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ABORTAR=ASESINAR
El aborto es un asesinato, pues se mata a una persona con premeditación (se prepara reflexivamente, tal como lo marca la ley con su procedimiento, y se perpetra un delito, aunque sin pena, como también indica la ley) y alevosía pues no hay riesgo para los asesinos. 
R.A.E.: 
- asesinato. 1. m. Acción y efecto de asesinar. 
- asesinar. (De asesino). 1. tr. Matar a alguien con premeditación, alevosía, etc. 
- premeditación. (Del lat. praemeditatio, -onis). 1. f. Acción de premeditar. 
- premeditar. (Del lat. praemeditari). 1. tr. Pensar reflexivamente algo antes de ejecutarlo. 2. tr. Der. Proponerse de caso pensado perpetrar un delito, tomando al efecto previas disposiciones. 
- alevosía. (De alevoso). 1. f. Cautela para asegurar la comisión de un delito contra las personas, sin riesgo para el delincuente. Es circunstancia agravante de la responsabilidad criminal.
(recuerdese que el aborto voluntario sigue siendo delito tipificado aunque se le elimine la pena)

PSOE u oposición, valga la redundancia

por Juan Carlos Nieto

Cuenta una guía turística de Cuba que algunos taxistas habaneros ilustran al visitante sobre la vida política de la isla haciendo uso de uno de los lemas del régimen: “Socialismo o Muerte”. Los que gozan, pese a las malas condiciones, del mejor sentido del humor caribeño le añaden una coletilla: “valga la redundancia”.

En España, Mister Smith, un turista, recién desovado en Barajas del vientre de un Airbus que huele a nuevo, necesita un taxista que le ponga al día y le explique las cosas como son, no como dice el manual que son, porque si no, entre la onda expansiva y el tórrido verano, es imposible que se entere de lo que pasa. Por ejemplo, hay que explicarle que tiene don Mariano un título que le da el reglamento del Congreso de los Diputados: el de Jefe de la Oposición. Pero don Mariano, el pobre, está en el patio de manicomio, o maricomio, como se quiera, hablándole a la pared blanca del fondo: Su sombra gesticulante se refleja junto a las de Acebes y Zaplana que le aplauden como divertimentos chinescos y de paso mantienen las manos levantadas, por si acaso. Según el manual, don Mariano debería estar actuando para el público, pero no, solo le observan sus siameses incompatibles y un tío lejano que ha venido de la Argentina a verle y ahora no se acuerda de él.

En el centro del patio, en la mejor tradición de las peleas maricomiales, están los verdaderos protagonistas: los chicos que se han hecho con el tinglado, los que trafican con el tabaco y ajustan las cuentas, los que parten el bacalao y han conseguido meter a todo el mundo en lo que antes era un microcosmos en el que, como en todos los microcosmos, no rigen las leyes de la naturaleza. Sin salir de él, como en el interior de un átomo, hay de todo: los que se repelen y los que se atraen, los que se neutralizan y los que se potencian, los que no se mueven y los que no paran, los sectoriales y los sectarios, los aliados y los enemigos, los vecinos y los foráneos,. Todos toditos con un carnet del Partido Socialista o de por ahí, obviando a don Mariano que sigue contra la pared exigiéndole -a la pared- atención absoluta.

Mientras, Zapatero vigila desde la cristalera del segundo piso, hace de gran padrecito y deja navegar a este superpetrolero de compartimentos estancos en que se ha convertido España entregada a las fuerzas resultantes de todos los habitantes del microcosmos que contraordenan en perfecta sincronía desde el puente. Zapatero ventea la gigantesca proa con su abanico de caballero, y corrige una milésima de grado la deriva. “Un golpe de talante es un golpe de timón”, le susurran los suyos. “Si no puedes cambiar de rumbo, cambia de destino”, contesta él a su colmena. Y así, jaculatoria tras jaculatoria, va desrosariándose el destino.

Cuando el Mister Smith entra en Madrid por la carretera de Barcelona –que ya es casualidad que el Aeropuerto esté camino de Barcelona-, el taxista le informa de que aquí ya no hay Partidos sino Frentes. Y cuando el señor Smith habla de “coaliciones” el taxista se enfada mucho. “¡Frentes, he dicho Frentes!”, le grita. Mister Smith le replica preguntón que si no es lo mismo. Entonces el taxista suspira y le da por perdido con el tono de voz: “Qué dice usted hombre! Los frentes tienen su propia oposición”.

Tras recordar a aquella dulce mulata de Atabey, Mister Smith musita: “PSOE u oposición, valga la redundancia” acordándose de aquella dulce mulata. El taxista casi se la pega.

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Juan Carlos Nieto


Todos a Colonia con el Papa

 

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