Arbil cede expresamente el permiso de reproducción bajo premisas de buena fe y buen fin
Para volver a la Revista Arbil nº 119
Para volver a la tabla de información de contenido del nº 119


El General Jake Smith mando a los soldados estadounidenses  «kill and burn...», mantando a todos lo muchachos filipinos que tuvieran más de 10 años.

Carlos María Abascal o la pasión por transformar el mundo

por Fernando Rodríguez Doval

Quiso demostrar que el bien común no es un estadio etéreo o atemporal, mucho menos una frase para un buen discurso ni una utopía inalcanzable, sino realidad constante y cotidiana: la disposición permanente de nuestra voluntad para convertir cada instante de nuestra vida en una oportunidad para servir a los demás

El pasado 2 de diciembre falleció en México Carlos María Abascal Carranza, quien fuera importante dirigente empresarial y social, así como Secretario del Trabajo y de Gobernación durante el período presidencial de Vicente Fox. Toda la clase política, incluso aquella vinculada con la izquierda más radical, reconoció en Abascal una enorme congruencia y una gran calidad humana para dialogar y construir acuerdos en pos del bien común, principal razón de ser del Estado y legítima aspiración de la comunidad política.

A Carlos Abascal habría que definirlo, ante todo, como un político católico. Así se entendió él desde siempre. Era hijo de Salvador Abascal Infante, el gran líder del sinarquismo, movimiento popular y multitudinario que en los años treinta y cuarenta del siglo veinte luchó en México por la libertad religiosa y por la defensa de los valores católicos en medio del laicismo militante del gobierno y de las persecuciones religiosas.

Carlos Abascal se forjó en un ambiente de sacrificio y de lucha por Dios y por México. Era un cristiano alegre que huía de todo integrismo, el cual por definición es pesimista y desesperanzador al observar que la realidad no se parece al ideal. Pero su catolicismo militante, criticado no pocas veces desde la ignorancia y la mala fe, en ningún momento significó intransigencia ni mucho menos fanatismo; antes bien, era respetado por propios y extraños y reconocido como interlocutor válido por todo el mundo. Demostró que sólo desde la firmeza de las propias convicciones puede haber un diálogo fecundo con quienes no piensan como uno. Abascal dialogaba con todos porque creía de buena fe que todas las personas son idénticas en dignidad y por eso podían tener parte de razón, además de ser el mecanismo más eficaz para construir acuerdos. Repetía con frecuencia aquella frase evangélica de que “bienaventurados los que buscan la paz”: él, en efecto, siempre buscó la conciliación antes que la confrontación, sin que eso fuera obstáculo para que defendiera con pasión la verdad. Dejó muy claro, de esta manera, que la fidelidad inquebrantable a unas ideas y a unos principios en ningún momento está reñida con la eficacia política, y le dio unas clases de respeto y democracia auténtica a todos aquellos paladines de la tolerancia que, sin embargo, suelen ser profundamente intolerantes con los que no comparten su pensamiento políticamente correcto.

Carlos Abascal fue un político extraordinariamente eficaz. Su paso por la Secretaría del Trabajo se caracterizó por el acuerdo constante con obreros y patrones, siendo el período en muchos años en que México registró menos huelgas y paros laborales. Él no hablaba de las conquistas obreras o de las luchas sindicales, como lo haría un militante de la izquierda; tampoco hacía referencia al mercado de trabajo y de cómo se ajustan la oferta y la demanda, como lo haría un tecnócrata neoliberal; él hablaba de la dignidad del trabajador, de la importancia de buscar su desarrollo humano integral y, junto con su patrón, el bien común de la empresa y su responsabilidad social: así lo decía un fiel seguidor de las enseñanzas socialcristianas.

Su eficacia también quedó de manifiesto el tiempo en que estuvo a cargo de la Secretaría de Gobernación. Le tocó entonces enfrentar uno de los momentos políticamente más complicados de la historia reciente de México, lo mismo por el conflicto magisterial en Oaxaca que por el problema postelectoral en 2006, sin dejar de lado los sucesos en la mina de Pasta de Conchos. Todos esos trances los enfrentó con sabiduría y con enorme capacidad de diálogo, y finalmente y a pesar de todo el país salió adelante en buena medida gracias a él.

Amar, saber y servir era la trilogía que movía su vida. Amar, porque de esta forma uno puede desprenderse del egoísmo y buscar realmente el bien del otro; saber, porque sin conocimiento real sobre la persona y su entorno cualquier esfuerzo será vano; y servir, porque es la razón de ser de una política que tenga en el centro al ser humano.

En uno de sus últimos discursos, dirigido a miembros del Partido Acción Nacional en el que él militaba, decía que es un error conformarse únicamente con administrar el poder teniendo por delante la enorme tarea de transformar al mundo. Carlos María Abascal quería transformar el mundo con el amor, quería que nuestros tiempos fueran más humanos, más solidarios, más justos, más comprometidos con la persona humana y su desarrollo integral. Este afán por transformar el mundo lo llevó hasta sus últimas consecuencias y ahí por donde fue de alguna manera lo logró. Demostró que el bien común no es un estadio etéreo o atemporal, mucho menos una frase para un buen discurso ni una utopía inalcanzable, sino realidad constante y cotidiana: la disposición permanente de nuestra voluntad para convertir cada instante de nuestra vida en una oportunidad para servir a los demás.

·- ·-· -······-·
Fernando Rodríguez Doval



Acceso a la página de Diario Ya

***


Visualiza la realidad del aborto: Baja el video
Video mostrando la realidad del aborto
Rompe la conspiración de silencio. Difúndelo.

Grupos de Google
Suscribirte a Información Revista Arbil
Correo electrónico:
Consultar este grupo

 

Para volver a la Revista Arbil nº 119
Para volver a la tabla de información de contenido del nº 119

La página arbil.org quiere ser un instrumento para el servicio de la dignidad del hombre fruto de su transcendencia y filiación divina

"ARBIL, Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el Foro Arbil

El contenido de estos artículos no necesariamente coincide siempre con la línea editorial de la publicación y las posiciones del Foro ARBIL

La reproducción total o parcial de estos documentos esta a disposición del público siempre bajo los criterios de buena fe, gratuidad y citando su origen.

Foro Arbil

Inscrita en el Registro Nacional de Asociaciones. N.I.F. G-47042954
Apdo.de Correos 990
50080 Zaragoza (España)

ISSN: 1697-1388