Portada Revista 17

El dolor Indice de Revistas Hablar de España

ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

Editorial

El entendimiento sometido a la verdad; la voluntad sometida a la moral; las pasiones sometidas al entendimiento y a la voluntad; y todo ilustrado, dirigido, elevado por la religión; he aquí el hombre completo, el hombre por excelencia.
(Balmes. "El Criterio)

Los problemas de España —enmarcados en la crisis profunda de la civilización occidental— para su solución exigen la contemplación, asimilación e incidencia operativa de unos valores básicos que hagan posible un proceso de mejora, individual y el colectiva.


Cuando esos valores se olvidan, y se pierde la conciencia de transcendencia, el hombre puede ser sometido, de modo incruento y fácil, al dominio social a través de la confusión, la corrupción y ocupación de las instituciones y los medios.


Aunque nuestro tiempo ha decantado la falsía doctrinal y práctica de algunos regímenes materialistas, aún no detecta la nueva vía que se halla en curso para reducir la cultura occidental, surgida de tres factores concurrentes: la razón, el derecho y la fe.


Olvidado el capitalismo de producción y distribución, como ventosa de la plusvalía y como logrero económico, hoy por hoy el materialismo opresor es el del capitalismo absorbente y sin rostro humano, el capitalismo financiero, el capitalismo de los medios de cambio, el capitalismo, en suma, del dinero, que va adquiriendo el monopolio oculto, indirecto e irresponsable de los medios de producción, de los medios de comunicación, de los partidos políticos y de los Estados, adquiriendo un extraordinario poder para condicionar y conformar como quiere y planificar al hombre y a la sociedad.


A través de palabras como "concientizar", el recurso permanente a la imagen, la revisión de la historia, están haciendo posible que se acoja con indiferencia o se acepte lo que hace todavía muy poco era capaz de producir un repudio espontáneo: el asesinato de niños nonatos, la sodomía, el empleo basura, ....


La educación y la culturización, monopolizados, aun cuando se trate de escuelas y de medios que se titulen privados, por el capitalismo financiero, que los maneja al igual que los públicos, consigue la obediencia social. He aquí cómo el hombre pierde su libertad, acosado por las libertades, y la sociedad pierde su soberanía, dominada por el poder especulador.


La lucha intelectual que se debe librar ahora es por el rescate del hombre de un secuestro de su interioridad, de su mente y de su conciencia.


Al hombre, campo específico de un combate intelectual, o se le concibe como un ser sólo inmanente o como un ser transcendente. Pues bien, de acuerdo con una u otra concepción, el Sistema, que presupone la sociedad en que el hombre vive, será configurado de una u otra manera.


Para nosotros, el hombre es un ser que está en el tiempo y en el espacio, es decir, influido y condicionado por ellos, pero no aprisionado y encorsetado en ellos.

Frente a la concepción inmanente del hombre, que lo reduce a un ser biológicamente más desarrollado, el hombre es, por su propia naturaleza un ser social. El hombre vive en sociedad, "civitas hominis", y una de dos: o se contempla al hombre como ser transcendente o lo achata e imanta a este mundo. De este modo, el combate, que se presenta "ab initio" como una lucha en la intimidad del ser de cada uno, individualmente considerado, deviene una lucha por la configuración de la sociedad en la que vivimos y, en consecuencia, por la superestructura, es decir, por el Sistema, que cultural, económica y políticamente la preside y gobierna.


Toda empresa de restauración de unos valores comunitarios exige, pues, la primacía del rescate del hombre. Cualquier intento que pretenda eludir la clave —el hombre — para sustituir, reemplazándolos, los valores materialistas vigentes, supone un trabajo, aunque ilusionado, inútil, porque equivale a edificar sobre arena movediza.


Tratemos, pues, de buscar al hombre, para que sea posible el rescate de los valores que se desea presidan la vida comunitaria. Para ello es indispensable que haya buscadores, y que estos buscadores tengan la formación social suficiente y el ánimo decidido de acometer la empresa con el temple que la misma, por su enorme dificultad, demanda.

El capítulo de la Historia que estamos viviendo es decisivo, pero no está decidido el desenlace como un sino que no se puede evitar y ante el que sólo es posible la resignación.

La esperanza es virtud del hombre itinerante y desaparece por ello en la eternidad. Esa desaparición se hace cruel para el hombre condenado. El dejar toda esperanza, que decía Dante, adquiere el tono sublime de la maldición divina.

Nosotros estamos todavía en el tiempo, y todo tiempo, como devenir, incluye con la espera la esperanza. *


El dolor Portada revista 17 Hablar de España

Cartas al director, sugerencias y colaboraciones

Buzon Pulse aquí para enviar correo



"ARBIL, Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el Foro Arbil
La reproducción total o parcial de estos documentos esta a disposición de la gente siempre bajo los criterios de buena fe y citando su origen.