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Análisis de la trama bíblica de El Maestro y Margarita de Mijaíl Bulgákov

por Anna Prystupa

En una época en que Rusia estaba aislada del mundo por la política stalinista, Bulgákov lanzó a través de El Maestro y Margarita un mensaje positivo, de confianza en los hombres por encima de las leyes

El Maestro y Margarita es la obra más importante de Mijaíl Bulgákov, autor que trabajó en ella hasta sus últimos días.

La novela se compone de tres tramas:

a)La primera de ellas concierne a los eventos que tuvieron lugar en la ciudad bíblica de Jerusalén que en la obra se denomina “Jesrshalaím” y tiene como protagonista a Poncio Pilatos, el procurador de Judea. Esta trama versa sobre Joshuá Ga-Nozri, su acusación, calvario y su crucifixión en el monte Calvario. También cuenta las luchas interiores y los sueños del funcionario romano. Este cuento de Pilatos está a su vez estructurado en tres partes o fragmentos a lo largo de todo el libro y tiene su origen en el manuscrito del Maestro. Puede, por lo tanto, decirse que la historia de Poncio Pilatos es una novela dentro de otra novela.

b)Una segunda parte o trama de la novela versa sobre la visita del diablo (“Voland”) y su compañía (gato Popota, Koróviev, Asaselo y la bruja Guela) a Moscú en la época comunista (“la Rusia laica”). La presencia de Voland en Moscú sirve al autor para criticar al sistema comunista, poniendo de manifiesto los principales defectos de Rusia en esa época. El autor juega con la paradoja en esta parte de la novela: si bien la actuación de Voland debería estar orientada a hacer el mal, al final y dado lo mal que esta Rusia, su actuación sirve para poner todo en su sitio y hacer el bien[1].

c)La tercera trama de la novela está dedicada al amor entre el Maestro y Margarita. La historia de su romance, aventuras y desventuras. Un personaje fundamental en esta historia de amor es Voland, porque gracias a su ayuda ellos pueden encontrarse de nuevo. Como se ha mencionado, el Maestro es el autor de la historia de Pilatos que configura la primera trama de la novela. De esta manera las tres tramas están interconectadas.

El presente trabajo está centrado en la primera de las tramas, analizando los personajes que la protagonizan y las consecuencias que se derivan del mismo.

2. Estructura del relato bíblico: análisis de los tres fragmentos en que se divide

Como se ha mencionado en la introducción, la trama de Poncio Pilatos está, a su vez, estructurada en tres partes diferenciadas, distribuidas a lo largo de toda la novela.

2.1. Parte primera

La obra empieza con una escena en Los Estanques del Patriarca, donde Berlioz[2] y otro poeta, apodado “Desamparado”, están discutiendo sobre la no-existencia de Jesús y la negación de la religión (primera referencia al tema religioso). A esa conversación se une un extraño. Este tercer personaje afirma que Jesús si existió. De la repetición del principio de la frase dicha por el extraño: “(…) con un manto blanco forrado de rojo sangre, arrastrando los pies como hacen los jinetes, apareció a primera hora de mañana del día catorce del mes primaveral Nisán (…)”[3] comienza el relato bíblico.

Esta frase describe al protagonista y más concretamente al manto de Poncio Pilatos. También en esta frase vemos el color rojo (en la descripción del manto), color de gran importancia en el relato y que el autor destaca en otras fases de la historia. Este color simboliza el sufrimiento que acompaña a todos los personajes. Poncio, que tiene que estar en Jershalaím por el orden de César, odia la ciudad de su estancia. Le pone nervioso el olor a aceite de rosas (referencia que nos remite casi intuitivamente al color rojo de nuevo).

Las rosas que normalmente nos rememoran el amor y la pasión para el procurador romano simbolizan el sufrimiento. Por otro lado el aceite que en sus tiempos se usaba para curar, generan un sentimiento de rechazo en Poncio. El olor que genera la mezcla de esas dos cosas le causa la enfermedad: al procurador le atormenta la hemicránea (el dolor de la mitad de la cabeza).

Poncio se siente fatal, está solo y sin ganas de vivir, lo que motiva que tenga una imagen muy negativa de la ciudad, su clima, y su atmósfera (a través de sus palabras sabemos que mientras en otras ciudades o pueblos que ha visitado se siente mejor, por Jershalaím tiene especial animadversión).

Tras esta breve presentación, Poncio orden a sus soldados que le traigan a Joshuá, el prisionero de Galilea, para hablar con él. El prisionero es descrito de la siguiente manera:

“(…) vestía la túnica vieja y rota, azul pálida. Le cubría la cabeza una banda blanca, sujeta por un trozo de cuero que le atravesaba la frente. Llevaba las manos atadas a la espalda. Bajo el ojo izquierdo el hombre tenía una gran moradura y junto a la boca un arañazo con la sangre seca[4].

El condenado mira al procurador con inquieta curiosidad. Es consciente que de la persona que tiene enfrente depende su vida, su salvación. La actitud del funcionario romano representa todo lo contrario. Parece de piedra, sin ninguna emoción, postura motivada por el dolor que no le deja en paz, ni siquiera le permite cumplir su trabajo, sus obligaciones.

Joshuá está acusado de animar e incitar a la gente a destruir el templo. La sentencia de muerte ha sido ya dictada por el Sanedrín, formado por sacerdotes judíos que tienen miedo del prisionero, porque temen a sus ideas.

Joshuá se dirige al funcionario romano como “buen hombre”. Poncio le corrige y dice que la gente le llama malo y que no sé equivoca cuando opinan de de esa manera. Él mismo se califica como malo. El procurador no quiere que alguien vea su lado humano. Es soldado y todos deben respetarle y tenerle miedo. No permite que se le considere como el hombre bueno, con los rasgos humanos.

Por eso cuando escucha la frase ”buen hombre” llama al centurión Matarratas y le ordena que explique bien al prisionero como se debe dirigir al procurador. El centurión pegando a Joshuá le explica todo.

En la figura del prisionero Schoeller, uno de los biógrafos de Bulgákov, encuentra la imagen de la víctima del comunismo y de las torturas de Stalin[5]. Joshuá (equivalente de Jesús en Biblia) es una persona que no quiere sufrir, no quiere que le peguen más. Él es muy humano. Gracias a la conversación entre Poncio y el prisionero nos enteraremos que Joshuá es huérfano y no tiene a nadie. Se crea así un nexo común entre ambos personajes: la soledad en este mundo es común para el prisionero y el procurador.

A medida que avanza la conversación, el romano ya no aguanta el dolor y empieza a pensar en envenenarse. Tiene ganas a llamar a su perro (Bangá) y contarle lo de hemicránea. En su soledad el animal es su único verdadero amigo. El prisionero, que es muy buen observador, reconoce el movimiento de la mano de Poncio para llamar a su compañero y adivina que al procurador le duele la cabeza y que le cuesta hablar con él.

A esos gestos el prisionero contesta proponiendo a Poncio un paseo y revelando un rasgo divino en su figura, como es su don para adivinar el futuro. Se dirige a Poncio diciéndole que vendrá una tormenta y con ella su dolor se calmará. La tormenta, la lluvia tiene valor de catarsis. Otro rasgo divino en el personaje de Joshuá sería su habilidad para reconocer el interior de la persona. Al procurador le dice:

lo malo es que vives demasiado aislado y has perdido definitivamente la fe en los hombres. Reconoce que es insuficiente concentrar todo el cariño en un perro. Tu vida es pobre, hegémono”.[6]

Estos dos rasgos divinos son una excepción en el personaje del prisionero, personaje que si se define por el algo es por ser muy humano. Es fácil advertir el esfuerzo del autor por diferenciar a Joshuá del Jesús Cristo bíblico: Joshuá había entrado a la ciudad a pie (no en un burro), su único admirador, discípulo es Leví Mateo, no se tiene noticia de que haya realizado milagros.

Ahora bien, Joshuá es una persona que, al contrario de Poncio, tiene gran fe en la gente, en la bondad de su naturaleza:

No hay hombres malos en la tierra[7]

El procurador tiene la voluntad y las ganas de salvar al filósofo. Joshuá le calma su dolor físico. Los dos se entienden muy bien y el prisionero podría ser muy buen acompañante para el romano. Poncio considera al filósofo como el enfermo mental y por ello no quiere aprobar la sentencia de muerte. Desgraciadamente todo cambia cuando el romano se entera que el prisionero había cuestionado el poder de César.

Durante la cena en casa de Judas de Kerioth, Joshuá reveló su opinión sobre el poder político, afirmando:

“(…) que cualquier poder es un acto de violencia contra el hombre y  que llegará un día en el que no existirá ni el poder de los césares ni ningún otro. El hombre formará parte del reino de la verdad y de la justicia, donde no es necesaria ningún poder[8]6

En esta exposición Bulgákov presenta, contra la utopía de los comunistas, su ideal cristiano. Joshuá dice su doctrina de la paz y la vida basada en reglas éticas. De esta forma se nos presenta al prisionero como el defensor de la verdad.

Al saber todo esto el procurador -que es el defensor del poder y de las leyes- no puede permitir dejar en libertad a Joshuá, que cuestiona la manera de gobernar del gran César.

Poncio Pilatos, contra su voluntad, ratifica la condena a muerte de Joshuá. Sin embargo, el procurador lo hace esperando que, según la costumbre popular, tendrá la capacidad de poder indultarlo el día antes de Pascua. Desgraciadamente el sacerdote mayor está en contra y desea la gracia para otro prisionero. En esta situación la sentencia de muerte para Joshuá y otros dos prisioneros (Gestas y Dismás) es irreversible.

Pilatos, no obstante, impedido de indultar al filósofo, desea vengarse del sacerdote y le promete que no dejará su pueblo en paz, sino que lo seguirá controlando.

El procurador se da cuenta que, una vez que muera Joshuá, nadie podrá calmar sus horribles dolores y que la única salvación será la muerte. Además Poncio tiene la sensación que su conversación con el condenado no había terminado. Pilatos, de repente, siente un cambio. Han desaparecido los cipreses y la mata cubierta de rosas que se veían desde su bacón y en su lugar ha aparecido una nube purpúrea (nuevamente, el color rojo). Con ella viene la ira en que el romano vierte su impotencia.

El anuncio oficial de la sentencia de muerte, aunque se realiza desde el balcón al pueblo, no va acompañado del derecho del pueblo a otorgar un indulto. Quien tiene ese derecho de gracia es el poder. La vida de Joshuá está en manos del poder, no de la gente. A lo largo de esta anunciación en la plaza a Poncio le da miedo mirar al sitio donde están los condenados. Siente vergüenza de ver a una persona inocente a quien él ha condenado a muerte.

Después del anuncio en el público acción vuelve a Los Estanques del Patriarca (donde Berlioz, Desamparado y el extraño, que ha resultado ser Voland, estaban debatiendo al inicio). De esta forma termina la primera parte.

 

2.2. Parte segunda

El siguiente fragmento del relato bíblico es la continuación del sueño del poeta Iván, apodado Desamparado. Este fragmento contiene la descripción del camino hacía el monte Calvario, la crucifixión y el largo sufrimiento de los prisioneros Joshuá, Gestás y Dimás.

De la tortura los libera, acompañado por las señales de la tormenta que se aproxima, el golpe de la lanza en el corazón. El único espectador que no participa en la ejecución es Leví Mateo. Mateo es el único discípulo de Joshuá y quedó con él en el lugar de su muerte. Había intentado acercarse al filósofo para que este viese que no estaba solo y que Mateo no le había abandonado en este momento de penuria. Desgraciadamente los romanos no permitieron al discípulo acercarse a Joshuá.

A Leví Mateo lo conocemos a través conocemos de la conversación entre el procurador y el filósofo. Joshuá menciona que Leví había sido recaudador y que un día dejó todo para convertirse en su discípulo. También el filósofo dice que Mateo apuntaba sus palabras en un pergamino del que no se separaba.

Ahora vemos a Mateo que se siente culpable por permitir a Joshuá marcharse solo. No puede aguantar viendo el sufrimiento de una persona inocente y buena. Desea una muerte rápida para el filósofo para ahorrarle tanto sufrimiento. Por eso ha robado un cuchillo de la tienda, con la intención de matar personalmente a su maestro. Pero como no ha podido hacerlo empieza a maldecir primero a sí mismo y luego a Díos. Le insulta, le llama,”sordo” y pone en duda su omnipotencia.

Leví Mateo se nos presenta como una persona muy simple pero con gran corazón. Desea lo mejor para la gente justa y inocente. No se puede negar su fidelidad que en el futuro será premiada. Él actúa según sus sentimientos (lo contrario que Poncio). Busca explicaciones a las cosas que no entiende y espera respuestas. Dirige, por ello, sus preguntas a Dios, símbolo de la sabiduría y omnipotencia. No puede entender que una persona inocente tenga que sufrir un castigo injusto.

Las maldiciones de Leví se interrumpen ante el brusco inicio de la tormenta. La tormenta parece una señal de Díos, como si fuese el milagro que tanto esperaba el discípulo. Y aunque los rayos no alcanzan la cruz de Joshuá –tal y como rogaba Leví- sí que provocan que los soldados decidan abandonar el monte Calvario, pinchando uno de ellos a filósofo en el corazón. Se cumplen así los deseos del discípulo y su maestro deja de sufrir. Joshuá muere y la tormenta con su lluvia exime la tierra. Ese agua limpia el cuerpo de Joshuá, purificando la sangre seca y borrando los rastros del sufrimiento.

Antes de la muerte, el maestro de Mateo había bebido agua para calmar su sed y también pidió que se la dieran a otro de los prisioneros. Esta imagen nos confirma la humanidad del personaje y también destaca su cercanía al género humano.

En la cruz no hay grandes monólogos hacía Díos, sólo nos encontramos con compasión y sufrimiento. Al final de esta parte Leví Mateo descuelga el cuerpo de Joshuá de la cruz. Lo lleva con él y lo esconde en la cueva. Además Mateo también corta las cuerdas de los otros condenados. Con esta imagen de Mateo liberando los cuerpos sin vida de los prisioneros termina la segunda parte.

En la descripción de la ejecución no aparece el color rojo expresado a través de la palabras, pero su presencia es lógica, natural, pues a el nos remite la sangre. Sólo al final Leví Mateo levanta su vista hacia el balcón donde aparece el manto rojo del procurador.

La mención del funcionario romano en esta parte puede interpretarse como un recurso del autor para conectar todas las partes del relato bíblico.

2.3. Parte tercera

La tercera parte del cuento bíblico no comienza hasta que el Maestro y Margarita, con la ayuda del Voland, se juntan de nuevo y ya están en su sótano. El Maestro está durmiendo y la mujer hojea el texto mecanografiado. Margarita lee la siguiente frase, que supone el inicio del tercer fragmento de la historia de Pilatos:

“La oscuridad que llegaba del mar Mediterráneo cubrió la ciudad, odiada por el procurador (…)”[9]

En la noche de la crucifixión el procurador habla con el comandante de su guardia secreta, que ha tomado parte en la ejecución, sobre el comportamiento de Joshuá en el monte Calvario. Este le cuenta que Joshuá no había culpado a nadie por su condena muerte. Eso refleja su bondad, su misericordia, elemento éste sobre el que posteriormente vuelve la obra.

Lo más relevante de lo que había dicho Joshuá de la cruz es la constancia “(…) que entre todos los defectos del hombre, (...) el más grande es cobardía”.[10]

Este rasgo (cobardía), sobre todo, caracteriza al procurador. Teniendo la posibilidad de salvar a una persona inocente no lo hizo por el miedo a echar por tierra su carrera militar. Ha actuado en contra de su voluntad. El miedo resultó más grande que su necesidad a vivir en paz con su conciencia y la oportunidad para librarse del dolor. De este modo Poncio dejó escapar la posibilidad de ser feliz. Ahora le maltrata su conciencia. No puede dormir porque no para de pensar sobre la muerte de Joshuá que él no había impedido. Se ha arrepentido pero ya es demasiado tarde, ya no tiene poder para cambiar lo ocurrido.

En sus sueños el procurador ve a Joshuá. Los dos están caminando juntos y hablando de las cosas que no les ha dado tiempo hablar antes. Los dos están unidos, son felices. El filósofo está vivo y el dolor de la cabeza no existe.

Además en este episodio nos enteraremos que quien ha traicionado al filósofo -Judas de Kerioth- ha recibido ya su recompensa y que esa noche será ajusticiado. Poncio lo sabe y su comandante confirma que el asesinato se llevará a cabo. Sin embargo, de la conversación de estos dos hombres no averiguamos quien ha dado la orden de matarlo. El traidor morirá y no podrá disfrutar del dinero indignamente conseguido, pero eso no tranquiliza a Pilatos.

Otro intento para tratar de calmar su conciencia –dado que ni la amenaza al sacerdote ni la muerte de Judas lo consiguen- es la oferta que Poncio Pilatos le hace a Leví Mateo. Los soldados le habían encontrado en una cueva junto al cuerpo de Joshuá. Leví deseaba enterrarlo. Cuando los soldados quisieron quitárselo, él lo defendió. Los romanos viendo su oposición y apego al muerto le permiten tomar parte en el entierro. Luego lo conducen a palacio.

Poncio como no salvó al filósofo quiere dar trabajo a su discípulo. Le ofrece un puesto en su biblioteca. De esta manera intenta arreglar su situación, calmar su conciencia. Mateo, sin embargo, dice, “no” y prefiere marcharse pidiendo sólo un pergamino nuevo. Después de recibir el pergamino abandona el palacio. El procurador se queda con su único amigo Bangá- y se duerme.

De esta manera termina la tercera y la última parte del cuento bíblico.

Al igual que en las dos partes anteriores, en esta tercera también aparecen referencias al color rojo, en concreto en una mancha de vino en pies del procurador. El rojo –que rememora su sufrimiento- no abandona al protagonista.

3. Interpretación del cuento bíblico

La trama bíblica es independiente de los sucesos de Moscú aunque hay una evidente vinculación entre ambos. Ocurren en paralelo.

Los episodios bíblicos y los que tienen lugar en Moscú, con una excepción[11], están entrelazados. La impresión de cohesión de las dos historias se ve incrementada por la utilización de lo que parecen ser espacios temporales similares (los hechos en Jershalaím y Moscú pareciera que suceden en el mismo momento del día, gracias al empleo de referencias al sol y a la luna).

El peso del calor acompaña a los argumentos de Berlioz que aparentemente son irrefutables. También el calor acompaña a la mezquina sobriedad de Poncio. La luna de la noche en Jershalaím ilumina la pisada de la sandalia del delator en la noche del asesinato de Judas. Además el Maestro, llamado por Voland, camina por la vía marcada con la luz de este satélite. Al final en el resplandor de la luna Poncio Pilatos consigue la redención, ocurre la catarsis. Se realiza su sueño.

Un papel especial tiene la nube de tormenta que viene hacía Moscú de Jershalaím. Este elemento incrementa el efecto de comunicación o unidad entre ambos relatos.

Sobre la trama bíblica de El Maestro y Margarita uno de los mejores investigadores polacos de la literatura rusa -Andrzej Drawicz- opina:

Eso es la recuperación de la experiencia de la gente antigua a la situación de la cobardía confrontada con la lealtad hacia la verdad y vocación. El escritor apela a la conciencia universal”.[12]

Estamos de acuerdo con este autor. La confrontación entre Joshuá y Poncio Pilatos es el ejemplo de la oposición entre el libre pensamiento y la tiranía. El Joshuá de Bulgákov no tiene rasgos divinos (salvo los dos señalados anteriormente), sino que muy al contrario es muy “humano”. Muere sólo porque quiere vivir de acuerdo con sus ideales y su naturaleza. Frente a eso, nos encontramos la cobardía de Poncio, que acepta la condena a muerte del filósofo en contra de sus deseos.

Para Bulgákov esta muerte cambió el mundo provocando, por los siglos, una cadena de consecuencias. Una de esas consecuencias es la misericordia. En el libro la misericordia la experimentan Poncio Pilatos y Frida (mujer que Margarita encuentra en un baile de Voland y que previamente había asesinado a su hijo ahogándolo con un pañuelo, pañuelo que le aparece todas las noches en su mesilla). Uno de ellos (Pilatos) es la figura mítica, histórica, la que inició la cadena del mal y la otra (Frida) es simplemente un pequeño eslabón, una más en la cadena de pecadoras. Con esta referencia a la misericordia reflejada en estos dos personajes el autor lo que quiere transmitir es que todo el mundo puede alcanzar la misericordia.

Sobre este tema (misericordia) también habla Voland durante el espectáculo en el teatro Varietés. Observando a la gente de Moscú dice:

“(...) son los hombres como todos (...), también la misericordia pasa a veces por sus corazones[13]

Misericordiosa puede ser cada persona gracias a la herencia de Joshuá, sin que la omnipotencia del diablo llegue a esta esfera. Margarita sola libera a Frida, como el Maestro lo hace con Pilatos. Los dos únicamente tienen que tomar conciencia del poder que poseen. El Maestro y Margarita, por los actos de la libre voluntad rompen el determinismo del castigo y la culpa. Los héroes llegan a serlo gracias a que salvan a los otros. La frase que dice el Maestro a Poncio Pilatos:¡Libre![14] también se refiere a él mismo.

El Maestro como el autor del cuento bíblico también tiene los rasgos de sus personajes. Muriendo renace para la nueva existencia como Joshuá. En cambio, quemando su manuscrito y renegando a su vocación está yendo en contra de sus deseos por cobardía (cansado de las críticas, desiste de ser escritor y quema su obra en vez de luchar por ella), como Poncio Pilatos.

Llama la atención que la primera y la última frase que se refiere a la trama bíblica sea pronunciada por Voland. El diablo está al comienzo de la trama, iniciando la historia de Poncio Pilatos y también al final, dando permiso al Maestro para pronunciar la frase que libera al procurador romano de su eterno martirio y que, a la vez, finaliza la obra del Maestro.

También resulta llamativo que el encargado de llevar a Margarita y al Maestro al cielo sea precisamente Voland, que actúa a petición Joshuá, quien se comunica a través de su mensajero Leví Mateo (también en el cielo premiado por su lealtad).

¿Qué conclusión podemos obtener de esta “colaboración” entre Voland y Joshuá? La respuesta parece obvia: el mal y el bien deben coexistir. Uno y otro se necesitan Tan es así que el laicismo no satisface a Voland, que necesita que la fe en Dios para tener poder.

4. Conclusión

Con El Maestro y Margarita Bulgákov escribió su obra maestra, consiguiendo conectar de forma excepcional sucesos ocurridos hacía 2000 años con su época contemporánea, hilando la filosofía cristiana con la ética a modo de critica del ideario comunista.

Todo ello consigue enmarcarlo en un relato dividido a su vez en tres historias que se van mostrando en paralelo al lector, acentuando esa sensación de interdependencia, con una idea central: “no hay hombres malos en la tierra[15] y cada persona puede alcanzar la misericordia.

Para el autor, al igual que para Joshuá, los hombres son buenos por naturaleza. Demuestra una gran fe en los hombres, buscando la bondad que reside en cada persona (al igual que Joshuá busca la bondad de Poncio Pilatos).

Joshuá explica el comportamiento de Pilatos por la situación en la que se encuentra: está enfermo, muy solo y se ve obligado a hacer aquello que no quiere por respeto a las leyes que dicta el Cesar. Es fácil ver trazar un paralelismo entre el comportamiento de Poncio Pilatos y el comportamiento del pueblo ruso durante la época del comunismo. Cegados por la figura de Stalin (César) se ven abocados al cumplimiento de unas leyes que consideran absurdas y que muchas veces les obligaban a hacer justamente lo contrario de lo que deseban. Para Bulgákov el cumplimiento de esas leyes no convierte e las personas en malas  sino simplemente en personas equivocadas, víctimas del sistema en el que les ha tocado vivir. El autor salva a las personas y critica al sistema.

Y esa salvación (misericordia) es precisamente el segundo de los mensajes esenciales de la obra. A pesar de que el cumplimiento de las leyes dictadas por Stalin torture la conciencia del pueblo y de los individuos, todos pueden alcanzar la salvación porque cada persona merece misericordia.

En una época en que Rusia estaba aislada del mundo por la política stalinista, Bulgákov lanzó a través de El Maestro y Margarita un mensaje positivo, de confianza en los hombres por encima de las leyes.

 

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Anna Prystupa

Bibliografía

ØBulgákov M., El Maestro y Margarita, traducción de Amaya Lacasa Sancha, Madrid, Literatura alianza Editorial, 2004.

ØDrawicz A., Mistrz u diabel. O Michale Bulhakowie, Krakow, Znak 1990.

ØSchoeller W.F., Michail Bulhakow, przelozyla Barbara Kocowska, Wroclaw, Wydawnictwo dolnoslaskie, 2000.



[1] Por eso el relato de Voland empieza citando el mito de Fausto: “Una parte de aquella fuerza que siempre quiere el mal y que siempre practica el bien”.

[2] Berlioz es el director de Massolit, una asociación que auna a los poetas rusos.

[3] Mijaíl Bulgákov, El Maestro y Margarita, traducción de Amaya Lacasa Sancha, Madrid, Literatura Alianza Editorial, 2004, página 25

[4] Ibidem, página 27

[5] Wilfried F. Schoeller, Michail  Bulhakow, przelozyla Barbara Kocowska, Wroclaw, Wydawnictwo Dolnoslaskie, 2000, strona 174.

[6] Mijaíl Bilgákov, op. cit., página 234.

[7] Ibidem, página 36.

[8] Ibidem, página 39.

[9] Ibidem, página 367.

[10] Ibidem, página 376.

[11] Al final del segundo capítulo: “Eran cerca de las diez de la mañana( Ibidem, página 53 ) y al principio del capítulo número 16: “El ala de caballería que había cortado el camino al procurador cerca de mediodía” (ibidem, página 212 ).

[12] Andrzej Drawicz, Mistrz i diabel,. O Michale Bulhakowie, Krakow, Znak, 1990, strona 305.

[13] Mijaíl Bulgákov, op. cit., página 157.

[14] Ibidem, página 468.

[15] Mira a número 5.

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Anna Prystupa



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