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Historias de mi vida por Glenda Adjemiantz El pueblo armenio, la primera nación cristiana, vícitma del primer genocidio, musulmán, obligado a salir de su tierra invadida, tiene ya una abundante presencia en España, de la cual la autora puede ser un ejemplo paradigmático. |
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| Durante treinta años, mi familia, Buenos Aires, el colegio armenio, los scouts armenios, el club armenio... me proporcionaron la seguridad de un entorno propio, de una identidad afectiva que pocas veces hacía que me preguntara quién era, de dónde venía, por qué estaba allí.
Un día, hace cinco años, inauguraba yo misma un nuevo capítulo de la diáspora familiar, como representante de una cuarta generación de emigrantes, al abandonar Argentina para vivir en Madrid. Mis bisabuelos desde Van, mis abuelos desde Erevan, mis padres desde Irán y Francia y yo desde Buenos Aires. Cien años de inmigración.
En pleno proceso de búsqueda, me encuentro leyendo todo tipo de bibliografía que me acerque a mis raíces, tratando de entender tanto sufrimiento, tanta perdida, tanto dolor... Mi familia eligió el silencio, el silencio de los supervivientes, y es recién ahora que estamos volviendo a nuestras raíces a través de la lectura, de los contactos perdidos, del descubrimiento de las primeras traducciones de los manuscritos de la bisabuela Shushanig contando el horror.
Sí, participé en muchos actos del 24 de abril. Pero es en este momento cuando siento y comparto un conocimiento de la historia y de mi entorno que nunca había tenido oportunidad de experimentar. Y es Madrid y los casi 40.000 hayastantsi (armenios de Armenia) que, como nuevos inmigrantes en tierras españolas, volvemos a recordar nuestra causa.
Y aquí estamos los armenios de la diáspora que hemos ido creciendo dentro de organizaciones ya maduras, en contacto con hayastantsi que están empezando a formar por primera vez parte de una diáspora. una oportunidad única para unir a armenios con idioma y tradiciones intactas con otros procedentes de la diáspora, capaces de aportar formas de organización aprendidas de la experiencia. Todos, y un objetivo único: trabajar por los armenios de España y por nuestra causa.
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