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No a una legislación tiránica que destruye los fundamentos de Europa y desconoce   la dignidad de los europeos

El despertar católico en la política de la Unión Europea

por José Luis Orella

Un rápido repaso por las distintas formaciones europeas que cuentan con un componente cristiano en sus programas o en las que participan políticos que se autodenominan católicos o, incluso, que lo son de verdad.

La nueva sociedad postindustrial europea esta provocando cambios profundos en las preferencias políticas de los ciudadanos europeos. Las palabras del Papa llamando a Europa a redescubrir sus raíces cristianas está causando que muchos católicos tengan un interés creciente en participar en la vida pública, a través de los cauces que permite la política. Sin embargo, el actual fundamentalismo laicista, que impregna la política europea y la española, encuentra un enemigo difícil de batir. Los católicos comprometidos van madurando y demandando una participación pública que los defienda de una legislación antinatural. En ese sentido la presencia en el plano político va incrementándose a través de dos vías; alcanzando puestos de mayor responsabilidad en los partidos tradicionales, y creando nuevas formaciones políticas que se identifiquen integramente con los principios de derecho natural.

Los católicos europeos actuales no son como los de hace veinte años, ciudadanos pasivos, de Misa dominical, que miran su bolsillo como máxima autoridad de sus destinos. El católico de ahora, sabe que es una minoría activa en una sociedad secularizada. Son ahora varios millones de católicos, los que pertenecen a la Prelatura del Opus Dei, al Camino Neocatecumenal, al Movimiento Focolar, a Renovación Carismático o a los distintos institutos seculares y sensibilidades surgidas del Concilio Vaticano II. Estos católicos son activos y se muestran apostólicos en una sociedad que les ve con hostilidad. Las Jornadas Mundiales de la Juventud incrementan cada año el número de católicos de nuevo cuño que están dispuestos a cambiar la sociedad.

No obstante, la presencia católica no se hace de manera uniforme, sino plasmando la pluralidad que mueve a los cristianos. En ese sentido, una defensa de los valores de la familia y una reivindicación de la justicia social ante el endurecimiento producido por el liberalismo utilitarista que vivimos; muestran los ejes del discurso de estos nuevos Demóstenes, representantes de la mayoría moral de Europa.

La geografía del político católico europeo se presenta con diferentes características. En el mundo socialista son individualidades supervivientes del catolicismo arcaico de los sesenta. En este caso tendríamos al francés Jacques Delors, al portugués Antonio Guterres o el español José Bono. En cambio en el resto de las corrientes políticas, la presencia católica es más nutrida. En el caso del partido popular europeo, aunque han apostado por una evolución ideológica a favor de criterios afines a la democracia cristiana de izquierda y al liberalismo ideológico, cuya mixtura se denomina centrismo reformista, en el grupo popular confluyen cristianos de dos orígenes distintos. En el primer caso, la herencia democristiana, formada por un núcleo duro de belgas, holandeses, luxemburgueses, alemanes e italianos. A los que habría que añadir británicos, irlandeses, daneses, portugueses, griegos, españoles y las nuevas incorporaciones de malteses y centroeuropeos.

Por otro lado, La Unión de la Europa de las Naciones surgió con otra pretensión y en octubre de 2004 se constituyó como el partido político representativo de la derecha europea. La UEN se formó en marzo de 2001 con el interés de forjar una derecha defensora de los derechos del hombre y de una sociedad vital. En su programa fundacional, propugnaba una Europa solidaria, democrática y respetuosa de la decisión política de las naciones y de sus ciudadanos. En su momento genitivo participaron cinco partidos de distinta tradición. El Rassemblement pour la France (RPF) de Francia, la Alleanza Nazionale (AN) de Italia, el Fianna Fail (FF) de Irlanda, el Dansk Folk Parti (DF) de Dinamarca y el Partido Popular-CDS (PP-CDS) de Portugal.

La fuerza de esta agrupacion de la derecha europea demuestra su importancia cuando se relaciona su actividad con el alineamiento que tienen los países defensores de introducir referencias al cristianismo en la futura constitución europea. Italia, Polonia, Portugal e Irlanda forman el núcleo duro que está rebatiendo el discurso laicista que pretende borrar de un plumazo la identidad cristiana del viejo continente.

En Italia, Forza Italia, partido de Silvio Berlusconi, que goza de un 20 % de apoyos electorales, postula candidatos de reconocida militancia católica, como el cineasta Franco Zefirelli; el presidente de la Lombardía, Roberto Formigoni, miembro de Comunión y Liberación, que fue eurodiputado en 1984 con 500.000 votos preferenciales o el periodista, Roberto Michelini, miembro de la Junta directiva, y activo miembro, del Opus Dei.

Por su parte, Alleanza Nazionale, encabezada por Gianfranco Fini, vicepresidente del gobierno italiano y ministro de Asuntos Exteriores, el político más valorado por la opinión pública cisalpina, declaraba en una entrevista publicada en “Studi Cattolici”, ‘estoy del lado del Papa’, y se alinea contra el aborto y con la visión de Juan Pablo II de defensa de la cultura de la vida. AN surgió de la conversión del viejo MSI en una derecha postfascista que dio pasó a la integración de los sectores católicos de los movimientos de la Iglesia que no se veían conformes a la vieja estructura democristiana, y cuenta con un 12 % de votos.

Con respecto a los grupos menores. Los democristianos coaligados con Berlusconi en el Polo de la Libertad se han unificado en la Unión de Demócratas de Centro, que bajo el liderazgo de Rocco Butiglione, han pasado de un raquítico 3 % en las últimas generales, al 6 % en las europeas. Aquí destacan figuras como Carlo Casini, miembro del Opus Dei y principal figura del movimiento provida italiano. En cuanto a la Liga Norte, su principal ideólogo es el catedrático de la Católica de Milán, Roberto Miglio. Incluso en la coalición de la izquierda, han tenido que subrayar la importancia de los católicos, con la jefatura de Romano Prodi y la relevancia de la Margarita. En esta formación forma parte relevante, Lucia Fronza, presidenta del Movimento per la unita, experiencia política del movimiento focolar.

En cuanto a Irlanda, los irlandeses del Fianna Fail, partido de gobierno en su país con un 41´5 % de apoyos, son el representante del nacionalismo republicano de Eamon de Valera, que consiguió la independencia del país y una constitución abiertamente confesional, en cuyo preámbulo se llega citar a la SANTISIMA TRINIDAD., que incluso llega a convertirse en el signo identitario de la nueva Irlanda a través de la hoja del trébol, escudo nacional. País, donde además tuvo protagonismo la antigua cantante y eurodiputada, Dana Scallon, de Renovación Carismática, y aguerrida militante antiabortista. También se puede citar la presencia menor del partido Comhar Criostai/n Christian Solidarity Party de Gerard Casey.

En nuestra ibérica Portugal se puede citar al Partido Popular-CDS portugués, de origen demócrata cristiano, aunque con una presencia de nacionalistas. En la actualidad, con un 8 % de voto, es partido de gobierno en coalición con el Partido Social Demócrata (Liberal-conservador), adscrito al PPE. Hace tiempo también existía un partido llamado Demócrata Cristiano, ubicado abiertamente en la derecha, a pesar que su líder fue uno de los capitanes de la Revolución de los Claveles. Aunque en este momento, el sector más militante del PP-CDS, ha formado su propia agrupación, Nueva Democracia, que lidera Manuel Monteiro, y que obtuvo 54.000 votos en las últimas europeas.

En el resto de los países occidentales, la presencia es de individualidades, como la irrupción de Ruth Nelly, miembro del Opus Dei, como ministra de Educación del gabinete de Tony Blair, ante la catastrófica política de prevención de embarazos llevada anteriormente exclusivamente con política de promoción de preservativos. En Francia, la mujer protagonista sería la antigua democristiana, Cristian Boutin, con un magro 1,2 % en las presidenciales. Sin embargo, quien ha triunfado de manera destacada es Philippe de Villiers, aristócrata vendeano, que ha recuperado el voto tradicional católico del oeste atlántico y consigue un 7 % de resultados electorales en las europeas con su Movimiento por Francia. En Austria, ante el monopolio católico ejercido por el OVP, los liberales del FPO han desarrollado una política de acercamiento a las posturas católicas con el relevante militante provida Ewald Stadler, actual defensor del pueblo. Incluso en Alemania, ante la fuerte crítica de la conferencia episcopal alemana ante los posicionamientos antinatura de la CDU, han provocado la confluencia de elementos católicos en una derecha conservadora formada por el Deutsche Partei, Deutsche Social Union y Der Republikaner. La nueva formación seguiría una línea afín a la representada tradicionalmente por la CSU bavara, bastante más conservadora que su hermana nacional.

Incluso en la pequeña Dinamarca, el DF de Pia Kjærsgaard, con un 12 % de voto, es un partido nuevo, surgido en 1996, que defiende los postulados de una sociedad sin intervención del Estado, a través de asociaciones intermedias y defensor de la identidad cristiana, en este caso evangélica. Pero en la laicista Holanda, los católicos han formado su propio Partido Católico, escindido del democristiano y los calvinistas suben sus expectativas electorales con el CU-SGP, una coalición que reúne a los reformados practicantes y que dispone de dos eurodiputados. No es un fenómeno privativo exclusivamente de los países del norte. En Grecia, los ortodoxos han formado su propio partido confesional, y en su primera prueba electoral, las europeas han elegido un eurodiputado. Giorgios Karatzaferis del Laikos Orthodoxos Synagermos.

No obstante, la ampliación de la Unión Europea hacia los países del antiguo dominio comunista ha abierto las expectativas de crecimiento para las formaciones confesionales. La lucha contra el comunismo ha afianzado los valores cristianos en las sociedades del Este, aunque mantengan una gran prueba ante los avances del consumismo. En este momento, el Eestimaa Rahvaliit de Estonia, tiene un 13 % de voto; el Tevzemei un Brivbai/LNNK de Letonia, tiene por su parte el 5'4 % en las generales, pero duplicó su tamaño en las europeas; el L´Udova Unia de Eslovaquia, reúne un 19´5 % de votos y es la primera fuerza política de su país. Polonia, gracias a su madura sociedad católica, dispone de un millón de asociados al sindicato Solidaridad, y a nivel político destaca la presencia de dos formaciones: El Prawo i Sprawiedliiwosc (Derecho y Justicia) de Polonia, de Michal Kaminski que con un 9'5 % es la cuarta fuerza del país eslavo y la Liga Polskich Rodzin (Liga Polaca de las Familias) con un 8 %, de Maciej Giertych. Esta última formación organizada gracias al apoyo de Radio María.

En cuanto a España, la posición laicista del gobierno ha situado a los católicos españoles a dos posturas. Por un lado, a aunar esfuerzos en torno a los candidatos del PP, que mejor pueden "vender" catolicismo, como Jaime Mayor Oreja, Eugenio Nasarre o José Eugenio Azpiroz. Por otra, a los escarmentados tras ocho años de gobiernos populares por el aumento del aborto quirúrgico, la pildora abortiva, los registros de parejas uranitas, la legislación laboral, etc.., a Alternativa Española de Rafael López Dieguez. Esta última agrupación, en una de sus presentaciones, reunió cerca de dos mil personas procedentes de distintas sensibilidades de la Iglesia, en una actitud de defender la postura católica de manera integra, postulándose como la nueva cara del catolicismo joven.

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José Luis Orella

 

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