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por Gonzalo Flores Castellanos La ciencia política actual quiere abarcan toda la teoría de la “planeación a la acción”, dando un realce sobrenatural a una teoría “organizacional” para prever todo y que nada se nos salga de control. |
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| Dice Luis Maldonado Venegas que la acción política
tiene, en si misma, una inspiración finalista que exige la concreción de
resultados, pues su objetivo final es influir sobre las realidades (1). Y
por esto mismo, cada día que pasa la acción política se vuelva mas compleja
tanto en su planeación como en su acción.
La ciencia política actual quiere abarcan toda la teoría
de la “planeación a la acción”, dando un realce sobrenatural a una teoría “organizacional”
para prever todo y que nada se nos salga de control. Más que política este
lenguaje para los no iniciados correspondería a la lógica empresarial per se;
sin embargo, la sociedad está en constante movimiento y estos mecanismos ya no
le pueden ser extraños a la política y en particular a la mexicana.
Pareciera, así que la ciencia política ahora si es
más ciencia, aunque otros grandes pensadores se retracten de esto (Las
declaraciones del italiano Giovanni Sartori hace poco mas de un año, acerca de
que la Ciencia política había muerto, y que
nunca había sido), por lo tanto esta mayor implementación de elementos tan
multidisciplinarios demuestran a la vez, que todo va en la consecución de
resultados y por lo mismo, es parte de un proceso que venimos viviendo de modernización
y de progreso. Entendidos como el fin ultimo del hombre en sociedad,
es un nuevo contrato (que ha superado a Locke) y que busca deshacerse de todo deber
ser, aunque claro está no de golpe. Es por eso, que me parece un exceso de
confianza en los instrumentos y poca confianza en el hombre “problema
antropológico” de aquellos que quieren ver a la política como única praxis y
con ciertamente una teoría pero vacía de contenido.
El marketing político que será el resultado de varias de
estas premisas, tal como señala Phillippe J. Maarek se basa en la mercadotecnia
comercial (evidentemente) posee métodos propios, y me parece aun mas que debe
tener por obligación si quiere funcionar, una identidad propia en cada estado
que se aplique, tal como diría Antonio Caso “unidad e imitación”, no podemos
imitar modelos ajenos a nuestra cultura y sociedad. Aun y, si está de moda
-Pues, este mundo y sobretodo en las ciencias sociales, se mueve por las modas,
de pensamiento, pero al fin modas -.
En la actualidad están surgiendo nuevas olas, porque son
nuevos tiempos, hay un “reacomodo de fuerzas” que traerán a su vez disonancias,
ante todo en países tan similares y a la vez tan desunidos como los que
conforman Hispanoamérica. En donde la democracia ha tratado de posicionarse
como un producto de bienestar, pero la gente no la adopta por un problema
cultural complejo. -Varios autores sobretodo europeos no alcanzan a comprender
esto, si no conocen el tema a profundidad, como un buen amigo, el prolífico escritor
sobre sociología y globalización europea Dr. Gerard Delanty profesor de la Universidad de Liverpool-. Es por eso, que sostengo que para
ellos el problema está mucho mas avanzado y casi resuelto en los países de
Europa occidental., porque han desaparecido los nacionalismos para ser
una comunidad global, ubicados como la Unión Europea(2). Pero, este no es para
nada el caso Hispanoamericano, basta ya de augurar cosas que no conocemos y de
predecir hechos que todavía no llegan a suceder. Se habla tanto del “Plan
Bolivariano”, integrado por países de izquierda, que trataran de darle una
composición distinta la vasto neoliberalismo, que ha ido acompañando por
varios años, a las economías latinoamericanas, este Plan puesto en escena
sobretodo por Hugo Chavez (Venezuela) y por Fidel Castro (Cuba).
Plan que no llega a concretizar nada, todavía y que sin
embargo con tan poca información., muchos se adelantan y hacen cálculos
siniestros, preocupaciones que no llegan y amenazas que nunca se cumplen.
La realidad es otra y, por tanto la política no debe
augurarse como ciencia patrones meramente ajenos, sino mas bien complementarse
de ellos; lo que está tan de moda, y sobretodo por ser año electoral, son las
encuestas y los estudios de opinión.
Estos formas de medir la opinión que en México en auge no
llevan mas de 10 años, repercuten de tal forma, que cada vez se crean más y más
encuestadoras, y esto da tanta y tanta información que las personas se saturan,
algunas creen y otras no. Comenzando, el problema de la veracidad.
Lo que sucedió hace 6 años con el cambio del partido en
el poder, pudo haber sido en parte producto de estos instrumentos, pero también
el manejo que se hace en las campañas políticas puede resultar si el cliente
son las distintas fuerzas políticas poco confiables. Es por tanto, que la
decisión es un proceso que se debe a varios factores, ante todo las actitudes
personales, el cúmulo de experiencias y la percepción de los hechos. Unas
encuestas pueden ayudar a reafirmar o confundir al elector. Concluyendo, que lo
que siempre valdrá es la propia decisión electoral.
Las votaciones del 2000, como
se ha dicho fueron sui generis, pues la figura del candidato
presidencial de la Alianza por el Cambio, fue mayor que las otras, ya que los
que los que votaron por Cuauhtemoc Cárdenas de la Alianza por México fue del 17%, 2 puntos menos que los que votaron por esa alianza en
carácter del Congreso, en el mismo caso de Labastida, induciendo así que a
pesar de que la tasa de votación en el 2000 fue apenas del 64%, el votante
mexicano por el estudio demostrado ha evolucionado y ha utilizado un voto
estratégico (3) ·- ·-· -···
···-· Notas : 1. Presentación de la obra Las decisiones políticas: De la planeación a la acción Tomás Miklos compilador, IFE- S.XXI editores, México, 2001 2. Idea que no sé si seria el ideal de sus fundadores Robert Schuman y Konrad Adenauer a mitad del siglo pasado. Pero que avanza como arrolladora, ya con miembros al este, y probablemente en un futuro cercano: Turquía., Agradezco la información facilitada por la Lic. Claudia Báez Portillo. 3. Alejandro Moreno, “El votante mexicano” Fondo de Cultura Económica, México, 2003.
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