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Indice de contenidos

- Texto completo de la revista en documento word comprimido
- Un retrato íntimo de los "intelectuales" elaborado por Paul Johnson: ideología, cambio cultural y transformación social
- El nacionalismo del "Estado moderno", resultado del contractualimo, principal enemigo del patriotismo
- Deberes de los católicos en política. Un recordatorio vaticano
- Editorial: Sobre la concurrencia o no del "casus belli"
- No a una guerra inmoral aunque economicamente rentable; Comprendo, pero no comparto
- José Cadalso y el "dolorido sentir" por España: Una relectura
- El PNV y la lucha contra el terrorismo: el perro del hortelano
- Virtudes del filósofo
- Nuevo Paradigma vs. cristianismo
- La educación el siglo XXI (II Parte)
- Tintín y Hergé
- Historia del ama de casa
- El "patriotismo constitucional"
- Beato Junípero Serra, fundador de ciudades, creador de California
- Triste Aniversario
- Repensar críticamente la modernidad: Rebeldías
- La M. Ana Alberdi, una contemplativa Concepcionista de "La Latina"
- Iglesia española: entre el CIS y la BBC
- Tertulia de Arbil-Bilbao
- Tertulia de Arbil-Madrid
- Textos clásicos: Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo

Especial sobre el islam

- El islam wahhabita
- Islam y Cristiandad: la guerra de los mil y un años
- Arabia Saudí: ¿Caballo de Troya del fundamentalismo islámico o aliado de Occidente?
- La secta de Mahoma: un mormonismo con éxito
- Europa, Turquía, España
- ¿El islam que viene; nueva configuración social en Europa o reto al orden público?
- Ceuta y Melilla: La defensa de las dos ciudades españolas
- El problema geoestratégico del Islam
- Isla Perejil: ¿incidente aislado o expresión de un conflicto permanente?
- A propósito del Islam en el África subsahariana
- El Islam de Bosnia, una frontera en el interior de Europa
- Mohamed VI, el último rey marroquí
- Las atrocidades ignoradas de Sudán
- Otros artículos relacionados con el mundo mahometano recogidos en Arbil


CARTAS

Arbil cede expresamente el permiso de reproducción bajo premisas de buena fe y buen fin
Revista Arbil nº 66

Las atrocidades ignoradas de Sudán

por Ángel Expósito Correa

A través de un cuestionario a Peter Hammond y con el uso de testimonios de supervivientes de la persecución se informa sobre el genocidio que sufren los cristianos negros en Sudán por parte de los mahometanos


"La Corte Suprema sudanesa ha establecido que la crucifixión de los apóstatas, esto es, de personas que eran musulmanas prácticantes y que se convirtieron al cristianismo, es constitucional. Y éste es el gobierno (sudanés) que ha reemplazado al estadounidense en la Comisión para los derechos humanos de las Naciones Unidas". Peter Hammond, director de Frontline Fellowship

P. ¿Qué está ocurriendo actualmente en Sudán? ¿Es muy grave la situación?
R. Desde 1995 Sudán vive la más larga de las guerras que se están librando hoy en el mundo. Al final de la década de los 70 fue proclamado un alto el fuego, que sin embargo tuvo breve duración y así en 1983 el conflicto retomó su pleno ritmo: en los últimos diecisiete años han muerto dos millones de personas. Es una guerra intensísima entre el Norte árabe-musulmán y el Sur negro y cristiano. Los árabes-musulmanes septentrionales son la mayoría, pero los negro-cristianos son la mayoría en el Sur. No obstante en todo el país sean una minoría, los cristianos constituyen la mayoría de la población en el Sudán meridional. En práctica se trata de dos países: el Norte árabe-musulmán y el Sur negro y cristiano. No obstante se trate de dos pueblos completamente distintos desde el punto de vista cultural, religioso y étnico, el gobierno sudanés quiere imponer la ley islámica también a los cristianos del Meridión. Y, cuando los cristianos se han opuesto, el gobierno ha empezado a bombardear los hospitales y los colegios, y a reducir a los niños a la esclavitud. La situación es gravísima.

P. Si no leyera lo publicado por WorldNetDaily, no tendría la clave para entender lo que ocurre en Sudán. En general, África es víctima de la confusión. Usted narra de iglesias bombardeadas, de hombres, mujeres y de niños violados, torturados y asesinados, y de miembros amputados, pero de esta tragedia la opinión pública no sabe nada. Sin embargo se trata del género de atrocidades sobre las que habitualmente se lanzan las organizaciones temáticamente empeñadas en recoger y difundir informaciones. ¿Por qué la historia de Sudán es ignorada?
R. Es una pregunta más que acertada. Para mí es un escándalo. ¿Cómo pueden los medios de información de masas del mundo entero ignorar al país más grande de África? ¿Cómo pueden los corresponsales de guerra ignorar la más larga guerra que todavía se libra? Han muerto más personas en el conflicto actualmente en curso en Sudán que no en todas las guerras que ensangrentaron la ex-Yugoslavia, el Rwanda y la Somalia juntas. Es una guerra calientísima y la diana son los cristianos.

P. Se ha hablado mucho de la supuesta limpieza étnica en los Balcanes, sin embargo en Sudán se está realizando una verdadera y propia cruzada religiosa.
R. El gobierno musulmán la llama jihad, esto es, una guerra santa, denomina a los hombres que luchan contra el Meridión "guerreros santos", o bien "mujahedin", y afirma que los que mueren durante la batalla son "mártires santos". Para el gobierno sudanés se trata sin lugar a dudas de una guerra de religión y existe nada menos que una política oficial de "arabización" y de "islamización". Todos tienen que hacerse árabes en la lengua y en la cultura, así como islámicos en la religión, o bien son reducidos a esclavitud, asesinados o exiliados. Esta es la política oficial públicamente manifestada por los jefes de Sudán.

P. Una pregunta evidente, aunque material, que debería alentar a Occidente a interesarse por las atrocidades cometidas en Sudán es el petróleo. En este país africano hay tropas chinas desplegadas en defensa de los campos petrolíferos. Me equivoco, ¿o Sudán es rico en petróleo?
R. Sí, es sin lugar a dudas el petróleo el que "carbura" la guerra. Se trata una vez más de sangre contra petróleo: la sangre de los negros cristianos a cambio del petróleo. Son las compañías petroleras Talisman Energy, de Calgary en Canadá, y China Petroleum que hoy alimentan la guerra mediante las ingentes inversiones de centenares de millones de dólares a favor de este gobierno del Frente Nacional Islámico, el cual ha públicamente declarado que la mayor parte de los ingresos producidos por la investigación y por el explotamiento petrolíferos del país son empleados cada vez más para comprar las armas luego utilizadas en la guerra contra el Sur. El gobierno describe oficialmente así su propia política. Y, para asegurarse la posibilidad de explotar los campos petrolíferos, ha destruido las viviendas de más de 40.000 personas, que luego, con la política de la "tierra quemada", ha obligado con la fuerza a marcharse. De esta forma deja total libertad de maniobra a las compañías petroleras, que así actúan sin preocuparse de los habitantes y de los lugares.

P. No me gustaría parecer poco delicado, pero esta situación se prolonga desde hace mucho tiempo... En el Sur, ¿ha quedado algún número significativo de cristianos?
R. Cierto. Acabo de regresar de aquél país y en los últimos siete meses he partecipado a seis misiones, cuatro de las cuales propio en Sudán. Estaba ahí a finales de abril y en aquel momento la presencia cristiana demostraba un fuerte crecimiento. Es sorprendente. Es el país más grande de África, ceñído por la tenaza del más largo conflicto del siglo XX, es la comunidad cristiana más antigua del Continente. Allí los cristianos están sufriendo la más terrible de las persecuciones, pero su Iglesia es la que crece con mayor rapidez. El número de las iglesias está creciendo con tanta velocidad que se duda en creerlo. Una de las varias denominaciones cristianas presentes en el país ha pasado de dos a cientocuarenta comunidades en apenas diez años. Un ministro de culto cristiano conocido mío ha llevado a la propia iglesia dieciocho mil personas en los últimos dos años y medio. La Iglesia de Sudán se está desarrollando de forma enorme y a veces llegan a Cristo incluso musulmanes. No obstante, los muertos y los sufridos son muchísimos, y el número de las atrocidades cometidas en el país es enorme.

P. Además de éste abundantísimo crecimiento espiritual, ¿hay alguien que ayude a las poblaciones del Sur con armas y viveres?
R. No mucho. A aquellas poblaciones llega algún género de alivio a través de algunas organizaciones internacionales, pero no a través de la Organización de las Naciones Unidas. Aunque parezca disponer de mayores fondos y declare empeñarse en el asunto, la ONU distribuye la mayor parte de sus ayudas al mismo gobierno sudanés que es la causa principal de los sufrimientos del país. A través de la Operation Lifeline Sudan, la ONU está literalmente contribuyendo a la prolongación de la guerra.

P. ¿De qué forma?
R. La ONU otorga ayudas al gobierno que ha provocado la carestía que atenaza a Sudán. Esta carestía no se debe a razones de tipo climático o geográfico, sino que es obra del hombre. El gobierno sudanés incendia las cosechas del país, envenena los pozos y extermina o roba las manadas. He aquí la política de la "tierra quemada". En una guerra, librada con esta técnica, la comida se convierte en un arma. Frente a ella, vemos como la ONU decide entregar la ayuda alimenticia a aquél gobierno que es la primera causa de tal carestía, confiando en que sepa y quiera distribuir las ayudas recibidas de forma equitativa y generosa a la población. Obviamente, el gobierno de Sudán utiliza tales ayudas de la ONU para proseguir con sus políticas de islamización y arabización forzosas. De hecho, para recibir algún tipo de ayuda, la población antes de nada tiene que convertirse al Islam y, por tanto, mendigar comida en nombre de Alá.

P. ¿Y qué ocurre con los que no se conforman?
R. Muchos de ellos mueren de hambre. A veces sucede que alguien afirme que se convirtió sólo para poder conseguir comida. Pero en un país islámico como Sudán están vigentes las leyes contra la apostasía. Se hace culpabe, en efecto, de un crimen capital quien, no obstante hubiera recitado el credo musulmán - "No hay otro Dios fuera de Alá y Mahoma es su profeta" -, profesa la fe de manera superficial y acaba cometiendo apostasía o alejándose del Islam para volver a la fe cristiana. La legislación sudanesa prevé que este tipo de personas puedan ser ajusticiadas y muchas de ellas, precisamente acusadas de apostasía, lo son. No hace mucho tiempo, la Corte Suprema sudanesa ha establecido que la crucifixión de los apóstatas - esto es, de personas que eran musulmanas practicantes y que se convirtieron al Cristianismo - es constitucional.

P. ¿Que es qué?
R. Constitucional. O sea, conforme a la Constitución. Y éste es el gobierno que ha reemplazado al estadounidense en la Comisión para los derechos humanos de las Naciones Unidas.

P. En cuanto a la división entre el Sudán septentrional y meridional, ¿existen legislaciones distintas y separadas, o bien es el Norte que controla al país entero?
R. Técnicamente es el Norte el que controla todo el territorio nacional, pero, en la práctica, el Sur es un país distinto, ya que ha elaborado instituciones propias. Aunque ni los mapas geográficos internacionales y ni siquiera los gobiernos del mundo o el Departamento de Estado de los EE.UU. lo reconozcan, el Sur ha de hecho realizado una secesión del Norte. En la realidad es así: se trata de dos países distintos. La población del Sur tiene tribunales y superintendentes de condado propios, propios alcaldes y propios parlamentarios. Y se comporta como si el Norte fuera un país distinto, que en un determinado momento ha invadido el Sur. Del resto, no es posible sentir como propio un gobierno que bombardea sus ciudadanos.

P. Desde 1989, y no obstante las protestas de Jesse Jackson, Al Sharpton [reverendo protestante negro, acusado de antisemitismo] y otros, en Sudán prospera el comercio de esclavos; ¿me equivoco?
R. Sí, es así. Estamos en el siglo XXI y en Sudán la trata de esclavos no sólo es boyante, sino que lo es con el apoyo del gobierno, el cual actua en esto por dos razones. La primera porque este comercio alienta económicamente a las tropas árabes a ir al Sur del país, donde es posible abandonarse a saqueos y a la razia de personas de color para enriquecerse mediante la venta o el sometiemiento para sí de las mismas. La segunda porque el comercio de esclavos es utilizado como arma terrorística con el fin de desestabilizar el Sur.

P. A menudo me quejo de la prevaricación actuada por los grandes medios de comunicación, pero la condición en la que vive Sudán configura una auténtica atrocidad. Los intelectualóides de izquierda, que repiten: "¿Es posible que nadie moviera un dedo para parar el genocidio realizado por Hitler"?, son los mismos que callan frente a la continuación del genocidio en Sudán.
R. Sí. Sea Louis Farrakhan [Louis Eugene Walscott, discípulo de Malcolm X y actual líder negro de la estadounidense The Nation of Islam, acusado de antisemitismo], sea Jesse Jackson han ido a Sudán, pero ninguno dijo nada sobre la trata de los esclavos. De hecho, han sido ambos huéspedes de los esclavistas árabes que el régimen no sólo tolera, sino que además apoya. Y éstos serían los "campeones" de la población negra y de la "justicia"....

P. Las Naciones Unidas, ¿qué están haciendo para reducir la intensidad de la tragedia en Sudán?
R. Las Naciones Unidas tienen la increíble capacidad de interesarse por una situación mala y de hacerla mucho, mucho peor. Las he visto a la obra en Angola. Las he visto en Rwanda. Sabemos lo que hicieron en Somalia. En cuanto a Sudán, declaran que desde 1989, año en el que dieron a la luz la Operation Lifeline Sudan, se gastaron más de tres billones de dólares americanos. El punto es precisamente éste: según los informes redactados por las mismas Naciones Unidas, el número de las personas que hoy mueren de hambre es igual al de cuando las Naciones Unidas inauguraron su propia intervención. Con aquella suma de dinero hubieran podido construir un Mc Donald´s en todas las aldeas sudanesas, distribuir comida gratis para los últimos doce años y aún tener algo para gastar.

P. Entonces, ¿qué hicieron con todas esas ayudas?
R. Todas las poblaciones que he visitado en los Montes Nuba afirman que jamás, digo jamás, ha llegado algo de las Naciones Unidas o de una de las bases de Operation Lifeline Sudan. La población de la mayor parte de las regiones que he visitado no recibió nunca nada. La mayor parte de las ayudas alimenticias entregadas por las Naciones Unidas ha ido a parar a la misma gente que provoca la carestía, que quema las cosechas agrícolas y que envenena los pozos sudaneses.

P. En el país, ¿hay alguna presencia de las Naciones Unidas?
R. En realidad no. Mantienen alguna base aquí y allá, a las que envían whisky y cerveza, y donde disimulan ayudar a la gente, pero la población local las desprecia.

P. En lo que se refiere a las relaciones entre la China comunista y Sudán, ¿se trata de una verdadera relación simbiótica o se parece más bien a un matrimonio de conveniencia?
R. Buena pregunta. Sin duda, la China comunista es el primer abastecedor de armas al gobierno sudanés del Frente Nacional Islámico. Las bombas que nos sueltan sobre las cabezas, los aviones que pilotan y las armas que utilizan proceden de la China comunista, pero no creo que ésta lo haga gratuitamente. Por lo que nos es posible entender, son Irán, Malaysia e Indonesia los Estados que pagan realmente a China por el abastecimiento de armas, que luego Sudán utiliza contra las poblaciones del Sur. Pero hoy la cuestión tiene una dimensión nueva. En escena ha entrado la roja China Petroleum, que, junto a la canadiense Talisman, extrae petróleo. Por una parte, pues, tenemos a los chinos que abastecen armas; por otra tenemos a los chinos que invierten en oro negro, y la mayor parte del dinero que Sudán gana de este comercio sirve para comprar, siempre a los chinos, otras armas. La China comunista está vinculada a Sudán por muchos vínculos.

P. Además del escandaloso comportamiento de los medios de comunicación que callan esta situación, ¿cuál es, según usted, el mayor problema de Sudán?
R. Uno de los mayores problemas que atenazan a África es el hecho que las ayudas procedentes del extranjero son cobradas por los gobiernos de los diferentes países. Los gobiernos son el problema, no la solución. Si hay gente que quiere ayudar a las poblaciones africanas, es necesario que haga sus donaciones directamente a iniciativas privadas, a grupos precisos, a particulares o a las Iglesias. Estas personas controlarán que el dinero sea administrado correctamente; sin embargo, dando el dinero a los gobiernos, lo único que se consigue es el alentamiento de la corrupción y de la opresión. Es necesario cortar los fondos de las Naciones Unidas. Es necesario cortar los fondos a estas agencias que ayudan a los gobiernos a oprimir a los propios ciudadanos. P.¿Qué pueden hacer nuestros lectores para ejercer presiones, para que los medios de comunicación se decidan a informar de lo que realmente ocurre en Sudán? Y, en segundo lugar, ¿qué pueden hacer los lectores para ayudarle a usted y a su Frontline Fellowship? R. Las prioridades son: informarse, empeñarse e interceder. El no saber destruye a las personas. Hay necesidad de información. Por ello necesitamos al WorldNetDaily.com y las transmisiones que usted modera, dirigidas a informar a los americanos. No podemos depender de los grandes medios como nuestra fuente de información. A ellos no les importa nada si los cristianos son perseguidos, crucificados o hechos esclavos en Sudán.

P. Ya, pero lo que hemos hablado no es un detalle insignificante. Esa guerra sigue desde hace mucho tiempo.
R. Claro que sí. Existe de hecho una conjura del silencio. Creo que se trata de la clásica mentalidad de ABC, Anithing But Christianity, "todo menos el cristianismo". Parece que cuando las víctimas son cristianas, los medios laicos no sepan hacer otra cosa que redescubrir su propio y arraigado prejuicio y simplemente no cuentan las historias. Informémonos mediante los canales independientes. La gente puede visitar nuestra página Internet e informarse de lo que ocurre en Sudán, así como lo contamos nosotros.

P. ¿O sea?
R. Nuestra página en Internet es http://www.frontline.org.za. Me permito aconsejar la cinta de vídeo que WorldNetDaily.com está promocionando, intitulada Sudan: The Hidden Holocaust. Se trata de un excelente instrumento para informar, motivar y mobilitar vuestras comunidades religiosas y civiles a favor de Sudán. Una de las mejores maneras de ayudar es comprarlo, verlo y enseñarlo. Prestadlo a vuestros vecinos.

P. Hacer apostolado en Sudán es peligroso...
R. En el transcurso del último año, he sufrido dos bombardeos mientras predicaba en una iglesia durante el servicio religioso dominical. Además, la sede de nuestra misión en Sudán, ha sido bombardeada por el gobierno nueve veces. Nos hemos visto llegar encima a los MIG y a los Antonov que han descargado sobre la comunidad, incluso sobre nuestro centro misionero, más de cien bombas. No cabe duda que el objetivo son los cristianos.

P. ¿El Sur, no está recibiendo ninguna ayuda concreta para luchar contra los abusos del Norte?
R. Desgraciadamente no. Todas las armas del Sur son las que cogió al enemigo. Nada me indica que desde el extranjero procedan ayudas de este tipo. En realidad, la gente de aquellos lugares dice: "Si el mundo musulmán ayuda militarmente al gobierno de Sudán, ¿por qué el cristiano no nos ayuda?". Para ellos es muy difícil de entender porque las naciones islámicas son felices alineándose con el jihad decretado contra los cristianos y porque en cambio las naciones cristianas no se alinean con los cristianos que luchan por su supervivencia.

P. Uno de los mayores obstáculos a superar es el hecho que muchas naciones cristianas que podrían prestar su ayuda ni siquiera lo saben.
R. Es totalmente cierto y aquí es donde entramos nosotros. Escribiendo directamente a los miembros del Congreso para ofrecerles sugerencias concretas, nuestros lectores podrían provocar un impacto mayor. En 1985 había vuelto a Angola durante los bombardeos cubanos. Una noche las estaciones radiofónicas locales de la BBC transmitieron el discurso en el que el presidente Ronald W. Reagan anunció que los EE.UU. entregarían misiles Stinger a los combatientes por la libertad en Afganistán y en Angola. Y así se hizo. Reagan mantuvo su palabra. Los Stinger llegaron y con ellos se abatieron muchos helicópteros y aviones de caza de las fuerzas comunistas. El bombardeo de iglesias y aldeas pasó de moda. Una de las cosas que los estadounidenses pueden hacer es proponer el envío de armas defensivas para que en Sudán sea posible proteger a las aldeas, a las iglesias y a las escuelas de estos bombardeos terroristas.

P. Denos una última sugerencia...
R. Sería oportuno instituir una zona prohibida a los vuelos. En los últimos diez años, los pilotos norteamericanos han hecho respetar una no-fly zone en el Norte de Iraq para proteger a los curdos musulmanes de los bombardeos de su mismo gobierno. ¿Por qué no instituir una zona cerrada a los vuelos también en el Sudán meridional, para proteger a los negros cristianos de los bombardeos del gobierno musulmán de Sudán?" (Sudan ´s ignored atrocities. Geoff Metcalf interviews Peter Hammond on world´s longest war, in WorldNetDaily, 27-5-2001. Síntesis extractada de "Cristianità", n. 308).

El testimonio de Abuk Majak Yak (28 años y madre de 7 niños): Una esclava cristiana liberada

"Fui hecha esclava hace cuatro años. Era primavera. Estaba en los campos cuando de repente los militares llegaron a caballo. Se habían acercado en silencio. Tenían uniformes de color kaki. Mi marido y los niños estaban todos en el campo. Los vi bajar a tierra. Luego me capturaron a mí y a los niños. Yo grité desesperadamente. Los soldados nos pegaron salvajemente, luego ataron a los niños con una cuerda. A mí me dejaron libres las manos para que llevara un saco pesado sobre la cabeza. No sé qué había dentro. Los soldados quemaron mi casa y la de los vecinos. Tuvimos que andar todo el día. De noche los soldados hicieron un recinto donde teníamos que estar. Después de un rato vinieron seis soldados y me llevaron a la selva donde me violaron. Al principio traté de resistir, pero uno de ellos cogió un cuchillo y me cortó en los dos lados del cuello hasta que ya no pude resistir. Los demás soldados miraban. Después me ataron un paño alrededor del cuello para parar la sangre y los seis me violaron. Cada uno de ellos, antes de abusar de mí, mandaba que me lavaran. Fueron necesarios cinco días para llegar al Norte. Cada noche era violada por hombres distintos. Alguno de los nuestros intentó escapar. A todos los que volvian a capturar les cortaban la garganta delante nuestra. Lo hacían para terrorizarnos. De entre los que fueron muertos de esa manera había también unos vecinos nuestros. A los que los soldados no conseguían atrapar disparaban mientras escapaban. Nos llevaron a Seteb. Yo fui separada de todos mis niños. S. me llevó a su casa. Tiene una granja muy grande y muchos esclavos. Yo dormía en el suelo de la cocina. Tenía que cultivar el campo, cuidar de las cabras, cocinar e ir a coger el agua al pozo. La dueña se lamentaba siempre y decía que era holgazana. Me había prohibido salir de casa salvo para ir al pozo, donde los hijos de S. me acompañaban siempre para impedir que escapara. Muchas veces vi algunos de mis hijos desde lejos cuando iba al pozo. S. y su mujer me decían lo que tenía que hacer. Siempre me llamaban Adut en vez que con mi verdadero nombre. Lo hacían para insultarme. Querían que me hiciera musulmana. Pero yo lo rechacé y jamás cedí. A veces el dueño venía de noche a la cocina y me violaba. Yo quedé embarazada. La mujer se ofendió y me pegó con un bastón. Di a luz a un hijo al que llamaron Mohammed. Una vez S. intentó pegarme mientras tenía al niño en brazos, le golpeó a él y me mató al niño. Mohammed tenía sólo siete meses cuando murió (...). Ahora soy realmente feliz de haber vuelto a mi tierra, pero estoy angustiada por mis niños. Tres de ellos están todavía en Seteb con sus dueños, los demás han sido asesinados por sus dueños cuando intentaron escapar. Ahora iré a buscar a mis familiares. ¡Por favor, ayúdenme para que vuelvan a casa mis hijos sobrevividos!". "Se calcula que las personas actualmente en régimen de esclavitud en el Sudán septentrional sean más de 200.000. Historias terribles, traumas (y a menudo mutilaciones) que nunca curarán. "Aquí los árabes siguen haciendo su botín de jóvenes cristianos o animistas, "infieles" y por tanto inferiores, a utilizar como esclavos" explica padre Mario Riva ("Mondo e Missione", mayo 2000). "Jamás olvidaré a una chica que había venido a confesarse porque había sido esclava y, según sus mismas palabras, había sido usada en todas las maneras. Llevaba sobre sí la terrible culpa cometida por otros" (Antonio Socci, "I nuovi perseguitati", www.edizpiemme.it; ver también el portal en internet de Christian Solidarity International).

Las cifras del genocidio

Siempre según el ya citado libro de Antonio Socci (págs. 112 y siguientes) las cifras del genocidio parece que superan las ya graves publicadas por el "New York Times" en 1998 que recogía la estimación de 1 millón y 900 mil hombres, mujeres y niños. Amnistía Internacional en el Informe anual 2001 afirma que "a fines del 2000, la guerra civil, desde 1983, le costó la vida a casi 2 millones de personas y había sido la causa de la evacuación forzosa de otras 4 millones y 500 mil personas. Además se estima que alrededor de 500 mil personas hayan buscado asilo en el extranjero". La asociación médica Amref añade otro dramático elemento: en el Sur sólo hay 10 médicos (4 doctores, 2 dentistas, 3 oculistas y un técnico de laboratorio) para 3 millones de habitantes. En abril de 2001 la agencia humanitaria de la Onu (Pam) envía a Sudán ayudas de emergencia porque 3 millones de personas viven al límite de la supervivencia. Es un drama.

Siempre en abril los obispos católicos de Sudán entregan un memorándum (vita on line, 11 abril 2001) a una delegación de obispos americanos donde se pide el apoyo de los cristianos de los Estados Unidos para estos objetivos: 1) parar los bombardeos aéreos de los civiles por parte del régimen y la creación de una "no-fly zone" para proteger a la población; 2) bloquear la extracción del petróleo con la que el régimen consigue los fondos para financiar su jihad y el pretexto para hacer su "limpieza étnica"; 3) imponer el cese de "la política de la carestía", empezando por el levantamiento del bloqueo que el régimen impone a los vuelos humanitarios; 4) asegurar para todos la libertad religiosa y hacer cesar la feroz persecución de los no-musulmanes; 5) prohibición de la esclavitud y ayuda a los ex esclavos liberados; 6) reconocimiento del derecho a la autodeterminación para el Sur de Sudán como se hizo con Timor Este.

No obstante el memorándum, en mayo, increíblemente, es elegido miembro de la Comisión de los derechos humanos de las Naciones Unidas precisamente Sudán (junto a campeones de la libertad como China, Cuba, Líbia y Vietnam), mientras los EE.UU. son excluidos por primera vez en 50 años, desde que, precisamente el gobierno de Washington había instituido la Comisión. En el "New York Times" William Safire hará responsables de la operación a China y Cuba "con el consenso de los franceses, interesados en granjearse a los dictadores africanos y árabes". El 27 de julio la Iglesia católica surafricana ataca los acuerdos de cooperación entre compañías petrolíferas del país y el régimen de Sudán. Precisamente en Durbán, en Suráfrica, tiene lugar a finales de agosto la conferencia de la Onu sobre racismo y esclavismo donde los países islámicos y los comunistas pretenden poner bajo acusa a los EE.UU. y a Israel. En los mismos días de la conferencia, la aviación de Jartoum vuelve a bombardear duramente las aldeas de la diócesis católica de Torit. La Iglesia local lo denuncia subrayando que ha sido realizado científicamente un domingo por la mañana a la hora de la misa: "Es una persecución, quieren negar la existencia de la cristiandad en el Sur de Sudán" declara padre Maurice Loguti (Vita on line, 28 agosto 2001). Tras el 11- S el régimen de Jartoum condena a bombo y platillo cara al exterior los atentados cometidos en América, también por el temor de ser considerados un objetivo, por haber ofrecido hospitalidad durante años a Osama Ben Laden (mientras en la capital sudanesa se organizaban manifestaciones contra los EE.UU. e Israel). No obstante, estas pocas palabras pronunciadas para el extranjero han sido suficientes para que el 28 de septiembre el Consejo de Seguridad de la Onu, con la presidencia de Francia, anulara el embargo contra Sudán decretado hacía 5 años (sólo los Estados Unidos de Bush se abstuvieron y han mantenido sanciones unilaterales contra Sudán, renovándolas el 2 de noviembre por las "continuas violaciones" de los derechos humanos). Entre los grandes protectores del régimen sudanés, también está China, interesada al petróleo. Una semana después del final del embargo Onu - el 4 de octubre - el vicepresidente sudanés Ali Osman Taha, consciente de lo poco que importa en el extranjero la situación de los cristianos de su país, proclama una vez más a los sudaneses que "el jihad es nuestro camino, no lo abandoneremos y mantendremos alta su bandera" (Agencia Misna, 6 octubre 2001). Hablaba a los mujaidines listos para salir hacia el Sur donde van a masacrar a los "perros infieles" y a hacer razia de mujeres y niños cristianos y animistas, mercancía humana que luego venden como esclavos en el Norte. La organización Christian Solidarity International, el 20 diciembre 2001, ha anunciado haber conseguido la liberación en los últimos seis meses a más de 14.550 esclavos en Sudán y de haberlos devuelto a sus aldeas meridionales. Ha sido también posible merced a la colaboración de los jefes de muchas etnias y de algunos árabes, sin pagar ningún rescate. "Como respuesta a estas actividades antiesclavistas el gobierno de Sudán ha conseguido - el 26 de abril de 1999 - la retirada de la concesión a Christian Solidarity International del estatus de miembro consultivo en la Onu, consiguiendo que se votara la medida en el Consejo económico y social de las Naciones Unidas, con el apoyo de Rusia y Turquía y la abstención de Italia, España y Francia" (Informe 2000, Ayuda a la Iglesia Necesitada). No obstante las pruebas más que evidentes, en algunas revistas católicas cuando se habla de la tragedia sudanesa se evita con todo cuidado de recordar el jihad y la islamización forzosa proclamado por el régimen, pero no dudan en acusar sin piedad a Occidente, que efectivamente tiene sus culpas de complicidad o indiferencia, pero allí no es el perseguidor (lo curioso es que nunca se acusa a la China comunista que es el principal socio comercial - por el petróleo - del régimen y su aprovisionador de armas). El obispo de Rumbek, monseñor Cesare Mazzolari lo tiene muy claro: "No se trata de una guerra militar sino de una guerra contra la población civil, sometida a genocidio" (Vita on line, 28 enero 2002). También existe un jihad contra la pequeña minoría cristiana del Norte. El año negro fue 1992, cuando han sido expulsados misioneros y testigos de Jartoum. Didier Rance cuenta el contenido de las cartas recibidas entonces por obispos y misioneros que dejan estupefactos. Se habla de "crucifixiones de catecistas, masacres, cierre o destrucciones de iglesias, secuestro y venta de niños como esclavos, utilización de los civiles cristianos como escudos humanos para el ejército sudanés en su guerra contra los rebeldes del Sur. Millares de refugiados fueron conducidos a Kordofan para ser justiciados o hechos esclavos" (Didier Rance, "Un siècle de Temoins").

Este es uno de los infiernos en los que viven los cristianos en el mundo musulmán. Cristianos abandonados y olvidados casi por todos.

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Angel Expósito Correa
 


Revista Arbil nº 66

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