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P. Bernardo Monsegú, C.P. biografía y esbozo a un estudio analítico de su obra

por José Martín Brocos Fernández

Este artículo quiere hacer justicia a uno de los teólogos y escritores espirituales más claros y profundos que han surcado el pasado siglo; perito del Episcopado Español en el Concilio Vaticano II, miembro de la Pontificia Academia Romana de Teología y de la Sociedad Mariológica Internacional, su obra lo eleva al santuario de los ilustres de nuestras letras, que sobrepasa el concepto restringido de escritor católico para ser considerado, con toda justicia, como una relevante figura literaria mundial en todos los órdenes.

1. Vida y obra.

Hilarión Gómez Martín, según figura en su partida de nacimiento; P. Bernardo de María Virgen, de religioso; y P. Bernardo Monsegú, como escritor, pues adoptó en la firma el segundo apellido del padre, Bernardino, maestro nacional, nació el 21 de octubre de 1909 en un pequeño pueblo de Segovia, Barahona, al lado de Pedraza de la Sierra, lugar donde siempre decía que había nacido y donde se crió con sus seis hermanos.

Un día estando en casa, un hermano pasionista iba pidiendo limosna por las casas del pueblo, y lo acogieron en la casa familiar para pasar la noche. Habló con Hilarión Gómez, y de aquella conversación vespertina, éste tomó la firme determinación de ser pasionista[1]. Así, a los 15 años, el 16 de noviembre de 1924, ingresó en el convento de los Padres Pasionistas en Peñaranda del Duero (Valladolid), profesando el 17 de noviembre de 1925. Estudió Filosofía en Peñafiel y Mieres, pasando después a cursar sus estudios teológicos en el Convento de los Santos Juan y Pablo, en Roma. Recibe el Orden Sacerdotal el 19 de febrero de 1933. En 1934 se licencia en Filosofía, en Roma, doctorándose de seguido con su tesis acerca de los “Fundamentos filosóficos del Humanismo de Luis Vives”. Escribe el P. Leandro que “recién llegado el R.P. Bernardo de María Virgen de Roma donde acababa de cursar brillantemente sus estudios, y que a la sazón desempeñaba el cargo de lector, o catedrático de Filosofía”[2], pasa a residir en el Convento de los PP. Pasionistas de Mieres, habitando en el mismo 29 religiosos pasionistas, cuando le sorprende la revolución marxista de octubre de 1934, siendo “incendiado el convento”[3] y cruelmente martirizados 3 religiosos pasionistas; los cadáveres del Cohermano Salvador de María Virgen, C.P. y del Cohermano Alberto de la Inmaculada, C.P., asesinados “a tiros”[4] el 5 de octubre, son arrojados al río, y el cadáver del R.P. Inocencio de la Inmaculada, llevado el 9 de octubre al martirio desde el Centro Socialista de Turón, conjuntamente con ocho Hermanos de las Escuelas Cristianas, arrojado a una fosa preparada de antemano[5], y los demás presos en diversas cárceles[6]. Testimonia su hermana, que las peores eran las mujeres revolucionarias, pues tenían “un odio satánico, acaudillando el asalto y expolio del convento una revolucionaria al grito de ¡A por ellos que son frailes!”[7]. Milagrosamente él logró escapar andando varios días por los montes, bebiendo agua de lluvia y alimentándose únicamente de hierbas, hasta caer en poder de los revolucionarios, que lo encuentran medio muerto. Es juzgado por la chusma en el autodenominado “Comité revolucionario”, en Valdecuna (Mieres), y le obligan a prestar diferentes servicios al Comité, situación que se mantiene hasta la llegada de tropas nacionales que vencen a los rebeldes liberando definitivamente Asturias[8].

Pasa impartir Literatura y Filosofía en el noviciado pasionista de Peñaranda de Duero. Le atrapó el Alzamiento Nacional español de 1936, recién regresado de un viaje a Roma, en el mismo Madrid, hospitalizado de una operación de oído llevada a cabo por el doctor Bertrán. Por ser sacerdote lo arrojan fuera del hospital todavía convaleciente, sin haberse repuesto de la operación[9], mientras que a su familia, que residía en Villa del Prado (Madrid), por destino del padre, y que desde el advenimiento de la malhadada República venía padeciendo persecución más o menos solapada por tener un hijo religioso, tras ser retirada a su padre la plaza de maestro por católico, tienen que marcharse del pueblo donde nadie les da ni cobijo ni alimento[10]. Se trasladan a Madrid, y el P. Monsegú vivirá los tres años de la guerra siempre escondido, la mayor parte en una pensión, “diciendo que era un estudiante”[11], con dos de sus hermanas: Máxima e Higinia, que en el Madrid rojo le acompañaban a todas partes, pues se movía por Madrid para impartir ocultamente los Santos Sacramentos, y celebrando la Santa Misa en casas privadas. Pasó muchos momentos de peligro, pero, testimonia su hermana, “la Divina Providencia nos salvó del martirio”[12]. Finalizada la guerra de Liberación, pasa a impartir docencia, sucesivamente, en Peñaranda de Duero, en Peñafiel (Valladolid), como profesor de Filosofía en el Estudiantado pasionista, religiosos que se preparan para el sacerdocio, de dicha ciudad, en Mieres, y nuevamente en Peñaranda de Duero[13].

Empieza escribir muy temprano. En octubre de 1928 publica una poesía titulada “Aromas del Rosario” en la revista El Pasionario. Mes a mes irá incluyendo la revista en la Sección Poética, poemas del P. Monsegú, con el intervalo de la guerra. Dedicará sus versos a la Santísima Virgen, a los Misterios de nuestra Fe o a los Santos pasionistas[14]. Pero su gran salto al público español se produce en el año 1942, con un trabajo sobre la riqueza espiritual de España, presentado a concurso en el Certamen Literario patrocinado por el Casino de Madrid, que obtuvo el primer premio por unanimidad, entre los 39 concursantes, y accésit para Francisco Elías de Tejada Spínola, a la sazón catedrático de la Universidad de Salamanca. El Jurado lo componían: el general laureado Aranda, como presidente del Casino, D. Gabriel Maura Gamazo, Duque de Maura, académico e historiador, y D. Armando Cotarelo Valledor, secretario de la Academia de la Lengua. Fue el reconocimiento de un mérito y la consagración de un escritor.

Regresa a la Casa General, en Roma, “permaneciendo de 1945 a 1954 formando parte de la Comisión General de Estudios”[15], y ejerciendo en idéntico período de profesor de Teología. Retorna definitivamente a España, para ocuparse en labores pastorales y hacerse cargo de la popular revista El Pasionario en Santander primero y luego en Madrid, hasta 1966[16]. En 1955 obtiene también el premio Donoso Cortés, por su obra La clave teológica de la historia según Donoso Cortés, en el certamen convocado por las Diputaciones de Extremadura. En esta obra se glosa el pensamiento filosófico-histórico del Marqués de Valdegamas, para quien todas las ciencias políticas y morales han de buscar su fundamento en el conocimiento de lo sobrenatural, orden al que pertenecen la gracia y la Providencia divinas. Y en 1959 se le adjudica el premio “Menéndez Pelayo” del Consejo Superior de Investigaciones, por su obra: Filosofía del humanismo de Juan Luis Vives. Contemporánea o sucesivamente menudeó sus colaboraciones en las “Semanas de altos Estudios Teológicos”, del Instituto Francisco Suárez del CSIC, en la Revista Española de Teología, en las Jornadas de la “Ciudad Católica”, y en otras revistas y periódicos. Perito episcopal español en el Concilio Vaticano II, testimonia el Card. Marcelo González Martín:

Recuerdo al P. Monsegú entre los peritos del Episcopado Español. Constante en su servicio de ayuda y asesoramiento, lleno de discreción, con envidiable capacidad de discernimiento y de análisis, sin dejarse llevar nunca por los arrebatos de la novedad, señalando con precisión las consecuencias que podrían derivarse de la aceptación o el rechazo de tales o cuales afirmaciones, ponderando también con agudeza crítica la riqueza teológica y pastoral que encerraba el nuevo horizonte de la eclesiología, tal como se iba precisando.[17]

Participó también en los Capítulos Generales de la Congregación, convocados después del Concilio Vaticano II para actualizar las Reglas y Constituciones de la Congregación[18]. Aparte sus colaboraciones periódicas, prolífico e incansable, sigue publicando otros libros de muy diversa índole, desde ¿Sabes vivir? (1957), Valoración filosófica de Menéndez Pelayo (1957), Marido y mujer (1961), Él y su Pasión (1968), Religión y Política (1974), Postconcilio, tres tomos (1973-1976), La Iglesia que Cristo quiso  (1986).

Como se puede deducir tanto de sus premios, como de sus investigaciones, existen dos preocupaciones en la vida del P. Monsegú de hondo calado científico y patrio: son los valores de la patria hispanas, y los grandes epígonos que los defendieron.

Desde su enclaustramiento conventual el P. Monsegú vibró siempre a acordes de la patria y la cultura hispanas, no en vano había sido víctima de sus ideales siendo prisionero durante la contienda española, y no precisamente por defensor de la cultura y patria hispanas, sino por su condición de religioso.

Pero sobre todos esos amores patrios y culturales que arriba hemos mencionado, sobresalió en el P. Monsegú el de su fidelidad y defensa de la Iglesia (…). El móvil del P. Monsegú es apostólico. Se trata de un propagandista católico al que le duelen los confusionismos que los católicos padecen. Frente a ellos se ha impuesto la dura y meritoria tarea de vivir en guardia permanente, pluma en ristre, firme en la doctrina, valiente en la denuncia, estricto en la clarificación. Monsegú es temible para los que tienen que temer. Monsegú no es fustigador por sistema, sino clarificador por convencimiento y servicio.[19]

Cofundó en 1968 junto con D. Luis Ruiz Galiana la revista Roca Viva, asumiendo la dirección de la misma en 1987 tras el fallecimiento de D. Luis. Dirigió nuevamente, de 1978 a 1985, la popular revista El Pasionario[20]. Además de en las mencionadas publicaciones, escribió múltiples artículos destacando sus contribuciones en: Revista Española de Teología, Estudios Marianos, Ephemerides Mariologicae, Scripta de María, Verbo, Estudios Franciscanos, Revista de Espiritualidad, Iglesia-Mundo o Punta Europa, entre otras.

Pasionista de recia espiritualidad, arquetipo de clérigo tradicional, adscrito al pensamiento político tradicional hispano[21], de sólida formación en la tradición de la Filosofía cristiana, profundo conocimiento de la Sacra Teología, amplia Cultura y abnegada dedicación, vivió con profundo dolor el postconcilio[22]. Precisamente en uno de sus múltiples artículos escritos, denuncia que el neomodernismo “que hoy florece” –lo dice el mismo Maritain- es lo más contrario al espíritu del Concilio… Nada tiene que ver con el temporalismo, el mundanismo que son cortejo y contraseña del neomodernismo en alza. Una cosa es reconocer debidamente la dignidad del hombre, del hombre integral, en todas sus dimensiones, interesarse por él, ayudarle, y otra muy distinta adorar al hombre y su progreso, proceder como si el señorío y la dirección y la norma le correspondiese al hombre y no a Cristo, a la libertad y no a la verdad, a la historia y no a la teología.[23]

Está en posesión de la Gran Cruz de Caballero Isabel la Católica, condecoración que le impuso personalmente el Ministro Castiella. Miembro de la Pontificia Academia Teológica Romana, de la Academia Mariológica Internacional y la Sociedad Mariológica Española.

En el prólogo a Sabes vivir. Paso a la vida, escribe el Marqués de Lozoya:

Por mi mal, me llamó muy pronto el clarín a lo que llaman, los que aún no han leído su libro, la lucha por la vida. Y gasté mis días –los días preciosos de mi juventud- en contiendas académicas primero y en contiendas políticas más tarde, dejándome la sangre del alma entre los zarzales del camino; conquistando puestos para comprobar en cada uno lo que ya me decían los libros ascéticos de mi niñez: que todo ello es nada; leyendo poco y apresuradamente, escribiendo mucho y hablando mucho, sin meditar apenas, Siguiendo, en fin, el signo de los hombres de mi generación a quienes no ha sido dado vivir una sola hora sin combate ni un solo día sin sosiego.

Para nosotros ha escrito usted, Padre Bernardo, las páginas castizas de su bello libro ordenado a crear en nuestro espíritu el sentimiento heroico de la vida y la convicción profunda de que únicamente viviendo a tono con lo que es norma específica de nuestra conducta (la razón como hombres y la gracia como cristianos) podemos aspirar a la gloria y felicidad verdadera.

Hubo en España una edad dorada en que los hombres se preparaban, antes de acometer magnas empresas, meditando las verdades eternas en libros de alto saber teológico. A partir del siglo XVIII, en que España adopta la actitud de vencida y recibe de los extraños el concepto de vida, los españoles nos dejamos atraer de los vanos prestigios de la literatura que es como juego de niños, sin nada sustancial. Hemos perdido el gusto por los libros de antaño, libros macizos en que se resume la dolorosa experiencia humana en contacto con el mundo a través de siglos.

Su vida de actividad intensa se fue reduciendo paulatinamente por la edad avanzada y por el alzheimer que iba minando su cuerpo y su mente[24]. Falleció con 93 años, 20 de marzo de 2003, en olor de santidad en el Convento-Santuario de Santa Gema Galgani de los Padres Pasionistas en Madrid. La Misa Exequial, con el templo rebosante, fue presidida por el P. Provincial. Su cuerpo fue enterrado en el Cementerio de La Almudena[25].

2. Obras del P. Bernardo Monsegú, C.P.

 

La riqueza espiritual de España, base de su futura grandeza. Su cetro de oro y su blasón divino, Madrid, Imp. Prensa Española, 1943;

¿Sabes amar?, Madrid, Sociedad de Educación Atenas, 1947 (3ª ed., 1962);

Paso al amor, Madrid, Sociedad de Educación Atenas, 1948;

El Occidente y la Hispanidad, Madrid, Instituto de Cultura Hispánica, 1949 (México, 1977, 3ª ed. corr. y aum., Madrid, El Pasionario, 1989);

Paso a la vida, Madrid, Sociedad de Educación Atenas, 1950;

¿Sabes vivir? o vida racional y cristina, Madrid, Sociedad de Educación Atenas, 1950 (2ª ed., 1953);

¿Sabes santificarte?, Madrid, Sociedad de Educación Atenas, 1952 (2ª ed., 1961);

Del altar al hogar, Madrid, Sociedad de Educación Atenas, 1953 (2ª ed., 1962);

¡Paso a la santidad!, Madrid, Sociedad de Educación Atenas, 1954;

Clave teológica de la historia según Donoso Cortés, Primer Premio en el Certamen Nacional del Centenario de la muerte, Madrid, Ed. El Pasionario, 1956 (3ª ed. corregida y aumentada, 1988);

Valoración filosófica de Menéndez Pelayo. Su saber, su ideología, su tesis de España, Santander, Edic. Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo, 1957;

Filosofía del humanismo de Juan Luis Vives, Premio “Menéndez Pelayo”, Madrid, Patronato Raimundo Lulio, C.S.I.C., Instituto Vives, 1959 (Madrid, Instituto “Luis Vives” de Filosofía, 1961);

Sobre la “Humanae Vitae”. Su alcance y obligación, Madrid, Speiro, 1960;

Marido y mujer, Madrid, Sociedad de Educación Atenas, 1961;

Él y su Pasión, Estudio cristológico, Madrid, Edic. El Pasionario, 1968;

Sobre la significación del Sacerdocio Ministerial. Observaciones Generales al “Documento I”, Madrid, Roca Viva, 1971;

Las jornadas sacerdotales de Zaragoza de 1972. Historia y polémica sobre las mismas, Madrid, Edic. CIO, 1972;

Religión y Política. El cristianismo y la ordenación religiosa de la sociedad, Madrid, Coculsa, 1974;

El Posconcilio. Hechos y cuestiones polémicas, 3 vols., Madrid, El Pasionario, 1973-1976;

Retablo posconciliar. Seis años entre las olas, Madrid, Studium, 1978;

Páginas actuales sobre la Virgen de Siempre, Madrid, El Pasionario, 1981;

La Iglesia que Cristo quiso, Madrid, Ed. Arca de la Alianza Cultural, 1986.

El culto mariano en España. Síntesis histórica, Salamanca, Imp. Kadmos, 1988 (Separata de Mariología LIII, Año 1988);

Santa Gema Galgani. La flor de El Viso, Madrid, El Pasionario, 1994.

Autobiografía, inédita. [Se conserva mecanografiada].

Diversas colaboraciones.

BERNARDO DE MARÍA VIRGEN MONSEGÚ [ET AL], Episodios de la Revolución en Asturias. Los Pasionistas de Mieres (Asturias) y la Revolución de Octubre de 1934. Episodios narrados por los mismos protagonistas, Santander, I. Martínez, 1935 (contiene relatos autobiográficos: en concreto, P. Bernardo, C.P., “El camarada Hilario” págs. 177-184; y véase también P. Leandro de San Luis, C.P., “Sensacional odisea”, págs. 157-176).

SANTA GEMA GALGANI, Epistolario de Gema Galgani. La gran santa del siglo XX, Traducción del italiano por el R.P. Bernardo de María Virgen (Monsegú), Barcelona, Edit. Litúrgica Española, 1944;

SANTA GEMA GALGANI, Autobiografía, diario, escritos varios, libros de los éxtasis, Traducción del italiano por el R.P. Bernardo de María V. (Monsegú), Barcelona, Edit. Litúrgica Española, 1947;

PIER CARLO LANDUCCI, ¿Existe Dios?, Traducción del P, Bernardo Monsegú, C.P., Madrid, Sociedad de Educación Atenas, 1953;

RAFAEL GARCÍA Y GARCÍA DE CASTRO [ET AL], Siete conferencias en la Biblioteca de Menéndez Pelayo, Santander, Taller de Artes Gráficas de los Hermanos Bedia, 1956;

MICHELE FEDERICO SCIACCA, Perspectiva de la metafísica de Santo Tomás, Traducción al castellano por Bernardo Monsegú, Madrid, Speiro, 1960 (2ª ed., 1976);

RENZO TITONE, Muchachos a contraluz, Madrid, Sociedad de Educación Atenas, 1964;

ENRICO BARAGLI, Prensa, Radio, cine y televisión en familia, Madrid, Sociedad de Educación Atenas, 1965;

SANTO PABLO DE LA CRUZ, Cartas y diario espiritual de San Pablo de la Cruz, Selección, traducción y clasificación por el P. Bernardo Monsegú, C.P., Madrid, Ediciones “El Pasionario”, 1968;

BASILIO DE SAN PABLO, C.P., Clave sacrificial de la redención. Estudio comparativo de las dos estructuras de la soteriología a la luz del Concilio Vaticano II,Obra póstuma precedida de un estudio bio-bibliográfico del mismo por el P. Bernardo Monsegú, C.P., Madrid, Studium, 1975;

SANTA GEMA GALGANI, Santa Gema. Sus escritos, autobiografía, diario, cartas…, Traducción del italiano por el R.P. Bernardo Monsegú, Madrid, El Pasionario, 1977.

·- ·-· -······-·
José Martín Brocos Fernández

 



[1] Testimonio oral (marzo 2008) de Máxima Gómez Martín, hermana del P. Monsegú.

[2] Leandro de San Luis, “Sensacional odisea” en Bernardo de María Virgen [et al], Episodios de la Revolución en Asturias. Los Pasionistas de Mieres (Asturias) y la Revolución de Octubre de 1934. Episodios narrados por los mismos protagonistas, Santander, I. Martínez, 1935, pág, 157.

[3] Joaquín Arrarás, Historia de la Cruzada Española, Vol. II, Años precursores, Madrid, Datafilms, 1984, pág. 181.

[4] Ángel Palomino, 1934. La guerra civil empezó en Asturias, Barcelona, Planeta, 1998, pág. 108.

[5] Cfr. Miguel González, O.P. Mártir por amor solo. Mientras Asturias ardía. Inocencio Canoura Arnau, Madrid, Ediciones “El Pasionario”, 1993.

[6] Exhaustivo relato de los martirios, prisión y torturas sufridas por los religiosos pasionistas en la revolución de Asturias, en Bernardo de María Virgen [et al], Episodios de la Revolución en Asturias. Los Pasionistas de Mieres (Asturias) y la Revolución de Octubre de 1934. Episodios narrados por los mismos protagonistas, Santander, I. Martínez, 1935, passim. Erróneamente Aguado Sánchez, en su magnífico libro, escribe que fueron cuatro pasionistas los martirizados: “Se prende fuego también al Convento de los Pasionistas y se da caza a cuatro novicios que intentan huir. Sus cadáveres quedan arrojados en el Caudal”. Francisco Aguado Sánchez, La revolución de octubre de 1934, Madrid, San Martín, 1972, pág. 136.

[7] Continuación testimonio recopilado de Máxima Gómez Martín.

[8] Acerca de la revolución socialista de 1934, recomendamos especialmente: Francisco Aguado Sánchez, La revolución de octubre de 1934, Madrid, San Martín, 1972; Ángel Palomino, 1934. La guerra civil empezó en Asturias, Barcelona, Planeta, 1998; Pío Moa y Javier Ruiz, 1934: comienza la guerra civil. El PSOE y la Ezquerra emprenden la contienda, Barcelona, Áltera, 2004. Reseñar que el socialismo convirtió Asturias en una tremenda hoguera de fuego y ríos de sangre. Víctimas de aquel incendio diabólico, 58 iglesias destruidas, muchas de inconmensurable valor artístico, y 59 sacerdotes y religiosos martirizados per odium fidei.

[9] El Convento de los PP. Pasionistas de Madrid, en la Avda. Federico Rubio, había sido incendiado por la ralea republicana en 1931. Desde entonces “la comunidad pasionista vive dispersa en casas particulares. En ellas buscan los milicianos a los religiosos que saben viven en Madrid. Descubierto el paradero de algunos, son aprehendidos y martirizados. Los Padres Gabriel Pérez y Carlos Nogueira caen fusilados y mueren ejemplarmente vitoreando a Cristo y a España”. Joaquín Arrarás, Historia de la Cruzada Española, Vol. IV, Alzamiento, Madrid, Datafilms, 1984, pág. 324.

[10] Continuación testimonio recopilado de Máxima Gómez Martín.

[11] Continuación testimonio recopilado de Máxima Gómez Martín.

[12] Continuación testimonio recopilado de Máxima Gómez Martín.

[13] Cfr. I. Díez Merino, “Nota necrológica P. Bernardo Monsegú, C.P.”, en Revista “Estudios Marianos”, Vol. LXX (2004) pág. 414.

[14] Cfr. José Luis Quintero, C.P., “P. Bernardo Monsegú (1909-2003). Una vida unida al `Pasionario´”, en Revista Pasionario nº 883 (mayo 2003) pág. 170.

[15] Provincia Pasionista de Castilla. Secretaría Provincial SANG. Nota interna necrológica, pág. 1.

[16] José Luis Quintero, C.P., “P. Bernardo Monsegú (1909-2003). Una vida unida al `Pasionario´”, en Revista Pasionario nº 883 (mayo 2003) pág. 170.

[17] I. Díez Merino, “Nota necrológica P. Bernardo Monsegú, C.P.”, en Revista “Estudios Marianos”, Vol. LXX (2004) pág. 415.

[18] Provincia Pasionista de Castilla. Secretaría Provincial SANG. Nota interna necrológica, pág. 2.

[19] I. Díez Merino, “Nota necrológica P. Bernardo Monsegú, C.P.”, en Revista “Estudios Marianos”, Vol. LXX (2004) pág. 416-417.

[20] José Luis Quintero, C.P., “P. Bernardo Monsegú (1909-2003). Una vida unida al `Pasionario´”, en Revista Pasionario nº 883 (mayo 2003) pág. 170.

[21] Puede consultarse su defensa pública de la fe católica en el ámbito socio-político en los tomos I, II y IV de las memorias de Blas Piñar López, Escrito para la historia, Madrid, FN, 2000; Por España entera, Madrid, FN, 2001; Bandera discutida, Madrid, FN, 2003.

[22] En esta línea colaboró directamente con CIO, firmando muchos artículos con seudónimos en diversas revistas antiprogresistas.

[23] P. Bernardo Monsegú, “Crisis y no crecimiento”, en Roca Viva, nº 22-23 (1969).

[24] Provincia Pasionista de Castilla. Secretaría Provincial SANG. Nota interna necrológica, pág. 2.

[25] Provincia Pasionista de Castilla. Secretaría Provincial SANG. Nota interna necrológica, pág. 4.



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