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La Asociación Española de Farmacéuticos Católicos

por María del Pilar Marcos Carrión.

La Asociación Española de Farmacéuticos Católicos es una asociación profesional-religiosa, cuyo fin principal es ejercer la profesión farmacéutica de forma consecuente con la Fe Católica. Lo objetivos son varios, y entre ellos están el defender y difundir la Doctrina Católica en relación al ejercicio de la profesión farmacéutica y defender a los farmacéuticos que se vean implicados en problemas ético-profesionales.

La existencia de la Asociación es una necesidad por varios motivos:

1.         El ataque que constantemente sufre la Moral Católica con leyes civiles que atentangravemente contra la vida y la dignidad de las personas.

2.         El ataque que sufren los farmacéuticos católicos a la hora de ejercer su trabajo de una manera digna y coherente.

3.         La necesidad de informar y formar al público que acude a la farmacia y a la población, en general, sobre temas que comprometen seriamente la conciencia de todo católico y de toda persona con un criterio recto y unos valores elementales.

Todos sabemos la importancia y necesidad de una farmacia de confianza. Ahí consultamos cuestiones de salud (algo muy importante en la vida de cualquiera), y esperamos del farmacéutico, aparte de una atención cordial y el suministro de los productos para aliviar nuestros males o mejorar nuestro bienestar, un consejo sólido basado en el conocimiento y el estudio.

El farmacéutico católico no puede desligar su condición de católico de su actividad profesional. Es una obligación el cumplimiento del deber de estado y toda persona ha de ser íntegra y coherente. Hay que llevar ese título de hijo de Dios a todos los ámbitos de la propia existencia: trabajo, amigos, familia.

Pero resulta que el farmacéutico que pretende tal cuestión, hoy en día se encuentra con multitud de dificultades, trabas y obstáculos. Las leyes vigentes, la desmoralización y relajamiento de costumbres de la sociedad, los atentados contra la Ley Divina en todas sus manifestaciones (hasta en las más elementales), contra la Ley Natural (impresa en todo hombre), y un largo etcétera, hacen muy difícil el ejercicio profesional de acuerdo a la Doctrina Católica. Pero no imposible, porque es el mismo Dios el que nos ha colocado ahí en medio de la sociedad, el que nos ha dado unos dones, unas capacidades, conocimientos y el poder estar en contacto con la gente. Esos dones implican deberes y entre ellos está la propagación y defensa de esa Doctrina.

El farmacéutico es un profesional sanitario con mucha influencia social. Podemos hacer mucho bien, algo que por otra parte no hemos de dejar de agradecer a Dios.

Por otra parte, los medios de comunicación auspiciados por los poderes públicos y la máxima del "todo vale", inculcan las bondades de los supuestos avances para solucionar "problemas" que se plantean y que ahora "por fin" ya tienen solución.

En la era de las comunicaciones, de la información, en la que las personas están conectadas a la televisión, la radio, la prensa, Internet, paradójicamente resulta que al final no saben la Verdad sobre las cosas. La nueva mentalidad en la que se cree todo lo que lanzan los medios de comunicación (amparados por el beneplácito de los gobiernos de turno y una nueva mentalidad sibilino-engañosa de descerebralización de las mentes para que no tengan ni media capacidad de razonar), hace que realmente se viva en la sociedad de la "desinformación" y venga a ser que lo objetivamente malo y dañino aparece como bueno, como un avance de la sociedad y de la ciencia y la gente lo acepta como algo natural y sin decir ni pío.

En temas relacionados con la salud, esto puede ir desde los productos "milagro" que realmente no hacen nada de lo que dicen, hasta los productos que asesinan a niños en el vientre de sus madres, los que impiden una vida y todo ello aderezado como que son por el bien de la mujer, su bienestar, cuando entre otras cosas, se ocultan la infinidad de efectos secundarios (a parte del efecto primario, tremendamente nefasto) que producen en las usuarias.

Ante todo esto los farmacéuticos no pueden permanecer indiferentes ni callados.

Aquí el farmacéutico católico, como profesional y como católico, tiene (nunca mejor dicho) mucho que decir. Tiene que decir sencillamente la Verdad sobre esos "avances", la Verdad sobre el horror del aborto, y toda la Verdad, porque en estos casos las verdades a medias son mentiras de consecuencias tremendas.

La Asociación de Farmacéuticos Católicos se propone sencillamente mostrar la realidad tal cual es y no como la presentan, y simplemente porque sus miembros quieren cumplir su tarea de servicio a la sociedad como intermediarios entre el médico y el paciente, como conocedores de los medicamentos. Está además en el Código Deontológico Farmacéutico (algo común a todo boticario, independientemente de sus creencias personales). Según el artículo 10 de dicho código "el farmacéutico se abstendrá de participar en todo tipo de actuaciones, estén o no relacionadas con su profesión, en que sus conocimientos y habilidades sean puestos al servicio de actos que atenten contra la vida, la dignidad humana o contra los derechos del hombre". Más claro, agua.

La condición de católico le da un plus. El quinto mandamiento "No matarás" lleva implícita las actividades destinadas a atentar contra la vida y ahí se incluye el protegerla desde su inicio (en la concepción) hasta su fin de forma natural y nunca provocada; asimismo de no colaborar con actividades que lleven a impedirla o a trastocar el curso normal de la naturaleza.

Por todas estas razones, motivos, inquietudes y obligaciones la Asociación de Farmacéuticos Católicos se propone llevar a cabo tareas de información de la sociedad, de denuncia y de compromiso por no colaborar ni permitir que se trasgreda la Ley de Dios ni la dignidad humana, haciendo uso del derecho a la objeción de conciencia y a su obligación como profesional y católico.

Por otra parte, se pretende despertar la conciencia de muchos boticarios, quizá acomodados por el pensamiento de que nada se puede hacer, para que tomen actitudes positivas en este aspecto. La recompensa será enorme, más y mejor de lo que imaginamos, por muy difícil que se ponga el panorama. La ayuda de Dios no faltará. Es necesaria la colaboración de todos los profesionales que tengan un mínimo de conciencia recta para que no se cometan más tropelías contra esas personas a las que día a día tratamos de ayudar desde el mostrador.

La Asociación cuenta con personas veteranas en la profesión, que aportan la seguridad y conocimientos que da la experiencia, y farmacéuticos jóvenes llenos de entusiasmo y ganas por hacer las cosas bien. La Verdad y las buenas prácticas no tienen edad.

La Asociación está legalmente aprobada en el registro de asociaciones y reconocida por la Conferencia Episcopal. No somos unos cuantos locos con ideas raras y que pretenden revolucionar a los clientes. Somos simples católicos a los que Dios ha puesto en una farmacia al servicio de los demás, con una enorme responsabilidad y con la mentalidad de responder a lo que se espera de nosotros, como católicos y como profesionales.

Se pretende en este nuevo año dar un impulso más acentuado en el que se establezcan normas básicas de actuación ante toda la situación sobre ciertos fármacos y problemas sanitarios que comprometen seriamente la conciencia y modo de actuar de los farmacéuticos y por tanto la influencia que su opinión tiene en la población.

Se organizan de vez en cuando conferencias sobre los temas más preocupantes y actuales, Simposios y puestas en común. Es fundamental el contacto con otros profesionales con las mismas ideas e inquietudes.

Disponemos de una página en Internet (www.farmaceuticoscatolicos.org), en la que aparecen las actividades que realizamos y el espíritu que nos mueve.

Tenemos como patrona de especial devoción a María Sagrario de San Luis Gonzaga (Elvira Moragas Cantarero en la vida civil). Carmelita Descalza, que antes de entrar en el convento ejerció el oficio  durante un tiempo en la farmacia familiar que antes de su muerte regentó su padre. Cuando su hermano acabó la carrera de farmacia Elvira entró en el Carmelo de Santa Ana y San José de Madrid, cumpliendo con su vocación ansiadamente deseada. Era 1915. Cambia su nombre de Elvira Moragas por el de Sagrario, madre de San Luis Gonzaga.

Es nombrada sucesivamente Priora, Maestra de novicias y Tornera. El 1 de julio de 1936 es elegida  Priora por segunda vez. Entre el 19 y el 20 de julio salen todas las religiosas del convento, unas huyendo, otras obligadas por los milicianos. Se refugian en casas de familiares y amigos. El 14 de agosto la Hermana Mª Sagrario es detenida y conducida a la checa de la calle Marqués de Riscal. En la madrugada del 15 de agosto, festividad de la Asunción de  María, nuestra querida farmacéutica carmelita añade el título más importante de su vida, el de mártir, al ser fusilada por las milicias rojas en la Pradera de San Isidro.

Años más tarde se abrirá su proceso de Beatificación, y por fin el 10 de mayo de 1998 es beatificada en Roma.

Esta santa monja es un ejemplo para nosotros, farmacéuticos católicos, que tenemos el deber de servir a Dios y a los demás, con integridad y firmeza, sin importarnos las consecuencias y teniendo nuestra mirada siempre en el Cielo.

Para ayudar a conseguirlo tenemos nuestra Asociación, además de la oración personal y la esperanza de que un día estemos todos juntos, con nuestras batas más blancas que nunca, siendo felices por haber cumplido con nuestro deber por amor a Dios.

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María del Pilar Marcos Carrión.



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