Arbil cede expresamente el permiso de reproducción bajo premisas de buena fe y buen fin
Para volver a la Revista Arbil nº 119
Para volver a la tabla de información de contenido del nº 119


El General Jake Smith mando a los soldados estadounidenses  «kill and burn...», mantando a todos lo muchachos filipinos que tuvieran más de 10 años.

Para las campanas de Suresnes

por Charles Maurras

Un siglo y la cosa no cambia: los políticos que tienen secuestrado el voto de la derecha social favorecen, y financian, las cosmovisiones culturales de la izquierda

Artículo publicado por Ch. Maurras en L’Action Francaise el 11 de Agosto de 1908  y reproducido en su obra  La Democratie   Religieuse ( París 1921) .

Nuestra enhorabuena a M. Louis Lambert, de Le Gaulois. Magnífica idea la suya. Por suscripción nacional van a sustituirse, en la iglesia de Suresnes, las campanas que son hoy bronce fundido en la estatua de Zola.

 La Action Francaise se inscribe, desde luego. Y, naturalmente, apenas instaladas en el campanario, estas campanas nuevas bajarán para emplearse en alguna estatua al traidor Dreyfus. Le Gaulois volverá a abrir inmediatamente una suscripción cuyo producto irá, sin tardar mucho, a la fundición con destino a la estatua ecuestre del traidor Ullmo. Tercera suscripción de los conservadores liberales, a modo de protesta, de “réplica”, “la mejor réplica”, escribirá M. Louis Lambert. Tercera sustitución: al primer judío que traicione, al primer veneciano que haga su elogio el gobierno de la traición querrá dedicar un monumento geminado cuya materia prima no dejarán de dar los bronces religiosos. Pero los creyentes, los independientes y los adversarios proveerán una vez más de nuevas campanas y de estatuas nuevas. Nuestros judíos se hartarán de traicionar, nuestros metecos de escribir el panegírico de la traición, y el gobierno mismo de levantarles altares, antes de que el mundo de la derecha se haya cansado de pagar las cuentas del culto enemigo.

 Si la confiscación de las campanas de Suresnes, y su incorporación a los bustos de Zolas, Dreyfus, Ullmos y otros tales, realiza un símbolo perfecto del régimen republicano, es preciso confesar que la sustitución indefinida de esas mismas campanas simboliza, no menos exactamente, el género de oposición que los “buenos franceses” hacen a este régimen de treinta años a esta parte.

 Ni incrimino ni censuro: todo lo inútil me horroriza profundamente. Ya se ha visto: Action Francaise suscribe. Nos conformamos con nuestra calidad de conservadores. Ponemos en juego la parte de esta admirable y mísera mentalidad a la que no hemos podido sustraernos, siempre trasquilados en ese ir por lana de las protestas oratorias, siempre hormigas laboriosas de un estéril trabajo de reconstrucción.

Productores natos, no destructores, guardianes natos del orden y no revolucionarios, el primer pensamiento de los buenos franceses nunca es responder a los decretos de guerra civil con una ofensiva encaminada a quebrar estos decretos en su fuente de origen, en su factor inicial. No piensan en imponer la retractación de la injuria, ni en enderezar el tuerto de la injusticia. No toman medidas contra la causa para evitar la repetición de los efectos. ¿Violencia? ¡Cá!  ¿Rebelión? No son “jacobinos blancos” (1). Lo que se hace sin pérdida de tiempo y lo que se repite desde hace treinta años es un esfuerzo inmediato para reparar el daño en cuanto se ha producido. Sin devolver el golpe se cura la herida. Cuando está bien cerrada vuelve el enemigo y la abre otra vez. De nuevo empieza a sanar. Otra vez se la cura. Y así otra vez y sin cesar.

 Cuando los religiosos fueron expulsados de Francia la primera vez, nuestros amigos no pensaron en arrojar del poder a los expulsores: trataron de hallar subterfugios ingeniosos para hacer entrar de nuevo a los expulsados ajustándose a las leyes existentes. Y cuando las escuelas primarias se transformaron en laicas, lo que hicieron fue construir al lado escuelas libres. Con la enseñanza secundaria y superior se siguió la misma táctica. La misma que con los servicios de asistencia y de hospitalidad. Gentes de corazón, y de gran corazón, decían: “No podemos hacer el bien aquí, iremos a otra parte”. Como contra lo que se dirigían no era contra el lugar donde ellos hacían el bien, sino contra el bien que ellos hacían, porque era el bien y porque venía de ellos, la legislación y la administración los persiguieron en los refugios que habían ido a buscar. Arrojados primero de las casas del Estado, lo fueron luego de sus propios hogares. después de haberles quitado lo que habían recibido de las anteriores generaciones, se les arrebató lo que debían a las nuevas, a sus propios esfuerzos de hoy. Establecido ya en el Arzobispado el lazzarone Viviani, y el judío Cohen en Les Oiseaux, (2), la mano negra de la confiscación se cierne ya sobre otros inmuebles, propiedad de obras indiscutiblemente laicas, pero que necesitan imprescindiblemente Cohen y Viviani, Ullmo y Dreyfus.

 Pero yo os pregunto, ¿qué límite podrían encontrar los deseos de Dreyfus y de Ullmo?¿Y qué obstáculos se oponen a las concupiscencias de Cahen y de Viviani? Más bien contribuye todo a excitar este bueno y fructuoso deseo. Los expoliados por la mañana empezarán de nuevo su tarea por la tarde: de nuevo empezarán a construir -palacios o cobertizos- nuevas casas a las que, en cuanto estén secas las paredes, hará llevar equipaje el enemigo.

 La audacia de tal adversario no me inspira la menor admiración.

 Lo admirable es la tolerancia de las víctimas.

 Hay en nuestro tiempo gentes magníficamente dotadas, porque han recibido el genio de la acción “práctica”. A esta acción se han entregado en cuerpo y alma. Pero la fatalidad de nuestro tiempo es que no conciban más acción que la inmediata.

-¡Cuidado, señora!- decía yo a una, hace pocos años -el Gobierno acabará por apoderarse de ... (y aquí el nombre de una de sus fundaciones).

 -¡Arrebatarme N. ...!

 Un chispazo zigzagueó un momento en sus ojos inmensos, que se dulcificaron instantáneamente; en sus labios floreció una sonrisa más apacible que el azul del mar bajo un cielo sereno. Tuve instantáneamente una viva sensación de mi ridículo. La eminente mujer a quien acababa de hacer vislumbrara un porvenir tan imaginario como la eventualidad de una persecución gozaba de la intimidad de M. Combes, quien, aunque no tuviese asegurado el privilegio de una vida eterna, parecía que por largo tiempo había de ser el árbitro de la política francesa. Por eso los obreros de la fundación N. trabajaban apaciblemente para la eternidad; albañiles, carpinteros, broncistas, hojalateros, gasistas y electricistas se afanaban. Hoy todo ha terminado. Creo que la República trabaja también, forjando sus armas contra N. ... He oído decir que Mme. X ya no sonríe.

Es bella la embriaguez del entusiasmo en una de estas almas muy grandes, muy altas, muy puras. Hay algo más bello, sin embargo: la alianza de estas virtudes apasionadas con una razón completa. Digo completa para que no quede excluída la razón política. Razón que es compone de recuerdo, de previsión y también de audacia.

El pasado se repite y se repetirá. La misteriosa sustancia del porvenir no puede imaginarse demasiado diferente del pasado. Se portarán con nosotros como se han portado hasta ahora. Nos quitarán todo lo que hemos atesorado y construído sin haber sabido defenderlo con una hábil contraofensiva. Mientras que el brazo sólo nos sirva para preservar nuestro pecho, y no para herir el del enemigo, pesará sobre nosotros la amenaza. En todo lugar y en todo tiempo ocurrirá como con las campanas de Suresnes: veinte veces pagadas, fundidas de nuevo veinte veces, hasta que un día, desesperados de vernos siempre heridos en este pobre campanario de arrabal parisiense, nos demos cuenta de que a donde hay que ir es a la plaza de Beauveu (3), y no a llevar bronce, ni oro, sino hierro.

Ante todo política. Política ofensiva y apuntando al régimen.

Lo demás es pagar las fiestas y que se divierta el enemigo (4)

·- ·-· -······-·
Charles Maurras

(1) Epíteto dirigido a Bernard de Vesins por el juez judío Norms, de Versalles, después del asalto de la iglesia de San Sinforiano (N. del A.).

 (2) Convento de religiosas de Notre-Dame, en París, situado en la esquina de la calle de Sèvres y el Boulevard des Invalides.

 (3) En la plaza de Beauveu está situado el Ministerio del Interior (N. del T.).

(4) Las campanas de la suscripción de Le Gaulois fueron benditas e instaladas en el verano de 1911; creo que M. Arthur Meyer fue el padrino; por lo demás la madrina fue madame Meyer.

Esperemos... (N. del A.)



Acceso a la página de Diario Ya

***


Visualiza la realidad del aborto: Baja el video
Video mostrando la realidad del aborto
Rompe la conspiración de silencio. Difúndelo.

Grupos de Google
Suscribirte a Información Revista Arbil
Correo electrónico:
Consultar este grupo

 

Para volver a la Revista Arbil nº 119
Para volver a la tabla de información de contenido del nº 119

La página arbil.org quiere ser un instrumento para el servicio de la dignidad del hombre fruto de su transcendencia y filiación divina

"ARBIL, Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el Foro Arbil

El contenido de estos artículos no necesariamente coincide siempre con la línea editorial de la publicación y las posiciones del Foro ARBIL

La reproducción total o parcial de estos documentos esta a disposición del público siempre bajo los criterios de buena fe, gratuidad y citando su origen.

Foro Arbil

Inscrita en el Registro Nacional de Asociaciones. N.I.F. G-47042954
Apdo.de Correos 990
50080 Zaragoza (España)

ISSN: 1697-1388