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El Tribunal Constitucional dictamina que la vida de los niños antes de nacer no es protegida por la Constitución: 116/1999, de 17 de junio de 1999 ratifica el carácter abortista de la Constitución: ·los no nacidos no pueden considerarse en nuestro ordenamiento constitucional como titulares del derecho fundamental a la vida que garantiza el art. 15 de la Constitución· (Cuarto Parrafo del punto 5 dentro de los Fundamentos jurídicos) (BOE de 08/07/1999)
1985-2004 = 930.005 niños asesinados dentro de la Constitución.


Los abortos legales realizados en España durante el periodo de Felipe González desde el 5 de Julio de 1985 (sanción real) hasta el 5 de Mayo de 1996 (Toma de posesión de Aznar) fueron 359.624
Los abortos legales realizados en durante la presidencia de José María Aznar desde el 6 de Mayo de 1996 (Primer día de gobierno) hasta el 17 de Abril de 2004 (Toma de posesión de Rodriguez) fueron 511.429
(Fuente: Subdirección General de Promoción de la Salud y Epidemiología)

Esas dos almas

por Gonzalo Rojas Sánchez

Porque para nadie es un misterio, ni tampoco terminología muy extraña, que convivimos detrás de este proyecto conservadores y liberales. Que para los primeros la persona humana exige, demanda, acota, prohibe, porque con la naturaleza no se juega, y si se juega, la que siempre pierde… es la misma persona humana. Y tampoco se oculta a ningún buen observador que para los segundos, eso de la persona humana es un invento caduco, la libertad es la diosa, la razón su sirviente y los mercados la vida más alta.

Durante más de una década hemos oído hablar de las dos almas de la Concertación. Y las hemos visto actuar: autoflagelantes y autocomplacientes; libertarios y socializantes; tolerantes renovados y atávicos totalitarios; en fin, duplas en casi todo.

Incluso al interior de sus propios partidos, la estructura binaria se ha repetido de modo constante. Basta mirar a la DC y su permanente capacidad de generar polos internos que se repelen y atraen en sucesivas mareas fraternales.

Pero, ¿y cómo andamos por casa? ¿Cómo andamos en la Alianza?

Mal, bastante mal. Pero no solamente porque durante estos años -enero del 89 nos ponía por primera vez en la disyuntiva de enfrentar juntos un año electoral- haya costado siempre tanto armar las listas de candidatos, o enfrentar bien los intentos de desestabilización constitucional, o defender adecuadamente el legado del Gobierno Militar. Todo esto ha sido ciertamente muchas veces traumático y desgastador para quienes han logrado hacer primar la unidad. Pero no está ahí el problema fundamental.

Ni siquiera ha sido el caso Claudio Spiniak la mejor manifestación de nuestras dos almas. Las denuncias irresponsables de una persona y la protección ambigüa que le ha dispensado otra, contrastadas con la defensa abierta y leal de la honra mancillada, se pueden calificar como actitudes tan contradictorias entre sí, que reflejarían perfectamente la fractura profunda que vivimos; eso es cierto, pero también lo es que esta situación no ha sido la piedra de toque final. Obviamente el caso Claudio Spiniak nos acercó dramáticamente a las raíces morales de la acción pública, pero aún está por verse hasta qué punto esas mismas dimensiones pueden ser motivo de unidad o ruptura en una situación de régimen normal.

La ocasión de comprobarlo está ya en curso: son las comisiones Bicentenario que están trabajando en el Programa de Gobierno de Joaquín Lavín. La iniciativa es magnífica, es imprescindible y es, en esta dimensión que estamos comentando, la penúltima instancia para compaginar nuestras dos almas en armonía no fusionante u -ojalá que no- para comprobar con tristeza que en ciertas materias, nada nos une y unas pocas cosas decisivas mutuamente nos espantan.

Porque para nadie es un misterio, ni tampoco terminología muy extraña, que convivimos detrás de este proyecto conservadores y liberales. Que para los primeros la persona humana exige, demanda, acota, prohibe, porque con la naturaleza no se juega, y si se juega, la que siempre pierde… es la misma persona humana. Y tampoco se oculta a ningún buen observador que para los segundos, eso de la persona humana es un invento caduco, la libertad es la diosa, la razón su sirviente y los mercados la vida más alta.

Y esta diferencia no es de teóricos. Es la que llevó a un distinguido profesor a preguntarse durante las Comisiones “¿Y aquí dónde está presente la cultura?” y a otro a exclamar: “si seguimos con estas tonteritas, perdemos la elección”; mientras tanto, la coordinadora de una Comisión se declaraba perpleja por la existencia de estas dos almas.

Un programa de Gobierno no es la mera recopilación de políticas públicas; ciertamente no es tampoco un listado agotador de principios morales; es la adecuada articulación de unos y otros elementos, teniendo por cierto aquellos últimos la primacía. O, dicho rotundamente, así como hay que ser muy imaginativos para encontrar las más adecuadas soluciones a problemas prácticos, hay que ser también lo suficientemente claros para afirmar respecto de algunas de ellas: “esa medida no se contempla porque es contraria al bien de la persona y al bien común.”

¿En qué temas? Después de cómo la Concertación ha corrido las fronteras de la moralidad en Chile, lo que nos espera es el debate por el aborto, y la discusión por las formas abiertas de sexualidad en todos los planos, y el control de las conciencias, y el término de la vida, y la naturaleza de la belleza y del arte, y todo lo demás que ya sabemos. Es decir, Bélgica y Holanda, porque España ya les parece moderada a nuestros liberales criollos.

Para nadie es ésta una tremenda novedad. Lo que sí sería un tremendo drama es que en el Programa de la Alianza no se quisiera entrar en estos temas –por miedo a perder votos- o se los tratara con ambigüedad. El alma liberal habría aparentemente cosechado un nuevo triunfo en Chile, ahora de la mano de nuestros propios técnicos.

Pero todavía quedaría una definitiva instancia para corregir un despropósito tan dañino a la Patria, tan frustrante para quienes esperan un buen Gobierno, no sólo un Gobierno eficiente. La última es el candidato presidencial. A él le correspondería oportunamente aclarar este punto, el punto final.

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Gonzalo Rojas Sánchez


V Encuentro Mundial de las Familias. Preparate a recibir a Benedicto XVI

 

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