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Ahí está España / mejor tierra no la hay en toda Europa (Joxe Mari Iparragirre (1877 ))
¡Oh patria! Cuántos hechos, cuántos nombres;
cuántos sucesos y victorias grandes...
Pues que tienes quien haga y quien te obliga,
¿Por que te falta, España, quien lo diga?

[Lope de Vega, La Dragontea ]


La mirada y el corazón

por G.González

La mirada es la modulación personal del ver; ésta es la razón de que la mirada sea siempre personal y, condición de conocimiento

En la homilía de la Santa Misa a la que ayer asistí , en la iglesia que está enfrente de esta casa, el sacerdote, posiblemente también capellán del hospital, nos decía: “ El trato con los enfermos está siendo para mí la mejor Universidad, porque nada enseña tanto como el corazón de una persona”. Efectivamente, el conocimiento del corazón es un conocer muy alto y al mismo tiempo de notable hondura personal. Su desvelamiento tienen una íntima relación con la mirada. La mirada es la modulación personal del ver; ésta es la razón de que la mirada sea siempre personal y, condición de conocimiento. En la mirada comparece la persona; por ello, de la mirada se pueden predicar tantos matices, positivos unos, negativos otros, ninguno indiferente. La mirada puede ser amorosa, tierna, sincera, confiada, compasiva, misericordiosa. Puede ser alegre, limpia, sencilla, inocente, acogedora, envolvente, cálida, estimulante..., pero también puede ser fría, hiriente, acusadora, censora recriminatoria. Puede ser de odio, de rabia, de desprecio. Distante, gélida, paralizante, intimidatoria... Hagámonos una pregunta: ¿Cómo es nuestro mirar?. Cuales son los matices que en él predominan, los que destacan en él, los que lo determinan. El corazón, la intimidad personal, se abre, se entrega a determinadas miradas; pero se cierra, se bloquea ante otras. El bloqueo de la intimidad es incomunicación. Sólo la mirada amorosa, la mirada llena de verdad, se adorna de ricos matices. Es llave que abre las cerraduras más complejas, permitiendo compartir intimidad, la forma más excelsa de comunicación. Pero la mirada no es sólo comunicación, la mirada también es valorativa. La mirada, cuando es amorosa, comprende, disculpa, alienta, anima, perdona... Nuestra mirada, será siempre una manifestación de nuestra instalación personal, en la vida y ante la vida. Por todo lo dicho podemos concluir que la mirada manifiesta la densidad personal de cada uno, según su propia y libre determinación Echemos hoy una mirada a nuestro mirar y reflexionemos.

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G.González



 

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