena Tola que convoca elecciones a la presidencia en las que obtiene el apoyo popular Galo Plaza Lasso[49], con el que se alcanza la etapa de estabilidad social y económica tan deseada. El presidente solicita la ayuda y asesoramiento internacional con el que se cimiente las bases del Ecuador moderno. Contribuye a esta situación el terremoto sufrido en la provincia de Tunguragha, con el que queda arrasada la mayor parte de su capital, Ambato. Este lamentable suceso provoca un movimiento de solidaridad y cooperación mutua en el pueblo ecuatoriano, digno de reconocimiento, y que sirve de fundamento a la toma de conciencia colectiva social, que será capitalizada por los poderes públicos, tanto para salir de la grave situación padecida como para ayudar al posterior desarrollo económico del país. Es consecuencia de este desarrollo económico el fortalecimiento del sector exterior, centrado en la exportación de productos agro-alimentarios y, más concretamente, el banano, que se conocerá comúnmente como el “boom del banano”. Las nuevas técnicas de explotación agraria, la selección de semillas y la elección de productos más resistentes a las plagas, logrará el éxito alcanzado por el sector exportador, que se unirá a otros productos como son el cacao, el café, el arroz, la pimienta y los sombreros de jipijapa. El antiguo predominio de la Iglesia Católica, se encuentra en continuo declive desde la presidencia de Arroyo del Río, y se contrapone al apoyo oficial que el estado presta a las Iglesias Evangélicas, de origen norteamericano. La enseñanza es totalmente laica, y el ministro de educación, Carlos Cueva Tamariz, miembro del Partido Socialista del Ecuador, reestructura la enseñanza con planes de estudio más modernos y renueva las plantillas del profesorado, favoreciendo a los militantes y simpatizantes del partido socialista, que hará feudo propio en el sindicato de docentes a partir de entonces. La oposición política corre a cargo de la Concentración de Fuerzas Populares, de Carlos Guevara Moreno, que sufre la persecución personal por parte del gobierno como el órgano de difusión del movimiento, la revista “ Momento”. Alrededor de este movimiento, se plantarán las bases de una plataforma cívica sostenida por la aristocracia agraria, los sectores independientes del conservadurismo y del liberalismo y será encabezada, de nuevo, por J. Mª Velasco Ibarra, que alcanzará, por tercera vez, la presidencia de la República.

La tercera presidencia de Velasco Ibarra, será la única que logre agotar al completo, sin interrupciones y en los plazos marcados por la constitución. El esfuerzo político de la presidencia descansa en la persona del ministro de gobernación, Camilo Ponce Enríquez, que encuentra apoyo de los sectores exportadores de la economía y en los grupos conservadores independientes. Ejerce una fuerte censura en los medios de prensa escrita, como son “El Correo” de Quito y “La Nación” de Guayaquil que serán clausurarlos por orden gubernativa. Las obras públicas experimentan un gran desarrollo, en especial, las comunicaciones terrestres y ofrece a las fuerzas armadas una importante inversión en infraestructuras militares y armamento, como en servicios ejemplo de esto es la construcción del Hospital Militar de Guayaquil. Finalmente, desde el análisis económico, mantiene la bonanza de la presidencia anterior, con el apoyo de los mismos sectores económicos favorecidos por su política y crea el órgano de asesoramiento y control económico del país, la Junta Nacional de Planificación y Coordinación Económica”.

El proceso electoral de 1952, eleva a la distinción presidencial a Camilo Ponce Enríquez[50], con una política continuista respecto de la anterior presidencia, de la que formó parte esencial de la misma. Es el primer presidente católico, en sesenta y un años, por lo que tratará de reforzar los lazos con la Iglesia Católica, durante todo el periodo presidencial. El proceso de obras públicas prosiguen, incluso, con obras de mayor envergadura y arraigo en el recuerdo del pueblo. Se mantiene el proceso de expansión económica con la exportación de los productos agrarios y se relanza la demanda interna, con lo que se desarrolla las clases medias urbanas y toman protagonismo, no sólo político, sino también social. El esfuerzo en inversiones en el ejercito, se centra en la creación de la Comandancia General de la Marina y la Escuela de Artillería. En esta presidencia se produce el divorcio político entre las dos figuras del velasquismo, la del presidente Ponce y la del viejo dirigente Velasco Ibarra, lo que provocaría al primero, una perdida de apoyo social. El 1 de Septiembre de 1960, Velasco Ibarra alcanza por cuarta vez, la dignidad presidencial, con el apoyo de las fuerzas populistas y de izquierdas. Es el inicio del periodo de crisis de las exportaciones, con la caída de la demanda de los productos agro-exportadores, en especial, el banano, con la aparición de nuevos países productores y, en definitiva, por la bajada generalizada de los precios, que provocan la devaluación de la moneda, el sucre, y las negativas consecuencias que produce sobre la economía, y, en general, sobre toda la sociedad al ser dependiente la economía de este sector. En el ámbito de las relaciones internacionales se crean dos situaciones conflictivas. Las relaciones ecuato-peruanas entran en crisis, con la decisión presidencial de rechazar el Protocolo de Río de Janeiro, con el apoyo entusiasta del pueblo ecuatoriano, como documento base para la delimitación territorial de la frontera común entre ambos países, causando inquietud en el vecino país. Y el otro conflicto, se produce en las relaciones con los Estados Unidos, con respecto a la reclamación de la reserva como Mar Territorial las doscientas millas, que proclamaron en 1952, Chile y Perú[51]. La situación propicia, una vez superados los primeros momentos del conflictos, la visita oficial por parte de Estados Unidos, del representante A. Stevenson, para devolver las relaciones mutuas al marco de amistad, buen entendimiento y cooperación entre ambos países[52], lo que da lugar a la explosión social de los sectores estudiantiles, sindicales y de partidos de izquierdas, que degenerará en manifestaciones y desordenes públicos hasta la intervención de las fuerzas armadas, deponiendo al presidente y encargando la magistratura vacante al presidente de la Corte Suprema, para que convoque un proceso electoral, que será, nuevamente, interrumpido por el ejercito, que cederá, seguidamente, el poder a Carlos Julio Arosemena Monroy.

I.-1.A.k. Periodo de militarismo institucionalizado o de las Fuerzas Armadas (1963 – 1979)

Con la intervención de las Fuerzas Armadas comienza un nuevo ciclo político de claro protagonismo militar, en el que se ponen y deponen presidentes constitucionales, y en el que se instauran regímenes dictatoriales, el primero en sufrir la intervención militar es Velasco Ibarra. El sucesor Arosemena sufre el mismo percance, al caer en desgracia ante los círculos castrenses, en un reducido plazo de tiempo, por los múltiples errores políticos en los que incurrió, en especial, por el apoyo político y económico prestado a la Cuba del comandante Castro.

El 11 de Julio de 1963, se hace con el poder la Junta Militar de Gobierno[53], que instaura, rápidamente, una política de represión frente a cualquier intento de oposición a las fuerzas armadas, con independencia de la ideología de la fuerza política de que se trate, y, en concreto, contra las fuerzas de izquierda. A semejanza de los países del entorno, se dicta la Ley de Seguridad Nacional[54], que alenta Estados Unidos desde el Pentágono. Entre las medidas de carácter social que implanta la Junta, se encuentra la supresión, de la obsoleta y humillante institución, del Huasipungo[55]. En el ámbito de la economía, la reforma tributaria y fiscal del estado y la elaboración de un Plan de Desarrollo, elaborado por la Junta Nacional de Planificación, dirigida por Clemente Yerovi[56], quien más tarde presidirá un gobierno civil interino, de forma independiente y gracias al reconocimiento general por la labor realizada en la dirección de esta junta de planificación. Entre sus aciertos, sin duda, se encuentran la promoción de la Corporación Financiera del Ecuador, que implanta las bases del sistema financiero del sector privado e inicia las medidas necesarias para abrir un proceso constituyente, al que no se presentará, por ser contrario, tanto a las conspiraciones de las formaciones políticas, como al clientelismo que genera la actividad política. Resulta vencedor del proceso electoral, Otto Arosemena Gómez, que convoca la Asamblea Nacional Constituyente con la que se aprueba la constitución de 1967, precedida de una autoproclamación como presidente constitucional del Ecuador. De la labor política desempeñada, podemos destacar ciertas actuaciones delirantes en el ámbito de las relaciones internacionales, como fueron la negativa a la firma del documento de la Reunión de la Cumbre Panamericana de Presidentes de Estados, celebrada en Punta del Este, manteniendo la posición en solitario frente a los demás estados, la ruptura de relaciones con Haiti y la declaración de persona “non grata” al embajador de Estados Unidos. La concesión de explotaciones de gas, salpica su honorabilidad personal, como a la de algunos de sus colaboradores más cercanos, perdiendo confianza política en las bases políticas en las que se sustenta. La convocatoria de elecciones presidenciales de 1968 lleva por quinta y, última vez, a José María Velasco Ibarra, a la máxima dignidad republicana.

La victoria del viejo político, ganadas del brazo del Partido Liberal Radical, frente a la emergente Concentración de Fuerzas Populares, otrora aliada, en otros procesos electorales, y encabezada por el ex-alcalde de Guayaquil, Assad Bucaram, no le permitirá gobernar con facilidad, por la presión que ejerce la oposición populista, que en las elecciones del medio periodo presidencial, le hacen perder el apoyo popular, que disfrutaba, con unos resultados catastróficos, que obliga al presidente Velasco Ibarra, el 22 de Julio de 1970, a autoproclamarse dictador. La dictadura civil velasquista, es incapaz de resolver los problemas de fondo, agudizando más la crisis, si cabe, de lo que se encontraba con anterioridad al “autogolpe” presidencial, por lo que el general Guillermo Rodríguez Lara, Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, mediante el “carnavalazo” transforma la dictadura civil en dictadura militar.

El 15 de Febrero de 1972 se constituye el Consejo Militar de Gobierno, que desembocará, finalmente, en la dictadura personal del general Rodríguez Lara. Arranca el nuevo periodo de dictadura militar con un desarrollo económico de gran importancia, propiciado por la expansión surgida fruto de la exportación del petróleo. El cariz ideológico del gobierno tiende hacia posicionamiento ideológico próximo a la tendencia nacional-revolucionaria de su vecino país, Perú, dirigido por del general Velasco Alvarado. Figura clave de la dictadura militar, es el ministro de energía, petróleo y minas, capitán de navío Gustavo Jarrin, que frena las prerrogativas de las multinacionales, que explotan los yacimientos, como Texaco y Gulf. El ejercito obtiene múltiples privilegios, bajo la dictadura, como la creación de empresas militares, entre las que cabe destacar Flopec (Flota Petrolera Ecuatoriana), además de otras relacionadas de carácter singular con la industria metalúrgica y la de automoción, en el ámbito de influencia de las industrias militares. Se produce un cierto aperturismo tendente a retornar al sistema democrático, que fracasa por la intentona golpista del general Raúl González, con la que se quiebra la imagen de positiva de Rodríguez Lara y su gobierno, con lo que comienza un proceso de involución en la dictadura. El cambio de poderes entre los dos sectores enfrentados del ejercito, se aplaza hasta la celebración del matrimonio de la hija del general en el Palacio de Carondelet[57].

La nueva autoridad militar se constituye como Consejo Supremo de Gobierno[58], en una dirección colegiada, conformando un triunviro, lo que no impide que las diferencias entre sus miembros se produzcan, debido sobre todo, a los respectivos talantes personales de cada uno de los miembros. El fin último del Consejo, es el regreso al sistema democrático de partidos políticos, pero intentando que el proyecto se desenvuelva en condiciones de orden público y seguridad, y evitando las confrontaciones sociales entre los diferentes sectores políticos y sociales, que pueda dañar gravemente la paz social y el desarrollo económico alcanzado. El gobierno militar endeuda al estado para el desarrollo de los planes sociales como la construcción de viviendas populares, como en la realización de grandes obras públicas, entre las que cabe destacar, el puerto nuevo de Guayaquil. La oposición política comienza a movilizarse contra el gobierno militar, ante las dudas y la pasividad que produce la situación política, económica y social del país. Entre los opositores destaca Abdón Calderón, dirigente del Frente Radical Alfarista, que será asesinado por un grupo de pistoleros al salir de la Universidad, sin que hasta el momento se hayan esclarecido suficiente tanto los hechos ocurridos, como los inductores del mismo. Junto a esta situación de violencia latente en la sociedad, se produjo el hecho más trágico y criminal de la dictadura, como fue la matanza de sindicalistas del complejo AZTRA y la represión del movimiento estudiantil y de maestros de instituto[59]. •- •-• -••• •••-•

Salvador Ceprian


[1] El estudio que desde el ámbito socio-político encontramos más interesante, es “El Poder Político en el Ecuador”, de Osvaldo Hurtado Larrea, un clásico de los manuales políticos del Ecuador, que clasifica la historia en dos periodos:

La época republicana (1820-1949), con sus periodos internos: periodo de origen (1820-1875), periodo de conformación (1875-1895), periodo de dominación liberal (1895-1925) y periodo del ocaso del bipartidismo (1925-1948).

La época moderna (1950-1975).

[2] Desde el análisis socio-económico y estudiando las fuerzas de dominación política y económica en su obra “Ecuador: una nación en ciernes”, de Rafael Quintero, establece seis etapas:

El nuevo Estado (1809-1860).

El Estado nacional o Neo-ibérico (1860-1875).

El Estado Terrateniente (1875-1895).

El Estado Burgués (1895-1934).

El Estado de Transición (1934-1948).

El Estado del Nuevo Régimen Burgués (1948-1976).

[3] En el ámbito meramente político tenemos que destacar dos obras. La primera obra extraordinaria, “Nueva historia del Ecuador”, de Enrique Ayala Mora, obra colectiva dirigida por el autor, divide en nueve periodos, el proceso histórico del Ecuador:

Fundación de la República (1830-1859).

Periodo Garciano (1860-1875).

Periodo Preliberal Agro-Exportador (1875-1895).

Periodo del Estado Nacional Burgués (1895-1925).

Periodo de la Revolución Juliana (1925-1929).

Periodo de Crisis (1930-1948).

Periodo de Estabilidad Política (1948-1960).

Periodo de Crisis del Estado Demócrata Burgués (1960-1979).

Periodo Político Contemporáneo.

La segunda de las obras citadas “Breve Historia Contemporánea del Ecuador” de Jorge Salvador Lara, en ella el autor realiza una labor de análisis político e ideológico, que divide en once los periodos históricos de la República:

Periodo de la Patria Heroica y Departamento del Sur de la Gran Colombia (1809-1830)

Periodo del militarismo extranjero o floreano (1830-1845).

Periodo del militarismo nacional o urvinista (1845-1860).

Periodo del civilismo conservador o garciano (1860-1875).

Periodo del civilismo liberal católico o caamañista (1875-1895).

Periodo del militarismo liberal radical o alfarista (1895-1912).

Periodo del civilismo plutocrático liberal o placista (1912-1925).

Periodo de decadencia liberal o arroyista (1925-1944).

Periodo del civilismo populista o velasquista (1944-1962).

Periodo del militarismo institucionalizado o de las fuerzas armadas en el poder (1962-1979).

Periodo del civilismo multipartidismo o partidismo político institucionalizado (1979-1997).

[4] Los sucesos de Agosto de 1809, tienen su origen en la Navidad anterior, en la que un grupo de discípulos de D. Eugenio Espejo, encabezados por Juan Pío Montúfar, marques de Selva Alegre, conspiran contra el poder de la metrópolis representado por el Conde Ruiz de Castilla, Presidente de la Audiencia de Quito.

[5] “ ...ganados los cuarteles y constituido un nuevo gobierno, enteramente por criollos, bajo el nombre de Junta Soberana, con tratamiento de “Majestad”. Fue designado presidente Juan Pío Montúfar, marques de Selva Alegre, ministros de estado Juan de Dios Morales y Manuel Rodríguez Quiroga, abogados, y Juan Larrea para Asuntos Interiores, Negocios Extranjeros y Guerra, el primero; Gracia y Justicia, el segundo, y Hacienda, el tercero. Jefe de la Falange de Quito fue designado el Capitán Juan Salinas, ascendido a Coronel. Se hizo el nombramiento de magistrados para administrar justicia, con el nombre de senadores e integrar el poder judicial que se denomino Senado. La noticia causa conmoción era la primera vez que soberanía y majestad dejaban de atribuirse al Rey de España en Hispanoamérica...”. Breve Historia del Ecuador de Jorge Salvador Lara. 1994, pág. 275.

[6] “ ...el fiscal solicitó la pena de muerte para setenta y dos personas y se remitieron las actuaciones al Virrey de Nueva Granada, proceso lleno de inexactitudes e irregularidades, que provocarían las jornadas del 2 de Agosto de 1810...” J.S.L. op. cit. pág. 279.

[7] Entre las víctimas de estos sucesos se encuentran Juan Salinas, Juan de Dios Morales, Manuel Rodríguez de Quiroga, Juan Larrea, Riofrío, Ascazubi y Villalobos entre otros, junto con los marqueses de Selva Alegre, Juan Pío Montúfar y Carlos, padre e hijo, respectivamente, que fueron exiliados a la península – falleciendo al poco tiempo -, el primero, y fusilado en Buga, el segundo. Estas insuperables bajas dejan a los futuros republicanos sin cuadros dirigentes capaces de conducir el proceso emancipador.

[8] La batalla de Pichincha el 24 de Mayo de 1822, pone al bando realista derrotado en situación de retirada con la perdida total de la Audiencia de Quito y su anexión definitiva a la República de la Gran Colombia, totalmente independizada de España.

[9] El esfuerzo realizado por el Departamento del Sur en el proceso de liberación del Perú, dejará seriamente hipotecado el futuro económico de la República, con la denominada “Deuda inglesa”, y socialmente, por las perdidas humanas que produjeron las campañas militares del Perú.

[10] El general Lamar, presidente del Perú y originario de la provincia del Azuay, perteneciente al Departamento del Sur, invade este territorio, con anuencia del general Santander, partidario del frente antibolivariano, enmarcado esta invasión dentro de los conflictos civiles que llevaron a la disolución de la Gran Colombia. La batalla de Tarqui, con la derrota de las fuerzas peruanas frente a las fuerzas de Antonio José de Sucre y Juan José Flores, dan por terminada la ocupación militar del territorio pero no así, las reivindicaciones peruanas sobre los mismos.

[11] La derrota de Tarqui establece un principio fundamental en el Derecho Internacional Americano al rechazar la conquista armada de territorios. “ La victoria no crea derechos”, de los que surge el Convenio Girón y la delimitación de territorios entre ambos estados.

[12] Ramón Miño, procurador general de Quito, incita a la ciudadanía a manifestarse ante los sucesos de la república ante el general Juan José Flores proclamando la separación del departamento de la Gran Colombia, proclamando la vocación bolivariana y de unión de los territorios y haciéndole entrega al general del gobierno civil y militar del Departamento del Sur, hasta la constitución de un nuevo estado.

[13] “nacido a orillas del Caribe y ecuatorianizado por disposición de una ley ad hoc, aunque más bien por deliberada voluntad de afincarse en el país, ligado por amor y quizá también por conveniencia a una rica dama quiteña de la alta aristocracia” J.S.L. op. cit. pág. 368.

[14] La guerra de los Chiguaguas en la que se enfrentan las fuerzas del general Flores y las de Rocafuerte, en la que se da lugar, a la transición de poderes entre ambos presidentes, sellada con una amistad que se mantendrá hasta la presentación del venezolano a su tercera presidencia que se saldo con la ruptura de la relación y la salida al exilio del segundo, que dirigirá la oposición exterior.

[15] La revolución Marcista, supone una reacción nacionalista, frente a la fuerte influencia extranjera en la dirección política del Ecuador, es, igualmente, una reacción civil, frente al militarismo floreano, si bien el movimiento civil degenerará en militar, por la arrolladora personalidad del general Urbina.

[16] El general Urbina fue, verdaderamente, el gestor de este periodo histórico, quien desde muy temprana edad, inicio una ascendente carrera política y militar, que experimentó un gran impulso, con motivo de la Revolución Marcista que le llevaría a desempeñar el cargo de la Secretario General de la Asamblea Nacional Constituyente y de ahí a la Secretaría General de la Presidencia de Vicente Ramón Roca, a la que seguirán las dignidades de diputado, senador, jefe de Estado Mayor y Jefe Superior Civil y Militar de Guayaquil, actuando, finalmente, como moderador entre Diego Noboa y Antonio Elizalde a la máxima magistratura republicana, mientras se consolidaba como el hombre fuerte del Estado.

[17] La expulsión de los jesuitas obedece a dos factores, el primero, como freno al apoyo que prestan a los sectores floréanos frente a Urbina, y, el segundo, por la influencia colombiana, que recoge el espíritu anticlerical que enraizará en el liberalismo radical y que es común a estos movimientos tanto en América como en Europa.

[18] En el año 1859, bajo la presidencia del general Robles, el Ecuador padece uno de los momentos más críticos de su historia, que cerca esta de llevarla a su práctica desaparición. El general Castilla, ante la situación de caos que invade la República, ocupa la zona sur del país. En Quito se produce un alzamiento contra el presidente y se constituye un triunviro provisional formado por Gabriel García Moreno, Jerónimo Carrión y Pacífico Chiriboga. Jerónimo Carrión, vicepresidente a la sazón y miembro del triunviro, instaura en Cuenca un gobierno personal. En Guayaquil, el general Guillermo Franco se alza ante la situación de deterioro existente y, en Loja, se proclama un gobierno federal encabezado por el Dc. Manuel Carrión. La situación de insurrección generalizada en todo el país obliga a salir al general Robles al exilio, mientras que en el sur se firma el Tratado de Mapasingue entre los generales Franco y Castilla.

[19] García Moreno es el exponente del político polifacético, conservador e ilustrado. Inició su formación con los jesuitas y los defiende políticamente contra el general Urbina, lo que le cuesta el destierro al Perú en 1853, del que regresará años más tarde llegando a ser Rector de la Universidad Central, hasta la siguiente expulsión, en esta ocasión, durante la presidencia del general Robles, con lo que se constituye en el principal opositor al régimen.

[20] Entre las autoridades académicas que llegan podemos destacar geólogos y geógrafos de la categoría de Teodor Wolf, botánicos como Luís Sodiro, matemáticos como Kolberg y Menter, médicos de la altura de Domek y Guereau. También recalaron en Ecuador juristas de la talla de Terenciani y Marti.

[21] La política de integridad territorial, tras el Tratado de Franco-Castilla o Mapasingue de 1860, le enfrenta al vecino Perú, que aprovechando la situación de desmoronamiento generalizado en el Ecuador, para ocuparla militarmente, obligando al general Franco a firmar tan vejatorio Tratado. En 1859, previamente, se había acordado el Protocolo Mosquera-Zelaya, entre Colombia y Perú, por el que se producía el reparto territorial o polonización de la República. Esta situación de caos, le lleva a solicitar de Francia, por medio del Encargado de Negocios, la constitución de un protectorado sobre el Ecuador, con la cesión de una parte del territorio, como formula de supervivencia ante la agresión exterior, y que Francia no aceptará. Durante el periodo comprendido entre los años 1862 y 1863, García Moreno lleva en dos ocasiones a la guerra contra Colombia, de las cuales sale en ambas, vencida. La primera frente a Julio Arboleda, dirigente conservador con el que pacta una rendición caballerosa, al tratarse de dos dirigentes conservadores. Y la segunda, frente al presidente liberal, general Tomás Cipriano de Mosquera, en el que las circunstancias internas del vecino país evitan que se impongan en las condiciones gravosas firmadas en el acuerdo de paz. Ello no libra de la ruina a las arcas de la Hacienda Pública ecuatoriana.

[22] La actividad internacional se concreta en el Concordato con la Santa Sede y su neutralidad activa en el conflicto hispano-peruano, en el que se propone como mediador, lo que le lleva a ser criticado en el ámbito continental por la poca conciencia americana al no oponerse a la antigua metrópoli, como sucede también en el conflicto Mexicano por la invasión sufrida por tropas europeas de franceses, británicos y españoles en apoyo del emperador Maximiliano desde 1861 a 1863, de la que ni tan si quiera eleva una protesta formal.

[23] Antonio Borrero y Cortaza, de origen cuencano y cuna aristocrática, ilustrado y escritor, colaborador de García Moreno, es el precursor de la corriente liberal católica que predominará durante este periodo político.

[24] El movimiento político de los cabildos abre el conflicto patente entre los sectores centralistas de los hacendados conservadores, frente a la incipiente clase exportadora que propugna un reequilibrio político relacionado con la estructura del poder, y más concretamente, del poder regional en el que la ciudad portuaria de Guayaquil compite frente a las ciudades serranas de Quito y Cuenca.

[25] El general Vintemilla representa como pocos, el prototipo de “caudillo bananero” tan extendido en Iberoamérica a lo largo del siglo XIX, fue conocido como “el presidente de los siete pecados capitales”, se le puede considerar como el prototipo de caudillo militarista del siglo XIX.

[26] “ Tras la cruenta batalla de Guayaquil, el 9 de Julio de 1883, el capitán general fue expulsado del Ecuador. Resistió hasta el fin y antes de marchar se hizo entregar por la fuerza cuantiosos recursos que decía adeudarle el Estado. Para entonces habíanse instaurado nuevamente varios gobiernos secciónales en el Ecuador: en la sierra, el provisorio, pentavirato conformado así: general Agustín Guerrero, doctor Luís Cordero, Rafael Pérez Pareja, doctor Pablo Herrera y José María Plácido Caamaño; en Guayaquil, Pedro Carbo, proclamado jefe supremo tras la fuga de Veintemilla; y en Manabi, Eloy Alfaro, también proclamado jefe supremo. Los tres gobiernos, tras la toma de Guayaquil declinaron sus funciones ante la nueva Asamblea Constituyente presidida por el general Salazar.” J.S.L. op. cit. págs. 409 y 410.

[27] “ En los años 1883-84, se inicia un periodo en el que la lucha política se desenvuelve dentro del marco jurídico representativo. Por primera vez en la historia ecuatoriana, los conflictos no desbordan los límites constitucionales y se ensaya la estructuración de un sistema de partidos, que son los canales de expresión de los intereses dominantes. Todas estas organizaciones políticas declaran su fundamental adhesión a los principios republicanos y en esta medida da tónica del decenio.” Lucha política y origen de los partidos políticos en Ecuador de Enrique Ayala Mora. págs. 189-190.

[28] “ El progresismo fue en verdad el dominio hegemónico de los terratenientes costeños exportadores de cacao, ante quienes los serranos cedieron la preponderancia. En lo ideológico, quiso ser de transición conciliadora entre el conservadurismo garciano, al que se pretendía enterrar y el radicalismo alfarista al que no se quería dejar nacer” J.S.L. op. cit. pág. 410.

[29] La delimitación territorial entre ambas repúblicas alcanza una nueva etapa con el Tratado García-Herrera, suscrito el 2 de mayo de 1890, aprobado no sin dificultades por el congreso ecuatoriano, al contrario del congreso peruano, que lo objeto por una exigua mayoría, lo que provoca desordenes públicos, con el asalto a los diferentes consulados ecuatorianos en el Perú.

[30] El conflicto de la venta de la bandera tiene su origen en la transacción realizada entre Chile y Japón del buque militar Esmeralda, durante el conflicto militar que se produjo entre el Japón y la China del que se había declaro Chile neutral, para no romper esta neutralidad se intenta realizar la venta del buque por medio de un tercer país testaferro. Este, no fue otro que Ecuador, que ante el conflicto asiático no se había definido ni como beligerante ni como neutral ante el mismo.“ A pesar de que Cordero no tuvo ninguna responsabilidad personal en el problema y de que, incluso, al conocerlo procuró sancionar a quien aparecía como responsable inmediato, lamentablemente miembro prominente de su gobierno, el presidente prefirió renunciar, ya que el escándalo, llamado “venta de la bandera” por la oposición – conservadores garcianos y radicales alfaristas – sirvió como poderosa arma de agitación política y hasta originó choques al abortar intentos conspirativos”. J.S.L. op. cit. pág. 411.

[31] Entre los dirigentes conservadores más importantes de este movimiento montonero, se encuentra el general Vega Muñoz, último dirigente que resiste el empuje del liberalismo radical, que finaliza con la caída de su feudo, la ciudad de Cuenca, en 1898 a manos del general Eloy Alfaro, que le abren las puertas de la Presidencia de la República.

[32] La nueva carta fundamental de 1896, no difiere de las anteriores, si bien, retira la invocación a Dios y deroga el Concordato con la Santa Sede.

[33] Eloy Alfaro conocerá también la oposición interna dentro de su propio movimiento, de un lado por el liberalismo moderado, la futura plutocracia dirigido por Leonidas Plaza, y, de otro lado, por sectores radicales encabezados por el general Franco, que inevitablemente llevará al país a un estado próximo a la guerra civil, en la que se condena entre otros a antiguos camaradas, como es el caso del general Pedro J. Montero, que es asesinado por los alfaristas.

[34] “ El joven jurista doctor Pío Jaramillo Alvarado, fiscal en el juicio para el esclarecimiento de estos asesinatos, acusó ante la historia “ la responsabilidad del gobierno del señor Carlos Fraile Zaldumbide” señaló como promotores principales a sus miembros doctor Luís Octavio Díaz y el general Juan Francisco Navarro.” J.S.L. op. cit. pág. 432

[35] “ Entre banquero y Gobierno se había establecido la misma interdependencia que entre el acreedor tiránico y el pobre deudor en permanentes apuros. El Gobierno necesitaba fondos, y el Banco Comercial y Agrícola esta dispuesto para proporcionárselos; para sueldos, para obras, para compromisos, se encontraba con un prestamista inagotable y generoso. Pero, en correspondencia, tenía que autorizar las emisiones de billetes a gran escala... Para eso se contaba con la celebre Ley Monetaria” Breve historia del Ecuador de Oscar Efren Reyes. pág. 251.

[36] “ Esta elección – se refiere al periodo electoral de 1920- se hizo en lucha con varios candidatos populares. Uno de estos, el más conspicuo, era el doctor Gonzalo Córdoba, que recogía as aspiraciones de la juventud y del izquierdismo de la época, que se reclamaban contrarios al predominio plutocrático, al Banco de Comercio y Agrícola y al caudillismo placista. Pero una vez triunfante el candidato oficial, Córdoba se allana a las circunstancias y acepto el cargo de ministro plenipotenciario en Venezuela... Pero la realidad fue distinta, sin Córdoba el pueblo comenzó a reaccionar. No se trata ya de posiciones personalistas ni de principios inaplicables, ni de partidos, sino de realidades económicas y sociales que urgía atención.” O.E.R. op. cit. pág. 255.

[37] El candidato Doctor Gonzalo S. Córdoba triunfó con cerca de 180.000 votos sobre unos 9.000 votos que alcanzó el más popular del resto de candidatos, coronel Juan Manuel Laso, en claro fraude electoral, en todo caso, poco pudo disfrutar de la presidencia, pues no llegó a cumplir el año en la presidencia por causa de la Revolución Juliana.

[38] El Convenio entre Perú y Ecuador por medio del Tratado Salomon-Lozano, suscrito en Lima el 24 de Marzo de 1922, llevó al Acta Tripartita firmada en Washington entre Colombia, Brasil y Perú para delimitar la frontera amazónica entre los tres estados, lo que provoca la ruptura de relaciones entre Colombia y Ecuador por el que se niega a este último las reivindicaciones de salida al Amazonas, abusando de que en las negociaciones realizadas, se negocian limites territoriales de lo que fue la Gran Colombia, como si coincidiesen con los limites de la Colombia, en el momento de la negociación.

[39] La Junta de siete miembros provisional de Gobierno estaba compuesta por eminentes ciudadanos: José Rafael Bustamante, Luís Napoleón Dillon, general Francisco Gómez de la Torre, Pedro Pablo Garaicoa, Francisco J. Boloña y Francisco Arizaga Luque.

[40] Esta nueva Junta se compone con Julio E. Moreno, Homero Viteri Lafronte, Isidro Ayora, Humberto Albornoz, Adolfo Hidalgo Nervárez y José Antonio Gómez Gault.

[41] “ Isidro Ayora Cueva era uno de los cirujanos más prestigiosos del país, con formación europea y profesor y decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Quito y concejal y presidente del mismo municipio. Hombre honesto y serio que llevó a la presidencia estas virtudes desde el 3 de Abril de 1926 al 9 de Octubre de 1929”. J.S.L. op. cit. pág. 451.

[42] “ La Misión Kemmerer, así llegó al Ecuador por Octubre de 1926 y actuó hasta los primeros meses de 1927. Su labor resultó formidable, así en la organización bancaria y en la solución de problemas monetarios como en la organización administrativa. Como fuentes informativas de primera mano se le habían ofrecido: un trabajo de Don Luís Napoleón Dillon, que con el título de “Casos y cosas del Ecuador”, que Mr. Kemmerer debe conocer, había publicado en los días mismos de la llegada de la misión; y, una oficina consultiva anexa al Ministerio de Hacienda en donde se había reunido, bajo la dirección y supervigilancia de técnicos ecuatorianos, cuanto dato se consideraba indispensable, incluyendo proyectos legislativos, totalmente transformadores, que los técnicos norteamericanos tenían que estudiar y aconsejar.” O.E.R. op. cit. pág. 269.

[43] “ Tres hechos contribuyeron: la huelga universitaria y colegial de Guayaquil, el voto de censura de su Ministro de Gobierno Julio E. Moreno propuesto por el diputado derechista por Tunguragua Alfredo Baquero, y la sublevación del batallón de zapadores de Chimborazo. Serenamente el doctor Ayora admitió la realidad y se separó del poder.” J.S.L. op. cit. pág. 455.

[44] José María Velasco Ibarra escritor, periodista, catedrático y político, cinco veces presidente de la República, nacido en Quito el 19 de Marzo de 1893, se dedicó al periodismo brillantemente, firmando sus artículos bajo el seudónimo de Labriolla, fue miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, como también de la Academia Nacional de Historia. Estudió en el extranjero, en Francia más concretamente. Sus comienzos políticos fueron como diputado por Pichincha presentada su candidatura por un grupo de amigos cuando se encontraba en el extranjero. Transcurridos dos años, alcanzó la presidencia de la Cámara y tuvo un protagonismo decisivo en la caída del presidente Martínez Mera, del que años más tarde reconocería su habilidad y honradez política.

[45] Carlos Alberto Arroyo del Río, abogado guayaquileño, se afilió tempranamente al Partido Liberal Radical, profesor de Derecho Civil y decano de la Facultad. En 1934 es elegido senador para acceder un año más tarde a la presidencia del Senado. En 1938 se encargó del poder ejecutivo tras la muerte del Presidente Mosquera Narváez y se promovió como candidato a la presidencia para el proceso electoral de 1939, a la que accede, el 1 de Septiembre de este mismo año.

[46] “ ...según tal Protocolo, los reclamos del Ecuador sobre las regiones amazónicas quedaban reconocidos apenas hasta lo que tenía en posesión efectiva en esa parte. Perú, además de la desocupación militar de la provincia de El Oro y de regiones tomadas en Loja (fruto de su reciente invasión), renunciaba a sus “pretensiones máximas”, que eran hasta las estribaciones mismas de los Andes ecuatoriano, puesto que, según él, hasta ellas tenían derecho por célula española de 1802”. O.E.R. op. cit. pág. 297.

[47] “ Tanto el asesinato de un menor como un choque – al parecer accidental – entre elementos del ejercito y del cuerpo de carabineros, desencadenó en efecto, un levantamiento popular que prácticamente liquidó a esa especie de guardia pretoriana de Arroyo que eran los carabineros... Entonces, la Alianza Democrática Ecuatoriana, frente patriótico formado por los partidos conservador, socialista, comunista y una fracción disidente del liberalismo, así como por los movimientos Vanguardia Revolucionaria Socialista y Frente Democrático, llamó a Velasco Ibarra para que asumiera la primera magistratura del país.” Ibid. pág. 108¿?.

[48] Las presidencias de Galo Plaza Lasso 1948-1952, José María Velasco Ibarra 1952-1956 y Camilo Ponce Enríquez 1956-1960.

[49] Galo Plaza, hijo del presidente Leonidas Plaza, nacido en Nueva York le determina su formación anglosajona y su vinculación con Estados Unidos, lo que le facilita ser nombrado Embajador del Ecuador en Washington, además posee importantes intereses agrarios y ganaderos en el país.

[50] Camilo Ponce Enríquez proviene, de ascendencia política paterna, del conservadurismo quiteño: El origen de su actividad política proviene de las filas del velasquismo, durante el arroyismo formará parte de lo que será la Alianza Democrática Ecuatoriana protagonista de la Revolución de Mayo de 1944. Es pieza clave de Velasco Ibarra, siendo canciller de la segunda presidencia y Ministro de Gobernación, de la tercera. Funda el Partido Social Cristiano con el entusiasmo de sectores conservadores e independientes que lo elevaran a la presidencia. Años más tarde, tras el divorcio personal con Velasco Ibarra, se convierte en el indiscutible dirigente de la derecha ecuatoriana, lo que, por otro lado, le separa de la presidencia al carecer del apoyo social y electoral del populismo.

[51] “... buques pesqueros norteamericanos incrementaron por entonces su libre faenar dentro de las 200 millas reservadas desde 1952 por el Ecuador, junto a Chile y Perú, lo que movió una redada hecha por la Marina Nacional, con la correspondiente captura de los infractores, acontecimiento que puso en pugna a los Estados Unidos y el gobierno velasquista.” . J.S.L. op. cit. pág 500.

[52] “ Más en esos mismos días, el vicepresidente Arosamena, acompañado de una abigarrada comitiva, viajó ostensiblemente a Moscú invitado por la Unión Soviética.” J.S.L. op. cit. pág. 500.

[53] La Junta Militar de Gobierno lo formaron los tres jefes de las armas militares: el capitán de navío Ramón Castro Jijón, comandante de la Marina, Luís Cabrera Sevilla y el teniente coronel Guillermo Freile Posso de la Aviación, junto con el coronel Marcos Gándara Enríquez, senador funcional de las Fuerzas Armadas.

[54] “... la Ley de Seguridad Nacional generalizada en América Latina por inspiración del Pentágono, consistente en la estructuración de un régimen policiaco para el cual no hay otro valor supremo que la denominada “Seguridad Nacional” al cual se subordinan todos los demás. Como parte de esa política se conculcaron sistemáticamente los derechos humanos y las garantías ciudadanas. Se multiplicaron las prisiones políticas y de facto se impuso la norma de que todos los detenidos son culpables a menos que comprueben su inocencia... se suprimió, en fin, el derecho de huelga y se restringió la libertad de asociación sindical” pág., 513 J.S.L. op. ct.

[55] “ ... Con el tiempo por este contrato - ordinariamente vitalicio – un campesino que carece de tierra se compromete a trabajar para un hacendado todo el año o la mayor parte de él. Esta obligatoriedad se extiende a su familia que debe colaborar en ciertas faenas agrícolas y prestar periódicos servicios domésticos: sus hijas como servicias y él como huasicama. A cambio recibe de su amo un anticipo en dinero, granos y animales - suplido -; un pedazo de tierra para el sustento de la familia - huasipungo -; una cuota mensual o trimestral de granos; y una muda para el año o algunas piezas de su indumentaria. Puede usar el agua de la hacienda, recoger la leña en el monte y paja en el páramo y dispone de un sitio para pastar sus animales. Si bien está previsto el pago de un jornal, los daños causados en las sementeras del patrón, la muerte de animales entregados a su cuidado y las ingentes necesidades de su familia le hacen caer en el endeudamiento mediante el sistema de suplidos. Por cada día de trabajo el patrón, el administrador o el mayordomo anotan una raya en su cuaderno. Anualmente se realizan las cuentas y se acreditan los días de trabajo a la deuda del concierto. Si muere, su familia continúa en el huasipungo; su mujer y sus hijos, cuando crecen, asumen la obligación de desquitar la deuda.”. El poder político en el Ecuador. Osvaldo Hurtado. 1977. págs. 62 y 63.

En relación con esta extinta institución, recomendamos la lectura de la novela “Huasipungo” de Jorge Icaza (1906-1978), escritor perteneciente al realismo iberoamericano, su obra inspirada en la cultura autóctona, y, especialmente, en la cultura indígena.

[56] Clemente Yerovi pacifico el país, restauró la economía y se apartó del poder en la fecha que el mismo estableció. Desempeñó las tareas presidenciales como mandatario civil y democrático, siendo un férreo defensor de los principios constitucionales y de la soberanía popular.

[57] El Palacio de Carondelet, es el viejo palacio sede de la Audiencia de Quito, mandado construir por el Varón de Carondelet, presidente de la Audiencia. En la actualidad y desde su origen como nación, es la sede de la Presidencia de la República del Ecuador.

[58] El Consejo Supremo de Gobierno presidido por el comandante general de la Marina, contralmirante Alfredo Poveda Burbano, e integrado por los jefes del Ejercito, general Guillermo Durán Arcentales y de la Aviación, brigadier general Luís Leoro Franco.

[59] “... se desencadena una escalada represiva en contra del movimiento obrero ( que tuvo su expresión más bárbara en la masacre cometida contra los trabajadores del ingenio AZTRA, el 18 de Octubre de 1977 ), igual que contra otros movimientos populares como el de maestros y estudiantes ( ilegalización de UNE y FESE ). Quizás pueda parecer contradictoria esta política que por un lado, parecía abrir el juego democrático y, por otro, acentuaba considerablemente la represión pero, en realidad, no había tal contradicción: se trataba, simplemente, de crear las condiciones de “viabilidad” de la democracia burguesa”. El Ecuador de 1960 a 1979 de Agustín Cueva. Nueva Historia del Ecuador Volumen 11 Epoca Republicana V. Editor Enrique Ayala Mora, editor. 1991. pág. 178.

 

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