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Antonio Millán Puelles (1921-2005) In Memoriam
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Los diecinueve libros y medio de Antonio Millán-Puelles

por José J. Escandell

Magnífica síntesis de los contenidos de los principales aspectos de la obra de Millán Puelles

En su sobrecogedor libro de recuerdos de Auschwitz, titulado El hombre en busca de sentido, el psiquiatra V. Frankl dejó escrito el siguiente párrafo: «Nosotros hemos tenido la oportunidad de conocer al hombre quizá mejor que ninguna otra generación. ¿Qué es, en realidad, el hombre? Es el ser que siempre decide lo que es. Es el ser que ha inventado las cámaras de gas, pero asimismo es el ser que ha entrado en ellas con paso firme musitando una oración» [1]. No es posible leer estas líneas sin conmoverse. Hay en estas palabras un poso fuerte de verdad que brota de la experiencia fuerte de un sufrimiento real por contacto con el abismo de maldad de los campos de concentración. También el mal que anida en el alma humana es un signo de la misma humanidad: sólo el hombre es capaz de hundirse en los abismos de la depravación. Sin embargo, no somos capaces de experimentar eso mismo ante el horror, cien mil veces mayor, del crimen del aborto cometido hoy con espantosa indiferencia en las sociedades occidentales. Quizás sea un problema de estética. Las tragedias pueden poner al desnudo al ser humano, y puede también el hombre ocultarse de sí mismo incluso en el límite del sufrimiento. Como también es verdad que no sólo se manifiesta el ser del hombre en la supervivencia al desastre ni en los profundos abismos de la maldad. En la naturaleza humana hay escrito anhelo de cielo, deseo de bien.

El Prof. Millán-Puelles no estuvo en los campos de concentración. Su singladura ha sido la de quien, en medio de sus circunstancias peculiares y solicitado por múltiples atractivos, ha orientado su vida en exclusiva a la especulación filosófica, entendida como expresión de amor a Dios. En su vida se ha presentado -¿cómo no iba a ser así?- la dificultad y el dolor, pero no ha sido Millán-Puelles un personaje de cuyos avatares quepa deducir argumento para una película espectacular al uso, porque su vida no ha sido ni convulsa ni oscilante. Como una flecha hacia su objetivo, así Antonio Millán-Puelles encarriló su vida, desde muy pronto, hacia la filosofía como suprema actividad humana, vivida como servicio a Dios.

Fruto de esta vocación es el depósito de su obra escrita. A fecha de hoy el catálogo de escritos de Millán-Puelles tiene registrados más de ciento setenta escritos menores (entre artículos especializados y de prensa, prólogos, conferencias publicadas, reseñas, etc.), algunos pocos escritos inéditos y veinte volúmenes. De todo ello podrá el lector tener noticia detallada, con toda la precisión crítica necesaria, cuando el listado de estas obras sea publicado en la revista Pensamiento, Dios mediante, en enero próximo, bajo la firma del Prof. José Mª Garrido y la mía [2]. A ese trabajo remito para precisiones bibliográficas. Ahora, en estas páginas, quiero limitarme tan sólo a considerar algunos rasgos propios de los libros emilianenses, a modo de simple presentación.

¿Cuántos libros ha escrito Millán-Puelles?

Los veinte volúmenes registrados a nombre de Antonio Millán-Puelles son, en cierto modo, alguno menos y algunos más. Alguno menos, porque los dos últimos libros publicados son los dos volúmenes de la misma obra, La lógica de los conceptos metafísicos. Hay que tener en cuenta, además, que, aunque Fundamentos de filosofía fue editada por dos veces en dos volúmenes, ya desde la tercera edición, de 1962, se presenta en uno solo. Así pues, en rigor, hay que decir que son diecinueve los libros que Millán-Puelles ha dado a la imprenta en su vida, entre 1947 y 2003. La relación de los títulos es la siguiente, por orden cronológico:

1. El problema del ente ideal. Un examen a través de Husserl y Hartmann, [PEI] C.S.I.C., Madrid, 1947.

2. Ontología de la existencia histórica, [OEH] Nota Preliminar de R. Calvo Serer, C.S.I.C., Publicaciones del Departamento de Filosofía de la Cultura, serie 1ª: Filosofía de la Historia, Madrid, 1ª ed., 1951. 2ª ed., en Rialp, Madrid, 1955.

3. Fundamentos de filosofía, [FF] 2 vols., Rialp, Madrid, 1ª ed., 1955. Ediciones sucesivas en 1958, 1962 (en un solo volumen), 1966, 1967, 1969, 1970, 1972, 1972, 1978, 1981, 1985, 2000 y 2001.

4. La claridad en filosofía y otros estudios, [CFE] Rialp, Madrid, 1958.

5. La función social de los saberes liberales, [FSSL] Colección Naturaleza e Historia nº 1, Rialp, Madrid, 1961.

6. Persona humana y justicia social, [PHJS] Rialp, Madrid, 1ª ed., 1962. Ediciones posteriores en 1963, 1976, 1978, 1982. Edición mexicana de la 5ª española, Editora de Revistas, S.A. de C.V., México, 1990.

7. La formación de la personalidad humana, [FPH] Rialp, Madrid, 1ª ed., 1963. Ediciones posteriores en 1973, 1979, 1981, 1983, 1987 y 1989.

8. La estructura de la subjetividad, [LES] Rialp, Madrid, 1967. Hay versión italiana: La struttura della soggettività, trad. Angelo Patricelli, rev. Felice Barela, presentación Umberto Margiotta, Colec. Classici del pensiero moderno e contemporaneo nº 6, Marietti Editori, Torino, 1973.

9. Economía y libertad, [EL] Publicaciones del Fondo para la Investigación Económica y Social de la Confederación Española de Cajas de Ahorros nº 57, Confederación Española de Cajas de Ahorro, Madrid, 1974.

10. Sobre el hombre y la sociedad, [SHS] Prólogo de J. J. Rodríguez-Rosado, Rialp, Madrid, 1976.

11. Universidad y sociedad, [US] Rialp, Madrid, 1976.

12. Léxico filosófico, [LF] Rialp, Madrid, 1ª ed., 1984. 2ª edición ampliada, 2002.

13. De economía y libertad, [DEL] Biblioteca Breve de Temas Actuales nº 4, Universidad de Piura, Piura, s/f [1985].

14. Teoría del objeto puro, [TOP] Rialp, Madrid, 1990. Hay edición en inglés: The Theory of the Pure Object, trad. y ed. Jorge García-Gómez, Carl Winter Verlag, Heidelberg , 1996.

15. La libre afirmación de nuestro ser. Una fundamentación de la ética realista, [LAS] Rialp, Madrid, 1994.

16. El valor de la libertad, [VL] Rialp, Madrid, 1995.

17. Ética y realismo, [ER] Ed. e Introd. de J. Mª Barrio, Rialp, Madrid, 1ª ed., 1996. 2ª ed., 1999.

18. El interés por la verdad, [IPV] Rialp, Madrid, 1997.

19. La lógica de los conceptos metafísicos. I. La lógica de los conceptos trascendentales, [LCM I] Rialp, Madrid, 2002. La lógica de los conceptos metafísicos. II. La articulación de los conceptos extracategoriales, [LCM II] Rialp, Madrid, 2003.

Lo de que los libros de Millán-Puelles son «algunos más» que los veinte volúmenes de que vengo hablando se explica porque, cuando se buscan en catálogos de bibliotecas o en el registro de ISBN libros a nombre de Antonio Millán-Puelles, se encuentran obras que no han sido escritas por el filósofo gaditano [3], aunque ello resulte paradójico. Es el caso de varios manuales de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), en cuyas portadas figura el nombre de Antonio Millán-Puelles como director. Hay una Lógica cuyo autor principal es el Prof. Jorge Pérez Ballestar (con edición al menos en los años 1976, 1977 y 1978). Hay también una Historia de la filosofía antigua y medieval (editada al menos los años 1973, 1974, 1975, 1976, 1977, 1978 y 1982), una Historia de la filosofía moderna y contemporánea (años 1973, 1974, 1975 y 1976), una Teoría de la educación : (filosofía de la educación) de la que es autor el Prof. J. Campillo (años 1974, 1975, 1976 y 1979). Tengo constancia también de la existencia de unos Fundamentos de filosofía, editados asimismo por la UNED, datados en 1973, con una extensión de ochenta páginas, según el registro nacional de ISBN, pero confieso que nunca he visto ningún ejemplar de esta obra; también hay una serie de seis fascículos con el mismo título. En general, los libros que acabo de mencionar no fueron escritos por Millán-Puelles, y él mismo me lo dijo expresamente. No deben ser catalogados entre sus obras [4].

En cuanto a inéditos, queda de Millán-Puelles algo menos de medio libro. Los últimos años de su vida los pasó escribiendo una obra sobre la inmortalidad del alma humana y ha dejado algo más de un centenar de páginas manuscritas sobre ese asunto que, seguramente, podrán ser editados tal y como están (salvo que tengan hiatos o alguna otra dificultad). Asimismo han quedado algunos papeles manuscritos sueltos, muy pocos, que no contienen nada que añadir, en esencia, a su obra.

Será interesante la recuperación de su tesis doctoral tal y como fue presentada en la Universidad, o la memoria de cátedra de las oposiciones, o algún informe privado. También cabe esperar la recuperación de cintas magnetofónicas de conferencias, e incluso la transcripción de al menos una cinta de vídeo.

El Prof. Millán-Puelles ya me dijo que él no era partidario de las ediciones póstumas, pues entendía que, si un autor no ha dado a luz en vida alguno de sus escritos, es que no quería que se publicasen. Esto no afecta, por supuesto, a las páginas relativas a las investigaciones sobre la inmortalidad del alma humana, dado que escribió esos cuadernos con el objetivo de ofrecerlos al público.

Dos libros de recopilaciones

De los diecinueve libros «puros» que constituyen el legado básico[5] , en vida, de la producción filosófica de Antonio Millán-Puelles, dos son recopilaciones de artículos: La claridad en filosofía y otros estudios (1958) y Sobre el hombre y la sociedad (1976). Entre uno y otro transcurrieron dieciocho años, y obedecen a escenarios sociales y personales diferentes.

La claridad en filosofía y otros estudios fue el cuarto libro de Millán-Puelles y contiene sólo cinco artículos de tema muy dispar. Tiene al menos la unidad de versar sobre temas casi especializados de la filosofía. El libro recibe el nombre del primer artículo, el de apariencia menos exigente. Le sigue un estudio sobre el concepto de lo viviente en Platón, otro sobre la distinción entre el ser ideal y el ser de razón, otro sobre un argumento de Descartes relativo a la existencia de Dios y el último escrito trata del conocimiento de la intimidad según Jaspers. Aunque breve, sirve para hacerse una idea de las inquietudes básicas y constantes de la especulación de Millán-Puelles.

Las solapas de La claridad en filosofía reproducen párrafos del prólogo, escrito por el propio Millán-Puelles. Este prólogo comienza así: «Los estudios que integran este libro son un testimonio coherente de una manera de concebir la filosofía en actitud de diálogo y esencial apertura» (pág. 13). En estos tiempos, a finales de los años cincuenta, nuestro filósofo llevaba ocho en la cátedra. La Biblioteca del Pensamiento Actual, de la editorial Rialp, colección dirigida por Rafael Calvo Serer, tiene en este libro de Millán-Puelles su número noventa y tres. Calvo Serer y Pérez-Embid, almas de Rialp, se proponen en esa colección una empresa de altos vuelos para la cultura española y han dejado con esas ediciones un rastro digno de elogio, imposible en los tiempos actuales en los que España se ahoga en el progresismo de derechas y de izquierdas. Es muy difícil encontrar hoy una colección de la valía intelectual de la Biblioteca del Pensamiento Actual. Se trataba de una colección moderna y audaz, empeñada en el desarrollo creativo del pensamiento tradicional católico. Millán-Puelles era una figura emergente, que ya contaba, desde los primeros tiempos de su carrera profesional universitaria, de la amistad y del apoyo tanto de Calvo Serer como de Pérez-Embid. Con este libro se presentaba en el ruedo de la discusión filosófico-cultural del momento no como un escolástico agarrotado (adviértase que en 1958 aparecía también la segunda edición de Fundamentos de filosofía), sino también como un pensador capaz de empresas audaces y originales, apertura temática y ambición especulativa. Ya de ello había dado muestras en su Ontología de la existencia histórica, de 1951 (reeditado en 1955).

El segundo libro recopilatorio es Sobre el hombre y la sociedad, de 1976. Se trata de un homenaje. Lo prologa el Prof. Juan José Rodríguez-Rosado, discípulo y amigo íntimo durante muchos años de Millán-Puelles. Arranca así: «En la feliz ocasión de las “bodas de plata” del profesor Millán Puelles [6] con su cátedra universitaria de filosofía, un amplio equipo de colaboradores y discípulos hemos querido ofrecerle, en un homenaje abierto al público, la edición de esta antología, que recoge muy diversos trabajos –conferencias, estudios monográficos, artículos en diarios y revistas-, todos ellos centrados en los temas del hombre y la sociedad» (pág. 5). Aquí encuentra el lector veinticuatro trabajos en una edición cuidada. Hay textos de conferencias, artículos extensos de investigación junto a ensayos breves en «terceras» del diario ABC y artículos de la revista La actualidad española. Los finales de los años sesenta y los principios de los setenta son, seguramente, los más intensos en presencia pública de Antonio Millán-Puelles (aunque esto no puede tenerse sino como hipótesis que sólo podrá darse por confirmada tras un detallado estudio de su actividad total durante esos años).

Todos los trabajos incluidos en ese libro tratan sobre el hombre y la sociedad, como su título declara. Apenas se percibe en ellos el Millán-Puelles que reflexiona, desde sus años de estudiante, acerca de lo real y lo ideal, aunque tampoco esa temática está por completo ausente. En esta ocasión se trata más bien del Millán-Puelles antropólogo y filósofo social. En Sobre el hombre y la sociedad ha de basarse cualquier estudio serio sobre el progreso de la obra antropológica (en sentido amplio) de Millán-Puelles y, desde luego, en sí mismo es un libro de gran interés incluso aunque se lo redujera a los tres primeros artículos: «El problema ontológico del hombre como criatura» [7], «La síntesis humana de naturaleza y libertad» y «El ser y el deber». Estos trabajos anuncian obras amplias futuras de Millán-Puelles, aunque también tienen un sólido valor propio difícil de encontrar en la filosofía española de nuestro tiempo.

Cuatro libros nacidos de conferencias y charlas, más uno

Otros cuatro libros, entre los diecinueve, son obras breves y tienen su origen en intervenciones orales. Me refiero a los titulados La función social de los saberes liberales (1961), Persona humana y justicia social (1962), Universidad y sociedad (1976) y Ética y realismo (1996). Son obras muy diferentes entre sí. La primera tiene una forma más académica y se corresponde con una sola intervención oral. Persona humana y justicia social y Ética y realismo contienen sendas series de charlas y, aunque todas ellas fueron pronunciadas en un marco académico, tienen un estilo menos formal (lo cual para nada obsta al rigor y profundidad de estas obras). Finalmente, Universidad y sociedad contiene cuatro conferencias articuladas alrededor del tema enunciado por el título del libro. Digamos algo más sobre cada uno de estos escritos.

En la Introducción a La función social de los saberes liberales (1961) declara Millán-Puelles que «algunas de las ideas que este libro desarrolla fueron anticipadas en mi discurso de ingreso –con el mismo título- en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, abril de 1961» (pág. 9, en nota). En efecto, las treintaiuna páginas que en ese discurso dedicó al tema elegido, se convierten en el libro en ciento noventa y seis. El libro viene a ser como la ex-plicación, el despliegue, del contenido del discurso, y con ello se muestra de manera material y palpable que una página de filosofía de Millá-Puelles tiene a sus espaldas, fácilmente, un trabajo nada improvisado y bastante extenso. La función social de los saberes liberales se sitúa en la misma línea temática que el célebre El ocio y la vida intelectual de J. Pieper, y la comparación pormenorizada entre ambos libros dejará ver, si se hace, rasgos interesantes de ambos pensadores, siendo el profesor alemán más proclive a las idealistas luces del platonismo, y el gaditano más práctico y directo, por su estilo más afín a lo específico de Aristóteles. Bajo títulos tan inocentes y aparentemente ingenuos se agazapa en realidad, en ambos autores, toda una forma mentis, inasequible por principio al pragmatismo de nuestra cultura (de cuyo aguijón ni siquiera está exento el cristianismo actual).

Persona humana y justicia social (1962) ha alcanzado cinco ediciones en España y, al menos, que yo sepa, una en México (en 1990). «Las páginas de este libro son, en su mayoría, la exposición sintética y ordenada de las ideas que a lo largo de dos cursos he ido perfilando en abierto diálogo con un grupo de amigos –obreros y universitarios jóvenes- hermanados en el interés común por los problemas y las realidades sociales de nuestro tiempo», dice Millán-Puelles en el Prólogo (pág. 7). De aquellas experiencias con la Asociación de la Rábida, con la Universidad de ese mismo nombre y con los Ateneos Populares ha dado alguna cuenta, muy breve, el propio Millán-Puelles en Mis recuerdos de los Ateneos Populares, editado en el volumen de homenaje al Prof. Vicente Rodríguez Casado [8]. Los temas del libro son los que constituyen el nervio o eje de la filosofía social en toda su amplitud: la dignidad de la persona y su relación con la sociabilidad, el concepto del bien común y el de la justicia social, el valor de la propiedad privada y el trabajo, y, finalmente, la función subsidiaria del Estado. Es comprensible que este librito haya alcanzado tantas ediciones, pues viene a ser un magnífico y claro compendio. Constituye una espléndida preparación del monumental Economía y libertad, de 1974, del cual hablaré más adelante.

Universidad y sociedad (1976) se origina en una serie de conferencias. Su título no es suficientemente expresivo de su contenido. Sus cuatro capítulos se orientan a reivindicar la responsabilidad de la iniciativa privada en la Universidad. Se queja Millán-Puelles de la inercia social que da por bueno que la Universidad sea obra exclusiva del Estado; en ello ve una peligrosa pendiente hacia el totalitarismo y la tiranía. No se trata, pues, de un libro de política ni de economía directas, sino de filosofía de la Universidad. Los conceptos de la libertad, la sociabilidad, la subsidiariedad, etc., se ponen sobre la mesa para discutir el liberalismo y el colectivismo en su referencia a la institución universitaria.

Ética y realismo (1996) es fruto, en realidad, del empuje del Prof. José Mª Barrio. Él mismo escribe la Introducción: «Bajo el título Ética y realismo recojo en este volumen un breve ciclo de tres conferencias dictadas por el autor en 1995. El objeto de estas reuniones fue presentar de forma sencilla y didáctica las principales ideas de su libro La libre afirmación de nuestro ser. Una fundamentación de la ética realista (Rialp, 1994), al que remito para un mayor abundamiento. A mi juicio, pese al evidente adelgazamiento, la factura del discurso queda sustancialmente intacta y, a cambio del aparato crítico y los múltiples matices –necesarios en un trabajo de fundamentación de la Ética- éste, aun sin ocultar el trabajo netamente filosófico de la exposición original, ofrece una frescura y sencillez que en aquél falta» (pág. 9). Fue el propio Prof. Barrio quien invitó a Millán-Puelles a pronunciar esas tres «conferencias» en el Colegio Mayor Montalbán, en Madrid; él mismo se preocupó de la grabación magnetofónica, de la transcripción de las cintas, y de presentar a Millán-Puelles el texto resultante para que lo revisara y corrigiera. Gracias al Prof. Barrio dispone el lector de una obrita deliciosa, sencilla y directa, sobre la compleja cuestión de las fuentes de la moral. Es un dechado de facilidad divulgativa compaginada con la exigencia del tema.

Como puede comprobarse en La libre afirmación de nuestro ser, en Ética y realismo se descubre el realismo –como otros podrían decir: el sentido común- de Millán-Puelles en relación con las normas de la conducta humana libre. El realismo práctico no es ni rendición ante la maldad humana, ni moralismo afectivo, sino tensión auténtica del hombre hacia lo que real y verdaderamente le proporciona plenitud. Asimismo explica Millán-Puelles en estas páginas el contraste entre el carácter absoluto de los deberes morales y el carácter relativo de sus contenidos, según un esquema original y sugerente.

A este grupo de cuatro libros puede agregarse uno, el titulado De economía y libertad, que fuera publicado por la Universidad de Piura en 1985. No debe confundirse este libro con Economía y libertad del año 1974. El editado en el Perú viene a ser un resumen, en apenas 150 páginas, de las casi quinientas del libro mayor. El índice de contenidos es exactamente el mismo. Así, pues, De economía y libertad es una pura síntesis de Economía y libertad. Como se refiere a una obra principal, pasa con este libro lo mismo que con Ética y realismo (que, como he dicho, es una presentación de La libre afirmación de nuestro ser). Esta razón lleva a que De economía y libertad pueda figurar en este grupo.

Cuatro libros «escolásticos»

De las diecinueve obras que son libros, quedan ahora doce por presentar. ¿Hay alguna que sea la «principal»? Es decir, ¿hay algún libro entre los escritos por Millán-Puelles a lo largo de su vida que pueda ser considerado como el «más importante» para su filosofía? No hay duda de que la gran obra de la vida intelectual de Millán-Puelles es Teoría del objeto puro. Es el libro más intenso y extenso de toda su producción escrita, el que con más ilusión y más tiempo preparó y en el que dejó su contribución más rotunda a la filosofía. ¿Los otros? Ninguno de los otros libros debe ser minusvalorado por razón de que presenten modales escolásticos porque aparenten ocuparse de asuntos consabidos o menores. La originalidad de Millán-Puelles se manifiesta en todas sus obras escritas.

Por eso comenzaré por describir esos libros que parecen menos personales. Son cuatro: Fundamentos de filosofía, La formación de la personalidad humana, Léxico filosófico y los dos tomos de La lógica de los conceptos metafísicos. En los cuatro se reconoce a un filósofo escolástico, que se mueve con soltura en el vocabulario de la Escuela, que desarrolla temas en forma escolástica. Millán-Puelles se inscribe en esa tradición merced a estas cuatro obras, aunque es muy impreciso decir que el profesor gaditano es sólo un escolástico. Además, el Millán-Puelles integrado en esa tradición no es, de ninguna manera, un pensador mecánico, dogmático o insensible. Lo demuestra justamente el carácter de las cuatro obras a las que ahora me estoy refiriendo. De estas cuatro, dos constituyen una exposición «completa» de la filosofía o, si se quiere decir lo mismo con más precisión, un recorrido por el conjunto de los grandes problemas de la filosofía. Son: Fundamentos de filosofía y Léxico filosófico. Sobre ambos libros remito al lector a un trabajo mío, publicado también en «Arbil», en el número 81, titulado La originalidad de las obras escolásticas de Antonio Millán-Puelles. De este trabajo entresaco algunos párrafos (que indico en su momento con entrecomillados).

«Al margen de motivaciones externas, en su inmediata sustancia los Fundamentos de filosofía se proponen, según declara literalmente su autor [9] , “ofrecer al lector un mínimo sistema de conocimientos filosóficos, expuestos con la concreción imprescindible para que realmente puedan servir a los intereses de una formación superior” [10] . Es decir, el autor intenta condensar en las seiscientas setenta páginas de este libro la información que se precisa como base para una cultura de alto nivel. Algo así como el abecé de la filosofía, como las primeras sopas para una persona culta. A lo que añade: “Por [11] encaminarse a una formación realmente articulada y eficaz, las enseñanzas que aquí se brindan han procurado ser, más que personalmente originales, fieles a un pensamiento depurado por una experiencia multisecular y que, lejos de haber sido excluido por las geniales improvisaciones de algunos filósofos, goza en la actualidad de una excelente salud” [12]. Naturalmente, ese “pensamiento depurado por una experiencia multisecular” al que se refiere Millán-Puelles no es otro sino el de la escolástica cristiana medieval en su más amplio alcance histórico».

Así, pues, Millán-Puelles «no es original en Fundamentos por lo que respecta a planteamientos y problemas, y deberá añadirse enseguida que Millán-Puelles es original, a pesar de todo, y lo es por cuanto lo que expone en ese libro tiene su origen no sólo en lo que otros (escolásticos, y no escolásticos) pensaron y dijeron, sino también y sobre todo en lo que Millán-Puelles entiende y justifica como verdadero. En Fundamentos no hay simple y solamente repetición, sino al mismo tiempo recreación. No hay en Fundamentos ningún pasaje del que pueda pensarse que su autor lo tiene a distancia y no se compromete en él, reproduciendo como mero copista lo que dicen los manuales escolásticos; sino que la escolástica de este libro es asumida, vivida, afirmada como propia por su autor».

En más de una ocasión, en conversaciones familiares informales, Millán-Puelles se lamentaba de que hubiera profesores de filosofía que no tienen un conocimiento básico de los grandes asuntos filosóficos. Solía decir que son profesores que no han «mamado» las «primeras leches» filosóficas. Añadía que esos esquemas o ejes de coordenadas podrían ser los que se quisieran -los kantianos, los aristotélicos, los platónicos… -, pero que eran imprescindibles para que el pensamiento pueda progresar y, además, para que sea posible un diálogo real incluso entre pensadores de escuelas diferentes. Pues bien, ese objetivo se logra si se asimilan los Fundamentos de filosofía. Se trata de las «primeras leches» en filosofía aristotélico-tomista.

Fundamentos tiene además un valor histórico que es necesario reconocer. El 4 de septiembre de 1985 el Prof. Millán-Puelles fue hecho Miembro Académico Honorario de la Universidad Adolfo Ibáñez, de Chile. En el acto de nombramiento el entonces Rector de aquella Universidad, Prof. Gonzalo Ibáñez, contó lo siguiente: «Es difícil explicar a los jóvenes de hoy, lo que otros jóvenes entre los cuales me contaba sentimos hace casi treinta años cuando cayó en nues­tras manos y pudimos leer y estudiar los Fundamentos de Filosofía de Antonio Millán-Puelles, libro que a poco andar denominaríamos "el Millán-Puelles". Lo hacíamos guiados por el benemérito maestro, sacerdote y también Miembro Académico Honorario de esta Universidad, el Rvdo. P. Osvaldo Lira. Eran años de revolución en los cuales hasta los pilares más sólidos de la cultura y del conocimiento vacilaban y caían. Las universidades se desplomaban y se convertían en centros de agitación y de estéril demagogia. Muchos sacerdotes y no pocos obispos tiraban por la borda el bagaje intelectual en el que ha­bían sido formados y se encandilaban con viejos errores presentados con nuevas etiquetas y querían obligar a los fieles en nombre de la fe a doblegarse ante ellos. Nuestra patria, débilmente gobernada y enceguecida por las ideologías, se desgarraba en lucha de facciones y rápidamente caía como por un tobogán al borde del precipicio que significaba la guerra civil». Y proseguía: «La obra a que me refiero, junto a otras del mismo autor, a las del Padre Osvaldo Lira, de Jaime Eyzaguirre y de algunos otros notables maestros, contribuyeron decisivamente a templar nuestro espíritu mostrándonos un camino de sabiduría que las instancias oficiales de educación en nuestra patria nos negaban y que a poco andar descubriríamos que era el camino pro­pio de nuestra cultura, de la cultura occidental y cristiana. A través de esas obras y de esos maestros nos pusimos en contacto con las fuentes mismas de esa cultura y con sus figuras más preclaras. Fue así como conocimos a Santo Tomás y Aristóteles, a San Agustín y los Padres de la Iglesia, a la Escolástica Española de Vitoria a Domingo de Soto y Domingo Báñez, a la re­novación Tomista iniciada por el Papa León XIII y su encíclica Aeterni Patris». Lo que el Prof. Ibáñez refería al Chile de los años cincuenta es aplicable a todo el ámbito hispano en los alrededores del Concilio Vaticano II. Fundamentos fue un instrumento clave para la contención del modernismo en numerosos ambientes católicos, desde su aparición en 1955.

Desconozco las circunstancias concretas que concurrieron en la publicación de Léxico filosófico. Creo que hubo un promotor mexicano que propuso y sufragó el proyecto, pero no tengo seguridad a este respecto. Lo que, en cualquier caso, sucedió con este libro fue algo completamente distinto de lo que había acontecido con Fundamentos. Léxico ha pasado sin pena ni gloria; ni ha suplido a Fundamentos, ni ha sido texto para Universidades, ni ha sido manual de referencia para profesores, ni ha interesado a los investigadores. ¿Habría la impresión en 1984, en los ambientes cultos y católicos, de que ya no son interesantes los tratados sistemáticos de filosofía aristotélica? Es posible que este hecho tenga un significado que trasciende la simple cuestión comercial.

Sin embargo, Léxico tiene un valor en cierto modo superior a Fundamentos, en el conjunto de la producción escrita emilianense. En 1955, era un joven catedrático el que establecía en Fundamentos el mapa inicial de sus excursiones filosóficas, un a modo de status quaestionis general para situar el punto de partida. En 1984, casi treinta años después, aquel catedrático estaba a punto de retirarse de las aulas, jubilado a la fuerza por la legislación española del momento, y hacía en Léxico su última revisión integral de la filosofía y de lo que él mismo había avanzado en ella, en los prolegómenos del siguiente libro -la obra de su vida- Teoría del objeto puro, que saldría a la calle en 1990.

Léxico filosófico está ordenado según artículos alfabéticamente sucesivos, y no es, de ninguna manera, un diccionario filosófico al estilo del Vocabulaire francés de Lalande, la Enciclopedia filosofica italiana de Gallarate o cualquier otro. En este libro «hay más artículos dedicados a cuestiones metafísicas que al resto de las cuestiones. Y entre los artículos relativos a esta materia, son abundantes los de teología natural». En efecto, de los cincuenta y ocho artículos de que consta la segunda edición de Léxico, cinco se dedican a la exposición de cada una de las cinco vías de Santo Tomás para demostrar la existencia de Dios, otro versa sobre el argumento ontológico, y los hay dedicados al estudio del concurso, la ciencia divina, la creación, etc. «Por el contrario, la lógica está reducida al mínimo (y este mínimo, circunscrito a la lógica material), como también la filosofía de la naturaleza. Son pocas las páginas que en Léxico se refieren a la filosofía de la naturaleza, pero no deja de subrayar Millán-Puelles la importancia de los problemas de continuo y de la extensión. Por otro lado, toda la psicología filosófica se reduce en Léxico al estudio de las dimensiones específicas del ser humano: el entendimiento, la voluntad, la libertad y la inmortalidad del alma del hombre. Tomemos nota, en fin, del importante aumento relativo que en Léxico tiene el número de páginas dedicadas a cuestiones de ética que en Fundamentos no aparecen. Familia, trabajo, derecho de propiedad, sociedad civil, justicia, etc., recogen ideas que Millán-Puelles llevaba muchos años sosteniendo en múltiples conferencias, artículos y libros».

La formación de la personalidad humana ha sido un libro de éxito. Contiene un estudio sistemático de la teoría de la educación de Santo Tomás de Aquino y es utilizada profusamente en las Facultades de Ciencias de la Educación en las materias de fundamentos. No había en aquel momento (1963) ninguna obra que expusiera con el detalle conveniente la doctrina tomista sobre la educación. Millán-Puelles acometió esa empresa, siendo, como era, desde 1951, catedrático de Fundamentos de Filosofía, Historia de los Sistemas Filosóficos y Filosofía de la Educación en la Universidad de Madrid. Son dignas de atención las numerosas investigaciones fundamentales de Millán-Puelles en materia educativa, que se han orientado siempre hacia la defensa de los derechos de la iniciativa privada frente a la tiranía estatalista y ha situado la educación en el marco antropológico global de la orientación del hombre hacia su fin último. En Millán-Puelles no hay una escisión entre las dimensiones psicológica, social, política, moral, económica y familiar de la educación, pues ésta es concebida por el filósofo alcalaíno como la promoción completa del hombre completo hacia su cabal cumplimiento. En este sentido, La formación de la personalidad humana engarza perfectamente con la amplísima obra antropológica de Millán-Puelles y con el ya mencionado Universidad y sociedad, también de temática educativa.

Por lo que respecta a La lógica de los conceptos metafísicos, en dos volúmenes, se trata del último libro que Millán-Puelles publicó, en los años 2002 y 2003. Hacía mucho tiempo que le rondaba esa temática por la mente, ya que, una vez terminada Teoría del objeto puro, solía preguntar a sus amigos qué temas podría abordar en sus próximos libros, y uno de esos temas era el de esta lógica especial; otro tema ya previsto al menos desde entonces era el de la inmortalidad del alma humana (y sobre ello se encontraba escribiendo cuando falleció, como ya he recordado antes). No se trata, pues, de un asunto que apareciera accidentalmente como tarea para investigar, y es muy posible que un examen detenido pueda encontrar sugerencias y anticipos de este libro en escritos anteriores de Millán-Puelles.

En apariencia se trata de un asunto especializado y preciso. Ahora bien, en los tratados clásicos de lógica no se encuentra una sección sobre este tipo de conceptos. De hecho, Millán-Puelles critica, con todo respeto, a los autores tradicionales, como J. Gredt, que pasan por alto todo este amplio apartado de la lógica. Por otro lado, este asunto de los conceptos metafísicos es ocasión para que Millán-Puelles realice una intensa y profunda revisión de cuestiones centrales de la metafísica misma, como se comprueba en el capítulo dedicado al estudio de la prioridad del concepto de ente, la derivación de las propiedades del ente (los famosos «trascendentales»), o la complejísima cuestión de la analogía. No hay una ruptura de los esquemas clásicos, sino una original ampliación, fruto de toda la carrera de Millán-Puelles.

Esta obra permite comprobar también hasta qué punto es la obra de Millán-Puelles una investigación aventurera. La lógica de los conceptos metafísicos no fue escrita a partir de un guión o esquema de conjunto, como sucede con los otros libros de este pensador, sino que fue creciendo a medida que Millán-Puelles avanzaba sus lecturas y recopilación de materiales. Desde el principio Millán-Puelles contaba con incluir entre los conceptos metafísicos dos clases, la constituida por el ente y sus propiedades, y la formada por Dios y sus atributos. Poco a poco surgió la necesidad de reconocer una tercera clase, de la cual se trata en la última parte del libro, determinada por los conceptos metafísicos «restringidamente universales de perfecciones puras». Son de este tipo los conceptos de sustancia, persona, acto, existencia, vida, etc. En este libro puede verse en ejercicio la inteligencia de un filósofo que penetra los esquemas recibidos, los asimila y los enriquece.

Cuatro estudios antropológicos

En las proximidades de las tres obras que hacen de Millán-Puelles un autor digno de mención en la historia de la filosofía hay que situar cuatro títulos de situación temporal, circunstancias y alcance desiguales, pero unidos en el factor común de su temática antropológica lato sensu. Abarcan un arco de casi cincuenta años de trabajo y dejan bien demostrado que Millán-Puelles es un pensador cuyas reflexiones se orientan cardinalmente en dos direcciones, hacia los asuntos metafísicos y antropológicos: objetividad y libertad, como recuerda A. Llano.

El más antiguo de estos libros es Ontología de la existencia histórica, publicado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas el mismo año que Millán-Puelles obtuvo la cátedra universitaria. En sí mismo es un estudio de los fundamentos antropológicos de la historicidad. No se trata tanto de la historia en sí misma, cuanto de cómo está constituido su sujeto. Como si dijéramos, a la kantiana: es el estudio de las condiciones antropológicas de la posibilidad de la historia. ¿Cómo ha de ser el hombre, si se da la historia como «producto» suyo? Uno de los objetivos de este libro es mostrar también lo peculiar y propio de la temporalidad humana; la historia, para Millán-Puelles, no es el puro transcurso del tiempo físico, sino el modo como ese transcurso brota del hombre y le afecta y contiene en sí mismo rasgos específicos del hombre. Otro mérito de esta obra es su directa y franca discusión con el historicismo. Millán-Puelles no acepta que la historia sea «extrínseca» al hombre, pero tampoco disuelve el ser del hombre en su historia. Hay en esta obra una reivindicación de la naturaleza humana como algo estable que, al mismo tiempo, exige la historicidad y la provoca. Numerosos escritos breves de Millán-Puelles recuperan y prolongan tesis plasmadas o esbozadas en Ontología de la existencia histórica.

El segundo de estos libros es Economía y libertad, de 1974. Se trata, en efecto, de un tratado de filosofía de la economía elaborado con una perspectiva única. Su Apéndice, al final, da idea de cuál es el origen problemático del libro. Este Apéndice se titula «Las prioridades esenciales de la actividad socioeconómica», y comienza así: «El tema considerado en este apéndice es el que inicialmente dio ocasión a la presente obra. Si ahora cabe estudiarlo al final de ella es porque ya contamos con las bases precisas para ir al fondo de él y para hacernos cargo de su sentido sin prescindir de la complejidad de los asuntos con los cuales entra en relación inmediata o mediata» [13]. Se trataba, pues, de analizar la estructura y dinámica de las necesidades humanas, y ese objetivo llevó a Millán-Puelles a una amplia excursión por el campo de la economía armado con los conceptos de libertad, bien común, bienestar, etc. Porque, «en general, el tema de las determinaciones económicas de la existencia humana –decía Millán-Puelles en la Introducción- replantea los problemas capitales de la antropología filosófica»[14]. Pues «la economía en general, y particularmente cada uno de los hechos que le atañen, implican las dimensiones superiores de la vida del hombre: por una parte, la lógica del raciocinio y del proyecto, y por otra la posibilidad y el riesgo de elegir. Por esta doble y esencial implicación es por lo que en sustancia son complejas las determinaciones económicas de la existencia humana, incluso las más sencillas» [15].

Este extenso libro se divide en tres partes, según se considera en cada ocasión la economía en referencia a una forma específica de libertad. «En una primera parte, que considera “el ámbito de la economía”, la libertad de la que se va a tratar es la que hace posible la indefinida amplitud del horizonte de las necesidades humanas (frente al estrecho y siempre limitado repertorio de las necesidades del puro y simple animal). En la segunda parte, que versa sobre “la economía y el libre arbitrio del hombre”, vuelve a aparecer la libertad, pero no ya en la acepción anteriormente descrita, sino en el sentido más frecuente, que es el de la capacidad de decidir. Finalmente, la tercera parte de la obra se hace cargo del tema de “la economía y la libertad moral”, tomando la libertad en una acepción irreductible a las dos ya indicadas y que no expresa algo que ya esté dado con la índole específica del hombre, sino un bien que éste puede conquistarse» [16].

Veintiún años después aparecía, en Ediciones Rialp, El valor de la libertad, que prolonga y resume las reflexiones que, a lo largo de su carrera, realizó Millán-Puelles sobre la libertad. La continuidad y coherencia de este libro con Economía y libertad son inequívocas. Pero su origen fue coyuntural. Una vez publicada La libre afirmación de nuestro ser, en 1994, se embarcó Millán-Puelles en la redacción de un amplio informe que le fue solicitado por un amigo. Este extenso informe fue entregado ese mismo año y fue transformado, con las modificaciones oportunas, en este libro.

El valor de la libertad es un ejercicio de mesura y ponderación. No se trata de una teoría de todas las dimensiones de la libertad, sino sólo de su valoración. Para ello, Millán-Puelles pone entre paréntesis las desaforadas sobrevaloraciones de la libertad y ofrece un cuadro sintético de las formas y dimensiones esenciales de ella. Queda de Millán-Puelles como legado imperecedero la crítica de las clasificaciones insuficientes de la libertad y el cuadro clasificatorio final. Para Millán-Puelles las libertades son innatas o adquiridas; las innatas incluyen la libertad de arbitrio y, en su base, las libertades «trascendentales» de inteligencia y voluntad. Las libertades adquiridas son: la libertad moral y la libertad política. Resulta chocante que, junto a las libertades de los gobernados, Millán-Puelles defienda también una libertad propia de los gobernantes.

El interés por la verdad también destila una sólida reflexión de Millán-Puelles sobre la condición humana. No es tan sólo una glosa del «todos los hombres desean por naturaleza saber», la famosa primera frase de la Metafísica de Aristóteles, sino que la encuadra y completa con toda una filosofía del estudio y de la comunicación. La primera parte del libro estudia el «interés cognoscitivo» por la verdad y la segunda analiza el «interés comunicativo». Aquí pueden encontrarse interesantes sugestiones para el enjuiciamiento de la comunicación periodística y unas originalísimas consideraciones sobre la moralidad de la mentira.

Tres libros que hacen historia y una tesis doctoral

Llegamos, así, al grupo que cabe formar con los libros esenciales de Millán-Puelles, aquellos que hacen del filósofo gaditano un pensador clave en el siglo XX.

Según su orden cronológico, el primero que debe considerarse es La estructura de la subjetividad, de 1967. Su núcleo original está constituido por las lecciones que el Prof. Millán-Puelles impartió en la Universidad de Maguncia como Gastprofessor. No tengo ni idea de dónde pueda estar el texto original de estas lecciones. Lo más probable es que se hayan perdido, habida cuenta de que Millán-Puelles era poco ordenado con sus papeles pasados y que se trasladó varias veces de casa y pudieron echarse a la basura en cualquier ocasión. Parece ser que esas lecciones alemanas se corresponden con los dos últimos capítulos del libro, agrupados bajo el título de «Teoría de la intimidad» y ocupan casi noventa páginas (el libro tiene cuatrocientas veintiuna).

En 1973 aparecióla versión italiana de este libro, con el título La struttura della soggettività, en ediciones Marietti. Esto fue posible por la intervención de algunos amigo italianos de Millán-Puelles, uno de los cuales significativamente era Cornelio Fabro. Es conocida la anécdota del encuentro de Millán-Puelles con K. Wojtyla en Roma hacia 1974. El que iba a ser Papa Juan Pablog II llevaba en su cartera un ejemplar de este libro en italiano. Millán-Puelles y K. Wojtyla se reconocieron en los maestros comunes.

Persona y acción, de K. Wojtyla, es un intento de fundamentación antropológica de la ética. Toma como hecho de partida la acción humana y pretende descubrir la estructura del ser humano que hace posible esa estructura, es decir, las condiciones humanas de la posibilidad de la acción propia del hombre. Pues bien, La estructura de la subjetividad se propone algo semejante, solo que el hecho de partida que toma en cuenta no es la acción humana, sino el hecho de que el hombre se equivoque. Con este modo de plantear el estudio del hombre, Millán-Puelles se sitúa en el corazón de los problemas antropológicos modernos. Por un lado, Millán-Puelles se encara con la moderna tradición racionalista-idealista, desde Descartes hasta el idealismo absoluto, que pone en cuestión la objetividad del conocimiento; por otro, discute también con el existencialismo y todas las formas actuales de supresión de la naturaleza humana en nombre de la conciencia. El resultado es una forma de antropología fundamental realista en la que se unen, con soltura y facilidad, la fenomenología y el pensamiento aristotélico-tomista.

En 1990 llegó la «obra de su vida», preparada en detalle durante cinco años intensivos: la Teoría del objeto puro. Su gestación se remonta a los inicios mismo de la carrera académica de Millán-Puelles, cuando elaboró su tesis doctoral, en 1947, en la Universidad de Madrid, sobre El problema del ente ideal en la fenomenología (dirigida por Leopoldo Eulogio Palacios y con la que obtuvo el Premio Extraordinario de Doctorado). Fue al poco tiempo editada esa tesis por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas con el título El problema del ente ideal. Un examen a través de Husserl y Hartmann.

Teoría del objeto puro tiene ochocientas treinta y seis páginas. El texto de la contraportada describe ajustadamente de qué se trata: «La metafísica realista debe quedar complementada con una explícita teoría de lo irreal, y a esta exigencia dedica este libro el profesor Millán-Puelles. Lo titula Teoría del Objeto Puro por el hecho de que los objetos irreales no son propiamente seres, sino puros objetos de conciencia, presentes sólo a ella y para ella. La crítica al inmanentismo que se opone a toda metafísica realista ocupa casi toda la introducción de esta obra, puesta al servicio de un realismo teórico –que implica una cabal superación del principio de la inmanencia. La rigurosa determinación del concepto de lo irreal es el tema central de la Primera Parte. Y en la Segunda se establece el más sistemático y completo catálogo que se ha hecho hasta ahora de lo irreal. La tradicional figura del “ente de razón” es, para el autor, solamente una de las formas en que el objeto puro aparece ante la conciencia. La investigación del origen y de la finalidad de lo irreal es el cometido de la Tercera Parte. ¿Por qué aparece ante nosotros lo irreal –incluso la propia nada- y para qué nos sirve esta clase de objetos, a pesar de que carecen de existencia? El libro se cierra con el análisis de la función de lo irreal como un indispensable requisito dela praxis humana, para llegar a la conclusión: “en todo uso de la libertad, lo irreal es imprescindible para la realidad de nuestro ser”».

Poco después de la edición española se puso en marcha una edición en inglés en Alemania. Vio la luz en 1996: The Theory of the Pure Object, traducida y editada por Jorge García-Gómez, en la casa Carl Winter Verlag, de Heidelberg. Para que tuviera lugar esta edición fue relevante el extraordinario juicio que sobre la Teoría del objeto puro se hizo Josef Seiffert, Rector de la Academia Internacional de Filosofía entonces radicada en Liechtenstein. Esta versión germánica fue cuidadosamente vigilada por el Prof. Millán-Puelles. Por un lado, revisó con todo detalle el texto traducido al inglés y, al compararlo con el castellano, pudo advertir muchas erratas (algunas graves) que hay en la edición española. Por otro lado, el traductor, Prof. García-Gómez, perfiló el aparato crítico pasando a pie de página referencias que en la versión original eran suficientes pero incompletas. La edición inglesa, pues, es necesaria a quien quiera hacerse una idea académica afinada de la Teoría del objeto puro.

Por este solo libro debería Millán-Puelles figurar en la historia de la filosofía universal del siglo XX.

La tercera obra vertebral de Millán-Puelles es La libre afirmación de nuestro ser. Una fundamentación de la ética realista, de 1994. Es un texto que resiste la comparación con El formalismo en la ética y la ética material de ls valores de M. Scheler o con la Fundamentación de la metafísica de las costumbres, de Kant. Millán-Puelles se mueve en esta obra, una vez más, en la dirección del realismo, práctico en este caso. Juan Pablo II, en Memoria e identidad, ha dejado dicho que «con la ética del imperativo categórico, Kant puso de relieve con buen juicio la obligatoriedad en las decisiones morales del hombre; pero, al mismo tiempo, se apartó de lo que es el criterio verdaderamente objetivo de tales decisiones: destacó la obligatoriedad subjetiva, pero descuidó lo que es el fundamento de la moral, es decir, el bonum honestum». Millán-Puelles desarrolla en La libre afirmación de nuestro ser una inspiración semejante, cuando alaba el análisis formal que Kant ofrece de la moralidad, al tiempo que lo rectifica en su raíz misma con la consideración del sentido y alcance de la materia de lo moral.

Son dignos de estudio los muy sugestivos comentarios de Millán-Puelles sobre el relativismo moral. Para nuestro filósofo, los preceptos morales son absolutos por su forma y relativos por su materia. Tampoco es desdeñable la aportación de Millán-Puelles en el sentido de una peculiar y original demostración «moral» de la existencia de Dios.

Epílogo

El objetivo de este trabajo es tan sólo hacer una somera presentación de la obra literaria básica de Antonio Millán-Puelles. Se ha desplegado una enumeración de títulos agrupados de manera meramente pragmática. Una clasificación intrínseca y temática debería tener en cuenta otros criterios, referidos, como es lógico, a las aportaciones doctrinales de Millán-Puelles y al campo total de la filosofía. A tales efectos, el presente trabajo es instrumental y preliminar.

Queda ahora en nuestras manos aprovechar este legado y hacerlo operativo en la cultura de nuestro tiempo. La obra de Antonio Millán-Puelles es ejemplar en su ejecución y abre caminos de claridad para la filosofía del futuro. Sus escritos, necesitados de las oportunas reediciones y recopilaciones, son también incitación y guía para nuevas singladuras del pensamiento. La obra de Millán-Puelles abre una enorme cantidad de perspectivas merecedoras de investigación rigurosa. Tanto porque pone a la vista una original perspectiva sobre la situación de la filosofía hasta nuestros días, como porque inaugura temas sugestivos y prometedores. Millán-Puelles no se alinea en exclusiva en ninguna escuela ni tendencia definidas y, sin ser sincrético, aprovecha el diálogo con los grandes de la historia en la estela de la tradición aristotélico-realista. Ello mismo le convierte en un autor muy interesante para sacudir las inercias de los grupos y tendencias al uso.

Para el lector culto, para el intelectual no especialista en filosofía, Millán-Puelles ha sido siempre un autor muy asequible. Son difíciles los temas que aborda en Teoría del objeto puro y en La estructura de la subjetividad, que son las dos obras más arduas. No obstante, Fundamentos (y el olvidado Léxico) sigue siendo un manual de referencia que debería estar en una biblioteca indispensable de filosofía. Los otros libros casi siempre son asequibles para quienes no cedan ante la exigencia de la argumentación. En todo caso, la tersura del estilo emilianense acaba haciendo accesible la radicalidad de lo real sin concesiones a la facilonería.

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José J. Escandell



[1] El hombre en busca de sentido, Herder, Barcelona, 18ª ed., 1996, pág. 87.

[2] Actualmente hay accesibles tres listados de las obras de Millán-Puelles. Los dos primeros son obra del Prof. Rafael Alvira: R. Alvira, (coord.), Razón y libertad. Homenaje a Antonio Millán‑Pue­lles, Rialp, Madrid, 1990, pp. 13-14; AA. VV., Objetividad y libertad. Jornadas sobre la obra filosófica de Anto­nio Millán-Puelles, «Anuario Filosófico», vol. XXVII/2, 1994, págs. 250-259. Estas bibliografías son la base de la de J. Villagrasa, Metafísica e irrealidad. Contribuciones al realismo metafísico de la Teoría del Objeto Puro de Antonio Millán-Puelles, Excerpta ex dissertatione ad doctoratum. Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, Facultad de Filosofía, Roma, 2002, pp. 163-178.

[3] Tomo los datos del catálogo de la Biblioteca Nacional de España.

[4] También hay folletos y lugares de Internet que reproducen artículos de Millán-Puelles y resúmenes o extractos de obras suyas. Casi nunca se trata de escritos autorizados por él.

[5] Habrá que hacer en su momento el balance de los escritos menores de Millán-Puelles. Hay constancia de algo más de ciento cincuenta. Habrá que valorar sus contenidos y compararlos con los de los libros. Lo más probable es que los libros contengan, como digo, lo «básico» de Millán-Puelles y que los escritos menores, en general, apoyen, complementen, expliquen o ilustren los contenidos de los libros.

[6] Antonio Millán-Puelles recibió el apellido Millán de su padre y el de Puelles de su madre. Por razones principalmente de afecto a sus padres, ambos apellidos fueron unidos por él hace pocos años, de modo que, en el Registro Civil, nuestro filósofo pasó a llamarse Antonio Millán-Puelles Muñoz (Nota mía).

[7] Es conocida la anécdota relativa al encuentro de Millán-Puelles con K. Wojtyla (luego, Papa Juan Pablo II).

[8] Fernando Fernández (ed.), El espíritu de la Rábida, Unión Editorial, Madrid, 1995. El escrito de Millán-Puelles ocupa las páginas 674 a 677.

[9] Cito Fundamentos de filosofía por la 8ª ed., de 1972. No hay cambios ni de paginación en ediciones posteriores.

[10] Op. cit., pág. 9.

[11] En el texto editado de referencia pone “para”. El autor me indicó que esa es una errata no corregida.

[12] Op. cit., pág. 10.

[13] Economía y libertad, Publicaciones del Fondo para la Investigación Económica y Social de la Confederación Española de Cajas de Ahorros nº 57, Confederación Española de Cajas de Ahorro, Madrid, 1974, pág. 437.

[14] Op. cit., pág. 11.

[15] Ibidem.

[16] Op. cit., pág. 14.


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