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La actitud de los católicos italianos ante sus últimas elecciones ¿debemos fijarnos en ella?

por Ángel Expósito Correa

De este artículo podemos sacar una conclusión muy importante para España: para que en nuestra nación se pueda repetir lo ocurrido en Italia, en Estados Unidos y en otros países, en lo referente a la defensa de los católicos de los valores no negociables también en ámbito político y social, es absolutamente necesario interiorizarlos, esto es, hacer una labor de apostolado sin complejos, independiente de toda formación política y coherente con los propios postulados de la Fe. Y ello a partir de los Pastores que deben orientar a los fieles sin miedo a enfrentarse a los poderes de turno y a sus ideologías

El conocido (también por esta publicación) sociólogo de las religiones y socio fundador de la asociación cívico-cultural italiana Alleanza Cattolica Massimo Introvigne, ha publicado (como de costumbre) un interesantísimo análisis de la actitud de los católicos transalpinos ante las últimas elecciones generales del 13 y 14 de abril del corriente año. Arranca su análisis constatando como “las elecciones políticas del 13 y 14 de abril 2008 han determinado una auténtica revolución en el panorama parlamentario italiano”. Y ello debido, entre otras cosas, a la desaparición del mismo de partidos históricos como los socialistas, los comunistas y los verdes. Asimismo tal revolución se debe a una mayor comprensión por parte de los electores de los mecanismos de la ley electoral, evitando de tal forma el voto inútil "

Yendo un poco más adelante al núcleo de su análisis acerca de la actitud de los católicos en las pasadas elecciones italianas Massimo Introvigne afirma: “Las primeras encuestas – que confirman aquéllas de los sondeos, y que deberán ser verificadas mediante análisis más sistemáticos – nos dicen que los católicos practicantes no se han distribuido uniformemente entre todos los partidos, como preveía algún sociólogo. Han privilegiado al Pueblo de la Libertad y a la Liga, y en medida harto menor a la UDC [Unión Demócrata de Centro, de orientación democristiana como una corriente muy importante del PP]. El pueblo que va a Misa no ha por tanto secundado aquélla prensa "católica" que animaba, a menudo ni siquiera encubiertamente, por el Partido Demócrata y la UDC. Significativo el comentario de Rosy Bindi [catoprogresista y ex ministro de la familia en el anterior gobierno de Romano Prodi]: “Una parte del voto católico ha ido a parar a la Liga Norte y no se entiende el porqué”.

“Contrariamente a cuanto afirma Rosy Bindi (nos dice Introvigne), se entiende perfectamente. Aparte una minoría cada vez más reducida – aunque todavía bien representada en los centros de poder de la cultura y la economía – de “católicos adultos” [esto es, católicos progresistas que anteponen su propia agenda ideológica al Magisterio de la Iglesia, N. del T.], el mundo católico italiano ha sido sistemáticamente educado por Juan Pablo II, por Benedicto XVI, por los cardenales Ruini y Bagnasco a privilegiar los “valores no negociables” – vida, familia y libertad de educación – y a poner las otras cuestiones, aún importantes, en un segundo plano respecto de estos tres valores fundamentales. En las parroquias, en los movimientos y en Internet por primera vez circulaban ampliamente estudios – similares a aquéllos que los católicos y los protestantes evangelical difunden en los Estados Unidos a  cada elección – donde, con gran lujo de detalles y con análisis que llegaban incluso a juzgar la actividad de determinados parlamentarios, se ponía de manifiesto cómo sobre la aplicación de la ley del aborto, eutanasia, reconocimiento de las uniones homosexuales, intentos de modificar la ley sobre la fecundación asistida, escuelas no estatales la única manera de poner un freno a propuestas de ley incompatibles con los valores no negociables consistiría en un sólido éxito de la coalición de Berlusconi (dentro de la cual los parlamentarios de la Liga habían votado y prometían votar “bien”, sobre estos problemas, a veces incluso de manera más homogénea de los del PDL). Ha habido, sobre el punto, una ilusión óptica. La elección (que ciertamente se puede cuestionar) de Silvio Berlusconi de no poner en el orden del día de la campaña electoral los temas relacionados con los valores no negociables ha sido confundida por algunos por una “equivalencia” de las coaliciones Berlusconi y Veltroni sobre estos temas. Mientras la coalición Veltroni tenía en sus listas candidatos símbolo de la oposición a los valores no negociables como el profesor Umberto Veronesi y Emma Bonino y declaraba programáticamente querer aprobar el testamento biológico y las leyes sobre las uniones de hecho, los estudios sobre cómo habían votado los parlamentarios confluidos en el PDL y los de la Liga en la anterior legislatura mostraban que, con excepciones individuales, este bloque – si hubiera prevalecido con claridad – habría tenido la capacidad de rechazar las propuestas de ley inaceptables para los católicos. Rosy Bindi se resigne: los católicos italianos han interiorizado el tema de los “valores no negociables” y no consideran que tienen el mismo valor las cuestiones sindicales o socio-económicas (sobre los cuales por otra parte la supuesta proximidad a la doctrina de la Iglesia del PD sigue pendiente de demostración) respecto a la vida, a la familia y a la libertad de educación.

“El voto a la Liga no es solamente ni principalmente un voto de protesta contra los derroches del estatismo y del centralismo, ni un voto por  las infraestructuras en el Norte, aunque estos temas tengan cabida en el éxito del partido de Umberto Bossi. Quien haya seguido la campaña de la Liga – la única entre los partidos desembarcados en el Parlamento que se dejó en manos de los instrumentos tradicionales del contacto personal, de las reuniones y de los mítines en lugar de Internet y la televisión – se dio cuenta del constante llamamiento a los valores que se pueden resumir – mientras celebramos  el centenario del nacimiento del pensador católico brasileño Plinio Corrêa de Oliveira, que por otra parte no creo sea específicamente conocido al leghista de a pie – en su lema “tradición, familia, propiedad”, con una especial atención a la identidad, a las raíces y a la consciencia del peligro representado por el islam. Los católicos pueden solamente auspiciar que en la Liga se afirme una clase dirigente capaz de defender estos valores de manera no sólo instintiva sino consciente y meditada. Pero ello no ocurrirá sin un diálogo más compacto y continuo entre quien, en cuanto a concienciación y meditación de estos valores, en el mundo católico tiene algo que ofrecer y el pueblo de la Liga.

[...] A la UDC le quedan dos millones de electores, que ciertamente no coinciden con los católicos practicantes italianos (que, por mucho que las estadísticas sobre el punto sean objeto de controversias sin fin, considerando que quien va a Misa al menos una vez al mes son un tercio de los italianos, seis veces más del 5,5% recogido por Casini) pero no son irrelevantes. Un cierto número de éstos procede de la izquierda, esto es, de católicos que no aprecian a Berlusconi pero que no estaban dispuestos a votar al PD que presentaba a Bonino [abortista, partidaria de la eutanasia y de los “matrimonios” homosexuales] y al profesor Veronesi. Otros han dado su conformidad a una campaña electoral muy volcada sobre la identidad cristiana y sobre la defensa de la familia, que algunos parlamentarios dimisionarios de la UDC habían representado en la anterior legislatura de manera coherente y continua. Tras en el fondo fracaso de su proyecto político, el futuro de la UDC es muy incierto. Sus dos millones de electores representan no obstante, junto al éxito de la Liga, un aviso al partido de mayoría relativa a tener en cuenta a millones de italianos sensibles al tema de la identidad cristiana, por encima de la misma credibilidad y coherencia del personal político que lo anima. Mutatis mutandis, forman parte de este promemoria para el PDL victorioso también los más de ochocientos mil electores de La Destra.

[...] Un apunte merece finalmente la “catástrofe”, como la definió su promotor Giuliano Ferrara, de la lista “Aborto? No grazie” que aspiraba al cuatro por ciento  y que frenó en seco exactamente al 0,4. Lamentablemente la catástrofe, hija – como otros fracasos – de una incomprensión del sistema electoral vigente y del hecho que Italia no tiene una tradición de “listas con un único objetivo”, era fácilmente previsible y había sido prevista por muchos (incluido el abajo firmante). Era asimismo previsible que el día después de las elecciones se habría extendido en los medios de comunicación, como puntualmente ha ocurrido, el juicio según el cual la problemática del aborto interesa solamente al 0,4% de los italianos: juicio falso, pero que el error de presentar la lista Ferrara a las elecciones maquilla de cierta credibilidad. Como se temía, la lista ha perjudicado la sagrada batalla de Giuliano Ferrara por la moratoria. Con gran dificultad, se trata ahora de volver a comenzar desde antes de la campaña electoral y retomar la consigna de la moratoria. Si los 135.000 italianos que han votado por una causa políticamente perdida desde el principio, superada la decepción, se transformarán en militantes por los valores no negociables quizás no todo estará perdido.

Por último, comentando la novedad constituida por la exclusión de los partidos declaradamente comunistas del parlamento y la presencia, no obstante, de parlamentarios como Massimo D’ Alema y Walter Veltroni (ambos líderes del mayor partido de la oposición y ex militantes del Comité Central del Partido Comunista italiano), Massimo Introvigne advierte: “Pero estas metamorfosis del comunismo no siempre son fácilmente comprensibles para el militante de a pie, que corre el riesgo de dejarse atraer por las sirenas de la violencia extraparlamentaria”. En efecto, es necesario ser conscientes de los peligros para el orden público [...] sobre todo en el supuesto de una soldadura de proyectos subversivos comunistas con otros de matriz ultra- fundamentalista islámica según la “doctrina Carlos”, perpetuamente elaborada desde su prisión francesa por el terrorista marxista venezolano convertido al islam Ilich Ramírez Sánchez, “Carlos”, con el apoyo explícito del presidente de la República de Venezuela Hugo Chávez”.

De todo lo leído hasta aquí podemos sacar una conclusión muy importante para España: para que en nuestra nación se pueda repetir lo ocurrido en Italia, en Estados Unidos y en otros países, en lo referente a la defensa de los católicos de los valores no negociables también en ámbito político y social, es absolutamente necesario interiorizarlos, esto es, hacer una labor de apostolado sin complejos, independiente de toda formación política y coherente con los propios postulados de la Fe. Y ello a partir de los Pastores que deben orientar a los fieles sin miedo a enfrentarse a los poderes de turno y a sus ideologías

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Ángel Expósito Correa



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