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"Ocean’s twelve"

por Francisco Galdúroz

El fotograma congelado de una sonriente Catherine Zeta-Jones, en el último instante, sintetiza perfectamente el contenido de este filme tras 120 minutos de fútil entretenimiento: gente “guapa”… y vana

“Ocean’s twelve" (USA., 2004): estafa… 2ª parte

Soderbergh no nos convence con esta secuela del curioso estreno de 2001; aun repitiendo el mismo reparto –quienes sin duda lo han pasado bien durante el rodaje-, el fotograma congelado de una risueña Catherine Zeta-Jones en el último instante sintetiza perfectamente el contenido del filme tras 120 minutos de fútil entretenimiento: gente “guapa”… y vana.

Tres años atrás, el equipo de ladrones encabezados por Danny Ocean robó a Terry Benedict (Andy García) 160 millones de dólares. La banda se ha disuelto y cada uno ha seguido su propio camino disfrutando de su parte, pero Benedict los ha localizado y exige la devolución de su dinero más intereses. Para no ser víctimas del enojo del mafioso, ahora esta cuadrilla busca robar un objeto de valor suficiente para pagar lo que exige el empresario del casino de Las Vegas. Por otra parte, se establece una curiosa competición con otro ladrón francés que... lo dejamos ahí.

Resulta heroica la tarea de extraer algún mensaje en esta película de la Warner Bros., donde claramente se cumple la afirmación genérica de que casi nunca fueran buenas segundas partes… en esta ocasión, 12 es menor (y peor) que 11.

A pesar de los 1,5 millones de espectadores españoles que durante 3 semanas han acudido a las salas atraídos sin duda por el “esplendoroso” elenco y una acertada publicidad que retro-alimenta su actualidad, se ha perdido totalmente la frescura de la comedia original. Además, se impone el vacío, la superficialidad y la frivolidad; el desfile de estos delincuentes elegantes y exquisitos nos decepciona constantemente. ¿Qué se nos pretende mostrar?: ¿una vida ideal de anuncio televisivo? ¿la falsa felicidad de la juventud y el lujo?.

Es lógico que por motivos comerciales –la industria del cine busca el beneficio- se exprima una idea, pero no es éste es el caso. La excusa es reunir a un grupito de caras famosas de Hollywood –más o menos bien pagadas- como: George Clooney, Brad Pitt, Julia Roberts, Matt Damon… y un despistado Bruce Willis -por cierto casi todos ellos cerca de los cuarenta- es la base más sólida que encontramos para construir una historia mínimamente graciosa y desenfadada, pero incoherente e irreal.

Efectivamente, estos personajes “perfectos” de vida bohemia, ligeros y simpáticos, que visten a la moda, filosofan, bailan, fabulan y organizan sus robos con entusiasmo y “profesionalidad”, representan en imágenes un autocomplaciente divertimento con recursos humorísticos y sentimentales facilones. «Ocean's Twelve» no nos propone absolutamente nada; ni siquiera la perfección tecnológica de sus “hazañas” logra atraparnos como en las producciones de ciencia ficción de calidad mediana.

Casi nos invade la impresión de que tanto “glamour” en el fondo es una cierta tomadura de pelo al público disfrazada de agradable acción. El cuidado estilo de la fotografía, también la de exteriores –por cierto muchos situados en nuestra bella Europa-, contribuye a aumentar la misma percepción de estar hojeando una revista de papel couché. La música va “a juego” con el conjunto, y la interpretación de todas estas estrellas al completo, apoyadas por un estupendo vestuario, tiene más de modelos de catálogo en movimiento, a los que se ha dotado de unos diálogos supuestamente ingeniosos, que de auténtica actuaciones: el guión –que adolece de lógica y suspense- podemos asemejarlo a un maravilloso buñuelo relleno de… aire.

En definitiva, la visión atractiva, excitante, festiva y moralmente equívoca del delito (sin sangre, por supuesto) es un canto esteticista a la banalidad… un reflejo más de nuestra desorientada sociedad occidental moderna.

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Francisco Galdúroz

 

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