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No a una legislación tiránica que destruye los fundamentos de Europa y desconoce la dignidad de los europeos

La investigación con células troncales adultas.

por Jesús Romero-Samper

Nos presenta el Dr. Nicolás Jouve de la Barreda las esperanzadoras perspectivas que la investigación con células troncales adultas ofrece a la sociedad. El reverso de la moneda: los reales éxitos en la investigación. Son múltiples las aplicaciones que, frente al ensayo con las embrionarias, se nos presentan

P.- 1.- Dr. Nicolás Jouve, en varias ocasiones a lo largo de esta compilación de colaboraciones se ha mencionado el éxito que se está teniendo en la investigación con células troncales adultas (en adelante CTA), frente a aquella otra con embrionarias (CTE). De hecho, hasta el momento, habíamos hecho más hincapié en los inconvenientes éticos y jurídicos, en los pocos avances científicos, así como en el escaso potencial terapéutico de la investigación con las CTE. Sin embargo quisiéramos ahora abordar más extensamente los resultados de la investigación con las CTA. Y antes de comenzar quisiéramos hacer observar que, intencionadamente -sin duda-, está cambiado el planteamiento del debate. Hasta la reforma de la Ley 45/2003, sobre Técnicas de Reproducción Asistida, del pasado 29/10/2004 (Real Decreto 2132/2004) la discusión giraba en torno a la legitimidad biojurídica o no de investigar con CTE. Una discusión en la que los abrumadores argumentos a favor de las CTA, estaba dejando desarmados a los partidarios de recurrir a las CTE. Ahora bien, desde el pasado 29 de octubre, y ante este desbalance lógico, la corriente afín a investigar con las CTE parece haber conseguido hacer creer que los éxitos en la investigación con las CTA justifican la genérica con CT. Y así, se denuncia -por ejemplo- a la Iglesia Católica por oponerse a la investigación con las CT, cuando somos muchos los que específicamente nos hemos manifestado contrarios sólo frente al recurso a las CTE procedentes de embriones crioconservados. ¿No le parecen estas habilidades dialécticas un paso quizás más preocupante aún en la consecución de una justificación final para la investigación con las CTE?

R.- Ciertamente es preocupante la manipulación de la verdad, o la conversión en realidades incuestionables de perspectivas de la experimentación científica que están aun en una incipiente fase experimental, o la tergiversación, o la mala interpretación de las expectativas de experimentos científicos inacabados, que de sí son ya complejos, y sobre los que se especulan conclusiones sin fundamento. Cuesta trabajo pensar en una intencionalidad en este proceder, pero lo cierto es que existe una corriente mediática que exagera sin fundamento las posibilidades de las CTE para el tratamiento de diversas enfermedades degenerativas y metabólicas, y silencia las mejores perspectivas que ofrecen las células madre procedentes de los tejidos de adulto. Estas, ofrecen unas perspectivas reales para el desarrollo de nuevos métodos terapéuticos de cara a la medicina regenerativa y reparadora, mientras que las embrionarias no han presentado aun ninguna aplicación práctica, a pesar del enorme atractivo e interés que suscitaron desde 1998, cuando James Thompson y sus colaboradores publicaron un trabajo en el que se demostraba que las células de la masa celular interna de los embriones en estado de blastocisto cultivadas ex vivo mantenían su totipotencialidad, de modo que, incluso meses después de mantenerlas en el cultivo, se diferenciaban hacia cualquier tipo celular correspondiente al endodermo (epitelio intestinal), mesodermo (cartílago, hueso, músculo, etc.) o ectodermo (epitelio neural, ganglios, piel, etc.). Un par de años después se confirma la existencia de células pluripotentes en la el cordón umbilical, la placenta y muchos tejidos tras el desarrollo en fase postnatal: las CTA. Estas células desde entonces han demostrado perspectivas de aplicación clínica más satisfactorias.

Ante estos hechos cabe sospechar que hay “intereses” en la investigación con las CTE que trascienden la mera aplicación terapéutica. Ante esta duda, podemos preguntarnos a quien favorecería la investigación preferente con CTE. Y como casi siempre, cuando se trata de beneficio todo apunta hacia la vertiente económica. Lo cierto es que algunas compañías biotecnológicas de menor entidad están inflando la burbuja y vendiendo ilusiones a favor de las CTE, con el objeto de favorecer sus intereses comerciales. Es curioso constatar que los grandes laboratorios no están invirtiendo en esta línea de investigación, lo cual es el mejor indicio de que las CTE no ofrecen perspectivas muy prometedoras. Entre los beneficiarios interesados en la investigación con embriones humanos cabe apuntar a las clínicas de reproducción asistida, para las que resultaría un posible negocio la puesta en el mercado de los embriones congelados, o mejor aun, los producidos ex profeso para satisfacer la demanda de la investigación. El consumo de los embriones congelados produciría además un cierto alivio ante la nebulosa de qué hacer con ellos. Creo que el enorme énfasis con que se defiende por algunos científicos ante los medios de comunicación la investigación con CTE en España, incluso creando unas expectativas basadas más en hipótesis que en realidades, apunta hacia un interés por la financiación de su línea de investigación. En este repertorio de intenciones no podemos olvidar las razones ideológicas o políticas, que anteponen un falso progresismo por la oposición a posturas conservadoras como las que sostienen quienes defienden la vida desde el momento de la concepción, en cuyo primer plano no solo está la Iglesia Católica, sino también muchos científicos no creyentes que respetan al ser humano desde el instante de la concepción, cuando emerge un programa genético singular del que depende el desarrollo del nuevo individuo.

P.- 2.- Pongamos un ejemplo claro sobre la anterior cuestión. El director del Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández de Elche (Alicante), el Dr. Bernat Soria, es uno de los más firmes defensores de la investigación con CTE y, por tanto, del empleo de los embriones humanos congelados: Sus líneas de investigación priorizan esta postura. Sin embargo, en el XXVII Congreso de Medicina Interna celebrado este año en Granada, reconocía que su equipo, en colaboración con la Universidad de Kiel (Alemania), habían obtenido células hepáticas y pancreáticas, a partir de CTA sanguíneas: “Hemos resuelto la diabetes en animales de experimentación.” Pero más allá de esta contradicción metodológica, Bernat Soria se atreve a declarar: “También es necesario recordar que determinados grupos religiosos y la misma Conferencia Episcopal y la COPE, la emisora propiedad de los obispos, nos dedicaron algunos calificativos graves. Ahora, en cambio, no dicen nada respecto a la investigación con células troncales que ha anunciado el gobierno valenciano.” Es decir, lejos de asumir que sus proyectos con las CTE resultan infructuosos, y que es con las CTA con las que está obteniendo resultados, acusa a los defensores de la vida de ser contrarios a investigar con células troncales (sensu lato). ¿Cuál es su valoración Dr. Jouve?

R.- Las investigaciones desarrolladas por el Dr. Soria y su equipo son consideradas como pioneras en el campo de la experimentación con células troncales para resolver el problema de la diabetes mellitus (tipo 1). Su empeño en este sentido es muy meritorio, aunque sus estudios desarrollados con células troncales embrionarias en modelos animales han sido solo parcialmente satisfactorios hasta el momento. Es cierto que el Dr. Soria goza de un gran prestigio y respeto entre investigadores que trabajan en su campo de experimentación. También es cierto que el Dr. Soria ha desarrollado su particular campaña en pro de la legalización de la investigación con embriones, y ha hecho gala de un particularísimo concepto sobre el comienzo de la vida humana, que es interesadamente situado con posterioridad a la etapa en la que los embriones le son útiles en su línea de experimentación. Creo sinceramente que el mayor reproche que se le puede hacer al Dr. Soria es su erróneo concepto sobre el comienzo de la vida humana. Salvado esto, que no es poco, lo que hace o lo que dice es coherente con una forma de pensar. Los comentarios mencionados dirigidos a los pocos medios de comunicación, sectores de la sociedad o particulares que no van en la línea de lo que le interesa, solo ponen de manifiesto una cosa, que lo único que parece respetable para este investigador es su propio trabajo, y que afortunadamente para él, éste ha conectado con los intereses de partidos políticos de ideología progresista, y de los medios de comunicación que la secundan y promueven en España, que han hecho suya su causa, aunque carezcan de evidencia científica en su vertiente terapéutica. El Dr. Soria en definitiva ha sabido compaginar su calidad indiscutible como investigador con su habilidad para promocionar su trabajo en la cómoda estela de lo “políticamente correcto”, inducir una corriente de opinión favorable al cambio legislativo, con el fin de liberar la investigación con embriones sin hacer concesiones a quienes defienden las mismas causas en lo que a las potenciales aplicaciones clínicas de sus investigaciones se refiere, y más aun, ser premiado con una copiosa financiación y la creación de infraestructuras que le son favorables. En cualquier caso me parece una tremenda irresponsabilidad la creación de falsas expectativas de curación de enfermedades degenerativas de muy difícil tratamiento, asumidas inmediatamente por quienes las padecen que no son conscientes de que están siendo utilizados por quienes han hecho de la mal llamada clonación terapéutica y del uso de las CME un debate ideológico teñido de connotaciones políticas.

P.- 3.- Le agradeceríamos nos relatara con más detalle este éxito del Dr. Bernat Soria y de sus compañeros. Explíquenos -por favor- el proceso por el que a partir de monocitos se obtienen células capaces de producir insulina.

R.- Empezaré comentando que la diabetes mellitus (tipo 1), de tipo juvenil, es una enfermedad que afecta a un 4-5 % de la población española, y alcanza a cerca de 220 millones de personas en el mundo. Se debe a la carencia de producción de insulina, una proteína encargada de metabolizar la glucosa Afortunadamente es una enfermedad crónica muy bien conocida y de fácil diagnóstico y tratamiento. La detección mediante glucómetros muy precisos y de aplicación sencilla, y el control por medio de la inyección de dosis adecuadas de insulina son logros de la medicina de las últimas décadas. De este modo hoy es una enfermedad que se controla mediante un buen equilibrio del nivel de glucosa en sangre gracias a la combinación de un ejercicio adecuado, una atención de la dieta de los hidratos de carbono y la administración de insulina. La insulina que hoy se administra es otro logro del avance de la ciencia ya que se trata de insulina humana, obtenida en bacterias transformadas mediante la incorporación y expresión del gen de procedencia humana. El problema de esta clase de diabetes surge usualmente en la infancia o en la adolescencia, y se debe a una destrucción selectiva de las células beta que se encuentran en los llamados islotes de Langerhans del páncreas, que son las que producen los niveles de insulina como respuesta al nivel de glucosa en sangre. Esta destrucción se debe a una reacción del sistema inmunológico, que destinado a reconocer y destruir antígenos extraños al organismo, de algún modo y bajo un estímulo de alguna infección de naturaleza no bien conocida se vuelven de modo selectivo contra las células de los islotes, agotándose la fuente de insulina. Una diabetes no bien controlada puede a la larga producir una serie de complicaciones especialmente en el sistema circulatorio, dándose además la circunstancia de que la diabetes es la principal causa de ceguera en España. Es claro que una regeneración de los islotes de Langerhans podría devolver la función de la producción de insulina al organismo y, sí ésta responde de forma adecuada a los niveles de azúcar en sangre, se produciría la curación del paciente. Desde la aparición en la escena de la biomedicina de la investigación con las células troncales, la curación de la diabetes ha sido uno de los objetivos más perseguidos, mediante la creación ex vivo de líneas celulares capaces de especializarse como células productoras de insulina. Recientemente, el grupo de investigación que dirige el doctor Bernat Soria en la Universidad Miguel Henández de Elche (Diabetes, 49: 157. 2000), e independientemente el dirigido por el Dr. Lumelsky (Science, 292: 1389. 2001), obtuvieron grupos celulares semejantes a islotes de Langerhans capaces de secretar insulina y otras hormonas endocrinas pancreáticas, a partir de CTE de ratón. Las investigaciones del grupo de Dr. Soria si bien son esperanzadoras encuentran su principal dificultad en la respuesta secretora de insulina de acuerdo con los niveles de glucemia de los ratones diabéticos inyectados con las células producidas. Las células trasplantadas reciben vascularización y mantienen la forma de islotes en el páncreas. Sin embargo, los estudios de Bernat Soria y sus colaboradores indican que las células beta de los islotes de Langerhans aisladas son menos capaces de responder a los cambios de concentración de glucosa en sangre que las estructuras de Langerhans completas. Estas responden mediante la producción y secreción de insulina en dos fases: una rápida cuando hay elevada concentración de glucosa, y otra más lenta, como respuesta a una baja concentración de azúcar en sangre. La mayor dificultad de las estructuras creadas con las CTE reside en el ajuste fino de la respuesta de producción de insulina de acuerdo con la concentración de glucosa en la sangre. Son sistemas que funcionan de modo “todo o nada” en la creación de insulina. Más recientemente los grupos de las Universidades Miguel Hernández y Kiel (Alemania) adoptaron otras estrategias. El equipo del Dr. Soria, junto con la colaboración de investigadores de las universidades de Alicante, Málaga, y Kiel, está investigando con células madre adultas, que con el tratamiento adecuado de monocitos -un subgrupo de las células sanguíneas conocidas como leucocitos-, con unas sustancias llamadas citoquinas, generan unas transformaciones celulares capaces de diferenciarse en células productoras de insulina. Los resultados con estas CTA tratadas son inicialmente satisfactorios en ratones, lo que manifestó el propio Dr. Soria en el mencionado congreso de Granada. En su conjunto estos equipos están desarrollando lo que llaman "estrategias convergentes en la lucha contra la diabetes". Respecto a la utilización alternativa de las CTA, es significativo lo que el Dr. Soria manifestaba en la ultima reunión anual del Registro de Colaboración de Trasplantes de Islotes (CITR): "Los estudios en laboratorio están demostrando que estas células progenitoras poseen una potencialidad superior en cultivo que en su nicho biológico, pero por el momento presentan una capacidad limitada de expansión y es necesario seguir trabajando más con ellas para conocer mejor sus posibilidades y sus limitaciones. Recientemente estamos viendo que hay células madre, no embrionarias, con capacidad para regenerar tejidos distintos a aquellos en los que están comprometidas, como ciertas células de la medula ósea susceptibles de regenerar tejido músculo-esquelético y cardiaco".

P.- 4.- Antes de entrar de lleno en la exposición de los éxitos logrados con las CTA (ya mencionado uno), permítame abordar por última vez -espero- la otra cara de la moneda. Más siniestro y fatal que el doctor anteriormente citado me parece Antonio Pellicer, el codirector del Instituto Valenciano de Infertilidad, en sus declaraciones (La Vanguardia, 01/11/2004): “... lo que ya tenemos contrastado es que los embriones congelados que existen en España no son suficientes para avanzar en la investigación. Mi propuesta es que una nueva ley permita utilizar cualquier embrión de parejas donantes: Congelados o no… (4.1) // [Al planteamiento: “Desde el IVI han abanderado la lucha para que se autorice la selección genética de embriones para implantarlos en mujeres que tienen un hijo enfermo”] responde: “Creo que debe autorizarse... Además desde el punto de vista ético no veo ningún problema: Se trata de tener un hijo con una finalidad tan humanitaria como salvar la vida de otro,… Creo que antes que nada se deben agotar todas las posibilidades antes de llegar a esta técnica, como buscar en todos los bancos de sangre de cordón umbilical del mundo, cotejar a los familiares, etcétera. Pero cuando todo esto se ha agotado, ¿por qué no tener un segundo hijo del cual sólo lo vamos a utilizar la sangre del cordón umbilical para curar una enfermedad hematológica?” (4.2)
4.1.- ¿No le resulta, doctor, extraño que alrededor de 200.000 embriones crioconservados le resulten insuficientes a Pellicer para investigar, pero sobrados a Bernat Soria para encontrar soluciones sin recurrir a ellos?

R.- En el asunto del número de embriones hay toda la gama de opiniones. El biólogo molecular Paul Berg que obtuvo el premio Nobel en Química en 1980 por su decisiva contribución al desarrollo de la ingeniería genética, afirmó en 2000 que con que se le facilitaran tan sólo 50 embriones humanos, de los que se consideran sobrantes de las técnicas de fecundación in vitro, casi todos los científicos de los Estados Unidos, podrían investigar durante un largo período de tiempo. A la vista de tan autorizada opinión no se entiende lo que propone el Dr. Pellicer. Las conquistas científicas no son sólo fruto de la tozudez de una repetición cuantitativa de intentos por conseguir algo, sino sobretodo de una experimentación cualitativamente bien planificada, que es probablemente de lo que hablaba el Dr. Berg. Otra cuestión es que lo que se pretenda sea la autorización de la producción de embriones ex profeso para su utilización en investigación, dada la supuesta “pérdida de calidad” de los crio-conservados tras meses de mantenimiento en congelación. Esto lo que demuestra es que, en su disparatada falta de sensibilidad, el citado investigador del IVI solo contempla los aspectos utilitarios de su trabajo, no considera a los embriones como seres humanos, ni ve en ellos la capacidad real de su desarrollo potencial como tales, sino como una especie de estructuras biológicas, masas de células o meros utensilios u objetos de investigación. Las investigaciones del Dr. Soria en la línea de crear sistemas celulares capaces de regenerar los islotes de Langerhans han derivado, como en muchos otros centros de investigaciones biomédicas hacia las CTA. Como hemos indicado, el propio Dr. Soria en el citado Congreso de Medicina Interna celebrado recientemente en Granada, anunciaba una mejor respuesta en la regeneración de los islotes de Langerhans a partir de células troncales hepáticas y pancreáticas. En la misma línea se han publicado numerosos artículos de otros grupos en prestigiosas revistas científicas como Lancet, Neuroscience, Circulation, que recogen resultados positivos del tratamiento a diabéticos con implantes de CTA de la propia médula ósea o de células de los propios pacientes.

P.- 4.1.1.- Justificar la autorización para una selección genética de seres humanos resulta, a todas luces, inequívoco signo de eugenesia activa. Seleccionar genéticamente al ser humano, y por ende a los embriones para su utilización, ¿no le parece ser la prueba más abrumadora de nuestra propia “auto negación” como seres e individuos?

R.- En cualquier caso es consecuencia de una mentalidad que ignora el respeto al ser humano desde el inicio de la vida, que está lejos de percibir el significado real y objetivo de un embrión humano, consecuencia de una forma de pensar estrictamente utilitarista. No parece existir mucha diferencia entre este nuevo modo de ver a una etapa de nuestra realidad humana, la más débil e indefensa, del que contribuyó al holocausto de las capas sociales menos apreciadas en la Alemania nazi. En aquel triste episodio histórico, las ideas consistían en la eliminación de los “genes malos,” o “antisociales” que se suponían existentes en los depauperados estratos de los criminales, judíos, gitanos, homosexuales, etc... El fin que se perseguía era entonces el de disminuir su presencia en las generaciones futuras, o aun peor depurar la raza humana. Aquella eugenesia se inspirada en la Genética de poblaciones y pretendía “mejorar” la población mediante la selección positiva o negativa. Lo que se propone ahora es algo muy parecido aunque su ámbito de aplicación se planteé por ahora en el plano individual. Se trata de elegir el genotipo de un nuevo ser humano, aprovechando las técnicas de FIV y la capacidad de “diagnosticar” desde las primeras etapas del desarrollo del embrión de unos días, el sexo o la presencia de un gen nocivo o beneficioso para la salud, con el fin de dictaminar su interés y ejercer un control sobre su destino. Podríamos decir que el movimiento eugenésico tradicional o clásico estuvo unido desde sus comienzos a ideas insostenibles de racismo e intolerancia proyectado sobre la sociedad, y que la eugenesia actual tiene más un carácter predictivo y determinante del futuro de un ser humano en el ámbito individual.

P.- 4.1.2.- La “utilización” de embriones, congelados o no, parece mostrar el mayor grado de paroxismo y dislate posible. Pellicer nos va avanzando los siguientes pasos de este elaborado protocolo: engendrar seres humanos con el único objeto de la investigación. ¿Un paso más en esta “carrera de la auto inmolación humana”?

R.- Lo que está claro es que se trata de un paso más, una vuelta de rosca más en la dinámica de la pérdida de respeto a lo más característico del ser humano, incluso como especie biológica que debe su éxito a la evolución de un cerebro pensante, de una inteligencia que le ha dotado de autoconciencia existencial y libertad para encauzar sus actos y su propio futuro. Lo que está ocurriendo es una carrera que no sabemos a donde nos conducirá, pero que en cualquier caso rompe los esquemas de lo que ha sido la trayectoria de nuestro origen y de nuestro devenir biológico y cultural. El hombre pasa de ser sujeto de la utilización de las demás especies para su propio beneficio y subsistencia, a ser él mismo el objeto de su propia manipulación. El comportamiento ético del hombre, es decir, la ordenación voluntaria de su conducta conforme a un marco referencial de valores, es a la vez una consecuencia y una ventaja frente a otras especies en su devenir evolutivo. De este modo, ¿tiene sentido tratar a nuestra especie como a cualquiera otra de las que nos rodean y de las que nos servimos? De acuerdo con la más elemental ética, incluso kantiana, un ser humano, ya desde la etapa embrionaria de una célula, es un fin en sí mismo, independientemente de su origen, sea por medios naturales, por FIV o incluso originado por clonación. No debe verse al embrión como un medio, aún en el supuesto de que la finalidad de su utilización sea tan noble como la investigación para el desarrollo de terapias en enfermedades degenerativas, o la menos discutible producción con el fin de seleccionar los embriones compatibles para una vez desarrollados, salvar a un enfermo mediante un trasplante.

P.- 4.2.- Los crio-bancos de cordones umbilicales están creciendo, precisamente por la importancia de los éxitos en la investigación con sus células sanguíneas (que son CTA). Ahora bien, evidentemente, si bien parece lógico el recurso al cordón umbilical congelado por los padres tras el parto, no lo parece tanto el procrear un segundo hijo únicamente para desarrollar un “útil cordón placentario” tras nueve meses de gestación. Éticamente resultaría una barbaridad: Engendrar un hijo sólo con el objeto de disponer de su cordón umbilical. Pero el hijo es un ser humano único e irrepetible, no un objeto. Y gentes como Pellicer ni siquiera se plantean los enormes costes que, social y económicamente, conlleva su propuesta. ¿No sería más fácil, Dr. Jouve, formalizar un protocolo obligatorio por el que se congelaran los cordones umbilicales de todos los partos?

R.- Es cierto, y aunque no se habla de ello en los medios de comunicación, o al menos se oye muy poco en comparación con todo lo que atañe a los embriones, existen bancos de cordones umbilicales y de sangre de cordón umbilical en los países más desarrollados. El Banco de Sangre de Cordón Umbilical (en adelante BSU) de Nueva York fue el primero en establecerse, iniciando su actividad en 1993, A esta iniciativa se sumaron los BSU de Milan, Dusseldorf y Barcelona, entre 1994 y 1995,  a los que progresivamente se sumaron otros hasta un total de más de 50 en el año 2000.  En la actualidad hay más de 70.000 unidades o BSU en todo el mundo, de las cuales aproximadamente la mitad están en Europa y han sido utilizados en más de 1.500 trasplantes. Los BSU conservan en congelación CTA con un enorme potencial terapéutico, constituyen una realidad sencilla que no plantea ningún problema ético, y en ellos se almacenan debidamente documentados los principales elementos identificativos de las combinaciones genéticas que pueden interesar para la búsqueda de células troncales compatibles con el tipo de genes de un receptor enfermo. Las aplicaciones de estas células quedaron de manifiesto ya a principios del año 2000, en la Reunión Anual de la Asociación Americana para el Avance de las Ciencias, cuando Paul Sanberg presentó unas experiencias en animales de laboratorio que demostraban la posibilidad de regenerar tejido nervioso deteriorado por un ictus, mediante la inyección de células de cordón umbilical por vía circulatoria. En Estados Unidos, el llamado NETCORD, y en Europa el proyecto EUROCORD, financiado por la Unión Europea, son iniciativas que tratan de coordinar la investigación clínica en trasplantes de sangre derivada de los cordones umbilicales.

P.- 4.2.1.- Jugando a los futuribles, bajo esta clase de propuestas, no sería extraño que en un futuro se fuera más allá. Y que alguien llegara a plantear la posibilidad de engendrar un hijo para disponer de sus mioblastos o de su tejido pancreático, por poner un ejemplo.

R.- Sí, desgraciadamente la experiencia de hechos anteriores nos demuestra la actitud que se puede esperar ante situaciones similares en el futuro, por descabelladas que nos parezcan en el presente. Una vez que seamos capaces de realizar un diagnóstico preimplantatorio en embriones, incluso en el supuesto de que bastase una muestra mínima para evitar su sacrificio, probablemente nos encontraríamos en la antesala de la selección. La FIV emergió para paliar el problema de las parejas estériles, y de tan noble aplicación se pasó a una producción de embriones superior en número de los que habrían de seguir su curso. Después, como consecuencia de la práctica de la reproducción asistida y para garantizar el embarazo surgió la conveniencia de la “reducción embrionaria,” y la “congelación” de los mal llamados embriones “sobrantes” o “supernumerarios”. Fue entonces cuando se introdujo el falso concepto de “pre-embrión” tratando de retrasar lo más posible el nacimiento de la vida humana. La crio-conservación de los embriones generó el problema de qué hacer con los que en número creciente se iban acumulando en las clínicas en las que se practica la FIV. El siguiente paso, lo tenemos bien reciente, la legislación permite su sacrificio e incluso su producción en aras de la investigación con fines clínicos.

P.- 5.- Recientemente “The New England Journal of Medicine” publicaba dos interesantes estudios acerca del tratamiento de la leucemia. Uno a cargo de los hospitales universitarios de Cleveland (Estados Unidos). El otro realizado en Europa, con la participación del Dr. Guillermo Sanz, adscrito a la Unidad de Transplante del Hospital Universitario La Fe (Valencia). Ambos ratifican la eficacia de las células del cordón umbilical en el tratamiento del cáncer oncohematológico en pacientes de hasta 100 kgs. de peso y 40 años de edad. El éxito con estas células es más notable aún, pues resultan eficaces aunque no se ajusten al perfil antigénico de histocompatibilidad del receptor. Sin duda un importante avance en las terapias oncológicas, gracias al empleo de CTA. Pero parece increíble, doctor Nicolás Jouve, que una estructura como el cordón umbilical, tan clínicamente infravalorada hasta hace poco, albergue en sus células esa potencialidad regenerativa. En realidad este estrecho pedúnculo no sólo presenta todas las capas germinales (ecto, meso y endodérmicas), sino también los vasos sanguíneos que van al saco vitelino. ¿Podría detallarnos con más detalle las peculiaridades de estas células?

R.- Durante la gestación, la placenta y la circulación sanguínea feto-plancentaria  desarrollan un gran número de funciones imprescindibles para el correcto desarrollo del feto. Sin embargo, hasta hace poco, la placenta, el cordón umbilical y la sangre contenida en estas estructuras han sido consideradas productos de desecho después del alumbramiento. De acuerdo con lo señalado hasta aquí, y con la experiencia acumulada de investigaciones reiteradas en numerosos centros de investigación, las células troncales del cordón umbilical y la placenta, junto a las de la médula ósea y otros tejidos adultos son alternativas válidas y ventajosas respecto a las de procedencia embrionaria. Las células sanguíneas contenidas en el cordón umbilical tienen dos cualidades de especial relevancia: una concentración relativamente elevada de células troncales hematopoyéticas de gran capacidad proliferativa, y una gran tolerancia en la respuesta inmune, como posible consecuencia de la tolerancia mutua feto-materna y la falta de contactos previos con antígenos externos. Estas características convirtieron la sangre del cordón umbilical en una fuente de células hemopoyéticas de gran utilidad en trasplantes. Esto fue demostrado en modelos animales y con posterioridad en una experiencia clínica exitosa publicada en 1989 por E. Gluckman (Proc. Natl. Acad. Sci., U S A; 86; 3828. 1989). Se trataba de un niño que sufría una anemia de Fanconi que recibió un trasplante de sangre de cordón umbilical de un hermano recién nacido. Esto evidenció la capacidad de implante de sangre de cordón umbilical entre familiares histocompatibles, la mayor permisividad inmunológica de las células inmunocompetentes de la sangre de cordón umbilical e incluso la utilización de donaciones no emparentadas. En febrero de 2000, el Dr, Paul Sanberg presentó una comunicación en la Reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de las Ciencias, en la que se demostraba que es posible regenerar tejido nervioso deteriorado por un ictus, inyectando células de cordón umbilical por vía circulatoria en animales de laboratorio (Nature Med., 6: 1282, 2000). En la misma línea se encuentran los beneficiosos resultados de las investigaciones que menciona para el tratamiento del cáncer oncohematológico en Europa, con la participación del Dr. Guillermo Sanz. La utilización del cordón umbilical, placenta o incluso de abortos espontáneos, como fuentes para la obtención de células troncales es una realidad con mayores posibilidades clínicas que la producción mediante fecundación in vitro de un número elevado de embriones para después elegir uno, desechando y eliminando los demás, simplemente porque no les ha tocado la lotería de recibir el alelo o la combinación de genes deseada. Piénsese que en sistemas genéticos complejos la probabilidad de heredar la combinación genética deseada es tan baja que se han de eliminar cientos de embriones para encontrar el portador de los genes compatibles.

P.- 6.- Los referidos estudios con células del cordón umbilical han venido a resolver el 30 % de los casos de leucemia que aún quedaban por tratar: Puesto que algo más de un tercio de los pacientes tiene un pariente con idéntico perfil antigénico de histocompatibilidad (HLA); otro buen grupo puede encontrar un donante de médula no familiar con HLA idéntico. Con estos nuevos avances podría decirse que prácticamente estaría erradicada la leucemia, pero aún quedaría un relicto grupo de pacientes oncohematológicos cuyo tratamiento no se aseguraría efectivo: Aquellos para los que no se encontrara un idéntico (familiar o no) HLA, que tuvieran más de 40 años de edad y un peso superior a los 100 kgs. Doctor Jouve, ¿existe, para estos otros pacientes, alguna vía de esperanza?

R.- La experiencia del avance en la experimentación nos está dando sorpresas de continuo, por lo que hay que ser optimistas en la búsqueda de soluciones para retos que hoy nos parecen imposibles. Hay que recordar en este punto que hoy contamos con un conocimiento impensable hace tan solo hace diez años, el de la información genética completa de nuestro genoma. La idea del Proyecto Genoma Humano, empezó a gestarse en 1984, en una reunión científica en Alta (California), cuando un grupo importante de investigadores discutieron sobre la conveniencia de poner en marcha un programa de gran envergadura y coste económico, para facilitar la detección de mutaciones génicas causantes de enfermedades. Dos años después, en una reunión en la ciudad californiana de Santa Fe se hizo la primera propuesta del Proyecto Genoma Humano como requisito indispensable para comprender el cáncer. Este ingente proyecto terminaba su desarrollo el 13 de Abril de 2003, en coincidencia con la celebración del 50 aniversario del descubrimiento de la doble hélice. Sí tenemos la información genética y conocemos las causas de las enfermedades hereditarias o de desorden genético, como son todos los tipos de cáncer, estamos más cerca de habilitar soluciones. Una previsible vía de solución podría venir de la transformación de los sistemas celulares deteriorados mediante “terapia génica”, consistente en la modificación de la expresión de los genes causantes de la patología. Esta es la mejor solución al menos para aquellas enfermedades determinadas por sistemas genéticos sencillos deteriorados, principalmente monogénicos y recesivos, aunque a largo plazo. Por desgracia éste no es el caso de la leucemia, ni de otros tipos de cáncer, de casuística compleja y deterioro progresivamente más y más generalizado. Sin embargo, aun en estos casos debemos ser optimistas ya que en la medida en que se avance en un diagnóstico precoz y en múltiples estrategias de modificación, silenciamiento o sustitución de la expresión genética, estaremos en condiciones de atacar la transformación de las células cancerígenas.

P.- 7.- Si le parece abordaremos casos concretos de los éxitos obtenidos en la investigación con CTA. Si no me equivoco, existen ya alrededor de 340 protocolos clínicos, resultado de la investigación con células troncales adultas. Por el contrario, no existe ninguno derivado de los ensayos con CTE. Parece increíble que tanto interés puesto en la investigación con células procedentes de embriones esté resultando infructuoso. Es como si la propia naturaleza estuviera llamando nuestra atención sobre los pasos equivocados. ¿Podría confirmarnos este dato?

R.- Las células troncales de adulto se encuentran en diversos tejidos del organismo humano. Se trata de grupos subcelulares encargados de restaurar el desgaste natural celular de muchos tejidos, células cuya misión natural es la de ir reemplazando a las que se van muriendo por desgaste. En los organismos adultos existen más de 200 tipos de especialidades celulares, y la lista de las se conoce que contienen CTA ha ido creciendo muy deprisa en los últimos años. Hoy se detectan en médula ósea, sangre periférica, cerebro, cordón umbilical, vasos sanguíneos, músculo esquelético, epitelio de piel, epitelio intestinal, pulpa dentaria, cornea, retina, hígado, páncreas, etc… Las células troncales de adulto con capacidad de desprogramación, proliferación y reprogramación, suponen la solución más natural y ofrecen la mejor solución para evitar la producción y sacrificio de embriones. Hoy nadie de buena fe duda que las CTA ofrecen un campo amplio y más satisfactorio que el de las CTE. En una editorial de hace dos años del New England Journal of Medicine (346; 1576, 2002), ya se anunciaba que los avances científicos en el campo de las CTA son tan frecuentes que “prácticamente cada semana la literatura científica..., publica alguna experiencia mostrando que las células troncales de un tipo de tejido pueden transformarse en células de otro tejido y adquirir propiedades funcionales de este último”. Así, se ha demostrado que las células troncales de epitelio pueden ser utilizadas para transplantes de piel; las células troncales de la cresta neural de fetos son útiles en trasplantes para detener los procesos degenerativos del sistema nervioso (Alzheimer, Parkinson, etc.); las células troncales de mesénquima de médula ósea se pueden diferenciar en adipocitos, condrocitos, osteocitos; células de médula ósea se utilizarían para colonizar y reparar el hígado tras un episodio hepatotóxico, o tejido cardiaco dañado tras un infarto, etc… Otro hecho de interés, al que en cierto modo ya nos hemos referido es el de la combinación de las CTA con el potencial de la transformación por terapia génica, cada vez más factible como consecuencia del conocimiento de nuestros genes y sus funciones derivado del Proyecto Genoma Humano. Una opción que se está ensayando es la de modificar las propias células adultas devolviéndolas la capacidad regenerativa como si de células troncales se tratara mediante la inserción de genes. Por ejemplo, en la actualidad el Dr. David Schaffer y su grupo está desarrollando una de las aplicaciones más prometedoras para la curación de las enfermedades degenerativas del sistema nervioso (Alzheimer, Parkinson, etc.), en Berkeley y en el Salk Institute en la Universidad de California. Este grupo ha logrado devolver la vitalidad a las CTA de cerebro de ratas a las que se introduce un gen denominado “Sonic Hedhehog“ que codifica para una proteína que interviene en la aceleración de la división celular. De este modo, una vez estimuladas las células troncales del hipocampo del cerebro, se produce una rápida repoblación de la zona dañada con nuevas células nerviosas. La lista de protocolos experimentales de aplicaciones clínicas a partir de las CTA rebasa las 300, mientras que la que se presumía de la utilización de las CTE es -sencillamente- inexistente.

P.- 8.- En todo caso, quisiera que nos planteáramos la contingencia del caso contrario. Me refiero a la posibilidad de que los resultados hubieran sido los contrarios. Es decir: que los éxitos terapéuticos se estuvieran obteniendo con CTE, en vez de con CTA. Por el mero principio de que ayudar a una vida no debe suponer -en ningún momento- el daño a otra, o la vulneración de sus derechos: ¿no resultarían éticamente inaceptables estos hipotéticos avances?

R.- La situación que se plantea no hubiese cambiado nada en cuanto al rechazo de la utilización de las CTE, que no se nos olvide exigen el sacrificio de embriones, o sea de vidas humanas. Para utilizar las células de su masa interna. Lo que sorprende es la rápida y eficaz reacción a favor de la búsqueda de soluciones alternativas para paliar las enfermedades degenerativas, como la de las CTA, en un gran número de centros punteros en las investigaciones biomédicas. En mi opinión esto demuestra que en las citadas investigaciones en las sociedades más avanzadas de los países occidentales, se antepone el principio de beneficencia y el respeto que aun subyace a la vida humana. Es a estas sociedades a las que pertenecen los investigadores que abren el camino de las aplicaciones tecnológicas de que se nutren los médicos en sus diferentes especialidades. La realidad nos demuestra que habiendo emergido con cierto retraso el interés por las CTA respecto a las embrionarias, la investigación acelerada ha colocado a éstas como las más prometedoras para solucionar los problemas de regeneración de tejidos, probablemente al alcance de la mano en unos cuantos años. Por ello considero prioritario potenciar, estimular y financiar adecuadamente las investigaciones en genética del desarrollo, reprogramación genética y terapia génica de CTA, y al mismo tiempo desarrollar leyes de protección de los embriones y de la vida humana en todas sus etapas.

P.- 9.- Háblenos un poco de los logros obtenidos por Beauchamp (1999), Vescovi (2000) y Menache (2001). Acerca de la isquemia cardiaca, nos interesa particularmente el transplante autólogo de mioblastos, y especialmente el éxito que ha supuesto sobre el rechazo inmunológico.

R.- En realidad ya desde 1992 se habían venido publicando en revistas tan prestigiosas como los Proceedings of the National Academy of Sciences, Science o Cell las primeras experiencias demostrando que las células CTA se podían diferenciar en células de su mismo o distinto tejido celular, resultando pluripotentes en lo que a la capacidad de diferenciación se refiere. Incluso se constató la existencia de células troncales en tejidos adultos en donde antes se creía que no existían. En 1999 JR Beauchamp (Journal of Cell Biology, 144: 1113. 1999) descubrió en ratones las células miogénicas, las células satélite, que se encuentran en la base del músculo esquelético, cuya misión es la de reponer los compartimentos de los paquetes musculares, siendo una de las primeras descripciones de la forma de proceder de las CTA. En Septiembre de 2000, los científicos italianos Angelo Vescovi y Giuliu Cossiu, del Centro Italiano para la Investigación Celular de Milán, aseguraron en un estudio publicado en la revista Nature Neuroscience que las CTA podían reprogramarse y dividirse igual que las de los embriones clonados. A este respecto, constituyó un hito significativo el trabajo de Angelo Vescovi, que consiguió cultivar y transformar células nerviosas de rata en células sanguíneas (Science, 283: 534, 1999). Un año más tarde, M. F. Pittenger y sus colaboradores, en el Colegio de Medicina de Florida del Sur, demostraron que las CTA se convertían ex vivo en células de hueso, cartílago, grasa o músculo. Casi al mismo tiempo, otro americano, Paul M. Rowe demostró la capacidad de regenerar células hepáticas humanas a partir de células de la médula ósea. En noviembre de 2001, Philiphe Menache que dirige un equipo de investigación en el hospital Bichet de París presentó una comunicación en la reunión anual de la Asociación Americana del Corazón, celebrada en Nueva Orleans, sobre la primera experiencia clínica de transplante de células troncales de músculo del propio paciente, para la regeneración de tejido cardiaco infartado. Al mismo tiempo se publicaba el descubrimiento de que en el tejido cardíaco hay células troncales que pueden ser estimuladas para la reparación de tejido cardiaco lesionado (New England J. Medicine, 344: 1750, 2001).

P.- 10.- Una de las enfermedades comunes sobre las que más ha incidido la campaña mediática de los promotores de la investigación con CTE es la diabetes. Sin embargo, se ha obtenido insulina a partir de CTA de pacientes diabéticos (Endocrinology, 2002). Una línea de investigación que, como expresábamos en la segunda cuestión, parece haber seguido el Dr. Bernat Soria. Pero que ya Huberman (Proceedings of the National Academy of Sciences, USA, junio 2003) avanzaba, no sólo para células hepáticas sino para otras estirpes. Por su parte, el Dr. David Hess (Nature Biotechnology, junio 2003) no sólo ha conseguido, partiendo de CTA de la médula ósea, la regeneración del tejido pancreático, sino incrementar la producción de insulina. Sin olvidarnos de los trabajos de Sota Kodama (Science, noviembre 2003). Doctor Jouve, en el caso de la diabetes, estos sucesivos éxitos ¿no le parecen suficientes como para validar la investigación con las CTA?

R.- La investigación con CTA se ha venido abriendo paso desde que se planteó su pluripotencialidad y su propia utilidad como fuente de un amplio abanico de tipos celulares, con capacidad de utilización clínica real demostrada día tras día. Pero además se han impuesto por sus especiales ventajas frente a las CTE. Las CTA proceden de tejidos somáticos de individuos ya nacidos y desarrollados, y para su obtención basta una biopsia con los únicos inconvenientes de la facilidad que ofrezca este tipo de operación según el tejido de que provenga. No hay riesgo alguno para la vida, ni plantean los problemas del descontrol de la proliferación celular y la creación de tejidos cancerosos de las embrionarias. Son por otra parte más fáciles de reprogramar que las embrionarias, y de ellas se aprovecha lo que es su propio papel natural, para el que están destinadas: la renovación de los tejidos. Por otra parte, las CTA se pueden utilizar de forma autóloga, extraerlas del propio paciente y tras un cultivo in vitro más o menos prolongado en un medio estudiado para inducir la reprogramación y diferenciación en la dirección deseada, implantarlas en el propio donante en el tejido que se desea regenerar. Esto soluciona otro grave problema de las CTE, el del rechazo inmunológico debido a que la identidad genética de células procedentes de embriones será necesariamente diferente a la del receptor enfermo, lo que obliga a la utilización de inmunodepresores. En definitiva, las CTA, no plantean el inconveniente ético del sacrificio de vidas humanas, son reprogramables hacia diferentes especialidades celulares, no causan la reacción del sistema inmunológico del receptor y no plantean en éste riesgos de desarrollo de tumores.

P.- 11.- La Dra. Verfaille (Nature, 2002), en sus investigaciones con CTA de la médula ósea, parece haber rebatido contrarios argumentos en el tratamiento de otra de las enfermedades con mayor -como se dice- “repercusión social.” Nos referimos al Parkinson. Además, Goldman (Nature Biotechnology, marzo 2004) ha conseguido generar neuronas y otras células nerviosas a partir de CTA: algo sorprendente, si tenemos en cuenta que esta clase de células tienen una capacidad regenerativa nula en los adultos. ¿Es realmente efectiva la obtención de estas células dopaminérgicas?

R.- En efecto, en junio de 2002 se publicaba en la revista Nature los resultados de un trabajo realizado por el equipo de la doctora Catherine Verfaillie, directora del Instituto de Células Troncales de la Universidad de Minnesota (EE.UU.), en el que se revelaba que en la médula ósea hay un tipo de células troncales que presentan gran versatilidad y se multiplican indefinidamente sin perder capacidad de diferenciarse en distintos tejidos. El equipo de la Dra. Verfaillie ha demostrado que las CTA de la médula ósea pueden diferenciarse en neuronas dopaminérgicas de aplicación en la regeneración del tejido nervioso en enfermos de Parkinson. La Dra. Verfaillie es pionera en la defensa de la opción de las CTA, y está convencida de que dentro de unos años nadie usará las CTE en ninguna terapia. Hacia esta misma dirección apunta el reciente trabajo mencionado, dirigido por el eqipo que dirige el Dr. Steven Goldman, realizado en las universidades de Cornell y Rochester, en Nueva York, y publicado en Nature Biotechnology (2004). En él se desarrolla una técnica para obtener células troncales a partir de células neuronales fetales, capaces de generar neuronas y otras células nerviosas, aplicables a diversos trastornos neurológicos, entre ellos, las lesiones de médula ósea, como las que se producen como consecuencia de dramáticos accidentes de tráfico, que inciden con especial importancia entre los jóvenes. La parte más importante del trabajo ha consistido en prolongar la vida de estas células en cultivo, que hasta ahora era limitada, hasta convertirlas en células troncales prácticamente inmortales. Esto se ha conseguido introduciendo un gen que favorece la prolongación de la vida de estas células, el gen de la transcriptasa inversa de la telomerasa, lo que ha permitido conseguir la práctica inmortalidad de las CTA de origen fetal y su capacidad para generar diversos tipos de células nerviosas, y entre ellas neuronas de la médula espinal, que son las que podrían aplicarse a las lesiones medulares

P.- 12.- A veces nos encontramos con informaciones insuficientes, que nos hacen plantearnos ciertas dudas. Es claro que los éxitos en la experimentación con animales (mamíferos) de laboratorio deben augurar un prometedor desarrollo terapéutico en humanos. Ahora bien, no es infrecuente tener noticia de estas satisfactorias investigaciones con ratones o vacas, sin obtener al cabo del tiempo la confirmación de un tratamiento efectivo para los seres humanos. Al tiempo, conocemos que las terapias basadas en las CTA están resultando altamente efectivas. ¿Silencio informativo, extrema duración de las investigaciones?

R.- Si al hablar de éxitos nos estamos refiriendo a las aplicaciones terapéuticas, hay que señalar que las CTE han demostrado algunos resultados en los ensayos con animales de laboratorio a los que previamente se inducía una enfermedad degenerativa en un tejido determinado. El mejor ejemplo lo supone la destrucción de los islotes de Langerhans del páncreas para inducir diabetes tipo 1, o injurias en piel, tejido muscular, medula espinal, etc… Sin embargo, en muchos de estos ensayos se producen los efectos secundarios que ya hemos señalado, siendo el desarrollo de tumores o el rechazo inmunológico los más graves y comunes. Este hecho hace inviable la continuidad de las experiencias con CTE como solución terapéutica. Las CTA, que ni plantean problemas éticos, ni los riesgos de la producción de células tumorales o de rechazo inmunológico, han demostrado su aptitud terapéutica, saltando de los ensayos a la aplicación preclínica y clínica.

Es cierto que existe desinformación y/o silenciamiento intencionado. Pero también es cierto que estamos hablando de un nuevo campo de experimentación que requiere tiempo y financiación. A pesar de ello, van abriéndose paso las esperanzadoras aplicaciones terapéuticas de las CTA. A los espectaculares resultados conseguidos en la regeneración del tejido cardíaco infartado, mediante la repoblación con células troncales de médula ósea, músculo esquelético, u otros tejidos del propio paciente, se han ido sumando otros para la curación de otras enfermedades. En España se han aplicado con éxito protocolos de regeneración de tejido cardiaco dañado en hospitales de Valladolid, Pamplona y otras ciudades, mediante la canalización de células troncales procedentes de tejido muscular o de médula ósea por vía del sistema circulatorio. El Dr. Javier Moreno, director del Departamento de Oftalmología de la Clínica Universitaria de Navarra, ha desarrollado un tratamiento con CTA para regenerar las capas superficiales de la córnea en pacientes con quemaduras oculares por accidente laboral, grandes infecciones por herpes y, sobre todo, con cuadros de insuficiencia límbica provocada por un tratamiento prolongado con diferentes colirios. Recientemente, el equipo del Dr. García Olmo y sus colaboradores en el Hospital La Paz, con la colaboración de los hospitales Gregorio Marañón y Doce de Octubre de Madrid, han desarrollado un protocolo para la cicatrización de fístulas complejas, de alta prevalencia y a menudo ligadas con la enfermedad de Crohn, mediante la utlización de células troncales procedentes de tejido adiposo (grasa obtenida por liposucción ) de los propios pacientes.

P.- 13.- El gioblastoma multiforme resulta uno de los tumores cerebrales más agresivos. Entrando en el campo de la ingeniería genética, parece ser que se ha conseguido (Diario Médico, 2002), modificando su información genética, que las neuronas segreguen ligantes inductores de apoptosis ligados al factor de anacrosis tumoral. ¿Han resultado efectivas estas líneas de investigación? ¿Podría especificarnos con más detalles este protocolo?

R.- Estamos ante un caso similar a los ya mencionados de transformación genética, mediada por el silenciamiento o la activación de un gen, en células en que su expresión por exceso o por defecto es la causa de la patología. También puede interesar, como es el caso al que se refieren los casos de proliferación tumoral como el de los que afectan al cerebro, la activación de un gen que conduzca al suicidio (apoptosis) de las células tumorales, lo que determinará el detenimiento del crecimiento tumoral. La tecnología que hace posible este tipo de modificaciones de las actividades genéticas es semejante a la que se utiliza para la transformación de otros sistemas biológicos, bacterias, plantas o animales transgénicos. Se trata de inducir un cambio en el programa genético de las células receptoras mediante la inserción del ADN portador de la información genética necesaria, para que se exprese el gen productor del factor de anacrosis tumoral. El gioblastoma multiforme tiene muy mal pronóstico y la única forma de atajarlo es mediante la muerte de las células tumorales que lo provocan. Otro de los procedimientos ensayados es el desarrollado por el equipo de la Dra. María Castro, en el Centro Médico Cedars-Sinai, en Los Angeles, California, que ha descubierto que una pequeña proteína, denominada hsFlt3L, liberada con un virus genéticamente alterado, contribuye a que aumenten las células inmunes en el cerebro y se retrase el crecimiento del tumor, con lo que se pueden incrementar las posibilidades de supervivencia, según los datos de un estudio en modelo de experimentación murino que se publica en el último número de Molecular Therapy. En la terapia génica humana se están ensayando muy diversos procedimientos de modificación de la expresión genética, incluidos la transformación por inyección, o infección viral, o el silenciamiento o anulación de los ARN mensajeros por emparejamiento con un ARN “antisentido,” etc… Son técnicas incipientes, que necesitan mucho tiempo de ensayos en animales de experimentación antes de pasar a la fase preclínica. Naturalmente las dificultades a salvar son enormes, por lo difícil que supone el insertar un gen en un lugar del genoma, que se exprese en el tejido deseado y en las dosis y el momento adecuado. La posibilidad de efectuar modificaciones transgénicas en los seres humanos supone un nuevo salto en la investigación aplicada. Probablemente la medicina de las próximas décadas nos ofrecerá múltiples ejemplos de sus posibilidades.

P.- 14.- Uno de los campos donde la capacidad terapéutica de las CTA sobrepasa notablemente a las CTE es el del rechazo inmunológico. En el 2003 desde la Universidad de Texas nos llegaban noticias sobre la obtención de cartílago óseo a partir de CTA. ¿Tienen ya, doctor Jouve, aplicación práctica estos hallazgos en el tratamiento de la osteoporosis y la artritis?

R.- Supongo que se refiere a unos trabajos que tienen su precedente en la posibilidad de la desdiferenciación de CTA, y su reprogramación hacia células cartilaginosas presentados en febrero de 2001, en la Reunión de la Sociedad Americana de Investigación Ortopédica, celebrada en San Francisco. En dicha reunión, un equipo de la Universidad Duke, dirigido por Guilak y Erickson, informaron sobre la posibilidad de obtener condrocitos (células de cartílago) a partir de adipocitos humanos (grasa) procedentes de liposucción. Además, también consiguieron cultivar los condrocitos y generar estructuras similares a tejido cartilaginoso, lo que supone un gran paso para la consecución de cartílagos de utilidad clínica para la solución de lesiones articulares, y simplemente utilizando grasa de los propios pacientes.

P.- 15.- En relación con la anterior cuestión, no sería desacertado barajar la posibilidad de que las investigaciones con CTE acerca de la artrodesis lumbar, llevadas a cabo por el Dr. Enrique Guerado (del equipo de Bernat Soria), fueran hábilmente redirigidas hacia las CTA. No se si podría apuntarnos algo sobre este caso específico, o sobre el estado actual de las investigaciones.

R.- Yo tengo la impresión de que las dificultades que presentan las potenciales aplicaciones de las CTE, van a ir conduciendo hacia las CTA a muchos grupos de investigación. Ya hemos señalado que el propio Dr. Bernat Soria, defensor a ultranza de la investigación con células troncales embrionarias, había conseguido desarrollar células de hígado y páncreas endocrino a partir de células sanguíneas, lo que le había hecho afirmar que “hemos resuelto la diabetes en animales de experimentación”. Sin duda, esta es una gran noticia, y todo apunta a que es la opción más prometedora para investigar la curación de enfermedades neuro-degenerativas, parálisis, tetraplejia, diabetes, enfermedades de piel, etc… sin utilizar los embriones, y por tanto, sin transgredir ningún principio ético. La única posibilidad de paliar el problema del rechazo inmunológico, que frena las investigaciones con las CTE, sería en el caso de que los embriones que se utilizasen fueran el producto de un transplante de un núcleo procedente de una célula somática del mismo paciente. Mediante el transplante de núcleo a un ovocito no fecundado se obtiene un embrión con la misma información genética de quien proceda el núcleo trasplantado. Como en este caso los embriones se habrían clonado a partir de células del adulto, futuro receptor del trasplante, se evitaría la complicación del rechazo del trasplante. Ahora bien, mediante esta técnica no se soluciona el grave problema ético del sacrificio de los embriones ni el riesgo de la formación de tumores. Por otra parte, el camino de esta técnica, abierto hace varios años con la conocida y malograda oveja Dolly, está lleno de obstáculos, tanto técnicos (necesidad de gran cantidad de óvulos, baja eficacia, gran inversión de tiempo, especialistas de laboratorio y dinero, surgimiento de enfermedades y envejecimiento precoz, etc.) como éticos, ya que de lo que estamos hablando es de la aberrante clonación de seres humanos. En febrero de este año (2004), los investigadores surcoreanos Suk Hwang y Moon Shin-Yong han publicado en Science un trabajo de clonación por trasplante de núcleos en ovocitos humanos enucleados inspirado en la misma tecnología que la que se utilizó para el desarrollo de la oveja Dolly, y con la finalidad de producir líneas celulares útiles para transplantes. El rendimiento fue muy bajo, ya que se partió del trasplante de núcleos de cientos de ovocitos procedentes de 16 mujeres, a los que se implantaron núcleos de células adultas de la misma mujer de que procedía cada ovocito. De todos estos embriones sólo progresaron 30, y sólo uno de ellos que llegó al estado de blastocisto fue utilizado para su disgregación y obtención de una línea celular.

P.- 16.- Volviendo a la superación efectiva del rechazo inmunológico, una de las serias barreras que supone el recurso a las CTE, quisiera detenerme en una de las mayores ventajas que aporta la investigación con CTA. Centrémonos en el rechazo inmunológico. El Instituto de Genética de la Universidad de Chicago (JAMA, nº 291, pp. 2079, 2004) desarrolló, por técnicas de FIV, 199 embriones destinados a obtener donantes inmunológicamente compatibles con niños afectados de serias hemopatologías: Sólo 45 resultaron compatibles, de los cuales se implantaron 28, y sólo 5 embarazos llegaron a buen término. En resumen: Para la obtención de 5 posibles donantes, se sacrificaron otros 194. Los avances en el laboratorio están resultando increíblemente rápidos. Este dislate de “crear” embriones donantes para patologías como -por ejemplo- la leucemia, aún postulado por Antonio Pellicer (véase la cuarta cuestión de esta entrevista), contrasta con los éxitos obtenidos y constatados en base a las células troncales de cordones umbilicales. ¿No le resulta monstruoso destruir 194 vidas humanas por no recurrir a un solo cordón umbilical de un recién nacido?

R.- Estoy totalmente de acuerdo. Estamos de nuevo ante el despropósito de la pretendida ética de corte “utilitarista”. Se justifica el sacrificio de decenas o centenares de vidas para mejorar la “calidad” de vida de un enfermo. Este proceder solo tiene sentido en quienes niegan al embrión la consideración de individuo de la especie humana. Sin embargo, la biología celular, la genética y la misma técnica FIV demuestran claramente que el embrión humano es desde el primer instante de su desarrollo un ser humano singular, que tiene su propia información genética y constituye una unidad biológica autónoma y diferente de la madre que lo acoge hasta la concepción. El embrión humano constituye una unidad somática humana, un cuerpo humano en las primeras fases de su desarrollo que de forma dinámica, y sin cambiar su identidad genética sigue un programa de crecimiento.

P.- 17.- Incluso en el tratamiento de la retinitis pigmentosa y otras afecciones oculares parecen haberse obtenido resultados con las CTA. Me refiero a los trabajos de Michel Young (Stem Cells) de reciente publicación. Nuevas investigaciones que reafirman la limitada pluripontecialidad de las CTA frente a la agresiva tolipontecilidad de las CTE, además de manifestarlas claramente ventajosas frente al rechazo inmunológico. Otro campo sobre el que agradeceríamos su valoración.

R.- Hace dos años, se publicaba un trabajo de Michel Young y otros investigadores del Hospital Infantil del Condado de Orange y del Salk Institute de LaJolla (California), en la revista especializada Stem Cells. En este trabajo se presentaban los resultados del transplante de CTA del hipocampo cerebral en ojos deteriorados de rata. Según estas investigaciones, las células troncales cerebrales transplantadas no sólo no producían la reacción del sistema inmunológico del receptor, sino que se mantenían y proliferaban hacia diferentes especialidades celulares, con potencial aplicación en la corrección de retinitis pigmentosa, degeneración de la mácula, y otras afecciones de carácter degenerativo celular. Este hallazgo es de gran importancia, dado que además de la pluripotencialidad ciertas CTA, como ahora demuestran las cerebrales, pasan desapercibidas para el sistema inmunológico del receptor. Esto es otra demostración de la utilidad y el potencial de las CTA para los fines de regenerar tejidos dañados o envejecidos, sin necesidad de sacrificar embriones.

En Julio de 2003, John Gurdon y sus colaboradores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), publicaban un trabajo en Current Biology, que demuestra la posibilidad de activar en células procedentes de tejidos adultos un gen llamado oct-4, que está normalmente activo en las células embrionarias pero no en las de adulto, siendo a su vez el gen más característico y diagnóstico de las células troncales pluripotentes. En su trabajo los autores concluyen que la capacidad de activar este gen supone un paso de gran interés hacia el establecimiento a largo plazo de un procedimiento de reprogramación celular realmente accesible en células humanas de adulto con fines terapeuticos de regeneración celular.

P.- 18.- ¿Sobre qué otras patologías se están aplicando tratamientos en base a la clonación terapéutica de CTA? Y además, ¿qué otras están en estudio?

R.- Una combinación de la utilización de las CTA y de las técnicas de terapia génica, puede constituir la alternativa a potenciar en el futuro para tratar de resolver un amplio abanico de enfermedades de degeneración de determinados tejidos. Citaremos solo algunos ejemplos menos conocidos que los tratados en las cuestiones anteriores. De este modo, es de destacar la investigación que dirige el Dr. Jordi Suralles en el Departamento de Genética de la Universidad Autónoma de Barcelona para lograr la remisión de la anemia aplásica de Fanconi. Para ello se trata de introducir el gen FAMC-A en células de médula ósea por medio de retrovirus. Otro caso similar es el tratamiento de la enfermedad de la deficiencia en la enzima ADA (Adenosin DesAminasa) que provoca una pérdida de defensas por fallo en el sistema inmunológico (los “niños burbuja”). Por otra parte, en la Universidad de Milán, el Dr. Yvan Torrente está ensayando la curación de la distrofia muscular de Duchenne, mediante la aplicación de células troncales musculares que se inyectan por la vía circulatoria y migran hacia los tejidos musculares alterados. Algunas enfermedades del sistema nervioso, como la epilepsia están igualmente en el punto de mira de las investigaciones biomédicas, aunque las experiencias que de momento se desarrollan en la Universidad de Bonn, partan de la aplicación de las CTE.

P.- 19.- Para terminar, Dr. Jouve, le agradeceríamos una valoración final sobre las expectativas que en un futuro inmediato arroja la investigación con CTA. Acerca de esos 340 protocolos y los futuribles que están por llegar.

R.- La investigación con células troncales, tanto embrionarias como las procedentes de adulto, se está desarrollando en los mejores centros de investigaciones biomédicas del mundo. Las células troncales de adulto, que no plantean problemas éticos, nI los riesgos de la producción de células tumorales o del rechazo inmunológico, han demostrado prácticamente la misma capacidad de producción de líneas celulares diferenciadas hacia un amplio abanico de tipos de tejidos. A partir de estas células se han llevado acabo múltiples ensayos preclínicos, y en más de 300 experiencias se ha demostrado su aptitud terapéutica, saltando de los ensayos a la aplicación clínica. Para los que conocemos este campo y procuramos seguir a diario los magníficos logros de la investigación con las CTA, constatamos la sordina informativa con que a veces se tratan estos hechos en los medios de comunicación, a los que sin embargo llegan con más facilidad las opiniones favorables a la utilización de los embriones. Es evidente la intencionalidad de inducir a la opinión pública a creer y desear como bueno, humanitario o necesario, lo que ofrecen los embriones humanos, convertidos en meras “estructuras biológicas”, en el mejor de los casos los llamados inviables, sin que nadie sea capaz de definir que es un embrión inviable. Se presentan las investigaciones con CTE como las únicas ignorando las de adulto, y se ofrecen posibilidades terapéuticas no suficientemente maduras y hasta ahora no demostradas. Sólo una sociedad bien informada podría hacer frente a esta situación.

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Jesús Romero-Samper

 

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