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por Alejo Fernández Pérez ¿No habremos elevado a dogma demagógico nuestra confianza en la superioridad de la Democracia? La democracia no es ni buena ni mala, los buenos o malos son los demócratas. El buen gobierno depende más de las condiciones morales y preparación de los dirigentes, que de este o aquel sistema o programa de gobierno | |||||
| Dios sobra. No ha sido elegido democráticamente. En el mundo progre, que es casi todo, sus gobernantes se empeñan en que la política ocupe todo el espectro social. El estado lo es todo, la persona y la sociedad nada o muy poquito. Desgraciadamente, en numerosas “democracias” la mentira, junto con la demagogia y los medios de comunicación afines disponen de un gran poder. La verdad parece desaparecer, la mentira nos ahoga. La familia, la religión, la enseñanza, el matrimonio, la paz, la guerra, nuestra forma de vivir… quiere ser determinada mediante votaciones. Diga lo que diga el Señor y digan lo que digan las ciencias, los progres son los únicos depositarios de toda verdad, cuando gobiernan con mayoría. Para los nuevos dioses las mayorías constituyen su nueva religión; sus dogmas las leyes. La verdad es verdad solo si la votan las mayorías. ¿Qué pasa si mayoritariamente se vota que dos mas dos son siete? Se olvida que en democracia, el poder –otra cosa es la verdad- lo otorgan los votos mayoritarios, pero este poder se pierde si no se gobierna de acuerdo con los postulados "democráticos" , con las leyes y con la Constitución. En este segundo punto es donde tropezamos diariamente setenta veces siete. En las democracias verdaderas Dios no sobra, es indispensable para un buen gobierno en libertad. ¿No habremos elevado a dogma demagógico nuestra confianza en la superioridad de la Democracia? La democracia no es ni buena ni mala, los buenos o malos son los demócratas. El buen gobierno depende más de las condiciones morales y preparación de los dirigentes, que de este o aquel sistema o programa de gobierno Recordemos a Churchill, Hitler, Estalin, Juan Pablo II,….Sin ellos la historia sería otra. Alguien dijo: “Prefiero un pueblo de borregos regidos por un león, a un pueblo de leones regidos por un borrego.” De momento, los dogmas de la Nueva Era, la nueva religión, procuran decidir la forma en que, queramos o no, tenemos que vivir. Durante la segunda república se puso a votación incluso la existencia de Dios. Mayoritariamente salió: NO. Ellos murieron y Cristo sigue vivo. Además las Iglesias siguen abiertas y llenas. La verdad no cuenta, la justicia tampoco. Y sin verdad no hay libertad; sin libertad, no hay justicia ; y sin justicia, no hay paz . La democracia tendrá que esperar, y para conseguirla lo primero que tenemos que tener claro es que aun no la tenemos del todo. La prueba de la libertad estriba en la obediencia a Dios. El Señor entregó el mundo entero a Adán y a Eva, pero para probarles les ordenó: De este árbol, precisamente de este árbol, no comeréis. Lo importante no era el árbol, ni sus frutos, era la orden del Señor. Desobedecer las normas divinas siempre acarrea salir del Paraíso y entrar en el mundo de la esclavitud. Esclavos del hambre, de la sed, del frío y del calor, del trabajo, de las pasiones,… Desde el comienzo de la Historia Cristiana, la afirmación del señorío de Jesús sobre el mundo y sobre la historia significa que el hombre no puede someter su voluntad personal de forma absoluta a ningún poder terrenal más que a Dios. “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”. Miles de mártires han confirmado esta tesis desde hace dos milenios. La Iglesia cree que la clave, el centro y el fin de toda historia humana se encuentra en Jesús, nuestro señor y maestro. Fuera de El , nada tiene sentido. Escritos como este son incomprensibles para los que no tienen fe, para los que no creen. La fe la da Dios a los que se la piden con humildad. Merece la pena comprobar como Cristo que no ha sido elegido “democráticamente” gobierna al mundo mejor que todas las democracias juntas. •- •-• -••• •••-• | |||||
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