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Los indios en la Conquista de América

por Susana Sendra Ramos

Este artículo pretende de modo sencillo acercarse a la realidad de los indios en uno de los momentos más importantes de la historia de la humanidad: el descubrimiento del Nuevo Mundo, que supone uno de los hitos de la Edad Moderna

Introducción

La conquista de América lleva consigo un tema trascendente como es el de la consideración de las personas que encontraron en la nueva tierra descubierta. ¿Eran  aquellas personas iguales a los españoles en derechos y dignidad? Ésta era la pregunta que surgía en aquellos que llegaron al Nuevo Mundo en 1492. El llegar a tierras nuevas y encontrarse con personas jamás vistas les llevó a preguntarse si esos nativos eran como ellos mismos o si su dignidad era inferior… es ésta una cuestión fundamental porque radica en ella un problema importante: la dignidad de toda persona.

En este artículo veremos, con la ayuda de los textos del momento, que nos harán acercarnos a los que pensaban los protagonistas de este periodo, cuál era la intención que había detrás de la conquista, la forma de valorar a los indígenas por parte de los reyes, consideraciones en cuanto al tratamiento de los indios y otros temas que nos pueden acercar a la realidad del descubrimiento desde el punto de vista de aquellas gentes que vivieron este momento de tal trascendencia para la historia.

Misión en América

La llegada de los españoles a tierras americanas, encabezados por Cristóbal Colón,   supuso un choque cultural enorme; ya que los españoles encontraron culturas muy diferentes a la propia de su lugar de origen. Estos comportamientos de los nativos supusieron en los españoles un sentimiento de superioridad en muchos casos; no obstante, la misión que debían llevar a cabo con estos indígenas era clara: la evangelización; esta era una de las principales tareas para la que habían sido encomendados. Así aparece en la bula del Papa Alejandro VI:

Y además os mandamos, en virtud de santa obediencia, que así como lo prometéis y mandamos, lo cumpliréis por vuestra gran devoción y regia magnanimidad, habréis de destinar a las tierras firmes e islas antedichas varones probos y temerosos de Dios, doctos instruidos y experimentados para adoctrinar a los indígenas y habitantes dichos en la fe católica e imponerlos en las buenas costumbres, poniendo toda la debida diligencia en todo lo antedicho [1]

Desde el comienzo de la conquista, la preocupación por los nativos era evidente; la reina Isabel la Católica, insiste a Colón acerca de la misión evangelizadora de esta expedición; por tanto, se preocupa porque estos nativos puedan llegar a la fe verdadera.

 Encontramos esta preocupación en algunos textos de los reyes, en los que se muestra el deseo de que los indios sean bien tratados. Por ejemplo, podemos analizarlo en un texto de instrucciones al comendador frey Nicolás de Ovando, gobernador de las Indias y Tierra Firme del mar Océano, para el buen tratamiento de los indios [2] :

“otrosí, procuraréis como los indios sean bien tratados e puedan mandar siguramente por toda la tierra e ninguno los faga fuerza nin los roben, nin fagan otro mal nin dampno, poniendo para ello las penas que viéredes menester, e executándolas en las personas quen ella fueran culpantes, e faciendo sobre ellos los pregones e defendimientos nescesarios.

…Item, direis de nuestra parte a los caciques e a los otros principales que Nos queremos que los indios sean bien tratados, como nuestros buenos súbditos e vasallos.”

Vemos el deseo de que los indios reciban un trato lo más correcto posible y que sean respetados. Además, aparece el deseo de los reyes de castigar a todo aquel que pueda poner en peligro este buen trato.

También el fragmento del codicilo de Isabel la Católica, escrito en 1504, muestra este deseo de la reina; cuya principal meta era que pudieran convertirse y encontrar la Sancta Fe católica los habitantes del Nuevo Mundo:

Nuestra principal intención fue, al tiempo que lo suplicamos al Papa Alejandro sexto de buena memoria, que nos fizo la dicha concession, de procurar inducir e traher los pueblos dellas e los convertir a nuestra Santa Fe católica, e enviar a las dichas islas e tierra firme del mar Océano perlados e religiosos e clérigos e otras personas doctas e temerosas de Dios, para instruir los vezinos e moradores dellas en la Fe católica, e les enseñar e doctrinar buenas costumbres e poner en ello la diligencia debida, según como más largamente en las Letras de la dicha concessión se contiene, por ende suplico al Rey, mi Señor, mui afectuosamente, e encargo e mando a la dicha Princesa mi hija e al dicho Príncipe su marido, que ansí lo hagan e cumplan, e que este sea su principal fin, e que en ello pongan mucha diligencia, e non consientan e den lugar que los indios vezinos e moradores en las dichas Indias e tierra firme, ganadas e por ganar, reciban agravio alguno en sus personas e bienes; mas mando que sea bien e justamente tratados. E si algún agravio han rescebido, lo remedien e provean, por manera que no se exceda en cosa alguna de lo que por las Letras Apostólicas de la dicha concessión nos es inyungido e mandado” [3] .

Es también explícita una orden de Carlos V fechada en 1530:

“ninguna persona sea osado de tomar en guerra ni fuera della ningún indio por esclavo, ni tenerle por tal con título que le hubo en la guerra justa, ni por rescate, ni por compra ni trueque, ni por otro título ni causa alguna, aunque sea de los indios que los mismos naturales de las dichas Indias” [4]

En el proceso de asimilación de América; que empieza a producirse a lo largo del XVI, se asimila la trascendencia del descubrimiento, se tiene el sentimiento de estar asistiendo a un “progreso del que los españoles son los principales protagonistas” [5]. Son los propios conquistadores y sus cronistas los que tienen la idea de que lo suyo no tiene parangón en la historia; como afirmaba orgulloso Díaz del Castillo, al hablar de la conquista de México: Mirad que los romanos no han hecho tal hazaña… [6] .

En medio de todo este proceso, como añade Fernández Álvarez en el citado artículo, la mayor hazaña hispana consistió en admitir al nuevo hombre americano. Pues la pregunta se la habían hecho los contemporáneos. ¿El indio era un ser inferior, susceptible por tanto de esclavitud, o un ser libre, en paridad de derechos con el español? Esa sería la gran batalla intelectual librada por figuras como Las Casas o Vitoria, y en general por la llamada escuela de Salamanca. También aquí aparece el debate entre Las Casas y Sepúlveda; es decir, entre los defensores de la libertad del indio y los que, apoyándose en la tesis aristotélica, pedían su servidumbre; debate que más adelante comentaremos. A esta polémica no fue ajena la autoridad imperial.

Carlos V apoyó en un principio a los conquistadores en sus pretensiones frente a los indios, ordenando a los maestros del Estudio de Salamanca que cesasen en sus críticas- ¡Que callen esos frailes! Pero poco después, quizás debido al desastre de Argel, reconsideró su actitud frente al fenómeno de la conquista de las Indias, de donde surgirían las célebres Leyes Nuevas de las Indias, de 1542, de tan alto significado moral para la época y aún para toda la posteridad. Por tanto, la asimilación no fue solo de las nuevas tierras descubiertas, sino además, y es algo mucho más importante, de lo que significaba el hombre que las habitaba.

Testimonios que hablan de la situación: Bartolomé de las Casas

En cambio, a pesar de las buenas intenciones de los reyes con respecto al trato que debían recibir los indios, existen testimonios que manifiestan otra realidad. Desde inicios de la conquista hubo algunas actuaciones que no hubieran sido aprobadas por los Reyes Católicos. Así, según cuenta Bartolomé de las Casas [7], un domingo de Adviento del año 1511 el padre Montesinos predicó, como todos los domingos, su homilía. En ella, el padre denunció todo lo que según él estaban haciendo los colonos en perjuicio de la población indígena. Como recoge de las Casas; ocurrió lo siguiente:

Llegado el domingo y la hora de predicar, subió en el púlpito el susodicho padre fray Antón Montesinos (…) Esta voz, dijo él, que todos estáis en pecado mortal (…), por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Decid, ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tal cruel y horrible servidumbre aquestos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes? ¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin dalles de comer ni curallos de sus enfermedades, que de los excesivos trabajos que les dais se os mueren, y por mejor decir los matáis, por sacar y adquirir otro cada día? ¿Y qué cuidado tenéis de quien los doctrine, y conozcan a su Dios…?

Estas críticas llegan a España por medio de los dominicos el padre Córdoba y Antonio Montesinos. Así que otra vez se encuentra el rey-regente frente a frente con un religioso revestido del hermoso y noble hábito blanco de los dominicos. [8]El rey Fernando, regente tras la muerte de su mujer en 1504, escucha a los frailes y entiende que no se está actuando bien en La Española. Como fruto de esta denuncia, se redacta el primer cuerpo legal extenso en la Península para proteger a los súbditos americanos: las Leyes de Burgos de 1512; a las que seguirán las Leyes de Valladolid de 1513. Con todas las leyes se crea un documento: el Requerimiento, creado por un jurista castellano, Don Juan de Palacios Rubio. Este texto autorizaba por mandato divino la conquista de las tierras y sometimiento de aquellos pueblos indígenas que se negaran a ser evangelizados. Bartolomé de las Casas se hace consciente de que el sistema de encomiendas genera injusticias entre los americanos. [9]

Bartolomé de las Casas, en su escrito más difundido: Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias, realiza un detallado análisis de la situación que sufren los nativos de las Indias en cada una de las zonas más importantes; de este modo, hay un capítulo dedicado a las dos islas de Sant Juan y Jamaica, de la isla de Cuba, de la provincia de Nicaragua, de la Nueva España y Pánuco y Jalisco, de la provincia de Sancta Marta, etc. Como relata con toda crudeza los acontecimientos, muchos la han visto como una obra que promovió la leyenda negra contra la Madre Patria. [10] Este autor ha sido considerado poco fiable debido a lo que hemos señalado: su exageración a la hora de narrar la actuación de los españoles con los indios.  

 Podemos atender a su descripción en un fragmento de su obra, en la que describe desde el momento de la llegada de los españoles:

Descubriéronse las Indias en el año de mil y cuatrocientos y noventa y dos. Fuéronse a poblar el año siguiente de cristianos españoles, por manera que ha cuarenta y nueve años que fueron a ellas cantidad de españoles, y a la primera tierra donde entraron para hecho de poblar fue la grande y felicísima isla Española [11].

En este mismo fragmento podemos ver la actitud de Las Casas a la hora de referirse a los nativos:

Todas estas universas e infinitas gentes a toto género [12]crió Dios las más simples, sin maldades ni dobleces, obedientísimas, fidelísimas a sus señores naturales y a los cristianos a quien sirven; más humildes, más pacientes, más pacíficas y quietas, sin rencillas ni bollicios, no rijosos, no querulosos, sin rancores, sin odios, sin desear venganzas, que hay en el mundo [13] .

En algunos casos parece que exagera en sus descripciones; de hecho, la imagen con la que Bartolomé de las Casas ha pasado a la historia es de exagerado con respecto a lo que ocurre en la realidad. Aunque ha sido criticado como historiográficamente poco fiable, en su obra muestra la gran estima que tenía por el hombre [14]. Se puede apreciar en el siguiente fragmento:

Su comida es tal que la de los sanctos padres en el desierto no parece haber sido más estrecha ni menos deleitosa ni pobre [15]

Una vez descrita la forma de ser de estos indios nativos, expone el trato que recibieron de los españoles del siguiente modo:

En estas ovejas mansas y de las calidades susodichas por su Hacedor y Criador así dotadas, entraron los españoles desde luego que las conocieron como lobos y tigres y leones crudelísimos de muchos días hambrientos. Y otra cosa no han hecho de cuarenta años a esta parte, hasta hoy, y hoy en este día lo hacen, sino despedazallas, matallas, angustiallas, afligillas, atormentallas y destruillas por las entrañas (…) [16]

La consecuencia de la actuación de Bartolomé de las Casas, su insistencia a la hora de hablar con el monarca… va a dar un paso más en cuanto a la crítica de la colonización. Cuestiona la presencia española; ya que hace ver que se está perjudicando a los habitantes de las Indias. Como consecuencia, en la corte castellana surge “La duda indiana”; que es un proceso por el cual Carlos I se planteó si realmente tenía derecho a la conquista de las Indias. Se plantea la posibilidad de abandonar la colonización. En este tiempo se habla de cierta crisis de conciencia. Carlos V reúne a juristas en Valladolid; allí se acuerda que se puede seguir adelante aunque habría que cambiar las formas. Después de las controversias, la respuesta de Carlos V fueron las Leyes Nuevas de 1542. Con ellas se buscaba fundamentalmente limitar las encomiendas para evitar los abusos derivados de la práctica de estas.

En esta controversia, destaca la figura de un gran jurista: Francisco de Vitoria, profesor de la Universidad de Salamanca. El corpus jurídico que constituyen sus obras fue el inspirador y promotor de un sistema justo de colonización de las tierras recién descubiertas en el Nuevo Mundo. [17]

Francisco de Vitoria se plantea el problema de los “Justos Títulos”, refiriéndose a los títulos que legitimarían la presencia de España en las Indias. Su argumento se basa principalmente en dos aspectos: por un lado, si España dejara el Nuevo Mundo, otros países se encargarían de entrar y gobernar. Por otro lado, desde el punto de vista cristiano, es ilícito para el rey de España abandonar a los que se han convertido al catolicismo:

…Es claro que después que se han convertido allí muchos bárbaros, ni sería conveniente ni lícito al príncipe abandonar por completo la administración de aquellas provincias [18].

Naturaleza de los indios

Desde el comienzo mismo de la conquista la opinión respecto a la naturaleza de los indios estuvo hondamente dividida; en particular sobre su capacidad para vivir según las costumbres de los españoles y para recibir la fe cristiana. “Al avanzar la colonización, el trato dado a los indios se convirtió en problema de primerísima importancia” [19]

Como describe Lewin Hanke, la mayoría de los españoles que estaban en las Indias durante el primer medio siglo de la conquista tendieron a ver a los indios, bien como “nobles salvajes” o bien como “perros cochinos”. [20] Fue Colón quien fundó la escuela del “noble salvaje”, tal y como puede verse en el diario del primer viaje, en el que hace referencia a gentes buenas, hermosas y amables que habitaban las ricas tierras:

Y todos los que yo vi eran todos mancebos, que ninguno vi de edad de más de treinta años: muy bien hechos, de muy hermosos cuerpos y muy buenas caras: los cabellos gruesos casi como sedas de cola de caballo, y cortos: los cabellos traen por encima de las cejas, salvo unos pocos detrás que traen largos, que jamás cortan. De ellos se pintan de prieto, y ellos son de la color de los canarios ni negros ni blancos, y de ellos se pintan de blanco, y de ellos de colorado, y de ellos de lo que hallan, y de ellos se pintan las caras, y de ellos todo el cuerpo, y de ellos solos los ojos, y de ellos sólo el nariz. Ellos no traen armas ni las conocen… [21]

Tal vez, como explica Lewis Hanke, esta postura de Colón cambió más adelante para convertirse en una postura más negativa acerca del indio; sobre todo ante la dificultad de gobierno en La Española. Prácticamente todo español con  libertad de palabra en el siglo XVI abordó este tema de gran importancia; la controversia dura, y al parecer irreconciliable sobre la verdadera naturaleza de los indios.[22]

Principal controversia: Bartolomé de las Casas y Ginés de Sepúlveda             

La principal controversia filosófico-jurídica del siglo XVI versó sobre este tema de la naturaleza de los indios. Esta controversia constituye el primer gran debate sobre los derechos humanos y sienta las bases de la práctica del derecho internacional [23] . En ella intervinieron Palacios Rubios, Francisco de Vitoria, Ginés de Sepúlveda [24] , Domingo de Soto, Vasco de Quiroga y Bartolomé [25] de las Casas [26] .  Agosto de 1550 fue el mes en el que se abrió la Controversia de Valladolid; en medio de un momento difícil para Carlos V. [27]Esta controversia ocupó dos largos meses de debates; los participantes terminaron agotados. Así ocurrió después de los cinco días de lectura ininterrumpida por Las Casas de toda su “Apología”. El Democrates Alter de Sepúlveda, fue uno de los principales textos junto con el ya citado de Las Casas [28].

El debate entre los partidarios de la igualdad o de la desigualdad de indios y españoles llega a su apogeo y al mismo tiempo encuentra una encarnación concreta en la célebre controversia de Valladolid [29] . Como explica en la mencionada obra Jean Dumont; cada uno de los principales participantes del debate tenía un hándicap; por un lado, Bartolomé de las Casas contaba con un escaso conocimiento del latín, que en comparación con Ginés de Sepúlveda, le hacía quedar a un nivel inferior. Este poco dominio de la lengua latina le llevó además a algún problema de interpretación. Por otro lado, Ginés de Sepúlveda, contaba con el hándicap de que jamás había puesto los pies en América y carecía de los conocimientos de los indios en su ámbito propio. [30]

 La teoría aristotélica sobre la esclavitud y la barbarie, seguida entre otros por Ginés de Sepúlveda, quien tradujo la obra Política de Aristóteles al latín, fue muy influyente en esta controversia. Aristóteles defiende la esclavitud como algo natural en el capítulo II del libro I de su obra mencionada:

“hay esclavos y hombres libres que lo son por obra de la naturaleza; se puede sostener que esta distinción subsiste realmente siempre que es útil al uno el servir como esclavo y al otro el reinar como señor; se puede sostener, en fin, que es justa, y que cada uno debe, según las exigencias de la naturaleza, ejercer el poder o someterse a él.”[31]

Así Ginés de Sepúlveda se identifica con el paternalismo, y Las Casas con el antipaternalismo. Ginés de Sepúlveda fundamentará el paternalismo en la incapacidad natural de los indios para darse un gobierno propio, cosa que están llamados a asumir los españoles por tener un mayor nivel de civilización, señalando respecto de los indios:

“Y la condición de estas últimas es tal que deben obedecer por su barbarie al imperio de los más civilizados y cultos por Derecho Natural” [32]

Sepúlveda habla de que los indios presentan un estado de retraso subsanable, mutable por la cultura que les aportarán los españoles y, en primer lugar, el cristianismo [33] . Sin embargo, De las Casas ve en expresiones como esa la irremisible bestialidad de los indios y la justificación de su opresión sin límites. 

Ambos pensadores discutieron acerca de diversos temas, de los que cada uno daba su opinión. Entre los temas que se abordaron, aparecen preguntas como: ¿Se justifica el sometimiento de los indios para “salvar a los numerosos inocentes que esos bárbaros inmolan?, ¿Pueden ser sometidos los indios para evitar que adoren a los demonios?, ¿La “condición natural” de los indios justifica que se les someta? [34] . Son estas algunas de las preguntas a las que dan respuesta cada uno de los miembros de la controversia; ambos apoyándose en doctrinas filosóficas y en autores de la tradición. No obstante, sería arduo para un trabajo de estas dimensiones analizar cada uno de las respuestas; por ello, nos limitamos a narrarlo brevemente. 

En cuanto al balance final de la controversia, que puede resultar de interés, cabe señalar que dependiendo de los distintos autores y estudiosos, existen diversas opiniones. Jean Dumont considera que Sepúlveda venció holgadamente en la controversia. [35] Señala que Las Casas fue menos convincente para los jueces; aunque en un principio parecía que quien resultaría victorioso de la controversia sería Las Casas, finalmente, a su juicio, así como de Lewis Hanke, quien señalaba en 1957 respecto a Las Casas “el fracaso de la controversia de Valladolid al no lograr el triunfo de sus ideas en forma pública y resonante” [36] .

Resulta interesante lo que aseguran otros especialistas en Las Casas para añadirlo como colofón a este apartado. Así, Martínez Bulle Goyri escribe: ambas corrientes (la lascasiana y sepulvedana) son esencialmente cristianas y humanitarias (…) ambos contribuyen a la primitiva formulación de los derechos humanos. [37]

Conclusión

Como conclusión a todo lo expuesto  de modo sencillo, podemos extraer lo siguiente.

En primer lugar, creo que mediante los textos vemos claramente cuál era la intención de los Reyes con respecto a los indios. En este sentido, como afirma María Saavedra [38]:

El español demostró con su conducta que no le interesaba en absoluto arrancar del continente americano a su población nativa. ¿Para qué entonces crear escuelas, colegios y muy pronto Universidades? Recordemos la temprana fecha de fundación de la Universidad de Santo Domingo (1538), seguida muy pronto por las de Lima y México. O la de San Francisco Xavier de Chuquisaca, en Bolivia, creada en 1624. Pero la razón más importante es que la Corona impulsa la colonización americana con un objetivo prioritario: la evangelización de los indígenas.

También se puede llegar a la conclusión de que el trato a los indios en algunos casos no fue tan bueno como les hubiera gustado a los Reyes, y que se produjeron algunas injusticias grandes; no obstante, hemos de señalar lo que ya hemos mencionado: Bartolomé de las Casas mostró una postura bastante radicalizada y la mayoría de los estudiosos coinciden en ello.

Por otro lado, espero que haya quedado de manifiesto en el presente trabajo la idea de que la España del momento se jugó algo fundamental al tener en consideración la dignidad del hombre, hoy indudable. El plantearse la idea de si era justa la conquista, la posible idea de abandonarla… denota un grado de compromiso con el ser humano por parte de los monarcas españoles que difícilmente se hubiera dado en otros lugares. Los reyes muestran su concepción cristiana del hombre; de que todas las personas somos hijos de Dios. 

·- ·-· -······-·
Susana Sendra Ramos

Bibliografía

BARTOLOMÉ DE LAS CASAS, Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias, Edición de André Saint-Lu, Cátedra, Madrid, 1993, p. 75

BEUCHOT, M. Los Fundamentos de los Derechos Humanos en Bartolomé de las Casas, Anthropos, Barcelona, 1994, p.21

CRISTÓBAL COLÓN, Diario de a bordo del primer viaje a las Indias; esta información aparece en el diario el jueves, 11 de octubre. Texto extraído de la web www.ideasapiens.com

DE AZCÁRÁTE, P. Aristóteles, Política, Libro I,  Madrid, 1873

DUMONT, J. El Amanecer de los Derechos del Hombre, La Controversia de Valladolid, Encuentro Ediciones, Madrid, 1997, p. 55

FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS, Historia de las Indias, 1561

FRANCISCO DE VITORIA, Sobre el poder civil. Sobre los indios. Sobre el derecho de la Guerra, Clásicos del Pensamiento, Madrid, 1998, p. IX

M. FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, Cambios en España tras el descubrimiento, V Centenario del Tratado de Tordesillas, Junta de Castilla y León, 1994, p. 25

Artículo F.FERNÁNDEZ BUEY La Controversia Entre Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de las Casas.Una Revisión. Boletín Americanista, 1992

GARCÍA GALLO, A. Estudios de Historia del Derecho Indiano. Instituto Nacional de Estudios Jurídicos. Madrid, 1972, p.416

LEWIS HANKE, La lucha por la justicia en la conquista de América, Colegio Universitario de Ediciones Istmo, Madrid, 1988, p. 96

TZVETAN TODOROV, La Conquista de América: el problema del otro,  Siglo Veintiuno Editores, México, 1987, pp. 163-164

Notas

[1] Este fragmento pertenece a la Segunda Bula “Inter Coetera” de Alejandro VI, que está fechada en el 4 de mayo de 1493.

[2] Texto firmado por el Rey e la Reyna, fechado el 16 de septiembre de 1501

[3] Testamento de la reina Isabel la Católica, Capítulo XII (Indios, su evangelización y buen tratamiento) este testamento fue hecho en la villa de Medina del Campo a doce de octubre de 1504.

[4] Op. Cit, p. 173

[5] M. FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, Cambios en España tras el descubrimiento, V Centenario del Tratado de Tordesillas, Junta de Castilla y León, 1994, p. 25

[6] Op. Cit, p. 24

[7] FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS, Historia de las Indias, 1561

[8] DUMONT, J. El Amanecer de los Derechos del Hombre, La Controversia de Valladolid, Encuentro Ediciones, Madrid, 1997, p. 55

[9] La encomienda consistía en entregar un grupo de indígenas a un español para su “protección, educación y evangelización” a cambio de cobrar un tributo [...]para que os sirváis dellos conforme a las ordenanzas reales e con que dejéis, a los caciques, sus mujeres e hijos e indios de su servicio, e con que los dotrinéis e hagáis dotrinar en las cosas de nuestra santa fe católica, como Su Majestad lo tiene mandado[...]

[10] BEUCHOT, M. Los Fundamentos de los Derechos Humanos en Bartolomé de las Casas, Anthropos, Barcelona, 1994, p.21

[11] BARTOLOMÉ DE LAS CASAS, Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias, Edición de André Saint-Lu, Cátedra, Madrid, 1993, p. 75

[12] Se explica en nota al pie que así se llamaba al continente, y en especial la costa norte de América del Sur.

[13] Op. Cit., pp. 75-76

[14] BEUCHOT, M. Los Fundamentos de los Derechos Humanos en Bartolomé de las Casas, Anthropos, Barcelona, 1994, p. 135

[15] Op. Cit., p. 76

[16] Op. Cit., p. 77

[17] FRANCISCO DE VITORIA, Sobre el poder civil. Sobre los indios. Sobre el derecho de la Guerra, Clásicos del Pensamiento, Madrid, 1998, p. IX

[18] GARCÍA GALLO, A. Estudios de Historia del Derecho Indiano. Instituto Nacional de Estudios Jurídicos. Madrid, 1972, p.416

[19] LEWIS HANKE, La lucha por la justicia en la conquista de América, Colegio Universitario de Ediciones Istmo, Madrid, 1988, p. 96

[20] En nota al pie, el autor mencionado explica que el dominico Vicente Palentino de Curzola describe estos dos puntos de vista opuestos cuando dice que había “dos extremas: una que siendo los indios idólatras, bárbaros, locos, incapaces de razón, son siervos a natura y pueden ser despojados de sus bienes y libertad. Otra, que son racionales, mansos, piadosos, etc., y así por ningún título se les puede hacer guerra

[21] CRISTÓBAL COLÓN, Diario de a bordo del primer viaje a las Indias; esta información aparece en el diario el jueves, 11 de octubre. Texto extraído de la web www.ideasapiens.com

[22] LEWIS HANKE, La lucha por la justicia en la conquista de América, Colegio Universitario de Ediciones Istmo, Madrid, 1988, p. 96

[23] DUMONT, J. El Amanecer de los Derechos del Hombre, La Controversia de Valladolid, Encuentro Ediciones, Madrid, 1997

[24] Sepúlveda era un hombre de origen humilde que llegó a ser un brillante humanista. Obtuvo los títulos de doctor en Humanidades, Filosofía y Teología y estudió a fondo el griego y el latín. Fue ordenado sacerdote tras ochos años de estudios superiores completos. Fue llamado a las academias donde se reunían los más grandes humanistas de Europa. DUMONT, J. El Amanecer de los Derechos del Hombre, La Controversia de Valladolid, Encuentro Ediciones, Madrid, 1997, p. 127-128

[25] Fray Bartolomé de las Casas, tal y como lo define en Historia del descubrimiento y conquista de América J. HEINRICH CAMPE, F. FERNÁNDEZ VILLABRILLE: “Fray Bartolomé de las Casas, primero capellán, después religioso dominico y por último obispo de Chiapa. A este hombre piadoso debieron los indios grandes beneficios por lo que le amaban entrañablemente. Constituído en protector suyo, recorrió todas las Américas, nombrado en 1516 por el Cardenal Cisneros. Pasó cuatro veces a Alemania para verse con el emperador y cruzó diecisiete veces el océano para defender la causa de los indios, exponiéndose a persecuciones. Intervino en la formación del código de Indias. También se le atribuye la idea de establecer audiencias en América, donde los naturales pudiesen recurrir por abusos de sus señores”.

[26] Artículo F.FERNÁNDEZ BUEY La Controversia Entre Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de las Casas.

Una Revisión. Boletín Americanista, 1992

[27] DUMONT, J. El Amanecer de los Derechos del Hombre, La Controversia de Valladolid, Encuentro Ediciones, Madrid, 1997, p. 111

[28] Op. Cit, p. 157-158

[29] TZVETAN TODOROV, La Conquista de América: el problema del otro,  Siglo Veintiuno Editores, México, 1987, pp. 163-164.

[30] De estas ideas habla DUMONT, J. El Amanecer de los Derechos del Hombre, La Controversia de Valladolid, Encuentro Ediciones, Madrid, 1997, p. 159-161

[31] DE AZCÁRÁTE, P. Aristóteles, Política, Libro I,  Madrid, 1873

[32] http://comunidad.microjuris.com/alamiro/2009/01/12/el-conflicto-entre-el-derecho-comun-y-el-derecho-natural-comentario-a-la-controversia-entre-gines-de-sepulveda-y-bartolome-de-las-casas/

[33] DUMONT, J. El Amanecer de los Derechos del Hombre, La Controversia de Valladolid, Encuentro Ediciones, Madrid, 1997, p. 160

[34] Todas estas cuestiones junto con otras aparecen señaladas en la obra DUMONT, J. El Amanecer de los Derechos del Hombre, La Controversia de Valladolid, Encuentro Ediciones, Madrid, 1997

[35]DUMONT, J. El Amanecer de los Derechos del Hombre, La Controversia de Valladolid, Encuentro Ediciones, Madrid, 1997, p. 212

[36] DUMONT, J. El Amanecer de los Derechos del Hombre, La Controversia de Valladolid, Encuentro Ediciones, Madrid, 1997, p. 213

[37] DUMONT, J. El Amanecer de los Derechos del Hombre, La Controversia de Valladolid, Encuentro Ediciones, Madrid, 1997, p. 213

[38] María Saavedra en una entrevista concedida a  Minuto Digital; 30.01.2006



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