Portada Revista 15

Portada Indice de Revistas Sometidos a una nueva dictadura biológica

ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

Consideraciones médicas ante el paciente terminal

La experiencia clínica nos constata que el paciente crónico genera un síndrome de angustia ante el aparente fracaso de sus perspectivas vitales, más o menos acusado, según sean la personalidad del paciente y el entorno que lo rodea

Creo que a nadie extrañará, si digo que la Medicina no es una ciencia exacta. Humanamente es comprensible que el paciente y sus familiares, demanden del médico un pronóstico preciso de cómo evolucionará el proceso en curso. Quizá hoy día corramos mayor riesgo de deshumanización olvidándonos de que no existen enfermedades sino enfermos. Cada individuo reacciona de forma distinta ante unas circunstancias patogénicas determinadas. Sorprende con frecuencia ver cómo en contra de lo esperado, aquella enfermedad que en un individuo ha producido un desenlace fatal, otro llega a superarla y sobrevive. Sabemos que existen cánceres de gran malignidad como los oat-cell de pulmón que abandonados a su suerte, desestimado el tratamiento, algunos pueden evolucionar espontáneamente a la curación. A ello se añade la constante innovación en el campo de la Medicina, apareciendo de un día para otro el tratamiento de una enfermedad que se consideraba incurable. Es decir, médicamente hablando no podemos dejar lugar a la desesperanza. Incluso en la fase final de la enfermedad, no podemos precisar cuanto tiempo tardará en producirse el desenlace fatal.

Sí sabemos que el componente psíquico del paciente va a influir poderosamente sobre el desarrollo de la enfermedad. La experiencia clínica nos constata que el paciente crónico genera un síndrome de angustia ante el aparente fracaso de sus perspectivas vitales, más o menos acusado, según sean la personalidad del paciente y el entorno que lo rodea. Este síndrome de angustia, con frecuencia degenera en un síndrome depresivo con todos sus síntomas, y entre ellos la falta de ganas de vivir. Todo esto se produce más acusadamente en una UVI en la que el paciente rodeado de máquinas, desorientado temporo-espacialmente y desprovisto de apoyo familiar, puede llegar a desear desesperadamente el fin de su sufrimiento. ¿Hasta qué punto en ese momento el individuo es realmente capaz de tomar una decisión vital? Si autorizásemos la eutanasia, estaríamos consintiendo que un individuo con una clara distorsión de la realidad tome una decisión fatal e irreversible.

Volviendo a la experiencia médica en este campo, descubrimos con frecuencia que en esa petición de acabar con su vida, el enfermo en realidad está pidiendo algo muy diferente. Comprobamos repetidas veces que no quieren morir antes, sino tener a alguien cerca para vivir más serenamente y no en soledad sus últimos días.

Según Jores "la esperanza es la facultad del ser humano de conocer las posibilidades que todavía existen en él". Nuestra función como médicos debe ir tanto orientada a fomentar esa esperanza, y combatir la angustia que lleva a la desesperanza, mediante el apoyo farmacológico y humano de comprensión, cariño y atención constante.

El sentido de la profesión médica nos lleva a considerar a la persona enferma destinataria del deber médico de no discriminación, obligándose a cuidar de todos sus pacientes con la misma conciencia y solicitud. Y de este modo reconocer, detrás de aquella apariencia dolorida o degradada, toda la dignidad de un hombre.

Desestimamos así, la idea de que exista algún periodo en que la vida carezca de valor pues reconocemos el valor de la vida humana en sí, independientemente de que se adapte o no al concepto de perfección hedonista que tiende a despreciar a todo aquél que no encaja en su materialista anhelo.

Dr. F. García Alvarez *


Portada Portada revista 15 Sometidos a una nueva dictadura biológica

Cartas al director, sugerencias y colaboraciones

Buzon Pulse aquí para enviar correo



"ARBIL, Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el Foro Arbil
La reproducción total o parcial de estos documentos esta a disposición de la gente siempre bajo los criterios de buena fe y citando su origen.