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Sensibilización, una sinfonia por la Vida

La ciudad de Ravena durante el Bajo Imperio y la antigüedad tardía

por Gonzalo Fernández

En Ravena ocurrieron sucesos trascendentes, sustituyendo durante un tiempo la centralidad de Roma ¿Cuál es el origen de su centralidad?

A la memoria de mi padre, el Doctor Demetrio Gonzalo Fernández Martín, en recuerdo de nuestras dos visitas a Ravena en 1977 y 1991

Desde la muerte de Teodosio I el Grande en 395 el Imperio se divide en dos sectores para facilitar su administración aunque se mantenga su unidad teórica. Por un lado se halla el sector occidental con una doble capitalidad: Milán (sede del gobierno) y Roma (emplazamiento del Senado). Por otro se encuentra el oriental con una sola capital, Constantinopla, donde se localizan tanto el gobierno como el Senado de aquella parte.

El asunto se complica con la llegada al Imperio de los bárbaros a través de dos caminos. El primero estriba en su alistamiento como soldados pues el ejército romano es profesional desde Augusto (27 a.C. – 14 d.C.). En sus filas aquellos bárbaros pueden ascender hasta los grados más altos y todos demuestran absoluta lealtad a Roma. La segunda vía de ingreso de los bárbaros en el territorio imperial se articula por medio de la firma de tratados (foedera) por los diversos pueblos con el Imperio Romano. Esto se explica por la llegada de los turcos y sus satélites a la inmensa franja esteparia que se extiende desde los Cárpatos al Amur con un anexo en la cuenca panónica y cuya vanguardia está representada por los hunos. Éstos últimos se extienden hacia el sur y el oeste. En su expansión meridional dominan el norte de China, las regiones centroasiáticas de Bactriana y Sogdiana y el noroeste de la India. Su avance hacia occidente provoca que los pueblos germanos fronterizos del Imperio Romano se desplacen y pretendan entrar en el territorio imperial.

Las autoridades romanas canalizan esa avalancha por medio de la firma de los tratados o foedera con cada uno de esos pueblos. Los pueblos invasores depredan el Imperio hasta obligar a los emperadores a suscribir los susodichos foedera. Una de esas invasiones fuerza al Imperio de Occidente a trasladar la capital de Milán a la más protegida Ravena en 402. Esos tratados son útiles a ambas partes. Los romanos consiguen disminuir la presión sobre sus fronteras, resolver las dificultades del reclutamiento autóctono, solucionar la escasez de mano de obra agrícola y combatir con mayor eficacia a bárbaros hostiles al enfrentarles con otros bárbaros dotados de sus mismos sistemas de combate. A su vez los foedera benefician a los recién llegados pues les aseguran los suministros y les permiten volver a la vida rural (su medio corriente de subsistencia antes de emigrar presionados por los pueblos de las estepas).

Los foedera, cuando regulan las relaciones del grueso de cada pueblo con el Imperio, hacen que los titulares de éste último otorguen a los emigrados un territorio y a sus jefes ser reyes de esas comarcas que se federan con el Imperio. Pero todos ellos reconocen que el Imperio Romano es uno, sigue existiendo con sus dos sedes de Ravena y Constantinopla y se encuentran federados con él. Incluso los foedera imponen el reparto de tierras a grupos pequeños y marginales de bárbaros a través de la hospitalidad. La hospitalidad consiste en la asignación a cada pequeño grupo bárbaro (castrense o familiar) de una propiedad o conjunto de propiedades romanas para darles alimento y cobijo. La hospitalidad afecta sólo a los grandes dominios de la aristocracia. Se reparte el latifundio en tres partes. En los foedera que el Imperio suscribe con visigodos y burgundios se reservan las dos terceras partes a los recién llegados y se reserva la otra a los latifundistas romanos. La proporción se invierte con los ostrogodos y se ignora la cuota fijada con alanos y vándalos.

Por su parte los germanos que sirven en el ejército occidental llegan a ocupar los cargos más elevados del ejército como magister equitum prasentalis (jefe de la caballería), magíster peditum praesentalis (jefe de la infantería) y magister utriusque militiae (jefe de la infantería y la caballería). Todo esto afecta al sector occidental del Imperio mucho menos poblado que el oriental y donde el ingreso de los bárbaros es más fácil. En Oriente los soldados profesionales de etnia germana son mucho menos pues los emperadores de aquella parte disponen como fuerza de choque de los isaúricos (pueblo bárbaro no germánico).

En Occidente Valentiniano III (425 – 455) aún controla a los altos oficiales bárbaros. Su muerte en 455 origina que sus sucesores sean juguetes de los magistri utriusque militiae hasta que en 476 uno de ellos (Odoacro) depone al último emperador de Occidente (Rómulo Augústulo). Odoacro llega a un acuerdo con el emperador oriental Zenón (474 – 491). Por sus términos Odoacro envía las insignias imperiales de Ravena a Constantinopla. Con ello reconoce a Zenón como único emperador del Imperio Romano a cambio de que el emperador de Oriente le proclama soberano de Italia y titular de un reino federado como los de los burgundios, suevos, francos, visigodos y vándalos. Pero ni Zenón ni Odoacro piensa que el Imperio Romano concluye en 476.

La coyuntura política se complica con la marcha de los ostrogodos por el Imperio de Oriente. Los ostrogodos son una rama de los godos instalada en Oriente mientras que los visigodos lo hacen en Occidente. Los ostrogodos inician su marcha por el Imperio Oriental. Su jefe es Teodorico quien se había educado en Constantinopla. En 473 los godos obtienen un foedus del emperador de Oriente León I (457 – 474) que les afinca en Macedonia. Pero ello no le parece suficiente a Teodorico. Entonces los ostrogodos inician unas depredaciones en Mesia (475), Macedonia (479), Épiro (480) y Dacia Ripuaria (483). Hasta llega a bloquear Constantinopla en 488. Ante ello el emperador oriental Zenón quiere desembarazarse de Teodorico y le insta a conquistar Italia. Con suma habilidad Zenón se aprovecha de la enemistad familiar entre Teodorico y Odoacro que se remonta a los padres de ambos.

Teodorico accede a Italia por Venecia. En 489 vence a Odoacro en las dos batallas del Isonzo y Verona. Cuatro años después Teodorico conquista Ravena, ejecuta a Odoacro y sus parientes y funda el Reino Ostrogodo de Italia concebido a manera de una nueva monarquía federada con el Imperio. Respeta la capital de Ravena. Establece un régimen que se basa en la dualidad de ostrogodos y romanos. Asimismo procura la coexistencia pacífica de arrianos con nicenos dado que la primera creencia era la común entre los ostrogodos y la segunda la habitual de los romanos. En las ciudades de la Italia Ostrogoda existen dos obispos: uno arriano homeo (quien propugna que Cristo es igual al Padre) y otro niceno (defensor de la consustancialidad entre ambas Personas Divinas).

En política externa Teodorico es un hábil diplomático. Se considera el árbitro de todos los pueblos bárbaros asentados en el Imperio. En ese papel actúa a favor de los visigodos tras la derrota de éstos a manos de los francos en la batalla de Vouillé (año 507). Teodorico sueña con una liga de todos aquellos reinos de la que sería el vocero ante el emperador cuyos relieve y existencia jamás niega. Otro elemento importante de su reinado es el desenvolvimiento cultural que acaece en la Italia Ostrogoda. Sus representantes son Boecio y Casiodoro.

El primero escribe cuatro pequeños tratados teológicos donde preconiza el diofisismo o la presencia en Cristo de una sola Persona Divina y dos Naturalezas (Humana y Divina). Boecio defiende la ortodoxia establecida en el Concilio de Calcedonia (451) contra Nestorio y Eutiques. Nestorio sostiene que en Cristo existen dos Personas (Divina y Humana) y María es Madre de la Humana no de la Divina. Por reacción frente al nestorianismo Eutiques postula que en Cristo sólo existe una Persona y Naturaleza (ambas Divinas). Boecio redacta La consolación de la Filosofía (la única obra filosófica que produce el Occidente Latino hasta Juan Escoto Erígena en el siglo IX) y Comentarios a Cicerón, Aristóteles y Porfirio. Casiodoro es célebre por su Tratado de Ortografía y algunos escritos que reciben el nombre de Variae (Asuntos Diversos).

Este personaje funda el Monasterio de Vivarium con una importante Biblioteca y un Scriptorium donde se copian y transmiten a la posteridad muchas obras de la Antigüedad Clásica. En la Ravena Ostrogótica se erigen el Baptisterio de los Arrianos y el Mausoleo de Teodorico. Continúan la tradición iniciada por Valentiniano III de la que quedan el Baptisterio de los Ortodoxos y el Mausoleo de Gala Placidia. Al tiempo empiezan a construirse las Basílicas de San Vital, San Apolinar in Classe y San Martín el Nuevo cuyas conclusiones y adornos se hacen por Justiniano.

Justiniano aprovecha los problemas sucesorios que se originan a raíz de la muerte de Teodorico para conquistar Italia fiel a su anhelo de restablecer el viejo Imperio Romano en su prístina integridad territorial. Invade Italia en 535. Cinco años más tarde conquista Ravena. Pero los ostrogodos organizan fuera de la capital una resistencia que el emperador de Oriente sólo consigue dominar en 563 (dos años antes de su muerte). Pese a las magníficas huellas de Justiniano en Ravena su imperialismo arruina la Península Italiana que se convierte en presa fácil para los lombardos (nuevo pueblo germánico instalado en Panonia al tiempo del deceso de Justiniano).

En 568 el rey lombardo Alboíno entra en Italia por la zona del Friule. En 568 toma Aquilea y un año después Milán. Las guerras de Justiniano contra los ostrogodos habían desorganizado las viejas defensas itálicas. En 572 Alboíno conquista Pavía. El asesinato de Alboíno en 572 y el de su heredero Clefi en 574 permite un respiro a los bizantinos. Al Imperio de Oriente le favorece la división de los lombardos en 35 ducados vagamente confederados a la muerte de Clefi y la firma en 576 de una paz entre el emperador Justino II (565 – 578) con los persas. Justino II usa el soborno de algunos duques lombardos y el envío de tropas desde la temporalmente tranquila frontera oriental.

Ello permite a los bizantinos constituir el Exarcado de Ravena que abarca Istria, la zona del Véneto, la ciudad de Ravena y zona circundante, un triángulo a lo largo de la Cuenca del Pó hasta Cremona, la ruta militar desde Ravena a Rímini y Roma apoyada en fortines de etapa, la campiña romana y restos de la Toscana Meridional, la costa de Liguria con Génova, la Campania litoral, Calabria y la tierra de Otranto. El conjunto lo dirige un exarca desde Ravena.

Sin embargo los bizantinos no pueden impedir en 584 la unificación de los lombardos con Autario, hijo de Clefi, quien reina hasta 590. Se da entonces un equilibrio entre bizantinos y lombardos que sólo se rompe en el siglo VIII. Entonces Bizancio ha de enfrentarse a la amenaza del Islam. Ello obliga a la corte constantinopolitana a llevar tropas a de Italia a Oriente. Además se mezcla la Querella de las Imágenes. Desde 725 la política bizantina es hostil a la veneración de las Imágenes que en cambio es respetada en Italia. Los lombardos en principio son arrianos pero en 607 su rey Agilulfo (590 – 616) adopta la fe nicena. Ello hace que los lombardos (iconodulos y nicenos) se apoderen de Ravena en 751. Este acontecimiento supone el fin del Exarcado. Es incluso probable que en 751 los habitantes de Ravena (iconodulos también) reciban a los lombardos como libertadores del para ellos odioso yugo de los emperadores bizantinos quienes mantienen la Iconoclastia.

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Gonzalo Fernández



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