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El guardián de mi hermano

por José Pérez Adán

Amitai Etzioni es el sociólogo más importante de nuestro tiempo, entre otras razones, porque como se verá en este artículo, no es solamente un sociólogo sino que también es -él diría que como consecuencia- un activista civil; en sus propias palabras: un public sociologist, un sociólogo público.

Etzioni ha mostrado su excelencia como investigador y pensador social en el mercado más competitivo que es el norteamericano. Efectivamente la mitad de los doctorados en sociología de todo el mundo se obtienen en las universidades de los Estados Unidos y en el país hay casi 15.000 sociólogos de carrera lo que da muestra de una extraordinaria hegemonía intelectual en este campo. Si dividiésemos este grupo entre sociólogos académicos (universidades) y profesionales (empresas y administración), Etzioni se situaría entre los primeros. Pero si la división la hiciésemos, como hizo Michael Burawoy en el discurso ante la Asociación de Sociólogos Americanos en su reunión anual del año 2004, entre profesionales, analistas, públicos y críticos [1] , Etzioni se situaría entre los públicos. Aquí, mientras que los profesionales se dedicarían a resolver enigmas mediante la investigación y la crítica entre colegas y a publicar los resultados, los analistas a resolver problemas para la gestión pública o privada, los sociólogos públicos se dedicarían a conversar con la sociedad sobre los valores y a intentar diseminar los más necesarios. Para estos, la coherencia científica no está en mantenerse al margen de los procesos de cambio social que estudia la disciplina, sino en ser consecuentes con la valoración que de esos cambios se hace y proponerlos o desincentivarlos razonadamente según el calificativo moral que merezcan.

El hilo que enhebra toda la carrera de Amitai Etzioni como sociólogo es precisamente conectar las teorías y los resultados empíricos que se derivan de la investigación académica con la vida de las sociedades que se estudian. En este sentido la trayectoria de Etzioni es asombrosa pues ha sabido compaginar la excelencia investigadora en una amplia gama de campos con la difusión de opinión a través de los medios de comunicación, la creación de instituciones e, incluso, con la gestión pública. Las aportaciones de Etzioni a la sociología como disciplina científica van desde

a)      la sociología de las organizaciones, campo que prácticamente crea él partiendo de una casi difunta sociología industrial (su Comparative Analysis of Complex Organizations 2] fue uno de los diez libros más citados de 1969 a 1977 y su Modern Organizations [3] de 1964 ha sido traducido a más de 20 lenguas diferentes),

b)      la sociología económica (su The Moral Dimensión: Towards a New Economics [4] de 1988 es quizá su obra más importante), pasando por

c)      la sociología política (su The Active Society [5] de 1968 sigue siendo un clásico de la teoría sociológica) y

d)      la sociología de las relaciones internacionales (su From Empire to Community [6] de 2004 es la última de más de seis obras sobre el tema).

En total la obra académica de Etzioni con casi 50 libros y más 350 artículos y capítulos de libro es de las más completas de toda la sociología [7] .

A esto hay que añadir una presencia constante en los medios con intervenciones y firmas en los más señeros periódicos de Europa y América y ahora también con aportaciones electrónicas (vid. http://www.amitai-notes.com/blog/) y la labor como creador de instituciones. Así, en 1968 creó el Center for Policy Research en la Universidad de Columbia, en 1989 funda The Society for the Advancement of Socieconomics (SASE, vid. http://www.sase.org y para el capítulo español SASECE http://www.uv.es/sasece) que agrupa a más de 2000 académicos de más de 40 países, en 1990 funda también The Communitarian Network (vid. http://www.gwu.edu/~ccps/) desde la que editó y dirigió la revista The Responsive Community de 1991 a 2004. A la hora de escribir este prólogo Etzioni dirige el Institute for Communitarian Policy Studies (vid. http://www.gwu.edu/~icps/) fundado por él mismo en la Universidad George Washington.

Muchos en el mundo académico han secundado y aplaudido todos estos esfuerzos de Etzioni por sacar la sociología de la torre de marfil del claustro académico y hacerla presente en el mundo de la política, los movimientos sociales y el reformismo ciudadano. Otros, sin embargo, han considerado esta actitud con escepticismo e incluso algunos con abierta hostilidad. Para estos últimos es cuestionable bien que un académico se contamine con el activismo civil o político, o bien que abrace propuestas de mejoramiento específicas que no encajan con los gustos propios. En algún caso también -elemento a tener presente siempre que se observan rivalidades académicas- el protagonismo que Etzioni ha desempeñado como máximo exponente del comunitarismo a nivel mundial, ha prevenido que en el juego entre la vanidad y la envidia se le reconozcan méritos debidos.

El principal de estos méritos, a mi juicio, es el de haber conseguido expandir el conocimiento de cómo funciona la sociedad con obras eminentes y, al mismo tiempo, haber usado ese conocimiento para mejorar la calidad de vida de individuos, comunidades y naciones. Esto es: haber puesto la sociología al servicio de la gente y no de sí misma. Se trata de la finalidad moral de la ciencia y ello no podía sentar bien a los que piensan que los valores no tienen cabida en la lógica del quehacer científico.

De hecho la preocupación de Etzioni por las implicaciones morales del cambio social constatado, estudiado o propuesto, se refleja desde su obra más temprana. En 1973 en Genetic Fix [8] ya explora las implicaciones del desarrollo de la biotecnología para el futuro bienestar humano. La ya mencionada The Moral Dimension representa hasta la fecha la más congruente y contundente crítica que se haya hecho en los últimos años a la racionalidad de los comportamientos humanos asumida por la economía neoclásica y sus implicaciones neoliberales. La óptica de Etzioni es decididamente moral y no por ello menos científica que la perspectiva utilizada por ejemplo por perspectivas tan en boga como las del behaviorismo económico o la teoría de la elección racional en defensa del credo neoliberal. La alternativa de una economía comunitarista se arguye no solo en base a las incoherencias y faltas de verificación de las viejas propuestas neoclásicas, sino también y sobre todo, en base a su poca talla moral.

Etzioni asume que los asuntos públicos, sean estos desde la previsión de un déficit hasta qué hacer con la inmigración, nunca son asuntos meramente técnicos. Por el contrario se trata de temas a los que siempre va añadida, desde el mismo momento de su consideración como asunto de relevancia, una dimensión valorativa, moral en todo caso, y por ello no dejan de ser asuntos que puedan y deban ser tratados con la metodología y el enfoque propios de la ciencia.

Las implicaciones morales del discurso etziniano se hacen más presentes si cabe en su obra más reciente generada en torno a la fundamentación del comunitarismo como una escuela de pensamiento autónoma: una de las pocas nuevas ideologías alumbradas en los últimos años. En The Spirit of Community [9] y en The New Golden Rule [10] , Etzioni explora cuestiones relativas a los cambios producidos tanto en la moral privada como en la pública en el período final del segundo milenio y las consecuencias sociales, positivas y negativas, de estos procesos y las ideologías de uno u otro signo que amparan.

Ciertamente en la medida en que la argumentación se ha ido ciñendo a lo que se considera más pertinente para la construcción de una sociedad mejor y se han concretado las aristas y definido los propósitos, la figura de Etzioni se ha ido tornando más polémica. Para la derecha norteamericana Etzioni representa una crítica al principio de autoridad que emana de la tradición (neoconservadurismo), por otro lado la izquierda norteamericana sospecha que la autonomía individual (relativismo) se ve amenazada con el reconocimiento de la comunidad y los valores que representa. En ambos casos, la derecha y la izquierda estadounidenses piensan que el comunitarismo etziniano pone en entredicho la discrecionalidad y libertad de acción del estado y puede socavar su monopolio de soberanía. La verdad es que no les falta razón.

El mero hecho de pedir que se incluya en el debate público la discusión sobre la agenda moral puede poner nerviosa a gente que bien cree que la agenda moral ya está clara para siempre o bien que opina que este tipo de discusiones nunca deben de afrontarse. Etzioni se ha esforzado sin embargo en plantear a los representantes de la derecha la conveniencia de hablar de fines y principios estando de acuerdo con ellos en que unos fines son mejores que otros y que hay principios que son razonablemente evidentes. A los representantes de la izquierda (liberales en Estados Unidos) les ha tratado de hacer ver que los derechos individuales están garantizados a pesar de que no se reconozca que la autonomía del individuo está por encima de cualquier deber. La pretensión de Etzioni es unir la argumentación de los derechos a la de las responsabilidades y establecer un equilibrio entre el individuo y la comunidad de manera que sus respectivos ámbitos de acción estén reconocidos públicamente. Naturalmente ello supone un replanteamiento del papel del estado ante el que las sociedades intermedias deben de gozar de libertad y reconocimiento.

El debate está vivo. Por ello quizá el estudioso de la obra de Etzioni debe de saber posicionarse de manera que el calor de la argumentación no le haga obviar el contexto. Ese contexto en el que se mueve Etzioni es el mercado de ideas norteamericano que es bueno entender y comprender para calibrar la valía de las propuestas que se consideran. Si el contexto no se tuviese en cuenta la crítica fácil vendría dada por la irrelevancia que muchas de las propuestas sometidas a debate tienen para otro contexto, el mundial por ejemplo, o para la mayoría de los países que no tienen ni preocupaciones ni aspiraciones colectivas semejantes a las de Estados Unidos. Este es por supuesto el inconveniente de ser un public sociologist.

En la medida en que se entra al debate público local se entra también en arenas movedizas de modo que si se quiere universalizar el debate habrá que hacer los ajustes pertinentes cuando no repetirlo desde su inicio. En el caso que nos ocupa debemos de separar la tarea propositiva de la argumentativa para no olvidar que la labor argumentativa que hace Etzioni responde a un contexto determinado. Este es un aviso que se hace naturalmente al crítico, al estudioso, al investigador de la obra de Etzioni; no es algo que se tenga que recordar al mismo Etzioni. Su esfuerzo de objetividad en la proposición es un intento explícito, tanto en la mencionada From Empire to Community como en la recurrida crítica etziniana al “pensar global, actuar localmente”, lema del medioambientalismo moderno, y que a nuestro autor le gustaba cambiar por el “piensa globalmente y actúa globalmente” [11] .

Casi todos los críticos de Etzioni reconocen a fin de cuentas que estamos ante un pensador comprometido con su tiempo y ante una persona coherente en el sentido que predica lo que piensa. Para sus muchos valedores Etzioni es además un pensador certero además de sincero, que piensa y razona muy bien. Hay sin embargo una faceta de la coherencia que en una época como la nuestra que valora la superficialidad y la instantaneidad está poco considerada, y que es, sin embargo, tremendamente importante para estas reflexiones introductorias. Me refiero a la coherencia diacrónica: la que se refleja en la vida con el paso del tiempo. Es, por otra parte, la coherencia de la que habla este libro.

En efecto, la vida de Etzioni es en sí misma una vida explicativa de un modo de pensar. Se trata a mi parecer de una última marca de distinción, de excelencia, que muy pocos logran alcanzar en estos días en los que oímos a ciertos colegas proponer los amores líquidos y loar la ambivalencia. Aquí estamos ante un -espero que Amitai me perdone por decirlo- sabio antiguo, un maestro oriental trasplantado a occidente. Se trata por eso de un pensador al que a uno le gusta seguir a pesar incluso de los disensos puntuales que puedan encontrarse.

La influencia de Etzioni es grande dentro de la sociología y lo es también de modo creciente en los foros de debate y reflexión de ideas y praxis política. En el mundo hispanohablante esa influencia se nota en la Asociación Iberoamericana de Comunitarismo (vid. http://www.comunitarismo.info) y en la demanda que sus ideas y planteamientos reciben desde las diversas plataformas políticas de casi todos los países hispanos. Con ello aun la obra de Etzioni disponible en español es escasa. Este libro ayudará sin duda a dar a conocer a Etzioni al gran público y será también un modo de adentrarse en la obra de uno de los más sugerentes pensadores contemporáneos. Me consta el esfuerzo que la editorial y en concreto el profesor Juan Manuel Burgos han hecho para sacar este proyecto adelante. A ellos, mi agradecimiento, por regalarnos esta lectura.

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José Pérez Adán



[1] En el original: professional, policy, public y critical. Vid. Burawoy, M. (2005) “2004 ASA Presidencial Addres: For Public Sociology” American Sociological Review 70 (Febrero) pp.4-28.

[2] (1961) Glencoe, The Free Press.

[3] Englewood Cliffs, Prentice-Hall

[4] Nueva York, The Free Press.

[5] Nueva York, The Free Press. Traducción española: La Sociedad Activa (1968), Madrid, Aguilar.

[6] Nueva York, Palgrave-Macmillan

[8] Nueva York, Macmillan

[9] (1993) Nueva York, Crown.

[10] (1997) Nueva York, Basic. Existe traducción española La Nueva Regla de Oro (1999) Barcelona, Paidos.

[11] Cfr. “Think global, act global” en New Scientist, 11, IX, 2004.



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