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Las Iglesias Orientales
por José Basaburua (Revista digital Arbil, Nº 40) Caldeos, maronitas, uniatas, malabares, sirios, coptos… Forman parte de una antiquísima cristiandad, la oriental, en parte unida a Roma desde tiempos inmemoriales (caso de los maronitas de Líbano). Un nuevo libro trata, en profundidad, a estas Iglesias cristianas, así como el estado actual del diálogo ecuménico con las mismas. |
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| Introducción.
La editorial Biblioteca de Autores Cristianos
ha puesto a disposición de los lectores de habla española el libro "Las
Iglesias Orientales", obra colectiva dirigida por Adolfo González
Montes (Madrid, 2000. 805 páginas. 7.700 pesetas).
Esta obra constituye una magnífica aproximación a
la situación actual de las relaciones de la Iglesia Católica con las Iglesias ortodoxas y orientales, dedicando su mayor atención al
diálogo ecuménico concretado en diversos documentos escritos que estudia
detenidamente.
Contenido y estructura del libro.
Su núcleo central está constituido por los
documentos, de mayor relevancia, que han marcado la situación actual del
movimiento ecuménico, desde la carta apostólica "Orientalium dignitas"
de León XIII (1.894), pasando por el decreto "Orientalium
Ecclesiarum" del Concilio Vaticano II, hasta la reciente carta
apostólica "Orientale lumen" de Juan Pablo II.
Entre sus autores encontramos, fundamentalmente, a
católicos, españoles en su mayoría, pero también a dos ortodoxos, todos ellos
expertos y de reconocida cualificación profesional.
El texto está dividido en tres partes y un
apéndice.
La primera parte se titula "Roma y el oriente
cristiano". Aquí se arranca de los escritos e iniciativas de León
XIII, llegando a Juan Pablo II. También se estudia la carta apostólica "Orientale
lumen" desde el punto de vista de un estudioso ortodoxo, coautor de la
obra.
La segunda parte, y la más voluminosa, estudia
"la Tradición bizantina", con especial atención a su
teología, la historia de la Iglesia ortodoxa rusa, la liturgia bizantina y el
diálogo ecuménico, con un cierto espacio a la problemática del
"uniatismo". En esta segunda parte echamos de menos un espacio
dedicado a la historia –o episodios claves- de otras Iglesias ortodoxas
nacionales europeas, caso de la servia, la rumana, la griega, la búlgara,
chipriota, siria, etc. También sería interesante un repaso a la historia y
actualidad de la Iglesia católica en esos países de mayoría y tradición
ortodoxa, en especial, de las comunidades católicas de rito bizantino y
oriental. Ello, sin duda, proporcionaría una consistencia a la obra de difícil
superación.
La tercera parte reviste un especial interés, al
estudiar a las Iglesias orientales antiguas y ortodoxas, así como el diálogo
entre católicos y ortodoxos orientales. Aquí se estudia la impresionante
historia de Iglesias antiquísimas como los "Cristianos de Santo
Tomás" en la India, la Iglesia Maronita libanesa, la Iglesia asiria del Este, la Iglesia caldea, la Iglesia Copta ortodoxa, la Iglesia Ortodoxa etíope, las Iglesias Armenias, etc. Generalmente desconocidas para la mayoría
de los occidentales, estas Iglesias constituyen los restos de una rica y plural
cristiandad oriental, anegada de forma sucesiva por la marea musulmana, las
invasiones mongolas, las masacres desatadas por los turcos, y mermada,
finalmente, por la emigración.
El apéndice consiste en el texto bilingüe (latino
y español) de la mencionada carta "Orientale lumen".
Se dedica mucho espacio para el estudio de los
documentos de mayor trascendencia ecuménica en el diálogo con todas estas
iglesias orientales y de lo acordado en los múltiples encuentros bilaterales -o
multilaterales- ya celebrados.
Comentarios finales.
No se trata de una obra para aficionados. Para su
lectura y aprovechamiento es imprescindible que el lector esté dotado de
mínimos y claros conocimientos teológicos, así como de una buena base
histórica.
Su precio, algo elevado (7.700 pesetas),
corresponde a una magnífica presentación, calidad de papel e impresión.
Para los católicos de occidente, el conocimiento
de estas realidades debiera estimular y provocar el compromiso con nuestra
Iglesia particular, en comunión con toda la Iglesia universal.
Existe, en occidente, un general desconocimiento
acerca de estas realidades, incluso entre los propios católicos. Poco a poco,
diversas organizaciones católicas y órdenes religiosas van informando sobre
estas antiquísimas Iglesias, a partir del impulso de iniciativas concretas en
apoyo de las comunidades allí asentadas, que soportan con muchas dificultades
el asedio de la mayoría musulmana (nos referimos al norte de Africa, Oriente
medio, Turquía, Irak e Irán).
Nuestro interés por ellos debe traducirse en obras
concretas de solidaridad. De lo contrario, se caería en un
"intelectualismo" esteticista y sentimental estéril. ·- ·-· -······-· Visualiza la realidad del aborto: Baja el video |
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