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No a una legislación tiránica que destruye los fundamentos de Europa y desconoce la dignidad de los europeos

Los sofistas liberales

por Gonzalo Rojas Sánchez

¿Cuáles son las condiciones por las que -sin tener esos niveles de excelencia- otros ciudadanos podemos concluir sin equivocarnos que el entevistado es una persona inteligente… aunque quizás no concordemos con él o con ella? Podrían ser tres. En primer lugar, la capacidad para exponer un pensamiento desnudo con escasos recursos a los efectismos; en segundo lugar, la carencia de contradicciones internas; y en tercero, pero el más importante, la búsqueda y hallazgo de las verdades últimas de las realidades.

Si se leen o escuchan medianamente bien las numerosas entrevistas que nos ofrecen semanalmente los diarios, revistas, radios y canales del país, no podemos los chilenos sino felicitarnos por una constatación muy simple: hay gente muy inteligente en el país.

El arquitecto Undurraga hablando de Canal 13, el senador Flores develando su candidatura presidencial, el economista Marfán contestando sobre el Banco Central. He escogido, a propósito, a tres personas que no ocultan sus simpatías por el Presidente Lagos y algunos, evidentemente, por la Concertación. Gente inteligente, gente veraz.

¿Cuáles son las condiciones por las que -sin tener esos niveles de excelencia- otros ciudadanos podemos concluir sin equivocarnos que el entevistado es una persona inteligente… aunque quizás no concordemos con él o con ella?

Podrían ser tres. En primer lugar, la capacidad para exponer un pensamiento desnudo con escasos recursos a los efectismos; en segundo lugar, la carencia de contradicciones internas; y en tercero, pero el más importante, la búsqueda y hallazgo de las verdades últimas de las realidades.

Es lo que permite decir de alguien que es inteligente, que es veraz. Otros, lo parecen, pero son más bien ingeniosos, astutos, efectistas. En Grecia, los llamaban sofistas y su reino era el de lo vero-simil (parecido a la verdad). No eran inteligentes, aunque lo parecían, hasta que llegó Sócrates a decirles porqué se engañaban a sí mismos y muchas veces, sin querer, engañaban a otros.

Entre los liberales chilenos se está haciendo ya una moda el efectismo, la contradicción y, finalmente, el afán por llegar a lo penúltimo y canonizarlo como definitivo, cuando en realidad aún quedan muchas preguntas pendientes. Parecen inteligentes, pero algunos son solamente astutos, ingeniosos…. vero-símiles.

El caso más reciente -y muy notable- es del Andrés Velasco y su entrevista dominical para El Mercurio.

Tres ejemplos:

Efectismo: “Pregúntale a un taxista qué es un liberal y te mirará perplejo,” nos dice Velasco, para acotar después que “ese taxista y sus hijos probablemente se comportan de modo cada día más liberal, lo que es mucho más importante.” Pero todos sabemos que no existe “el taxista”, que los hay de todas las condiciones imaginables (quizás Velasco no ha frecuentado muchos los taxis chilenos, porque vive en los EEUU); tampoco existen “sus hijos” porque los hay de todos los modos imaginables. Algunos cumplirán su regla, unos pocos me atrevería a decir; otros muchos, no. Luego, puro efectismo en la frase.

Contradicción: “Lo que dicen el censo y las encuestas, los diarios y la tele es irrefutable. Ya sabemos que la gente tiene actitudes más tolerantes acerca del divorcio y la homosexualidad”, afirma Velasco en la segunda respuesta y… en la cuarta, mmmm, parece que matiza: “Los sectores más conservadores del catolicismo… no han parado de fortalecer su presencia en la sociedad.” En qué quedamos: ¿las encuestas dicen la verdad sobre una sociedad liberal o Velasco dice la verdad sobre una fortaleza conservadora en lo social?

Superficialidad: “Marx ya lo dijo: el capitalismo es el más revolucionario de los sistemas; sospecho que los muchachos gremialistas que lo reimpusieron en Chile no tenían este punto muy claro.” ¿Y quién dijo que Marx tenía la razón, quién dijo que Marx entendió que es de verdad el capitalismo, quién dijo que Marx dixit y chau? Lo que corresponbde es pensar si Marx tenía algo de verdad en su afirmación… o no. Pero la superficilaidad lo da por bueno. Sí, en el Siglo XXI, a Marx algunos liberales todavñia le creen

Cuidado, lea con cuidado.

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Gonzalo Rojas Sánchez

 

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