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100 años de Solidaridad Catalana

por Cesar Alcalá

Una introducción a sus orígenes, sus posiciones ideológicas y sus planteamientos politicos y sociales

A finales de 1905, el gobierno de Madrid se manifestó, abiertamente, anticatalanista. La prensa de Madrid lanzó constantes campañas, de carácter sensacionalista, para crear un sentimiento de oposición hacia todo aquello que fuera catalán. Incluso se llegó a especular que la guerra colonia –Cuba y Filipinas- se había perdido por culpa de la burguesía catalana.

Los hechos de 25 de noviembre de 1905 fueron cruciales para la determinación de consolidar un único partido político. La noche del 25 de noviembre un grupo de militares de la guarnición de Barcelona asaltaron la redacción y la imprenta del semanario satírico Cu-cut y la redacción de La Veu de Catalunya. Lo que había provocado la ira de los militares era un dibujo de Junceda publicado en el Cu-cut, que fue considerado ofensivo por el hecho de comentar irónicamente los pasados desastres militares en Cuba y Filipinas. El gobierno de Madrid no castigó estos hechos, todo lo contrario, algunos periódicos centralistas elogiaron la actitud de los militares en su actuación represiva sobre estos dos periódicos. Fueron suspendidas las garantías constitucionales y cayó el gobierno de Montero Ríos.

Como represión por los hechos que acabamos de mencionar, se elaboró un proyecto de ley sobre jurisdicciones. En ella se especificaba que la justicia militar se encargaría de defender todas las ofensas que sobre el ejército, la patria y sus símbolos que pudieran llevar a cabo. La ley fue atacada por todos los sectores catalanes representados en Madrid, desde el Carlismo a los republicanos. La Lliga no se quedó con los brazos cruzados.

En se momento se pensó en formar un grupo político patriótico, que reafirmara la personalidad catalana frente a los ataques centralistas. Se creó una comisión ejecutiva formada por el republicano Josep Roca i Roca, el carlista Miguel Junyent, y el regionalista Francisco Cambó. El primer acto organizado fue una Fiesta del Homenaje, en el cual se quería dar un reconocimiento a todos aquellos diputados españoles que habían votado contra la ley de jurisdicciones. El acto se produjo el 20 de mayo de 1906, y se puede considerar como el primer acto público de la Solidaridad Catalana. Los senadores y diputados que tomaron parte, favorablemente, por Cataluña, en el debate de la ley de jurisdicciones y a los que se honró, fueron: Nicolás Salmerón, Alberto Rusiñol, Juan Vázquez de Mella, Rafael María de Labra, Morote, Agustín Sardá, Canals, Eusebio Corominas, José del Perojo, Pedro Rahola, Bertrán, Pi i Arsuaga, M. Álvarez, M. Pallarés, G. de Azárate, José Zulueta Gomis, Junio, Nougués, Arana, Rodrigo Soriano, Joaquín Salvatella, Albó, Joaquín Garriga i Massó, Ramón Nocedal, Orueta, Girona, Mayner.

Dejamos apartado el tema de la Solidaridad Catalana para tratar sobre cuatro miembros de esa formación política. El primero es Francesc Cambó - Su tío abuelo fue el famoso Barrancot, que participó en la tercera guerra carlista-. Como escribió Jesús Pabón: Cambó fue una figura a caballo entre el tradicionalismo y el liberalismo; vivió el cruce de ambas corrientes empeñando en conciliarlas.

Cambó, siempre prefirió, de hecho, el régimen monárquico al republicano, y vio en la monarquía, muy en la línea maurrasiana, la garantía más sólida para lograr el vínculo institucional entre pueblos de origen diverso.

Joan Estelrich fue militante tradicionalista en su juventud. Se convirtió en uno de los principales colaboradores de Cambó. Según él:

El catalanismo podía ser definido como una reacción histórica contra el anti-historicismo revolucionario.

Tanto la ilustración como el liberalismo y la democracia eran calificados por Estelrich de esencialmente antihistóricos, porque la conciencia histórica y la democracia antihistórica son dos realidades antitéticas. Estelrich consideraba el hecho nacional como una realidad objetiva, viva, imposible de ser superada en el conjunto indiferenciado de la humanidad abstracta: La nacionalidad es la humanidad concreta o lo concreto humano. También opinó sobre el modernismo al decir que: El modernismo, retoño del romanticismo, es enfermedad, es desviación del Renacimiento, desviación que lleva al aflojamiento, al decaimiento. Renacimiento y clasicismo coinciden en las finalidades últimas, el vigor renacentista no puede mantenerse más que con la salud del arte y la actitud vital clásica.

Jaume Bofill i Mates procedía de familia carlista. Fue dirigente de la Juventud Nacionalista de la Lliga. Sobre el clasicismo opinaba que:

El clasicismo era un concepto integral, bajo cuyo mando podían englobarse la política, el arte y la sociedad.

El nacionalismo era, por eso, el movimiento político clásico por excelencia, que defendía el encaje de una organización política en la obra de la naturaleza. Como realidad natural, la nación era materia bruta que el hombre debía modelar a partir de cánones clásicos.

Manuel Brunet i Solá fue escritor y editorialista de La Veu de Catalunya. Como los anteriores –Estelrich y Bofill- estuvo influenciado por Maurras. Según Brunet:

Las doctrinas de Maurras son un monumento a la inteligencia. Ningún otro país ha producido nada parecido en lo que va de siglo. Todavía no se ha inventado ningún otro sistema crítico tan veraz las ideologías y los hechos políticos

Antes de la Fiesta del Homenaje, el 11 de marzo de 1906, Francesc Cambó, escribió el siguiente artículo en La Vanguardia y dirigido a los diputados catalanes:

En un momento de honda crisis de todos recordad por lo próxima y lo intensa, nos encontramos unidos espontáneamente hombres de todos los campos y de todas las doctrinas representantes de los ideales que en su compleja variedad suman y aúnan la opinión pública de Cataluña. El sentimiento de solidaridad catalana nos juntó.

Nos amaneraban con una ley de excepción que era un instrumento de tiranía para cohibir la libre definición de los ideales; que era una violación de los principios del derecho público consignados en las leyes y constituciones de España y de todos los pueblos europeos; que era una fórmula de despotismo concebida principalmente para Cataluña y contra Cataluña. Ante las amenazas nos sentimos todos movidos de un solo impulso y emprendimos contra la ley en proyecto la mas enérgica campaña. Cataluña entera respondió a nuestro llamamiento, adhiriéndose con entusiasmo a nuestra iniciativa, viendo en la acción conjunta de todos los partidos verdaderamente arraigados en la opinión catalana, un instrumento de lucha irresistible contra las demasías del poder, al mismo tiempo que una prueba del progreso y elevación de nuestras costumbres políticas.

Al llamamiento de esta junta de solidaridad catalana contestasteis vos luchando con vuestra palabra elocuente y autorizada contra el proyecto de ley de las jurisdicciones que tan hondamente había conmovido la tierra catalana. Venid a recibir el homenaje de nuestro pueblo. Venid a respirar el aire de nuestra tierra y a escuchar la vos de nuestra gente. Venid a estrechar las manos de los ciudadanos cuya causa habéis magistralmente defendido y sostenido. Juntos habéis luchado y juntos desea recibiros el pueblo catalán.

En marzo de 1906 se dio a conocer el manifiesto de la Solidaridad Catalana. El manifiesto se publicó el mismo día en el cual se aprobó la ley de Jurisdicciones y el día de la Fiesta del Homenaje. Decía el manifiesto:

Catalanes: Una ley, pensada para ahogar el potente ideal de libertad. Que con infinita variedad de matices y colores bulle en la opinión de Cataluña y que a su calor se refuerza y prepara para transformar y redimir a toda España, ha sido votada por el Parlamento y sancionada por la Corona.

Todos hemos luchado para pararla. Vosotros, los que con la fuerza imperiosa de vuestra opinión individual habéis levantado esta irresistible ola de opinión colectiva, nervio de los pueblos vivos. Y también nosotros, los que os convocamos en Gerona para iniciar esta fuerte campaña y, depositarios de vuestra confianza, hemos seguido fomentándola con la autoridad moral que habíamos recibido de vosotros.

Pero vosotros y nosotros hubiéramos tenido que contentarnos con la condenación platónica del proyecto; no hubiéramos podido interrumpirlo, desenmascararlo, embestirlo allí donde la oposición es eficaz y la lucha susceptible de victoria, sin la acción fecunda y resuelta de hombres eminentes que han hecho llegar a las Cortes los latidos del pensamiento de Cataluña. Ellos son los verdaderos héroes de la jornada. Por su voz y su esfuerzo, Cataluña ha dado a conocer a los poderes del Estado y a los ciudadanos de toda España el estallido presente de su voluntad; por su voz y su esfuerzo, el proyecto de la nueva ley ha sido desnaturalizado y mutilado; por su voz y su esfuerzo, ha caído deshechas las murallas de prejuicios de prevenciones que aislaban a Cataluña; y España entera ha podido contemplar, como una esperanza cierta de una redención próxima, al pueblo catalán luchando contra una ley para perseguir supuestos delitos de opinión: de la manera culta, intensa, viva. Que se lucha en los grandes pueblos civilizados. La gloria de éste triunfo de Cataluña es de ellos. A dársela, pues. Estemos todos, como todos hemos estado en la campaña. Unamos ahora los donativos, del mismo modo como ayer unimos los corazones en la protesta, y esparzamos en una edición inmensa por toda España las palabras vibrantes de los luchadores. Invitemos a honrar a nuestra tierra a los diputados de fuera que con su representación y su elocuencia respondieron al llamamiento de Cataluña y juntos con nuestros diputados congratulémonos a recibir, en manifestación grandiosa, el homenaje público de agradecimiento de todos los catalanes, de todas las ideas, partidos, escuelas y estamentos. Es así como los pueblos crecen y se elevan; así, poniéndose con todo su peso en las empresas superiores colectivas y sintiendo fuertemente la solidaridad en las horas de crisis y peligro. Este es el camino abierto a la vitalidad potente de Cataluña. Siguiéndolo con decisión, la voluntad catalana hará salir de las ruinas del presente una España nueva, en la que los pueblos, en viva hermandad, gozarán de prosperidad, cultura y libertad.

Por eso os llamamos de nuevo los iniciadores de Solidaridad Catalana, seguros hoy como ayer de vuestro concurso y de vuestro entusiasmo.

Barcelona, marzo de 1906. Duque de Solferino. - José Roca y Roca. - Francisco Cambó. - José María Valls y Robot. - Domingo Martí y Julí. - Jaime Carner. - Miguel Junyent. - Amadeo Hurtado.

Dentro de la Solidaridad Catalana encontramos una amalgama de partidos políticos muy interesante: los carlistas; la Lliga, los antiguos miembro de Unió Catalanista, los nacionalistas de izquierdas, los republicanos federales, y miembros de la Unió Republicana. Como es evidente, pues el abanico de ideas era demasiado amplio, aparecieron ciertos conflictos. El primero de ellos surgió en 1907, ante la posibilidad de presentarse a las elecciones. Los miembros de Solidaridad Catalana se reunieron en el teatro Tívoli de Barcelona. Allí firmaron el programa del Tívoli. El punto central, en el que todos estaban de acuerdo, era la supresión de la ley de jurisdicciones. El resto del programa era un conjunto de imprecisas reivindicaciones expresadas con una retórica llena de tópicos regionalistas. Era la única manera de superponer las diferentes tendencias políticas de cada grupo que formaba la Solidaridad Catalana.

Sobre la participación del Carlismo en las elecciones de 1907 escribe Eduardo F. de Rúbago[1]:

Hombres de ideas antagónicas, de principios opuestos, se unen un día y se asocian, y la hermandad se forma vigorosamente. ¿Por qué? Porque dejan a un lado la sombra funesta de esos Poderes y se unen para derribar el caciquismo, que le sirve de pedestal.

Obtienen los carlistas algunos puestos en la solidaridad, -no todos los que en realidad les correspondían por las fuerzas que representaban-, y así se inician aquellas elecciones en que se triunfa en toda la línea, y que da vida a unas Cortes de las más laboriosas y de más larga duración en los anales parlamentarios.

La lista de candidatos a Diputados a Cortes, comprendía los siguientes nombres y distritos:

Cervera del Río Pisuerga, D. Matías Barrio y Mier; Pamplona, circunscripción, D. Juan Vázquez de Mella; Tafalla, D. Bartolomé Feliu; Aoiz, don Tomás Domínguez Romero, conde de Rodezno; Vilademuls, D. Manuel de Bofarull y de Palau; Olot, D. Pedro Llosas y Badía; Vic, D. Miguel Junyent Rovira; Vitoria, D. Esteban de Bilbao y Eguía; Cervera (Lérida), D. Lorenzo María Alier y Cassí, Tolosa, D. Rafael Díaz-Aguado y Salaberry.

Berga, D. Mariano Bordas y Flaquer; Estella, D. Joaquín Llorens y Fernández de Córdoba; Laguardia, D. Celestino de Alcocer y Valderrama; Tudela, D. Eduardo Castillo de Piñeyro, conde del Castillo de Piñeyro; Haro-Santo Domingo, D. Valentín Negueruela; y Tarragona, D. José de Suelves Montagut, marqués de Tamarit.

Ocupan en la alta Cámara el sitio que nuestra minoría tiene, el Sr. Marqués de Cerralbo y el Sr. Duque de Solferino por derecho propio, como grandes de España; D. José Mª Ampuero, por Guipúzcoa; D. Manuel Bonmati, por Gerona; D. Emilio Sicars y de Palau, por Barcelona; D. Manuel Polo y Peyrolón, por Valencia; D. Epifanio Fortuna, por Lérida y D. Elio y Magallón, por Navarra, en virtud de elección.

Luchan por Vitoria el Sr. Mazarrasa y por Tarragona el Barón de Vilagayá, no saliendo elegido en virtud de la presión gubernamental que hacen ruidosa la votación de éste último.

Las elecciones del 21 de abril de 1907 supusieron un gran triunfo para la Solidaridad Catalana. Sólo en Barcelona votó un 60% de los censados. Unas cifras que nunca, hasta ese momento, se habían producido. Solidaridad Catalana obtuvo un total de 51.977 votos. Lerroux obtuvo 21.897 votos. Por lo que se refiere al resto de Cataluña, los resultados fueron excepcionales. De los 44 escaños, Solidaridad Catalana ganó 41, con un total de 211.791 votos. Esto convirtió a esta formación en la más fuerte y más representativa de la ciudadanía catalana.

Ahora bien, surgieron algunos problemas. Las contradicciones entre sus miembros hicieron que, Solidaridad Catalana desapareciera dos años después. ¿Por qué? Dos hechos son claves. El primero era la reivindicación de organismos políticos de autogobierno. El segundo la defensa de los derechos constitucionales o, dicho de otra manera, las libertades políticas.

En 1908 las luchas internas fueron muy duras. Una de las más intensas fue cuando los regidores de izquierdas presentaron un proyecto de presupuesto de cultura en el ayuntamiento de Barcelona. El resto de los grupos municipales se negaron, es decir, Solidaridad Catalana se negó al presupuesto de una fracción de sus miembros. ¿En qué consistía el proyecto? Se puede resumir en tres conceptos: la co-oficialidad de la lengua catalana; el sistema de co-educación; y la neutralidad religiosa. La campaña llevada a cabo por la Lliga y otros miembros de la Solidaridad, supusieron que el proyecto de renovación educativa quedara apartado. Incluso el cardenal Casañas, reconocido carlista, llegó a excomulgar toda la redacción y los posibles lectores de El Poble Català, diario del Centro Nacionalista Republicano por defender el presupuesto de cultura.

En las elecciones parciales de 1908, Solidaridad Catalana, obtuvo un claro retroceso. En las elecciones de 1909 el grupo que había triunfado en 1907 se presentó dividido en dos bloques. Esta división interna provocó que Alejandro Lerroux ganara las elecciones en Barcelona. Esta desintegración interna acabó con el proyecto de Solidaridad Catalana.

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Cesar Alcalá



[1]RÚBAGO, Eduardo F. de: Tradicionalismo y Parlamentarismo. Imprenta y Encuadernación de J. Espinosa y A. Lamas. (Madrid, 1910). Págs. 22 a 25.

 

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