| Arbil cede expresamente el permiso de reproducción bajo premisas de buena fe y buen fin | |||||
| Para
volver a la Revista Arbil nº 91 Para volver a la tabla de información de contenido del nº 91 |
|||||
por Redacción Juan Pablo II el Magno ya está con la Iglesia Triunfante |
|||||
| Foro Arbil, al igual que millares de iniciativas desarrolladas a lo largo de todo el mundo con una vocación misionera y de servicio bajo la luz de la Doctrina Social de la Iglesia, nació, en buena medida, al impulso del pontificado de Juan Pablo II. Para quienes hacemos esta publicación digital todos los meses, y desde hace ya bastantes años, Juan Pablo II ha sido el papa de nuestra juventud y madurez: nos hemos asomado al mundo guiados por su ejemplo y por su cercana compañía. En un periodo histórico en el que todo se conmueve y cuestiona, ha sido la roca en la que nos hemos apoyado para mirar al mundo, y vivir en el mismo, afrontando sus retos, con la tranquilidad del hijo que marcha cogido de las manos de los padres en quienes confía. Ha sido un Cristo vivo y reconocible, claramente, entre nosotros. Y por todo el mundo. Un hombre renovado y “nuevo” al que mirar, reconocer y seguir. No condenaba. Pero hablaba con claridad y sin maquillajes anunciando a Quien realmente merece la pena conocer: ahí radica su atractivo, reflejo de su amor al Jesucristo transformador que todo lo puede. Juan Pablo II alcanzará, sin duda, un juicio benévolo desde la Historia. Pocos dudan, ya, que haya sido una de las grandes figuras del dramático y acelerado siglo XX. Pero a los católicos no nos debe importar tanto ese juicio, como el de Dios y el bien que haya podido hacer en las almas. Por eso, rezaremos por él, convencidos de sus numerosos méritos y de que ocupa su lugar en la Iglesia Triunfante. Ha sido fuerte en la debilidad, sereno en la enfermedad, clarividente en la agitación del mundo. Con él, la Iglesia se ha hecho peregrina por todo el mundo y sin rehusar ningún diálogo constructivo con otras identidades religiosas y filosóficas, ha sabido defender y extender la Verdad revelada a todas las culturas. El discurso de los auténticos derechos humanos, y la defensa de la dignidad del hombre, fruto de su filiación divina, no han sido una abstracción sin contenido para Juan Pablo II. Por ello, ha querido acompañar a los hombres y mujeres de su tiempo allí donde el dolor, el sufrimiento, la injusticia, se mostraban más patentes; movilizando recursos humanos y materiales para aliviarles, pero mostrando, igualmente, a la razón de su incansable peregrinar: Jesucristo. Juan Pablo II, el Papa viajero, ha emprendido el último y más decisivo de los viajes. El definitivo. Foro Arbil se suma, agradecido y emocionado, al movimiento generado en el pueblo católico por la marcha al Cielo de Juan Pablo II: el papa de nuestra juventud; el papa de nuestra madurez ·- ·-· -···
···-· |
|||||
Para
volver a la Revista Arbil nº 91
|
|||||
