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La ley Pastor y sus desarrollos posteriores es el origen de millones de asesinatos de niños en sus primeros momentos de vida
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[Enlace recopilación de artículos sobre la manipulación embrionaria]

Los embudos que velan la información en la Sociedad de la Información

por José Martín Brocos Fernández.

Se analizan los procesos de desinformación en la sociedad contemporánea. Paradójicamente la abundancia y sobresaturación de información conduce a una desinformación práctica, debido a causas que analizamos en el presente artículo. Se profundiza tanto en las “enfermedades” de la situación desinformativa presente: una visión parcial y superficial de la realidad, una acumulación de hechos sin sentido, una idolatría de la actualidad, una visión de la realidad, la omisión de lo esencial y otras omisiones, la sacralización de la opinión pública, y la manipulación de las masas; como en los embudos que oscurecen la recepción de la información: el embudo financiero-económico, el embudo publicitario, el embudo del poder político y el embudo del periodista sumiso. Y se aportan datos propios de investigación cualitativa y cuantitativa, superando el plano meramente teórico, siendo el método cuantitativo utilizado las encuestas cerradas a sujetos universitarios, distinguiendo dos ramas fundamentales: letras y ciencias, cara a concluir genéricamente porcentajes de análisis crítico de contenidos con diversas variables.

1. Análisis de la presente situación desinformativa en el contexto del Nuevo Orden Mundial

Tres instrumentos conexos y que operan cada uno de ellos en cada una de las facultades del alma, la memoria, el entendimiento y la voluntad, sirven para operar cambios sociales de gran calado, auténticas revoluciones incruentas, a la par que transmutan la conciencia de una persona alienándola de su realidad más íntima. Positivismo jurídico, en que la ley se acomoda a la sensibilidad, educación radicalmente inmanentista y dirigismo cultural de los medios de comunicación conducen a la desestructuración y anomia social con una masa embrutecida, a la corrupción moral y a la eliminación de la verdadera libertad.

Unas pocas agencias de noticias, AP, UPI, Reuter y AFP, centralizan y controlan la mayor parte de las noticias mundiales entregando al público parte de la información convenientemente elaborada, cribada y manipulada conforme intereses del poder político mundial[1] y de las transnacionales del poder financiero y económico, que a su vez conforman los grupos económico-mediáticos, como Viacom, Time Warner, News Corp, American Online o Mediaset en Europa. Simultáneamente estas pocas transnacionales mediáticas, con intereses comunes de mantenimiento del status quo, controlan la producción cultural mundial, exceptuando sectores marginales que apenas tienen repercusión social por tener limitados recursos económicos, sus centros de emisión y canales de difusión.

El oligopolio mediático desemboca en la oligopolización de la información. Esta concentración de mucho poder cada vez en menos manos se traduce en que la práctica mayoría de los medios mediáticos conforman la peor dictadura mediática jamás conocida en el mundo y la historia universal.

Dictadura mediática real y régimen formal de libertad simulada en el que gobiernos o ciertos grupos de poder, visibles u ocultos, manipulan, dirigen o condicionan la libertad de los órganos periodísticos, negándoles el derecho profesional de interpretar por sí mismos las informaciones y noticias. O más execrable aun, imponiéndoles el deber y la necesidad a seguir las pautas, dictados y consignas de interpretación que el oficialismo dominante impone apremiante y coercitivamente desde el poder. A menudo el periodista ya amodorrado y adocenado sabe lo que tiene que censurar sin que nadie le dé órdenes expresas; de ahí que pocas veces se hace preciso ejercer presión ya que el periodista que suele nadar en la soberbia de la egolatría de quien piensa que sabe mucho del mundo y de cuanto sucede, y por ello no está expuesto a las manipulaciones, no es consciente de su propia servidumbre e ignorancia, ni de su ciega y acrítica obediencia, ni de su permanente esclavitud mental, ni de ser el fiel lacayo propagador de los que realmente deciden qué y cómo piensa la gente.

De facto existe la libertad de prensa en los países considerados democráticos –sólo la democracia liberal partitocrática se considera como tal-, libertad que es lo primero que conculca un tirano, pero en la práctica esa libertad de prensa es meramente nominal al no tener traducción en pluralismo de ideas y cosmovisiones presentadas, que en su mayoría siguen la línea oficial que domina portadas y titulares, siendo el enfoque de la noticia cuando atañe al plano ético desde postulados filosóficos derivados de planteamientos kantianos -la “paz perfecta”- y hegelianos –la autoconciencia-, y anclados en el inmanentismo antropocéntrico. La libertad personal y social se pierde cuando no está presente la idea de trascendencia.

La conquista paulatina de una educación desligada de toda referencia objetiva trascendente, fundamental para poder subvertir el orden natural, unido a la promoción e imposición legal de conductas contrarias a la recta razón, y al control absoluto de la información divulgada por los medios de comunicación, que son el agente principal de fabricación y formación de la opinión pública y del pensamiento, crea un nuevo tipo de hombre “en serie”, como un sistema de producción taylorista insertado en la fábrica del pensamiento único. Métodos de control absoluto que tienen efectos deletéreos sobre la forma de pensar y la vida privada de los ciudadanos. Los patrones generales de este individuo fruto de la cadena de montaje unidimensional, privilegiado su lado instintivo y alucinado su entendimiento, son: la primacía del tener sobre el ser; el individualismo, que disuelve los vínculos sociales en los organismos particulares; y el egoísmo como actitud vital ante la vida. Las consecuencias: el darwinismo social y el tribalismo cultural de la “generación del yo, mi, me, conmigo”; y en el plano religioso el relativismo de creencias en la línea preconizada por la Nueva Era, proceso que avanza concomitantemente a la deificación política de la democracia liberal como ideal sublime de la sociedad perfecta, ostensible de imponerse, incluso manu militari, a los demás.

Adoctrinamiento perpetuo cara a la esclavitud intelectual en nombre y en tributo a la libertad, la democracia, al progreso, al diálogo, a la tolerancia y a los derechos humanos. Y siempre presentando como fondo, el leitmotiv, la perfección de la democracia liberal partitocrática.

La sociedad está narcotizada tanto por el sesgo dominante de expansión del pensamiento único[2] en la programación mediática como por la avalancha continua de informaciones sin orden cualitativo jerárquico ni tratamiento riguroso, que paradójicamente produce el efecto contrario al de estar muy bien informado, que es la desinformación[3], y que no son errores, sino intereses concretos que se defienden, de ahí que Gianni Vattimo vió con claridad que a más información menos conocimiento[4].

2. Los embudos coadyuvantes del proceso desinformativo.

Un mundo de malas prácticas profesionales e intereses creados, maridaje entre la ignorancia culpable y la mentira y la manipulación, converge en la dinámica desinformativa presente[5]. El fin buscado no es otro que controlar e influir en cada persona para poder operar un cambio radical en su conciencia, a fin de conquerir el dominio de su pensamiento.

Para ello se propalan por los medios de comunicación todo tipo de ideas y conceptos, cuyo fundamento es profundamente materialista, sociologista y hedonista, respondiendo al carpe diem medieval, y de características sincréticas en lo religioso.

2.1. El “homo-imago” cae en la “imago-adicción”.

Los medios de comunicación fomentan la “imago-adicción” en cuanto proponen un yo como un yo ideal. La robotización de la sociedad desde los mass-media. El hombre-imagen anhela secretamente el cautiverio de la imagen propuesta. La imagen idolátrica se formula como ideal absoluto, propone ser un ideal cautivante despertando la secreta aspiración de ser dios.

La “imago-adicción” es propio del “homo-imago”. El hombre que no ve precisamente a costa de ver su imagen. Cuando la imagen como punto ciego se transforma en punto de conducción simplemente cae. El “homo-imago” no ve. La idolatría de la egolatría, y la recíproca alimentación, lleva a la soberbia del egocentrismo y a la alienación de su ser más íntimo al servicio de la construcción de su “imago-adicción”.

2.2. Las transnacionales de la cultura mediática imponen y promueven a través de sus filiales una globalización con todas las características de dictadura mundial.

La globalización promovida visiblemente desde los organismos político-económico-financieros supranacionales y multilaterales, fundamentalmente dependientes de la ONU, afecta no sólo a todos los sectores económicos, la producción de bienes y servicios o los mercados, sino también a todas las parcelas de la convivencia social y cultural, violentando incluso el ámbito privado de las creencias religiosas [6]. Ello implica adaptarse al entorno y a la nueva situación social que es mostrada como necesaria cara a la perfección de sistema y al bien de todos. Dos falacias que son sostenidas y defendidas por las transnacionales mediáticas, poderosas herramientas globalizadoras vinculadas por intereses conjuntos con las grandes corporaciones político-financieras, y con periodistas que a su vez también están secuestrados en una burbuja de cristal con una argamasa mediática unidimensional que impide la confrontación de ideas.

2.3. Etiología de la desinformación mediática.

El proceso desinformativo es algo planificado hasta el último detalle con el objeto de crear confusión, atonía civil, desarraigar la persona de su origen y apartarla de lo importante y esencial que radica en la forja interior que pasa por el cultivo de su interioridad. Escribe Joaquín Albaicín (2006, Enero-Febrero-Marzo) al respecto que “en el fondo, las cadenas han pactado un complot mundial: la desestructuración familiar a toda costa y la desaparición de cualquier atisbo de forma de vida tradicional. La economía neoliberal funciona mejor con unidades familiares cada vez más atomizadas” (p. 33).

La priorización de la propia naturaleza instintiva de la persona humana, tendente siempre al confort (Collon, 1999, 65), al placer y a la ley del mínimo esfuerzo, y que propicia la conformación del hombre masa orteguiano, un hombre decidido a vivir revolcado en la mediocridad por su renuncia deliberada al cultivo del intelecto y a la perfección moral, es caldo de cultivo directo y medio transmisor de la desinformación. Este hombre, por doquier dominante hoy día, absorbe y anula a “las minorías dirigentes y se colocan en su lugar” (Ortega y Gasset, 2005:81).

Otra causa directa de la desinformación es la propia dinámica de funcionamiento de los medios de comunicación y la exigencia interna, primum vivere, deinde filosofare, de servir tanto al mercado global procapitalista legitimando el sistema, como al hombre masa mayoritario socialmente. Esa servidumbre se traduce en la primacía del entretener sobre el formar y el informar, llegando a afectar a los propios telediarios la capa de barniz de entretenimiento; la misma perversión del formar por su anclaje en el nihilismo axiológico; la cuota de pantalla como criterio máximo que acarrea la colonización de la parrilla por subproductos culturales como talk show, reality show o diversos programas con hibridación de los formatos en los que ex profeso se busca la novedad, el morbo o la polémica, ya prevista e incluso guionizada, que aumenta el share y vende más publicidad, y por tanto más ingresos económicos; la mezcla de información y de opinión unido al doble lenguaje orweliano, la información descontextualizada con tratamiento interesado cara al interés de las multinacionales; o la visión distorsionada de la realidad [7] acorde con bastardos intereses creados ajenos al bien común.

2.4. Embudos principales que oscurecen la recepción de la información:

Antes que la información noticiable llegue a cada uno de nosotros, pasa por una serie de embudos que la “preparan” convenientemente acorde con los intereses creados. Escribe Collon que “informan o diviertan, los media dominantes juegan un papel integrador. La información tiene como función esencial incorporarnos los temas y los valores del sistema social capitalista” (1999, 80).

2.4.1. El embudo financiero-económico

Las exigencias empresariales y competitividad del mercado induce continuamente a tratar de ampliar y ganar mercado e insertar más productos en el mismo. La plasmación táctica y práctica de esta exigencia empresarial pasa por influir, controlar u ocupar los resortes que hacen posible el contacto directo con el ciudadano, en particular, los medios de comunicación e información. Así en estas últimas décadas asistimos a un creciente proceso de entrada en consejos de administración de los grandes media y de las agencias de publicidad a representantes de los grandes conglomerados industriales y financieros.

2.4.2. El embudo publicitario

No podemos obviar, una verdad de Perogrullo, y es que el medio de comunicación no puede subsistir sin ingresos económicos. Y la mayor cuantía de estos ingresos viene por inversión publicitaria, siendo los principales clientes las multinacionales económico-financieras. De ahí que postular la independencia del medio, lean ustedes v.gr. “Diario independiente de la mañana” produce cuanto menos hilaridad incontenida.

La publicidad encubierta con diversas técnicas de empleo es comúnmente utilizada e insertada en una misma noticia informativa, desde los exclusivos reportajes, los suplementos especiales, a encabezamientos más llamativos o incluso la fabricación de acontecimientos. La propia noticia es mercancía que se vende tanto al anunciante como al demandante [8], de ahí que prime el hacer fascinante y atractiva la información al público sobre la calidad, y lleguemos en el infoainment, el desleimiento de la información en el ocio, y viceversa, intentando jugar con los sentimientos y el inconsciente de la persona.

2.4.3. El embudo del poder político

El poder político es otro “garante” para el medio de comunicación de entrada de dinero, de ahí la necesidad vital de complacerlo, o cuanto menos, no desairarlo en demasía. Tiene capacidad de otorgar subvenciones con menor o mayor cuantía[9], repartir discriminadamente publicidad institucional [10], e incluso decidir licencias de nuevas aperturas[11]. Todo ello es un pastel muy goloso y no se reparte, ¡bendita ingenuidad!, gratuitamente. Suele ser el premio a servicios prestados. De ahí que la práctica totalidad de los medios adolecen de politización, de una excesiva dependencia del poder político, local, regional [12] o nacional, de turno. Escribe Collon (1999, 41) “incluso si los media no fueran rentables, las clases que están en el poder los cuidarían bien, porque legitiman y defienden el sistema social existente” [13]. A menudo ocurre que la tendencia política es marcada desde los particulares intereses de los empresarios o accionistas mayoritarios del medio.

De tal forma que el medio de turno siguiendo directrices concretas bien silencia sistemáticamente las voces divergentes, lo que no conviene o no le gusta al poder, el apagón mediático, en el que nada dicen las televisiones, nada escuchas en la radio y nada lees en la prensa sobre acontecimientos que no interesa que se sepa (López Quintás, 1998, 220-222), o bien asistes impávido a una descomunal y tendenciosa campaña de marketing para venderte las bondades de una persona, actuación o acontecimiento, v.gr. la invasión de Irak, donde la cobertura mediática ha desempeñado un papel propagandístico, llegando a invertir sondeos “hacia una amplia mayoría a favor del desencadenamiento de la guerra” (Collon, 1999, 16).

2.4.4. El embudo del periodista sumiso

El periodista continuamente está sometido a bombardeos, es más, se encuentra en el centro del fragor. Le llegan “sugerencias” del productor, editor o director, de los inversores, de los políticos, de los colegas, de la calle y del ambiente circundante. Y también tiene unas convicciones internas propias que cimientan su deontología profesional.

La realidad es que, conscientemente o no, con frecuencia se amorra a los dictados dominantes, fuentes institucionales [14], o que se le imponen, órdenes [15], conferencias de prensa, despachos de agencia, comunicados de gabinetes de comunicación empresariales, estableciendo las prioridades jerárquicas de obediencia primera a su superior. Autocensura por miedo. Quizás ustedes se pregunten el porqué. ¿Cómo alimento a mi familia? ¿Sabían ustedes que sobran periodistas? Para locutores o redactores hay colas. Por otro lado, el propio profesional de la comunicación suele compartir e identificarse con la ideología del medio, cuando con intención no se les selecciona y alimenta ya ideológicamente, caso de los pools (Collon, 1999, 36-41), lo que burdamente le lleva a justificar el sesgo, la información dirigida, la manipulación y el no tributar un digno servicio de informar ecuánime y correctamente a nuestra sociedad, auspiciando muchas veces la desinformación de manera vil como lo hacen.

De esta guisa, v.gr. en un medio audiovisual puede llegarse a la caricaturización de una imagen a base de distintos recursos y elementos técnicos para destruir en una post-producción al intervenidor más preparado y pintado para la ocasión. De forma que se recorta y enlaza por donde más conviene para sentar un “story-board” estudiado maquiavélicamente para romper y desprestigiar; o se recortan planos de situación para desmedir una situación. Todas las industrias, técnicas y habilidades son puestas al servicio del fin que se quiere lograr.

3. Manual antimanipulación del periodista.

Lo ideal no siempre es lo factible. Un periodista verdaderamente imparcial no existe, por la razón que cada uno es hijo de su padre y de su madre y resulta imposible en el trabajo hacer tabula rasa de creencias, valores arraigados, conocimientos adquiridos y experiencias vividas. La misma imparcialidad es un tópico falaz, pues no existe la información neutra. Lo deseable y querido es pedir honestidad y la máxima objetividad, que no es neutralidad, en el tratamiento de la información. En principio un free-lance parece ofrecer mayores garantías de objetividad; no tiene dependencia jerárquica, política o económica de nadie ni ningún tipo de condicionamiento, pero no pueden serlo todos porque estamos en un modelo de economía capitalista, en la que la tasa de asalarización aumentan cada vez más; aún así tendría problemas por la censura del mercado, al no ser un mercado libre, por un lado dominado por un pequeño oligopolio que sirve los intereses del poder mundial [16], con lo que ciertos planteamientos y noticias no tienen cabida, y por otro es un mercado creado, configurado y dependiente de los intereses de las clases dominantes, demandando el público lo que le han inculcado que consuma.

Lo que no aparece en los medios no existe; puede decirse que esa realidad ha sido condenada extramuros del sistema. Y lo que aparece en el medio pudiera responder a un montaje, en el que se nos representa una realidad y una interpretación de la misma, que es absolutamente ficticia y montada ad hoc para lo que se intenta probar o mostrar.

Se hace preciso formar al periodista para realizar en la medida de lo posible investigaciones críticas de lo que se va ofrecer al público, no ofreciendo por entero un único punto de vista, y cuidando de no ser objeto de utilización en una campaña de manipulación mediática con grandes montajes teatrales, confidencias interesadas y fuentes claramente ideologizadas [17], insertadas en una estrategia de desinformación.

Para ello es más urgente que nunca el rastreo constante de los backgrounds para explicar, contextualizar la información de cada día en el discurso histórico hacia atrás. No debe ocultarse “las relaciones entre los hechos, todo el trasfondo que permite comprender los acontecimientos” (Collon, 1999, 40). Aquí chocamos con la realidad: “como los media compiten por hacerse con el mercado, los periodistas tienen que trabajar rápido antes que bien. Porque verificar, investigar y reflexionar … cuesta caro” (Collon, 1999, 47).

Es preciso también acudir a más de una fuente de información contra-corriente, fuera de las oficiales y dominantes, investigando y discerniendo críticamente, a modo de epojé husserliana, para no convertirse en meros portavoces o correas de transmisión de lo que el poder impone “hasta en la sopa” como verdad incuestionable.

La sociedad mediática presenta características de espectáculo continuado, dependencia sutil, alienación constante, y totalitarismo uniforme democráticamente aceptado. Exigir al periodista la condición de persona independiente con criterio y juicio ecuánime de las realidades, y en constante pesquisa intelectual de los acontecimientos con un profundo conocimiento de la Historia, se nos antoja ilusorio, cuando el media no es independiente y lo normal es la absorción por “la ideología ambiente que domina a los periodistas e impregna su trabajo, sean o no conscientes de ello” (Collon, 1999, 85).

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José Martín Brocos Fernández.

Bibliografía

Libros

COLLON, Michel: ¡Ojo con los Media!, Madrid, Voz de los sin voz, 1999.

CUBELLS, Mariola: Mentiras en directo. La historia secreta de los telediarios, Barcelona, Península, 2005.

LÓPEZ QUINTÁS, Alfonso: La Revolución oculta, Madrid, Ppc, 1998.

MAS DE XAVÀS, Xavier: Mentiras. Viaje de un periodista al mundo de la desinformación, Barcelona, Destino, 2005.

ORTEGA Y GASSET, José: La Rebelión de las masas. Madrid, Espasa-Calpe, Col. Austral, 2005.

Artículo en Revista

ALBAICÍN, Joaquín (2006, Enero-Febrero-Marzo). “Un país de guarros. Especial TV”. The Ecologist, 24, 33-36.



[1] Las políticas nacionales, salvando regímenes integristas, así denominados por los demócratas, en la práctica totalidad son simples calcos de la política dictada por organismos supranacionales competentes, en su mayoría dependientes de la ONU. De ahí la paulatina y creciente pérdida de autonomía y soberanía nacional.

[2] Las características de este pensamiento único es la renuncia a la fundación metafísica de toda certeza que no sea lo meramente tangible, la incapacidad para el pensamiento abstracto, la profesión de un escepticismo trascendental, la ausencia de referencia moral que no sea el propio interés, y la desvinculación y olvido de la tradición y de las raíces, que redunda en la asunción de un nuevo paradigma antropológico-cultural radicalmente inmanentista.

[3] Este efecto desinformador es deseado e intencionado por quienes insisten en promover, abierta o solapadamente, el Nuevo Orden Mundial, y necesario para paulatinamente poder abocar a la sociedad a la dictadura de los espíritus, debilitando la fe, relativizando las creencias, minando las hondas motivaciones de la vida personal, corrompiendo moralmente la juventud, y perjudicando principalmente la salud psicológica de los menores, todo ello necesario para poder asumir las riendas del gobierno mundial.

[4] En idéntica constatación tras una investigación entre el 2 y el 3 de febrero de 1991, consistente en un sondeo al azar a 250 habitantes de Denver, dividiéndolos en tres categorías según las horas que pasaban ante el televisor, y preguntándoles acerca de la guerra contra Irak, la conclusión es demoledora: “cuanto más se miraba la televisión, menos se sabía” (Michel Collon. ¡Ojo con los Media!, Madrid, Voz de los sin voz, 1999, 83). Apud. Sut Jhaly, Justin Lewis, Michel Morgan. Un estudio de los medios, de la opinión pública y de los conocimientos del público. Centro de Estudios de Comunicación de la Universidad de Massachussets, Amherst, USA.

[5] Hemos realizado con fecha 12 diciembre 2005, Universidad San Pablo-CEU, un sondeo a 40 estudiantes, 20 de la rama humanística, licenciatura en humanidades, y 20 de la rama técnica, ingenieros de telecomunicaciones e informáticos, seleccionados entre los que veían menos de 10 horas semanales la T.V. y algún día a la semana leían prensa nacional y escuchaban radio. La encuesta cerrada con dos preguntas ¿Crees que los medios de comunicación manipulan/desinforman? ¿Crees que a ti te manipulan/desinforman? Y dos posibles respuestas, SI, NO. El resultado del muestreo descubre una mayoría en cuanto consciencia de manipulación de los medios de comunicación: 60% en los estudiantes de humanidades, y 85% en los estudiantes de ingeniería; y división en cuanto a la manipulación sufrida en carne propia: 25% de los estudiantes de humanidades creían que eran manipulados, frente a un 55% de los estudiantes de ingeniería. Podemos colegir, aun cuando los tamaños de los muestrarios son pequeños y con un intervalo de confianza muy grande, -1ª pregunta, aproximado 90, 0% intervalo de confianza para la diferencia entre proporciones: [-0,472968;-0,0270324]; 2ª pregunta, aproximado 95, 0% intervalo de confianza para la diferencia entre proporciones: [-0,0589054;-0,0109463]- a priori de lo que pudiéramos aventurar, un mayor análisis y posicionamiento crítico en los estudiantes de ingeniería frente a los estudiantes de humanidades concerniente a la manipulación y desinformación mediática.

[6] Aunque las propias exigencias religiosas rebasan el ámbito privado, con derivaciones a la vida pública.

[7] Mariola nos pone un ejemplo de cómo convertir objetivamente unas cosas en otras.

Llega el informe sobre las condiciones de empleo en Europa. Uno de los datos es que España tiene el segundo salario mínimo interprofesional más bajo, y el número máximo de la jornada laboral, entre cuarenta y treinta y siete horas. Pero el equipo de edición tacha esa parte del informe con un rotulador grueso y se centra en otras que objetivamente son más interesantes: los españoles somos los quintos de Europa con más vacaciones, decían en la primera edición del telediario. Y Urdaci, en la segunda: “A todos, los días de vacaciones se nos pasan volando. Pero algunos no pueden quejarse (…) los daneses son los que más días libres tienen de la Unión Europea. Nosotros somos los quintos, disfrutamos de treinta y seis jornadas de descanso al año”.

De un informe sobre el empleo a un informe sobre vacaciones (Mariola Cubells: Mentiras en directo. La historia secreta de los telediarios, Barcelona, Península, 2005, 155).

[8] Por ello “apenas hay margen para presentar noticias que no redunden en un beneficio económico directo” (Xavier Mas de Xàvas: Mentiras. Viaje de un periodista al mundo de la desinformación, Barcelona, Destino, 2005, 32)

[9] En este sentido:

Las debilidades económicas de los medios de prensa y radio se solucionan con dinero público: “Tu tienes problemas de dinero, yo te los resuelvo con estos fonditos”. La frase consigue tejer una red tupida, tupida, que impide dejar pasar la luz, la crítica, la disidencia, la denuncia (Mariola Cubells: Mentiras en directo. La historia secreta de los telediarios, Barcelona, Península, 2005, 155).

[10] En el pasado referéndum nacional del 20 de febrero de 2005, “mientras la SER recibe 600.000 euros en publicidad institucional, y la recién estrenada Punto Radio 72.000 euros, la COPE, la segunda emisora nacional, resulta castigada con tan sólo 50.000 euros”. Minuto Digital. “El que reparte se lleva la mejor parte”. Minuto digital [En línea]. 17 de Febrero de 2005. <http://www.minutodigital.com/noticias/edit170205.htm> [Consulta: 18 febrero 2005].

[11] En idéntica aseveración, para Pedro J. Ramírez, director de “El Mundo”, “el acceso a los medios audiovisuales depende caprichosamente del poder político”. Ana Porto (2005, Octubre 22). “El acceso a los medios audiovisuales depende caprichosamente del poder político”. Pedro J. Ramírez dictó ayer la primera lección de la V edición del Master en Periodismo de EL MUNDO, Grupo Recoletos y la Universidad San Pablo-CEU. El Mundo, p. 60.

[12] PRNoticias denuncia que los informativos del canal de Castilla-La Mancha Televisión se han transformado en un boletín de la Junta de Gobierno regional. Refiriéndose a la manipulación informativa de RTVCM en el trágico incendio de Guadalajara, menciona imágenes ocultadas, censura a la hora de realizar entrevistas y nula autocrítica.

Las manipulaciones más graves se produjeron cuando el director general del canal Jordi García Candau se sentó junto al director de informativos en funciones Fernando González para seleccionar las imágenes que se mandarían al resto de televisiones autonómicas. Los trabajadores presentes en la sala nos han contado que el objetivo era censurar e impedir que se enviara todo el material contraproducente para los intereses del presidente de la Comunidad José María Barreda. La explicación al resto de las televisiones sobre la inexistencia de ciertas imágenes fue que se había “roto” la cinta (…) Durante el desarrollo del incendio se prohibió a los periodistas que cubrían los directos preguntar a los vecinos de los pueblos afectados ya que estos no pasaban por ningún filtro y podían decir cosas que no gustasen (…), también había órdenes de evitar en medida de lo posible imágenes del incendio, es decir, imágenes de lo que realmente estaba pasando. PRNoticias. “Manipulación informativa de RTVCM en el incendio”. Exclusiva PR [En línea]. PRNoticias. 9 Agosto.2005.<http://www.prnoticias.com/prn/hojas/noticias/detallenoticia.jsp?noticia=6662&idapr=1__esp_1__> [Consulta: 12 Agosto 2005].

[13] Nos parece una afirmación en general y aventurada, y en particular referido a los periódicos. El propio poder político “financia” el cierre de periódicos, caso en España del “Diario Independiente”, comprado por la ONCE expresamente por mandato político, supuestamente para relanzarlo, y que cerró al año; o los ahoga económicamente, caso de “El Alcazar”, eliminando toda publicidad institucional e impidiendo su difusión en centros oficiales y empresas estatales; o simplemente son inviables económicamente, no subsisten porque su espacio está ya copado, como “Diario 16”.

[14] “Ben Bagdikian ha calculado que el `establishment´ representa el 82% de las fuentes informativas de los diarios americanos que pasan de 50.000 ejemplares. El público cree que le habla un periodista, cuando quien de verdad le habla es el poder” (Michel Collon. ¡Ojo con los Media!, Madrid, Voz de los sin voz, 1999, 67).

[15] “Como en Rumanía en 1989, cuando varios `enviados especiales´ declararon que les apuntaban lo que “había” que decir cuando llamaban a su redacción en París o Bruselas” (Michel Collon. ¡Ojo con los Media!, Madrid, Voz de los sin voz, 1999, 68).

[16] “El sistema de los media está imbricado en un sistema económico y político internacional, y funciona como arma esencial para mantener el sistema capitalista” (Michel Collon. ¡Ojo con los Media!, Madrid, Voz de los sin voz, 1999, 112), en definitiva, el establishment económico y político.

[17] No olvidemos que “en la información intervienen, regular y directamente, los estados mayores políticos, militares o policiales. En todos los grandes acontecimientos políticos se subestima el papel de los servicios secretos” (Michel Collon. ¡Ojo con los Media!, Madrid, Voz de los sin voz, 1999, 86). Un reciente caso desenmascarado de filtración en los medios de comunicación de información falsa de los servicios de inteligencia fue el “caso Plame” relativo al propósito de la compra de uranio por parte del régimen de Sadam Husseim a Nigeria, y que fue el detonante esgrimido para declarar la guerra a Irak.


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