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por Gonzalo Rojas Sánchez “La enseñanza de los niños es tal vez la forma más alta de buscar a Dios; pero es también la más terrible en el sentido de tremenda responsabilidad.” (Gabriela Mistral) Hoy no; hoy es una profesión | |||||
| Gabriela no podría creerlo. Justo este año en que se cumplen los 60 del Nobel de nuestra más ilustre maestra, profesora rural y universal a la vez, el Colegio que agrupa a los docentes se manda un nuevo numerito: "Nuestra decisión es mantener la convocatoria a todos los docentes para que no asuman el proceso de evaluación docente mientras este punto no esté resuelto plenamente." Aunque resulte increíble, el que habla es Jorge Pavez, Presidente del Colegio de Profesores, y el punto al que se refiere es el monto que le tocaría a cada maestro reprobado en la evaluación, e impedido, por lo tanto, de continuar con sus tareas. En concreto, si un profesor es reprobado por tercera vez en la evaluación, podría llevarse para su casa hasta 4.5 millones de pesos, a cambio del sufrimiento que le implica no poder seguir deteriorando impunemente la educación chilena. Insisto, ud. leyó bien: tres reprobaciones (no a la primera), 4.5 millones (no un seco hasta luego, por incompetente) y, además, un monto que es rechazado por insuficiente. Entonces, Pavez llama a los profesores a no dejarse evaluar y presiona así a un Ministerio que obviamente cederá en las cifras, puesto que ya claudicó en lo fundamental: premiar con dinero al incompetente, al reprobado. ¿Cómo salir de esta locura? Gabriela escribió en 1923 una maravillosa serie de pensamientos pedagógicos. De entre ellos, unos pocos se aplican directamente al caso que presenciamos y que produce estupor: Decía la poetisa: "Hay que merecer el empleo cada día; no bastan los aciertos ni la actividad ocasionales." Pero hoy se supone la canonización automática del profesor por el sólo hecho de asumir su tarea. Si sus últimos aciertos tuvieron lugar hace ya 15 años y desde entonces es un depredador de inteligencias, aun así merece protección gremial. Continuaba la Mistral: "La enseñanza de los niños es tal vez la forma más alta de buscar a Dios; pero es también la más terrible en el sentido de tremenda responsabilidad." Hoy no; hoy es una profesión que se asume en calidad de víctima social, en situación de perseguido de todos los regímenes. Y dada esta triste condición, se piensa que de nada tiene el profesor que responder. Y agregaba nuestra Nobel: "La vanidad es el peor vicio de una maestra, porque la que se cree perfecta se ha cerrado, en verdad, todos los caminos hacia la perfección." Mas en la actualidad exigirle perfeccionamiento y alto nivel a los profesores, es pedirles lo que algunos no están ni siquiera dispuestos a tener, mientras otros no están disponibles ni para ser examinados. Ah, si meditaran algunos en esta otra sentencia de la Mistral: "Mas puede enseñar un analfabeto que un ser sin honradez, sin equidad." Entonces, otro gallo cantaría, otros profesores enseñarían. Pero es difícil que Pavez y su gente mediten en la Mistral, porque para ellos Neruda es la palabra final. Por último, también hace falta una voz de aliento, para aquellos notables maestros que existen en tantos sitios, para los profesores que aman de verdad su tarea y la realizan con heroísmo silencioso. Para ellos, Gabriela deja en claro que "todo mérito se salva" y que "la humanidad no está hecha de ciegos y ninguna injusticia persiste." Que confíen esos hombres y mujeres magníficos en que no queda manchada su dignidad por un Colegio de profesores que presiona y boicotea a favor de los mediocres. Y que haya bolsillos generosos que les ayuden a su formación con buenas suscripciones, con material de apoyo y lectura. Las revistas Educar y Realidad están disponibles para esa tarea. •- •-• -••• •••-• | |||||
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