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Congreso Internacional Provida Zaragoza 2009. Sensibilización, una sinfonia por la Vida

Un defensor chileno ante el bloqueo a España. Sergio Fernández Larraín entre 1946-1950

por Cristián Garay Vera y Julio Márquez Aravena

Un joven dirigente conservador, largos años diputado, luego senador y finalmente embajador de Chile ante España combatió duramente por apoyar en todo sentido al régimen de Franco. De profesión abogado, opinaba que el bloqueo de las Naciones Unidas al gobierno de Franco, era absolutamente ilegal, porque ésta resolución violaba el principio de no intervención, premisa fundamental del régimen de derecho internacional americano

"He tenido el honor de combatir en Defensa de España, desde el día mismo del Alzamiento Nacional, en la conversación privada y en la tribuna parlamentaria, en cartas particulares y en conferencias públicas, contra el error de unos y contra la mala fe de otros, que temían o que odiaban el espíritu español que surgía pujante y vivo de la carne martirizada durante los tres años de la Guerra de Liberación. Y ese combate por España, no terminado”. Así sintetizó su posición respecto del caso español el ex parlamentario y hombre público Sergio Fernández Larraín, objeto de nuestro estudio. 1

En 1945 el sistema político internacional estaba en reorganización a raíz de la Segunda Guerra Mundial. Este proceso culminó en el nacimiento de la ONU. La entidad había sido fundada por los países vencedores del conflicto, y ellos decidían que países, y bajo que condiciones podían ser admitidos, siendo requisito indispensable que su forma de gobierno fuese una democracia liberal.

España, era gobernada por el General Francisco Franco cuyo régimen era rechazado por las potencias aliadas en las Naciones Unidas puesto que, según ellos, Franco no practicaba la democracia en su gobierno, y había sido aliado de Alemania e Italia durante la Guerra Civil Española. Además se hacía notar su postura no beligerante durante el conflicto mundial, y las acusaciones que se hacían respecto a que la ONU nacía para corregir los males del fascismo. Esto derivó en una campaña internacional en contra del gobierno español con el fin de sacarlo del poder. Este movimiento obtuvo su mayor triunfo cuando, la famosa Asamblea General de la ONU aprobó en 1946, por una aplastante mayoría una resolución que obligaba a los países miembros a retirar a sus embajadores de España y romper sus relaciones diplomáticas y comerciales, hasta que Franco abandonara el poder. Chile no era ajeno a la historia, pues había copatrocinado la medida acompañando a México, Venezuela, Guatemala y Panamá. Según la resolución, era para que los españoles pudieran elegir la forma de gobierno que estimaran conveniente. Suiza, el Vaticano, Irlanda y Portugal se opusieron a la resolución con gestos concretos de mantener las relaciones con Madrid. De ahí se inició la historia del bloqueo, que declinó en 1950 y se transformó en una victoria del régimen, que inició lazos estrechos con Estados Unidos en el marco de la Guerra Fría. 2

Frente a estos hechos un joven dirigente conservador, largos años diputado, luego senador y finalmente embajador de Chile ante España combatía duramente por apoyar en todo sentido al régimen de Franco. Se llamaba Sergio Fernández Larraín. De profesión abogado, opinaba que el bloqueo de las Naciones Unidas al gobierno de Franco, era absolutamente ilegal, porque ésta resolución violaba el principio de no intervención, premisa fundamental del régimen de derecho internacional americano.

Según el diputado el bloqueo sentaba un pésimo precedente en el derecho internacional dado que la violación del principio de no intervención podría ser usado por otros países, cuyos gobiernos no estuviesen de acuerdo con las políticas internas de cualquier otro país.

Otro tema que preocupaba profundamente a Sergio Fernández L. era que el principio de no intervención, había sido defendido por los países americanos para reafirmar su independencia política. Chile había hecho especial esfuerzo en la defensa de éste principio, y su atropello podría dejar inermes a los países americanos en general y a Chile en particular, ante cualquier discrepancia con otros estados en política internacional.

Consecuencia directa del triunfo sobre el Eje y la campaña izquierdista, el Gobierno de Franco fue cuestionado en el momento de constitución de Naciones Unidas. Esto se evidenció en las Declaraciones de San Francisco y Postdam y en ese ambiente, dominado por la crítica de todos aquellos gobiernos de simpatías por los derrotados, la Asamblea General planteó la necesidad de castigar a España y declarar que su gobierno no era representativo de los españoles.

Ese fue el origen de las Resolución N 39 del 12 de diciembre de 1946. Aquella tenía tres considerandos previos 3 , de los cuales el tercero era manifiestamente discutible, y los dos primeros asimilaban sin matices el régimen de Franco al Eje, sin ningún matiz, a despecho de la realidad intrínseca del régimen de Franco.

El gobierno español planteó desde el comienzo la ilegalidad del bloqueo por vulnerar el principio de no intervención, ratificado en la misma carta fundacional de la ONU. El principio de no intervención consiste en la prohibición para un estado de interferir en la política interna de otros países, este es un precepto fundamental del derecho internacional con carácter inviolable

La estrategia empleada por la diplomacia española fue la de buscar apoyo en personas que compartieran las ideas del régimen en todo el mundo. Estas personas eran seleccionadas en base a características personales bien definidas: debían ser reconocidos hispanófilos tener influencia política sobre todo en la derecha y apoyar las ideas y políticas del régimen de Franco. Sergio Fernández había hecho sus primeras armas en plena Guerra Civil al defender a los nacionales y más tarde participó activamente de las iniciativas culturales del régimen, específicamente, del Instituto de Cultura Hispánica.4

La vida de un hispanista

Sergio Fernández Larraín nació en Melípilla (Región Metropolitana) el 27 de marzo de 1909, vástago de una tradicional familia chilena5
, hijo de don Adolfo Fernández Jaraquemada y doña Adela Larraín Hurtado, hizo sus estudios primarios y secundarios en el Colegio San Ignacio de Santiago, su educación superior la realizo en la Universidad Católica de Chile, donde entró a estudiar derecho, tomo juramento como abogado el en septiembre de 1933. Significativamente su tesis de grado fue sobre Derecho Constitucional Soviético, que se transformó en libro al poco tiempo con el nombre de Nociones de Derecho Político Soviético, (Editorial del Pacífico, Santiago de Chile, 1933). Para entonces su anrticomunismo, generado en Universidad fue su norte. Poco tiempo después contrajo matrimonio con Carolina Errázuriz Pereira el 28 de abril de 1934. Matrimonio del que nacieron 10 hijos. Ejerció como abogado pero su verdadero interés estaba en la vida académica, trabajando como profesor de derecho constitucional.

Posteriormente Sergio Fernández se dedicó a trabajar en el fundo de su propiedad, ubicado en la localidad de Santo Domingo. Ocupó múltiples cargos durante su vida. Fue miembro del Consejo de El Diario Ilustrado, Consejero de la Sociedad de Escuelas Católicas. Miembro de la Sociedad Nacional de Agricultura, miembro y Presidente de la Academia Chilena de Historia. Además recibió varios títulos honoríficos: Comendador de la Orden de Isabel La Católica, Caballero del Monasterio de Yuste, Caballero Hospitalario y Comendador de la Orden de San Silvestre Papa.

Entre 1959 y 1962 fue nombrado Embajador de Chile en España en el gobierno del liberal Jorge Alessandri Rodríguez.

El 16 de marzo de 1983 contrae matrimonio en segundas nupcias con Amelia Ruiz Figueroa. Pero, a los pocos meses don Sergio Fernández deja de existir un 4 de noviembre de ese año.

Sergio Fernández Larraín fue miembro del Partido Conservador del cual integró su Junta directiva. Durante el período parlamentario (1937 – 1941). Fue elegido diputado por Ancud, Castro y Quinchao. Vuelve a postular en 1941 a la Cámara por Melipilla, San Antonio, San Bernardo y Maipo. En 1945 es reelegido por los mismos distritos. Durante 1949 postula al Senado por O”Higgins y Colchagua,
para reemplazar a Miguel Cruchaga Tocornal, ganando la elección y ejerciendo durante el período de 1949 – 1957. El candidato opositor era el conservador socialcristiano Francisco Javier Labbé, mientras Sergio Fernández Larraín, iba por los tradicionalista y el Gobierno (¡) dividiendo a la colectividad conservadora. Su función principal fue, no cabe duda, apoyar activamente la proscripción del Partido Comunista, votando a favor de la“Ley de Defensa permanente de la Democracia.

Siguiendo un error generado en las biografias de chilenos de Armando de Ramón se le adjudica el título de autor de la Ley antedicha. Sin embargo, Sergio Salas ha puntualizado que su verdadera autoría no fue sobre esta, sino sobre su antecedente, la Ley de Represión del Comunismo, de 1940, que aprobada por el Parlamento fue vetada por el Presidente, radical, Pedro Aguirre Cerda. Pero en 1948, otro radical, Gabriel González Videla, le llamó para trabajar la ley junto a un equipo político, del cual era un miembro importante pero no el único.

Pero ello tuvo sus costos. Como militante conservador disciplinado, se vió sobrepasado por la odiosidad producida entre el ala afecta a la proscripción, la tradicionalista, y la socialcristiana, que retuvo el nombre del Partido y que la rechazaba. Entre quienes se oponían estaban nada menos que el presidente del Partido, Horacio Walker, y uno de sus principales líderes y ex candidato presidencial, Eduardo Cruz-Coke. Todo el proceso alimentó las divisiones internas y tras luchar por la unificación del mismo, que ocurrió tiempo después y muy dificultosamente, Sergio Fernández Larraín se marginó de la política en 1953. Dedicó su tiempo a la historiografía, como presidente de la Academia de la Historia, y apoyó la línea más tradicional del Catolicismo en vista de las reformas del Vaticano II. Reflejo de lo anterior fue su entrevista con Rosario Guzmán Errázuriz (hermana del asesinado senador Jaime Guzmán Errázuriz), en revista Qué Pasa en 1975. 7

Fruto de su fuerte dedicación hispanista, coleccionó numerosos objetos, adquirió el archivo Narváez (que luego vendieron sus descendientes al Estado español en los 90), escribió y compiló epistolarios sobre personajes famosos ligados a la literatura castellana como Unamuno, Neruda y Gabriela Mistral, convencido que en éstos se delataba lo más íntimo de los personajes. Toda su labor intelectual estuvo centrada en la reivindicación de la España tradicional, sin dejar de lado su proyección americana.

La Guerra Civil

Durante la Guerra Civil Española 1936-1939 brindó su apoyo al bando nacional por que a su juicio este era el único que podía garantizar la salvación de la España tradicional, todo lo contrario a lo acontecido durante el gobierno republicano que según Fernández Larrain estaba llevando a España a la ruina moral y política. Por esta razón cada vez que se trató algún tema relacionado con España en el Congreso siempre defendió al régimen Franco.

La discusión interna sobre la Guerra Civil fue intensa en todos los sectores. La derecha apoyó casi sin dilaciones el bando nacional, pese a las dudas suscitadas en el sector mariteniano y entre los que veían como ejemplar el caso del republicanismo vasco. El partido Conservador y el Liberal adhirieron, primero que nada, por el intenso anticomunismo, y por la propaganda que los llamados leales promovían. De hecho, los partidarios de la República recibieron con algarabía una misión desde Barcelona, encabezó por Prieto en el Estadio Nacional, donde reconocieron fila todos los miembros del radicalismo, el socialismo y el comunismo.

Las pasiones desatadas fueron tales que el tema de la Guerra Civil se convirtió en un eje de referencia, tanto al interior de los socialcristianos, como al exterior, entre derechistas e izquierdistas. Mientras los partidarios de Franco participaban de iniciativas afines a la causa nacional y luego prolongaban su actividad en el Instituto de Cultura Hispánica, entre otras, los izquierdistas alimentaban los Centros Españoles, Catalán y Vasco, a la vez que promovían la solidaridad internacionalista. 8

De las posiciones encontradas puede dar idea esta sesión en que intervienen Sergio Fernández, Maximiano Errázuriz, (tradicionalistas) y Horacio Walker Larraín (socialcristiano) por los conservadores, Marín Balmaceda (liberal), Ricardo Latcham y Bautista Rosetti por los socialistas, Godoy y Víctor Chamudes por los comunistas:

- El señor Fernández –Señor Presidente: En dos oportunidades ha escuchado ésta Honorable Cámara discursos referentes a la Embajada Extraordinaria que el Gobierno de la República Española ha enviado recientemente a Chile. Primero el honorable señor Garrido se ocupó de este asunto. En el boletín de sesiones correspondiente al 20 de Diciembre , hallarán los señores Diputados no solamente un saludo a la misión extraordinaria, sino también consideraciones respecto a la política española y a la guerra que ensangrienta a la Madre Patria en las que se ha tomado partido en la contienda al llamar bárbaro al General Franco y al aludir al bombardeo de ciudades abiertas y muerte de seres inocentes.

Después el honorable señor Latcham, ha vuelto a tocar el tema, abanderizándose abiertamente contra la España Nacionalista al calificarla de cavernosa , intolerante y fanática.

Cito estos dos precedentes para que ningún miembro de esta honorable cámara pueda disentirme al derecho o al deber de ocuparme de este asunto, tanto en su aspecto español como chileno. derecho que otros ejercitaron. Deber que el propio señor Prieto ha impuesto a toda conciencia honrada desde el momento que lanzara desde el Estadio Nacional un reto público que no puede dejar de contestarse Al abordar el tema de la inconveniencia de la Embajada Extraordinaria del Gobierno de Barcelona, prescindo de las personas .Omito referencias a antecedentes de los señores Prieto, Osorio y Gallardo y Herrera. Me limito solo a preguntar: Ante el hecho de España ensangrentada, dividida en dos partes, dirigidas por distintos Gobiernos, el de Barcelona y el de Burgos.

- El señor Rossetti¨-¿Cómo dos gobiernos?. Hay un solo gobierno legítimo en España.

- El señor Walker Larraín -¡ Qué ignorancia !

- El señor Rossetti.-Hay un solo gobierno legal.

- El señor Presidente agita los timbres silenciadores.

- El señor Rossetti.- ¡ Se pone en duda el gobierno legítimo de España!.

- El señor Fernández Larraín .-…reconocido ya de derecho y de hecho por veinte países.

- El señor Rossetti .- ¡ Pero no por el de Chile!.

- El señor Godoy.-¿ Cuáles son esos países?.

- El señor Fernandez Larraín.-….¿era oportuno recibir una Embajada Extraordinaria de una sola de las partes en lucha?.

- El señor Chamudes. - ¡Ustedes recibieron a Millan Estray!.

- El señor Fernández .- Frente la contienda española habíamos mantenido estricta neutralidad . No debió haberse roto esa actitud de equidistancia , de moderación recibiendo una Misión Extraordinaria del Gobierno de Barcelona. Se quebrantó tal línea de conducta. Se debió al menos , por respeto al país , a los mas elementales deberes exigidos por la hospitalidad y a los sentimientos de los nacionales y extranjeros , imponerle un proceder exactamente igual al que han tenido las demás Embajadas Extraordinarias acreditadas para la transmisión del mando.

- El señor Godoy.- ¡ Son católicos y no fariseos!.

- El señor Marín Balmaceda. - Católicos a su manera, honorable diputado.

- El señor Fernández.- Se esta haciendo lo contrario. Y se esta haciendo con la colaboración de las autoridades que concurren a actos de propaganda política, a cargo de los señores Prieto y Osorio y Gallardo , en los que se insulta y ofenden a países que mantienen con Chile relaciones amistosas . Italia y Alemania han sido atacadas duramente por el señor Prieto en el acto del Estadio Nacional Seguramente se da por primera vez en Chile el lamentable espectáculo que un Embajador Extraordinario , en presencia del Ministro de Relaciones Exteriores, proceda públicamente a insultar y desprestigiar a países amigos…

- El señor Chamudes.- En presencia del pueblo y del gobierno que representa al pueblo.

- El señor Fernández.- Examinemos la conducta del Gobierno de Barcelona con Chile, desde otro ángulo. ¿ Merece el Gobierno de Barcelona que Chile conceda el trato de favor dispensado a esa Embajada Extraordinaria ?.

- El señor Godoy.- ¡ Si !.

- El señor Fernández Larraín.- Contesto categóricamente que no.

- El señor Rossetti.- El honorable diputado no tiene derecho a expresarse de en esa forma.

- Varios señores diputados .- ¡ Sí tiene derecho!.

- El señor Rossetti.- Pido la palabra .

- El señor Errázuriz .- ¡ Cómo va hablar su Señoría cuando lo está haciendo otro diputado.!

- El señor Rossetti.- ¡ La mesa no debe tolerar esas expresiones y tiene la obligación de hacer respetar el nombre de un Gobierno extranjero…!

- Hablan varios señores diputados a la vez.

SUSPENSION DE LA SESION. 9

Sergio Fernández Larraín, defensor del principio de No Intervención

Sergio Fernández creía que la única manera de mantener y preservar la soberanía e integridad de las Naciones era a través del estricto cumplimiento de las normas del Derecho Internacional , el cual rige la sana convivencia entre los países. Uno de los pilares fundamentales del Derecho Internacional, supone que ningún país puede inmiscuirse en las políticas domésticas de otra nación, lo cual se denomina Principio de No Intervención10. Este era uno de los dos principios que Fernández Larraín había enunciado como auténticamente americano: el de No-Intervención, que históricamente nos había defendido de Estados Unidos.

Entre 1946 y 1947 Sergio Fernández Larraín destacó la importancia del principio No Intervención para impugnar el bloqueo contra España. Ello, porque dicho principio «quedó incorporado en la propia Carta de las Naciones», porque dispuso cargas solo para España y no otros Estados, y –finalmente- porque demostraba que Naciones Unidas era una «sociedad imperfecta, influenciada esencial, grave y notoriamente por el poder material de sus componentes», de lo cual es un derecho arbitrario. Tal como había sido concurrir con el voto chileno a respaldar el derecho a veto de las grandes potencias. 11. Sobre el veto, Fernández Larraín coincidía, en su temprano rechazo al mismo, que las Potencias no podían ser juez y parte en sus asuntos internacionales. 12

El otro era el principio de la igualdad jurídica de los Estados, que consistía en imponer las mismas cargas a los Estados. Pero el veía diferencia entre la impuesta al régimen español y la de las naciones, por ejemplo, vinculadas al sistema soviético. De hecho este principio había sido, a su juicio, severamente vulnerado con el bloqueo que las Naciones Unidas le habían impuesto al gobierno de Franco. Y consideraba que ésta resolución era un potencial peligro para las naciones más débiles, especialmente para países sudamericanos. 13

Esto lo ratificó en la sesión extraordinaria del Senado el 24 de Enero de 1950,

«Sostuve, apoyado en abundantísima documentación, que a la América Latina y muy especialmente a Chile, se debía, exclusivamente, al triunfo de los principios esenciales del derecho internacional antes mencionado: - El de Igualdad Jurídica de los Estados y el de Autonomía e Independencia de los pueblos comúnmente denominado Principio de No Intervención. Esos principios fueron violados por la asamblea general de las Naciones Unidas en Diciembre de 1946 al recomendar los países integrantes de este organismo el retiro de sus embajadores en Madrid ».14

Admirador de la cultura hispánica tradicional

Sergio Fernández era un intelectual que sentía un gran amor hacia España, dado que la consideraba cuna de todo el saber de Hispanoamérica. Por esta razón , veía en los valores y principios que ayudaron a florecer a España en su Siglo de Oro, como una fuente inagotable y permanente de conocimientos, costumbres y valores morales muy especialmente al catolicismo que lo consideraba como guía fundamental para el ser humano.

Para Fernández Larraín el régimen español era la condensación de esa España que tanto amaba, y que retrató en una cita de José Antonio, al iniciar su libro España … ¿zona de peste?, contra la de Harold Laski (extirpar a España como zona de peste): «La interpretación católica de la vida es, en primer lugar, la verdadera; pero, es además, históricamente, la española». Pero ella no se limitaba al aspecto político, también abarcaba su convicción de la bondad de la legislación laboral española, que consideraba inspirada en el cristianismo. 15

Este pensamiento se ve claramente reflejado en su libro Palabras en España , que si bien fue escrito con posterioridad al periodo investigado (cuando ejercía el cargo de embajador de Chile en España), es una muestra fiel de lo anteriormente dicho:ñ “la representación de Chile, o de cualquier otro país hispanoamericano, en España, tiene signos especialísimos. Pulsan nervios ajenos a pesos y medidas, volúmenes o números, con los cuales suelen estimarse las cosas materiales. Incide en algo más profundo que se refugia en la intimidad, diría familiar, del espíritu. Nexos de todas índoles nos unen a España: una misma sangre, un mismo idioma, una misma cultura, una misma fe incluso nuestras mecánicas de pensar sentir de vivir de temer y de actuar, se asemejan extraordinariamente. Nacimos y crecimos al calor inmediato de España y es profundamente verdadera, asentada en realidad, heroicamente sufrida, esa hermosísima invocación: Madre Patria…” (1962).

Tras su renuncia, comunicada al Presidente Jorge Alesandri Rodríguez16, Sergio Fernández Larraín se dedica plenamente a la disciplina histórica, adquiriendo su faceta de coleccionador de epistolarios17 y recuerdos, tales como un trozo de pendón de la Armada Cristiana en Lepanto. Adquirió archivos completos en su estadía, entre ellos el de Narváez, y más tarde vertió su labor en numerosos artículos y libros hasta su muerte. Complementaba esta labor intelectual, ya que no política partidista, con la explotación de su finca en Santo Domingo, una localidad costera.

Convergencia política con el franquismo

Las bases del pensamiento del gobierno del general Francisco Franco están en su ferviente amor al orden, a la patria y a Dios, volviendo a la línea de pensamientos tradicional de España del Siglo XVI teniendo la absoluta convicción que si España era reencauzada hacia los valores tradicionales y católicos ésta iba a volver a su grandeza imperial. Para esto era imprescindible la erradicación de cualquier ideología foránea ( el comunismo).

Como fuente de inspiración para su política social , el gobierno de Franco usó la doctrina social de la Iglesia, Don Sergio Fernández estaba en completo acuerdo con esta política. De hecho, impugnó directamente que hubiera coincidencia programática entre los gobiernos del Eje y el régimen de Franco («nada hay de común entre el nacifascismo y el sistema español»18).

«Como hemos dicho, el Estado está ordenado en la concepción católica de la sociedad y, prácticamente, las Encíclicas Papales se han vaciado los nuevos moldes jurídico-sociales de la Nación».19

Sergio Fernández veía en todos estos principios la salvación de España del comunismo, que ante los ojos de él y del General Franco era la gran amenaza que se avecinaba sobre la humanidad. Sergio Fernández fue un ferviente admirador del General Franco y su política. Para demostrar cuan profundo era el respeto que le tenía, procederé a citar un párrafo de su obra Francisco Franco presente, que demuestra con toda claridad lo anteriormente mencionado sobre tan inconmovibles cimientos, Dios y la persona humana, Franco levanta el nuevo Estado Español orientado y regido por la Justicia social y el bien común, en conformidad con la perenne doctrina de la iglesia.

El clima anticomunista y el gobierno de González Videla

Una característica de la política chilena fue su asimilación de la Guerra Fría. Como anota Joaquín Fermandois, la tensión comunismo / anticomunismo empezó en Chile, de hecho, antes del Acta Truman (1947), y estaba ligado a la influencia del Partido Comunista en la política chilena20. Es indicativo que Sergio Fernández Larraín empezó a denunciar actividades comunistas en 1941 y en los primeros años de la década del 40 puso su atención en la sovietización de Europa Oriental. Su discurso sobre la «Sovietización de la Europa Continental» fue radiado por la BBC y traducido al inglés y al francés.21 No menos documentado y dramático fue al referirse a Polonia, Lituania, Letonia, Estonia y Checoeslovaquia.

El otro aspecto singular de Chile fue que ese giro se dio bajo hegemonía partidaria radical, es decir vinculada a la Masonería, que como producto de la clase media temía la revolución marxista. Las logias se volcaron al rechazo del Comunismo, que pese a su alianza con los radicales, en un bloque de izquierdas, terminaron por convertirse en sus adversarios. Parte de ello se debió al activismo sindical, claramente subversivo, en las minas de carbón. El Gobierno de González Videla debió emplear al Ejército para reabrir las faenas mineras, en un ambiente que sin mediar la persuasión de los oficiales, que bajaron al interior de la mina, habría terminado en tragedia.

Así moría el Frente Popular, calcado de los de Francia y España, que en 1938 permitió al Partido Radical hacerse del poder, y reemplazar esa alianza con un gabinete radicales-derecha.

Esta fue in crescendo, y llegó a extremos intolerables con la tercera presidencia radical, la de Gabriel González Videla. Este curiosamente, había sido elegido con votos comunistas frente a su competidor en el Partido, y hasta el momento se presentaba como un firme aliado de los comunistas. Pero otra cosa fue en el poder, donde soportó las huelgas desatadas en 1947 que llevaron al Gobierno a proscribir al Comunismo y obtuvo la ley de defensa de la democracia que se aprobó en el Senado por 31 votos contra 8 el 21 de junio de 1948. El propio González Videla ordenó se denunciaran en el mundo las actividades comunistas y censuró la represión en Hungría, Bulgaria y Rumania.

De todas maneras, y aún con esta alineación directa del Gobierno chileno, había un punto en el cual González Videla seguía conservando su sesgo progresista: este era el rechazo del franquismo, que se correspondía con su posición de aliadófilo decidido, en un momento en que la derecha se mantenía más bien neutral en el conflicto europeo.

De hecho, tras el gobierno de Juan Antonio Ríos que fue condescendiente con el régimen franquista, González Videla instruyó al embajador Félix Nieto del Río, concurrente ante Naciones unidas, para que dijera, en Estados Unidos, que «es necesario ayudar al pueblo español a restablecer su libertad y sus derechos, que fueron abolidos a consecuencia de la intervención germano-italiano». 22 Con tal antecedente, no es de extrañarse que su elección presidencial fuese la menos querida para Madrid. González Videla no proveyó de embajador en Madrid. Para peor, la propia Embajada española en Santiago de Chile, consideraba que los suyos en Chile eran poco entusiastas.23

Durante los años en que Sergio Fernández Larraín defiende el régimen español, la posición política chilena frente al bloqueo es expectante y condicionada a su mirada de la Guerra Fría. De hecho el mismo difunde documentos sobre las actividades comunistas: también toca la actividad de exiliados republicanos en el mundo. ¿De donde sacaba tales antecedentes? Por cierto que Sergio Fernández Larraín llevaba un archivo y biblioteca personal, que aumentó hasta proporciones enormes, situada en su propia casa de varios cientos de metros cuadrados. Pero otra fuente fue el préstamo de información desde el Ministerio de Asuntos Exteriores. Las autoridades españolas, tras buscar quien pudiera denunciar en Naciones Unidas la información sobre el comunismo, determinaron «entregar los datos que obraban en el poder, tanto sobre la ayuda rusa a Hitler como sobre la intervención soviética en la guerra civil española, a un diputado chileno, Larraín (sic), para que los expusiese en la ONU cuando le pareciese oportuno».24 En la versión corregida del texto, el mismo autor precisa el episodio: «El ministro español (de Asuntos Exteriores) tomó una decisión: hizo un paquete con todos los documentos que disponía. También de los que se referían a la ayuda soviética a Hitler y a su intervención en la guerra española, y los entregó a don Sergio Fernández Larraín, vicepresidente del Senado de Chile, con libertad para emplearlos donde y cuando mejor conviniera».25

De todas maneras, algo similar ocurría en el resto del mundo: los promotores de la condena de Franco no consiguieron acordar medidas concretas para profundizar las sanciones, que estaban entregadas teóricamente al Consejo de Seguridad, al no obtener en el II período de sesiones de Naciones Unidas 2/3 de la Asamblea. De hecho Argentina, Perú y República Dominicana nombraron embajadores, desoyendo la recomendación de no nombrarlos. En los años sucesivos, el mayor soporte del régimen de Franco fue la estrecha relación con Perón.26

En 1947 Brasil promueve, con una mayoría latinoamericana y apoyada directamente por Colombia, Perú y Bolivia, el fin de la Resolución N. 39. La actitud chilena es ya ambigua 27, y además se complementa en diciembre del mismo año con el retorno a Madrid de un representante diplomático, al igual que otros países hispanoamericanos, aunque sin darle rango de Embajador. Apartándose de la actitud de Naciones Unidas, Chile, Perú y Colombia intentan tener una posición en común frente a España ese año 47.

Dos años después, el embajador Hernán Santa Cruz, delegado permanente ante Naciones Unidas, recibe teniendo en cuenta la Asamblea General, un instructivo del Ministro respectivo que es una joya de la ambigüedad, tratando de converger como fuera con Estados Unidos y quizás con Reino Unido, teniendo en cuenta la imposibilidad de un parecer favorable del último, con un gobierno laborista, activamente antifranquista.

El instructivo tenía tres escenarios posibles:

1.- Procurar que el asunto no fuera discutido en el presente período de sesiones,

2.- «Votar en contra de todas propuesta del bloque soviético que signifique agravar las sanciones al Gobierno franquista» y

3.- «Si no se presentan mociones a favor del Gobierno Español, sufragar a favor de las mismas, siempre que obren de este modo Estados Unidos y Gran Bretaña. En caso contrario, abstenerse de votar».28

La recepción del embajador Santa Cruz fue, en todo caso, negativa a la proposición de Brasil, en éste sentido, y dirigiéndose al Ministro, le manifestaba, que no había habido cambio alguno en el Gobierno español pese a las sanciones, y que

«No puedo ocultar a US. mi temor de que la adopción de cualquiera resolución, que signifique un apoyo moral al régimen franquista (…) importe dar a la Unión Soviética , la oportunidad de aparecer siendo con sus satélites, los únicos defensores de la democracia. En cambio, podrán argüir que el bloque angloamericano se ha desenmascarado en sus intenciones antidemocráticas y profascistas».29

Sin duda, había sintonía entre la posición chilena y la estadounidense, que en 1948 el Presidente Truman vetó un proyecto del senador O´Kinski a favor de España, temeroso de dar municiones a la acusación de antidemocrático.

Ciertamente la posición chilena era la de no apoyar al régimen de Franco, pero se quería un equilibrio con no hacer el juego al comunismo, en un momento en que el Gobierno de González Videla denunciaba al marxismo internacional y cesaba las relaciones con la URSS. El voto chileno se alineó finalmente, en lo que Lleonart denominó el “bloque occidental”, liderado por Reino Unido y Gran Bretaña. En contra tanto del voto latinoamericano y árabe a favor de la propuesta brasileña, como de la insistencia de profundizar las sanciones internacionales, llevado por el bloque soviético más México, Uruguay, Guatemala y Costa Rica.

Tras 1947 la cuestión española, como se la llamaba, empezó a decaer progresivamente. En 1949 todo el ambiente ya había girado a favor de una actitud más clara de contención al Comunismo por Estados Unidos, paralelo al establecimiento de la Organización del Tratado del Atlántico Norte que preconizaba la importancia estratégica de la Península Ibérica.

El Gobierno chileno, a pesar del antifranquismo de su Presidente, de su pertenencia a la masonería y del progresismo político, tenía su propia procesión. Y no era poca: tras la decisión del Parlamento se procedió a la proscripción del Comunismo, con el arresto y relegamiento de sus dirigentes en todo el país. En Pisagua, como jefe del campo de prisioneros comunistas, estaba un joven oficial, Augusto Pinochet Ugarte, yerno de un influyente senador radical. En 1949 el delegado González Allende ante Naciones Unidas, se entreveró duramente con el delegado ruso Malik y justificó la firma del Tratado de Asistencia Reciproca (TIAR) y la constitución de la OEA como una medida defensiva frente a la agresión totalitaria marxista.30

Francia y Reino Unido seguían tratando de poner dificultades al régimen, como dice Milagrosa Romero Samper, «el único argumento contra la normalización era de tipo político: frente al bloque soviético, había que subrayar el carácter democrático y antidictatorial de Occidente». 31 Así llegó la Asamblea General de 1950 y en base a tres proyectos, la nuevo mayoría revocó las sanciones de 1946 y admitió a España en las comisiones técnicas de Naciones Unidas, en la que entraría de lleno en 1955. En la minoría persistieron el bloque soviético, México, Uruguay, Guatemala e Israel. Chile votó a favor de retirar las sanciones.

El papel de Sergio Fernández Larraín

Fernández Larraín no cejó ni por un instante de combatir la política chilena contra el régimen de Franco. Como dijo, lo movía además de su solidaridad política y cultural con España, el hecho que «Rusia es hoy la nación que encabeza la acción contra España». 32

El diputado, en las sesiones dedicadas a Relaciones Exteriores, fustigó el hecho que se considerada a España un peligro para la paz mundial.

«España, ¡amenaza para la paz del mundo! España, que no tiene ningún problema de frontera, que no ha entablado ninguna reivindicación territorial … España, vuelvo a repetirlo , constituye, a juicio de la Asamblea de las Naciones Unidas y a juicio del Canciller chileno, una amenaza para la paz del mundo». 33

Conocida la votación chilena en contra de España Fernández Larraín condenó la misma, en la sesión del 24 de diciembre de 1946,

«la posición que ha tomado el Gobierno de Chile en la últimas votaciones efectuadas en la Organización de las Naciones Unidas, implica una posición que trasgrede la tradición de la línea internacional del país y vulnera dos principios fundamentales del Derecho Internacional…». 34

Uno de ellos, la igualdad jurídica de los Estados, también la había vulnerado antes, al apoyar el veto de los Grandes en Naciones Unidas.

Fernández Larraín se enfrentó con el ministro radical de turno, y acotó que mientras se pedía excluir de Naciones Unidas a España, se aceptaba el ingreso de Yugoslavia. La incoherencia moral de esta actitud sería un misterio, decía irónicamente, «si acaso no se supiera de la hegemonía que ha logrado el Partido Comunista en nuestro Gobierno». 35

Pero, entre los gobiernos de Juan Antonio Ríos y Gabriel González Videla, había una diferencia: ésa era el tema comunista. Bajo esa perspectiva González Videla apoyaba relajar las medidas contra España, solo por no hacer el juego marxista. En la votación final, 1950, el Gobierno de Chile cambió su política de mantener el bloqueo por, primero, la abstención, y luego el rechazo al bloqueo, al unísono con Estados Unidos ¿Pero influyó en ello Sergio Fernández Larraín?

En esa última votación, la de 1950, nuestro biografiado no cesó su actividad. El embajador José María Doussinague, informaba feliz, que «Los amigos de España en el Senado chileno, Hernán Figueroa, Sergio Fernández Larraín, José Maz (sic, por Maza), y Figueroa Anguita, estaban lanzándose a una nueva campaña a favor de España».36

Por tanto, el apoyo al Gobierno de Franco se conjugaba mutuamente con la exaltación de la labor anticomunista del Gobierno de González Videla. De hecho, Fernández Larraín había denunciado la actividad comunista desde 1941, mucho antes del bloqueo. Y renovó sus denuncias referidas a Chile, España e incluso Bolivia, según lo consigna un trabajo escrito para una revista de estudios sobre el Comunismo.37 Por esa labor obtuvo respaldo para disputar el asiento de senador a un conservador socialcristiano, refractario a la proscripción del Comunismo. Fernández Larraín representaba al sector conservador y liberal, que seguía defendiendo claramente al régimen de Franco. Sin ese sector, el radical González Videla no podía seguir gobernando. El mismo Fernández Larraín escribió un folleto explicando porque conservadores, católicos, y radicales, masónicos, estaban unidos férreamente con el Gobierno.

En los años siguientes, las relaciones con Madrid siguieron el tranco de la normalización entre Washington y Madrid. Paralelamente se pavimentaba el ingreso de España a Naciones Unidas.38 Se nombró embajador a Luis Subercaseaux, y en 1957 se firmó el convenio de doble nacionalidad. De ahí en adelante, como dice Fermandois, no se siguió discutiendo la legitimidad de Franco en el poder.

Es imposible disociar la cuestión de España con el hecho que Fernández Larraín apoyó activamente la causa anticomunista del Presidente González Videla. Era casi imposible obviar a quien había denunciado la actividad comunista por doquier y estaba dispuesto a sacrificar al Partido Conservador por esto. Frente a los intentos por transigir, Fernández Larraín prefirió enfrentar la directiva de su partido y presionar por un apoyo conservador a la proscripción del comunismo en Chile.

Bajo el apoyo constante que daban los conservadores y liberales al gobierno radical, Fernández Larraín dejó ver una y otra vez la necesidad de reestablecer lazos oficiales con España.

Conclusiones

Sergio Fernández Larraín al igual que Franco, supo que, después de la Segunda Guerra Mundial el escenario geopolítico, estaba a punto de cambiar en forma radical, dado que, la Unión Soviética iba a pasar de ser aliado de Occidente a convertirse en su enemigo dando comienzo de esta manera a la Guerra Fría. Esta situación estaba clara tanto para Franco como para Sergio Fernández. De hecho Florentino Portero sostiene que más que un triunfo de la diplomacia española fue del Palacio del Pardo (Franco) al evaluar correctamente los cambios del escenario internacional.39

Sergio Fernández fue un hispanófilo consumado con un absoluto convencimiento de que España debía ser el farol sociopolítico de Hispanoamérica, en base a ello promocionó la figura de Franco, su régimen y la cultura española, incluso cuando ya se retiró de la política activa.

Formado en el legalismo, defendió la vigencia del Derecho Internacional como forma de convivencia entre los países, y por eso apoyó vehementemente el principio de No Intervención.

Sergio Fernández Larraín trabajó duramente para reunir personas afines al régimen para hacer “lobby“ en Chile a favor de Franco, y esta labor fue favorecida por las condiciones de política interna (apoyo político a González Videla) y de política internacional, gracias a los cambios geopolíticos que ocurrieron en esos años, que dentro de la Guerra Fría amplificaron su accionar.

·- ·-· -······-·
Cristián Garay Vera y Julio Márquez Aravena

Bibliografía

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Notas

1 Prólogo al libro del diputado conservador Jorge Iván Hubner Gallo, El Nuevo Estado Español. Bases Juridicas (Santiago, Ed. Universitaria, 1952), p. 6.

2 Sobre este asunto Alberto Lleonart, España y la ONU. La «cuestión española», CSIC, Madrid, 1978 / 1985, 3 volúmenes; Florentino Portero, Florentino, Franco aislado. La cuestión Española ( 1945 – 1950). Editorial Aguilar, Madrid, 1989; Luis Suárez, Franco y su tiempo, Fundación Nacional Francisco Franco / Editorial Azor, Madrid, 1984, Vol. IV; y Luis Suárez, Franco. Crónica de un tiempo. Victoria frente al bloqueo desde 1945 hasta 1953, Editorial Actas, Madrid, 2001.

3 Esos considerandos eran: a) «En origen, naturaleza, estructura, y conducta general, el régimen de Franco es un régimen fascista, establecido en gran parte gracias a la ayuda recibida de la Alemania nazi de Hitler y de la Italia fascista de Mussolini», b) la ayuda que prestó mediante la División Azul y la Legión Azul, «ayuda considerable a las potencias enemigas»; la ocupación de Tánger, y el despliegue de gran número de tropas en el norte de África que habría dificultado las operaciones aliadas; y c) la convicción que Franco «fue, con Hitler y Mussolini, parte culpable en la conspiración de guerra contra aquellos países que finalmente en el transcurso de la guerra mundial formaron el conjunto de las Naciones Unidas».

4 Ver del biografiado Fernández Larraín, España, ¿Zona de peste?, Santiago de Chile, 1945, 175 pp. (Recopilación de conferencias sobre la situación española entre julio y agosto de 1945); América y el principio de no-intervención, Imprenta El Imparcial, Santiago de Chile, 1947, 51 pp. (1ª exposición hecha en la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, el 24 de diciembre de 1946); La verdad en el caso español: contestación al Ministro de Relaciones Exteriores: segunda exposición hecha en la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados el 28 de febrero de 1947, Imprenta El Imparcial, Santiago de Chile, 1947, 106 pp.; y, ¡Francisco Franco! ¡Presente!, ediciones del Instituto Chileno de Cultura Hispánica, Santiago de Chile, 1975. Sobre los temas tocados, Lorenzo Delgado Gómez – Escalonilla, Diplomacia Franquista y Política Cultural hacia Iberoamérica (1939 – 1953 ), Centro de Estudios Historicos. Madrid, 1988; Lorenzo Delgado Gómez–Escalonilla, Lorenzo (1992), Imperio de papel. Acción Cultural y Política Exterior durante el primer Franquismo, Editorial Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1992; Cristián Garay Vera, "La recepción del Hispanismo: La instalación del Instituto Chileno de Cultura Hispánica (1838-1948)", pp.122-146 en Revista de Historia, Año 6, Vol. 6, Departamento de Ciencias Históricas y Sociales, Facultad de Humanidades y Arte, Universidad de Concepción, Concepción, 1996; Relaciones tempestuosas: Chile y España 1936-1940, Colección IDEA, Instituto de Estudios Avanzados, Universidad de Santiago de Chile, Santiago de Chile, 2000; y Cristián Garay Vera, y, Cristián Medina Valverde “La Guerra Civil Española y Chile (1936-1939). Relaciones internacionales e imágenes políticas”, en Cuadernos de Historia de las Relaciones Internacionales 2, Comisión Española de Historia de las Relaciones Internacionales, Madrid, 2001. Blanca Buldain, ha tratado en su artículo «Las difíciles relaciones con Chile en la inmediata posguerra civil» en la revista Espacio, Tiempo y Forma, Serie V, Historia Contemporánea, 2, 1989, pp. 89-111.

5 Los Fernández Balmaceda dieron entre sus dos más famosos integrantes al Presidente José Manuel Balmaceda y a Santa Teresa de los Andes, nacida Fernández Solar. Además el propio Fernández Larraín estudió en el llamado «curso de los genios» derecho en la Universidad Católica que dio un Presidente, Frei Montalva, y cerca de diez diputados y senadores.

6 Esto dio origen a la leyenda de un anticomunismo cerril de Fernández Larraín. El historiador estadounidense Frederick Pike aseveraba que la ley castigaba a quien leyera a Neruda, ignorando por cierto que Fernández Larraín editó parte de su epistolario.

7 Reveladoramente, la entrevista se intituló “Dios, Patria y familia versus el Comunismo”, en revista Qué Pasa, N° 236, Santiago de Chile, 30 octubre de 1975, pp. 22-26.

8 Además de los textos citados en la nota 4 agreguénse: Cristián Garay Vera, "Neruda y la Guerra de España", pp.201-207 en revista “Razón Española” N.52, Madrid, marzo-abril de 1992; Cristián Garay Vera y José Díaz Nieva, “Los católicos chilenos y la Guerra Civil Española”, en Alfonso Bullón de Mendoza y Luis Eugenio Togores, editores, Revisión de la Guerra Civil Española, Editorial Actas, Madrid, 2002, pp. 1035- 1050; y Carmen Norambuena Carrasco y Cristián Garay Vera, España 1939: los frutos de la memoria. Disconformes y exiliados. Artistas e intelectuales españoles en Chile 1939-2000, Universidad de Santiago de Chile, Santiago de Chile, 2002.

9 Sesión Cámara de Diputados, Martes 3 de Enero de 1939, Santiago de Chile.

10 En la Declaración de 1933 de la VII Conferencia Internacional Americana, se la así: «ningún Estado tiene el derecho de intervenir en los asuntos internos ni externos de otro». Chile en 1936 apoyó este principio en la representación del delegado Félix Nieto del Río en la Conferencia especial interamericana de Consolidación de la Paz.

11 Sergio Fernández Larraín, La verdad en el caso español: contestación al Ministro de Relaciones Exteriores: segunda exposición hecha en la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados el 28 de febrero de 1947, Imprenta El Imparcial, Santiago de Chile, 1947, p. 104.

12 La idea era del ex Ministro de Relaciones Exteriores y profesor de Derecho Internacional Público de la Universidad de Chile, Ernesto Barros Jarpa, quien prologó su libro En Vigilia de Guerra… de 1946. Ver prologo, pp. XII-XIII. El propio Barros Jarpa calificaba a la Organización de Naciones Unidas como una non sancta-alianza por estar influida por la Rusia soviética.

13 Sergio Fernández Larraín, La verdad en el caso español, p.7.

14 Sesión extraordinaria del Senado el 24 de Enero de 1950. También ver Senado, diciembre de 1949.

15 «La legislación social española», El Diario Ilustrado, 18-I-1946. Reproducido en su libro, En Vigilia de Guerra…, pp. 225-235.

16 Se conserva la carta mecanografiada en los fondos de la Biblioteca Nacional de Chile. Carta del Presidente Jorge Alessandri a Embajador Sergio Fernández Larraín, 28 de octubre de 1961.

17 Publicó entre otros Cartas a Bello en Londres (1968), Cartas de amor de Gabriela Mistral (1978), Cartas de amor de Pablo Neruda (1975), Cartas inéditas de Miguel de Unamuno (1965).

18 Sergio Fernández Larraín, España… ¿Zona de peste?, p. 160.

19 Sergio Fernández Larraín, España… ¿Zona de peste?, p. 160.

20 Joaquín Fermandois, Mundo y fin de mundo, Ediciones de la Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile, p. 235.

21 Sergio Fernández Larraín, En vigilia de guerra, Imprenta El Imparcial, 1946, pp. 45 y ss.

22 Alberto Lleonart, España y la ONU), CSIC, Madrid, 1978, Vol. III (1948-1949 ), p. 312.

23 La explicación de Fermandois es clara: «El gobierno español era un sistema ideológico, además de estar asediado. Buscaba camaradería de principios, docilidad ante las visiones de España cruzada. », ob. Cit., p. 252.

24 Luis Suárez, Franco y su tiempo, IV, Madrid, p. 145. Información basada en el archivo Francisco Franco, Telegrama Artajo a Embajador en Chile, 29-I-1947.

25 Luis Suárez, Franco: crónica de un tiempo. Victoria frente al bloqueo. Desde 1945 hasta 1953, Actas, Madrid, pp. 152-153. La afirmación está basada en el mismo documento.

26 Sobre este punto ver Ranaan Rein, (1995), La salvación de una dictadura. Alianza Franco-Perón, 1946-1955, CSIC, Madrid.

27 Luis Suárez ha reproducido la incertidumbre de la votación chilena en boca de Germán Bairabar, en nota del 18 de noviembre de 1947, al decir que «el representante de Chile y el representante de Uruguay que pretendían atribuir su actitud poco clara a maniobras ajenas dentro de la Asamblea, han cumplido las instrucciones de los Gobiernos respectivos», Franco y su tiempo, IV, pp. 212- 213, nota (134).

28 AMRE, Vol. 2922, 1949. «Depto. Diplomático. Sección Naciones Unidas. Informe sobre el caso español», N. 187/5 Confidencial, 27-IV-1949. Hernán Santa Cruz, p. 9.

29 AMRE, Vol. 2922, 1949. «Depto. Diplomático. Sección Naciones Unidas. Informe sobre el caso español», N. 187/5 Confidencial, p. 13. No está demás puntualizar en que los despachos españoles, esta vez a cargo de Castillo, estaban errados al considerar que la influencia masónica impedía un voto favorable pero que la abstención se produciría por influencia de Brasil. Lo cierto es que los masones chilenos, a través de los radicales, bregaban por el anticomunismo. La interpretación errónea en Luis Suárez, Franco y su tiempo, IV, pp. 332-333.

30 «El Pacto de Río de Janeiro es la expresión de nuestra solidaridad defensiva y exige que se respete a nuestros pueblos y a nuestras fronteras. Es un pacto de salvaguardia contra la agresión, del que solo pueden recelar las potencias totalitarias que pretenden agredirnos», AMRE, Vol. 2914. Memoria de la Delegación de Chile a la Asamblea de Naciones Unidas. Cuarto período de sesiones (1949). «7. Prohibición del arma atómica y reducción de armamentos y fuerzas armadas de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad», Embajador González Allende, p. 245.

31 Milagrosa Romero Samper, La oposición durante el franquismo. El exilio republicano / 3, Ediciones Encuentro (Madrid, 2005), p. 290.

32 Sergio Fernández Larraín, La verdad en el caso español, p. 180.

33 Sergio Fernández Larraín, La verdad en el caso español, p. 102. La misma idea en p. 96. El Ministro habló en el Congreso que España era «un peligro atroz para la paz democrática del mundo», p. 96.

34 Sergio Fernández Larraín, América y el principio de No-Intervención, p. 3.

35 Sergio Fernández Larraín, América y el Principio de No Intervención, p. 50.

36 Luis Suárez, Franco y su tiempo, IV, p. 375.

37 Coincidimos en esto con Sergio Salas Fernández, quien dice que además de Chile, «España y Bolivia serán los países predilectos en sus análisis», Sergio Salas Fernández, Sergio Fernández Larraín (1909-1983), p. 10.

38 Alberto J Lleonart Ansélem, «El ingreso de España en la ONU: obstáculo e impulso», en Cuadernos de Historia Contemporánea, 17, Universidad Complutense de Madrid (Madrid, 1995), pp. 101-119.

39 «El éxito se debió, fundamentalmente, a una correcta evaluación del valor estratégico de la Península Ibérica, de los intereses occidentales en ella, del temor al expansionismo comunista, de la evolución de la situación internacional y a la firmeza de Franco», Florentino Portero, Franco aislado, p. 403.



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