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Del proyecto “otra Iglesia es posible”: el caso de la parroquia de San Carlos Borromeo.

por Antonio R. Peña

Para los que no estén informados del caso, la Parroquia de San Carlos Borromeo está enclavada en el barrio madrileño de Entrevías. Éste es un barrio formado por personas de condición social humilde y menesterosa. La droga y otros estragos sociales tienen un fuerte peso e impronta en este barrio. En la última semana de marzo de 20007 la parroquia fue cerrada por la autoridad diocesana ¿por qué? Veámoslo en doce puntos.

PRIMERO

En la Declaración de la Asamblea parroquial y en su Comunicado del martes 3 de abril se recoge que la parroquia en cuestión se autodenomina “parroquia de los marginados” y “excluidos”. Los párrocos y sus feligreses entienden por marginados y excluidos a ateos, agnósticos, creyentes de diversas religiones y otras “personas de distinta condición” como inmigrantes e insumisos (no se sabe de qué) y políticos y asociaciones vecinales. Los párrocos, tan demócratas ellos, conciben el templo como de su propiedad por lo que decidieron ceder su gobierno y administración a una autodesignada Asamblea Parroquial, a la que los párrocos le entregaron las llaves de la parroquia. Todos, así, juntitos, propagan la “buena noticia” de “otra iglesia es posible”, con la misión de dar la libertad a los oprimidos de la tierra.

SEGUNDO

Afirman en la citada Declaración y Comunicado que esto era lo que Jesús proclamaba y que esta es la fe “que hemos descubierto y la que queremos seguir viviendo”. Es decir, para ellos la fe se descubre y por lo tanto no es una Gracia que Dios que regala a las personas. Por lo tanto, la Fe ya no se recibe sino que se descubre. Y claro, todo descubrimiento llega cuando hay una toma de conciencia sobre una determinada situación que hay que cambiar.

TERCERO

El símbolo de esta fe descubierta es un mural en el interior del templo que representa a un hombre de espaldas, con el culo al aire y hacia al espectador, y con los brazos extendidos abrazando a un sol. Es decir, el personaje representado (al que me niego a llamar Jesucristo) y venerado por estos párrocos y sus parroquianos, no da la cara ni abraza a la Cruz. Este personaje da al observador el culo y la espalda en actitud huidiza y esquiva, ocultándose al prosélito. A esta figura toda persona puede ponerle la cara y el semblante que quiera, construyendo así su propio dios: un cristianismo (catolicismo) sin Jesucristo, sin Dios objetivo, y a la carta y conveniencia de cada uno. Por lo tanto la consigna es clara: “no” a una sola Iglesia y a una sola jerarquía, “no” a un único Magisterio, “no” a una única moral objetiva. Por último podemos observar que la figura de este mural abraza a un sol, por lo que no hay Cruz y sin ella no hay sufrimiento salvífico, y sin Pasión no hay ni muerte, ni resurrección ni redención.

Por lo tanto la fe y la salvación es el resultado de un acto puramente humano por el que “hombre y la mujer” se salvan a sí mismos conducidos por la razón. Razón que se alcanza tras una toma de conciencia. Recordemos que Adán y Eva -tras comer del árbol de la ciencia, del bien y del mal- quedaron iluminados, ilustrados, tomaron conciencia, entraron en razón. Se hicieron dueños de sí mismos a través del dios Razón. Por lo tanto hombre y mujer no necesitan a Dios porque se han convertido en sus propios dioses. Es decir, desde este punto de vista la caída en pecado no sería un mal sino que sería una toma de conciencia, un bien (Saint-Simon, Rousseau, Hegel, Feuerbach, Marx, Nietzsche).

Volviendo a la citada parroquia y a sus párrocos. Las misas consisten en la consagración de rosquillas, turrón y otras “chuches” para que los niños estén contentos. Y de la consagración del vino… podemos imaginar qué se puede hacer para contentar a los mayores de edad.

CUARTO

Ante tal exabrupto, grosería y una fe que no es la de la Iglesia Católica, el obispo diocesano ha decidido cerrar la parroquia. La autodesignada Asamblea ha reaccionado con irritación y aspaviento, con actitud desafiante que queda reflejada en su citado Comunicado, donde se hace la siguiente pregunta: “¿por qué el Obispo no cree en nuestra fe?”. Cualquier católico puede contestar clara y abiertamente: porque, sencillamente, esa no es la Fe Católica, más aún, va contra la Iglesia Católica.

Pero aún hay más. Ante el cierre parroquial -considerado acto retrógrado, de intransigencia y represión- la Asamblea y los párrocos han acudido a medios de comunicación que defienden eso de que “otra iglesia es posible” bajo la fe por ellos descubierta (que como vemos no es la Fe Católica). Es decir, en este caso han entrado las fuerzas mediáticas que insisten en la destrucción de la Iglesia.

Ahora veamos más detenidamente la trama y el mensaje que hay detrás de todo esto.

QUINTO

Jesucristo era un simple revolucionario, un luchador por la libertad de los oprimidos de la tierra; entendiéndose por oprimidos a insumisos, ateos y agnósicos. Por lo tanto nada de Jesucristo Dios y Hombre verdadero. Dos naturalezas sin confusión y sin división y sin separación, conservando cada naturaleza su propiedad y concurriendo en una sola persona. Jesucristo poseedor, en definitiva, de una íntegra naturaleza divina y de una íntegra naturaleza humana. Él se hizo verdaderamente hombre sin dejar de ser verdaderamente Dios, tal como se reconoció y se confesó en el concilio de Nicea del año 325 y en el Concilio de Calcedonia del año 451.

SEXTO

Esta imagen de Jesucristo revolucionario niega, o por lo menos, arrincona a la naturaleza divina de Jesucristo y, por lo tanto, menosprecia e incluso tergiversa el por qué y el para qué de su concepción, nacimiento, vida, pasión, muerte y resurrección y, en definitiva, de su misión salvífica. A esto se le llama Teología de la Secularización. Además la visión de Jesucristo como simple revolucionario (humano) forma parte medular de la Teología de la Liberación.

SÉPTIMO:

Teología de la Liberación significa liberación no en el sentido cristiano (misión salvífica de Jesucristo) sino humana. Liberación en relación a los poderes terrenales y materiales cualquiera que sea su idiosincrasia.

La Doctrina Social de la Iglesia recogida por el Concilio Vaticano II fue aprovechada por los ideólogos marxistas para conectar marxismo y cristianismo y atraer, así, a un sector de la Iglesia Católica. Esto ha provocado que sectores de la Iglesia Militante acaben superponiendo determinados objetivos políticos al hecho religioso. Esto implica la utilización y manipulación tanto de la Doctrina Social de la Iglesia como de la propia Iglesia, con el fin alcanzar objetivos políticos. Es decir la Teología de la Liberación -con sus teólogos, sacerdotes y laicos- utiliza a la religión católica como un medio. Utiliza a Jesucristo manipulado como medio al servicio de la plan de vida marxista.

La Congregación para la Doctrina de la Fe publicó en 1984 la instrucción Libertis nuntis, en la que se recogían los graves riesgos de desviación ruinosa para la fe y la vida cristiana que implica la lectura del mensaje cristiano en términos marxistas. El propio Benedicto XVI en La Sal de la Tierra señala que la Teología de la Liberación no gana a los que va dirigida sino que les aparta de la Iglesia Católica, les agnostiza e incluso los ateiza cuando no les convierte en alimento de las sectas. Porque las sectas ofrecen el refugio trascendente negado por la Teología de la Liberación y la lectura marxista del mensaje cristiano.

OCTAVO

“Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” (Mt 16, 15). La pregunta de Jesucristo a sus discípulos en Cesarea de Filipo se extiende en el curso de la historia a los cristianos de todos los tiempos. La respuesta que damos a esta pregunta determina el modo de acercarnos a la Persona de Cristo y la manera de entender la existencia cristiana.

Muchos cristianos se han dejado seducir por un supuesto Jesucristo, hombre revolucionario, que ataca el oren social y político y pretende destruirlo y levantar un orden socioeconómico y político más justo. Aquí entra de lleno la ideología marxista. En este punto se unen Teología de la Liberación y Teología de la Secularización.

La lectura de la misión de Jesucristo y de la Historia en clave de dialéctica materialista (eterna lucha de clases) es absolutamente falsa y arrincona, e incluso acaba rechazando, a Jesucristo Hijo de Dios Vivo. Es la reducción del Magisterio a pura Teología Política. A partir de este punto la Salvación es leída en clave de redención socioeconómica y política (marxismo).

Pero resulta que este tipo de salvación no viene de Jesucristo ni es protagonizada por cada uno de los supuestos subyugados, sino que es ofrecida y dirigida por elites intelectuales no-subyugadas. Además no se trata de una liberación personal sino siempre debe ser liberación grupal. De tal manera que si alguien se opone y no quiere ser “liberado” o bien es un enemigo, por lo que tiene que ser eliminado; o bien está loco, porque no ve el bien que se le quiere hacer, por lo cual debe ser recluido en un manicomio.

La constante divulgación que se ha venido realizando de este Jesucristo únicamente terrenal y revolucionario, ha cautivado a ciertos cristianos que se han visto así atraídos hacia sistemas totalitarios, generalmente de corte marxista. Y es bajo estas propuestas y proyectos que se presenta la “parroquia de los marginados” y “excluidos” compuesta por ateos, agnósticos, creyentes de diversas religiones y políticos. Es decir, sincretismo: Nueva Era. Es así como se hace posible la Teología de la Secularización, donde la trascendencia del ser humano queda abolida pasando a reinar el imperio lo material. Y en este reino solo importa el “aquí” y el “ahora”.

NOVENO

Desengañémonos y desengañemos a ciertas “almas cándidas”: Jesucristo no fue un luchador violento. Anuncia su muerte y la de sus discípulos y que morirán perseguidos (Marcos 8,31-38). Nunca habla de la muerte y destrucción de sus perseguidores. Tampoco viene a destruir el orden social y político. Viene a perfeccionar la Ley, “no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento” (Mt 5, 17-19). Queda aquí fijada su actitud doctrinal frente al judaísmo. Además Jesucristo también cumple la ley humana -la judía y la de Roma- y emplaza a sus discípulos y a todos los que le escuchan a dar al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios.

DÉCIMO

Jesucristo viene a salvarnos, es decir, a llevar lo imperfecto a lo Perfecto. Y el origen de la toda imperfección se haya en el pecado. Y el origen del pecado es la soberbia y el egoísmo que nos hace esclavos de nuestros impulsos, pasiones y emociones impidiéndonos ser verdaderamente libres. La cultura oficial dominante en Occidente insiste en negar el pecado en todas sus dimensiones y ha impuesto la mentalidad de que todo depende del “cristal con que se mire” y de cada persona, por lo tanto todo es relativo, incluido Jesucristo y Dios.

El efecto más grave de este modo de pensar tan extendido en la mentalidad y cultura occidental actual, es la constancia en la ofensa a Dios. Este modo de pensar ha sido tan difundido que actualmente nuestra sociedad ve como normal y natural lo que no es normal y natural (como por ejemplo las tergiversaciones de la concepción sobre la vida y la muerte, sobre el aborto, la eutanasia, la homosexualidad, el latrocinio, el terrorismo y las violencias de todo tipo). La Perversión en sí misma comienza a verse como algo natural y normal. Lo malo acaba siendo bueno y normal. Lo Bueno, Natural y Normal acaba siendo malo, retrógrado, reaccionario y raro.

Por lo tanto entender el Pecado, el Perdón y la Gracia de la Reconciliación es comprender nuestra condición y conducta humana y nuestra relación con Dios, así como sus efectos en cada persona, en el conjunto de la sociedad y en todos los ámbitos de actuación humana. Es, en definitiva, comprender la misión salvífica de Jesucristo.

UNDÉCIMO

Por consiguiente la Doctrina Social de la Iglesia es una derivada y consecuencia correspondiente al reino de lo material. La acción social cristiana no es, por lo tanto, objetivo ni fin sino uno entre los muchos medios de realización humana en el plano material. Además hay diversas maneras de llevar acabo la Doctrina Social de la Iglesia.

El peligro está en desconectar el plano material del espiritual, poniendo el plano espiritual en función de nuestra realización material. O todavía más grave, olvidarnos de que somos unicidad materia-alma, olvidarnos, por lo tanto, de nuestra dimensión trascendente y quedar reducidos al plano corporal y a nuestra simple realización material: teologías de la Secularización y de la Liberación.

En este punto volvemos el concepto de libertad, tan manipulado por las teologías de la Liberación y de la Secularización. Ser libre no es hacer lo que a uno le da la gana. Es hacer lo que uno debe en cada momento conforme a la ley moral natural y religiosa, haciendo lo que a uno mismo y a los demás perfecciona como seres humanos trascendentes.

La facultad de hacer el mal y hacerlo, no es libertad sino es depravación, libertinaje (perversión), esclavitud al Mal, al Pecado. Para evitarlo la libertad requiere de la Memoria, del Entendimiento y de la Voluntad (las potencias del Alma). Por lo tanto cuando decimos “No” a nuestros instintos y apetencias, inclinaciones y atracciones en el momento que las sentimos y deseamos, estamos realizando un acto de libertad que nos hace más personas y acentúa nuestra espiritualidad acentuando nuestra separación de los simples animales y del pecado.

Contra esto los enemigos de Jesucristo han lanzado el Gran Proyecto Simio: igualar a seres humanos y a animales en derechos y deberes, lo que significa extirpar de las personas los derechos naturales, derechos que tenemos por ser, sencillamente, personas creadas por Dios. Por desgracia en España hay un partido político y un medio de comunicación -claramente identificable- que lo defiende.

Continuando con el concepto de Libertad, el psiquiatra Rojas Marcos decía que no se es libre cuando uno hace lo que quiere sino cuando uno elije hacer aquello que le hace más persona y hace más persona a los demás sin imponer el camino, sino proponiendo un modelo de vida. Es decir, no se es libre cuando una persona o grupo hace revoluciones matando a diestra y siniestra para colocarse al frente de las sociedades, dando como resultado nuevas subyugaciones en nombre de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Se es libre cuando uno hace a la manera de Jesucristo aquello que le perfecciona y, al mismo tiempo, perfecciona a los demás. Y esto es precisamente lo que hace la Iglesia Católica, proponer un Modelo de Vida como Camino de Perfección (Santa Teresa de Jesús).

DUODÉCIMO

Y ¿cuál es la manera de Jesucristo? Volvamos nuestra mirada a Jesucristo en los juicios ante Herodes y Pilato, miremos a Jesucristo azotado en la columna, fijémonos en Jesucristo abrazado a la Cruz, contemplemos a Jesucristo clavado en la Cruz.

Ésta es la vocación a la que está llamada toda persona, se reconozca o no: perfeccionarse imitando a Jesucristo y llegar así a Dios, realización plena y bien pleno. Y corresponde a cada persona aceptar o rechazar esta Propuesta de Vida.

·- ·-· -······-·
Antonio R. Peña



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