Arbil cede expresamente el permiso de reproducción bajo premisas de buena fe y buen fin
Para volver a la Revista Arbil nº 94
Para volver a la tabla de información de contenido del nº 94


ABORTAR=ASESINAR
El aborto es un asesinato, pues se mata a una persona con premeditación (se prepara reflexivamente, tal como lo marca la ley con su procedimiento, y se perpetra un delito, aunque sin pena, como también indica la ley) y alevosía pues no hay riesgo para los asesinos. 
R.A.E.: 
- asesinato. 1. m. Acción y efecto de asesinar. 
- asesinar. (De asesino). 1. tr. Matar a alguien con premeditación, alevosía, etc. 
- premeditación. (Del lat. praemeditatio, -onis). 1. f. Acción de premeditar. 
- premeditar. (Del lat. praemeditari). 1. tr. Pensar reflexivamente algo antes de ejecutarlo. 2. tr. Der. Proponerse de caso pensado perpetrar un delito, tomando al efecto previas disposiciones. 
- alevosía. (De alevoso). 1. f. Cautela para asegurar la comisión de un delito contra las personas, sin riesgo para el delincuente. Es circunstancia agravante de la responsabilidad criminal.
(recuerdese que el aborto voluntario sigue siendo delito tipificado aunque se le elimine la pena)

España en medio

por Arturo Robsy

Se ha perdido en gran parte la noción de lo que es España y, sin contar la educación deficiente, esto se debe a que hablamos muy poco de ella y, en consecuencia, tampoco pensamos en lo que es.

Hay que partir de una evidencia sin discusión: España existe. Se le puede añadir algo más: España existe «todavía». Y este todavía se nos presenta como esclarecedor: a pesar del trabajo internacionalista de todos los partidos; a pesar de una sociedad más corrupta todavía, camino del caciquismo absoluto ; a pesar de las diecisiete autonomías, de los cientos de manifiestos separatistas, de la incuria del Defensor del Pueblo; a pesar de una intelectualidad que confiesa que no existe España y, caso de que existiera, no sabría para qué puede servir; a pesar de la prensa, de la televisión y de la escuela, el concepto de España existe «todavía»
.
Algo debe querer decir. España aún no es un recuerdo; más bien se trata de una realidad herida o, quizá, de una razón en trance de enloquecer, pero ahí está, más allá de toda discusión. Cierto que hay españoles a los que no nos gusta España y españoles a los que agradaría que España dejara de ser para convertirse en una segunda Francia o en una próxima URSS para mediados de siglo. También existen los que opinan que España es ahora lo que siempre debió de ser, pero estos son los comprometidos - vía bolsillo - con el sistema político y, por lo tanto, incapaces las más veces de comprender lo que España significa.

En otra esquina del mapa nos encontramos con los españoles que dicen ser otros más pequeños: catalanes, vascos, gallegos... cualquier cosa menos españoles. Suelen tener una concepción materialista del hombre (la raza, por ejemplo) y geográfica de la nación: la tierra convertida en razón de comunidad y considerada como patrimonio cultural: sería una manifestación de locura si no lo fuera de falta de formación.

Se pone aquí un «suelto» ejemplar, tomado de ABC el día 21 de Agosto del 2004, para que se observe a distancia la insania a la que obligan el disimulo de nuestra absurda situación y el poder de algunos:

Titular: «Ondean sin incidentes las cuatro banderas oficiales en la Semana Grande de Bilbao.» Malo viene el asunto cuando, aun sin incidentes, nos manejamos con cuatro banderas oficiales.

«Funcionarios municipales de Bilbao izaron, en la mañana de ayer, las cuatro banderas oficiales, la española, la europea, la de Bilbao y la ikurriña, en la balconada del ayuntamiento, con motivo del Día Grande de la capital vizcaína, sin que se registraran incidentes. [ahora vienen los incidentes que no se registraron y el tiempo que consiguieron tener en alto las banderas, que empezaron a izar poco antes de las ocho y media de la mañana] Sólo pretendió enturbiar el acto la presencia de un reducido grupo de jóvenes que abuchearon la colocación de la bandera española. Las banderas ondearon durante media hora, hasta que minutos antes de las nueve, los policías las retiraron. [ Un poco de confusión para mejorar la mixtura:] No se registró ningún tipo de presencia policial [¿y los que arriaban las banderas?], aunque durante la colocación y hasta la posterior arriada de las banderas, un helicóptero de la policía vasca sobrevoló el ayuntamiento.» O sea, que para que haya “incidente” ha de haber bomba. Como señala Calderón en boca de un alivio cómico, “Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos.”

El suelto define muy bien la penosa actualidad de los últimos treinta años, y manifiesta que los políticos no izan banderas ni las arrían: trabajo peligroso que delegan en funcionario y policías. Tales actos, además, se hacen temprano, para esquivar a los que no sólo no se sienten españoles sino que han declarado la guerra a España por motivos de odio. Ondear la bandera durante media hora ya es temeridad o causa vergüenza a algunos, cuánto más defenderla. Para eso ya está la policía, que no hizo acto de presencia y, de un modo misterioso o metafísico, vigiló en helicóptero y bajó la bandera mientras aullaban los chacales. No obstante hay que decir que todos estos comportamientos son claramente españoles, excepto el disimulo y la pobre sintaxis de la redacción de la noticia: el que miente es un conejo. Al menos en España.

Bien se ve que amándola, odiándola, combatiéndola o defendiéndola, España sigue en la raíz de casi todos. España sigue siendo vínculo - positivo o negativo - y sujeto al que atribuir la historia buena o mala. Tiene una vida metafísica y esa vida, tan difícil de definir, es la clave que nos explica por qué no somos como los franceses o como los alemanes o como los italianos: porque somos españoles y compartimos, más aún que la tierra, una historia común, unas costumbres comunes, una fe, y muchos problemas.
Hemos de hablar, pues, de España una y otra vez, ya que es lo que más compartimos con nuestros semejantes. Hemos de averiguar en qué consiste España: la parte que cambia con el tiempo y la que permanece; los aspectos que cada generación añade al patrimonio común y los que cada generación hace desaparecer.

Cuando alcancemos un conocimiento válido de España, comprenderemos la mitad, al menos, de nosotros mismos: esa mitad colectiva, adquirida por contagio y formación pero no por nacimiento, que nos permitirá, también, entender mejor la realidad en que nos movemos y, por fin, modificarla hacia lo óptimo y terminar con dos siglos de miedo a España. Ese miedo que tantos desaciertos históricos explicaría.

Valga anticiparse y recordar que el amor, el cariño, la atracción son cosas distintas. Suelen contenerse en el Amor, que también existe por nuestra capacidad de proyectar ideales, sentimientos, carencias y belleza sobre aquello que inevitablemente nos enamora.

¿Es esto lo que empuja y padece quien ama a España? La pregunta es insoslayable: ¿hasta dónde se proyecta sobre la Patria ese que la ama? Cualquier respuesta será larga, pero se puede resumir con sencillez: proyectamos sobre España, desde la intimidad del alma que busca, cuanto podríamos compartir honradamente, con desprendimiento y esperanza. Más la poesía.

·- ·-· -··· ···-·
Arturo Robsy


Todos a Colonia con el Papa

 

Para volver a la Revista Arbil nº 94
Para volver a la tabla de información de contenido del nº 94

La página arbil.org quiere ser un instrumento para el servicio de la dignidad del hombre fruto de su transcendencia y filiación divina

"ARBIL, Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el Foro Arbil

El contenido de estos artículos no necesariamente coincide siempre con la línea editorial de la publicación y las posiciones del Foro ARBIL

La reproducción total o parcial de estos documentos esta a disposición del público siempre bajo los criterios de buena fe, gratuidad y citando su origen.

Foro Arbil

Inscrita en el Registro Nacional de Asociaciones. N.I.F. G-47042944
Apdo.de Correos 990
50080 Zaragoza (España)

ISSN: 1697-1388