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ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

Mundo Superior.

Desde la antiguedad ya se intuía la existencia de un mundo superior, el Ideal, donde viven los arquetipos, como enseñaba el platonismo, el Mito de la Caverna y hasta a las Enéadas de Plotino.

"Lo que cambia nuestro mundo sensible es sencillamente el tipo de ideas que se proyectan sobre él desde el Mundo Superior"

Desde siempre, sólo hay dos posiciones básicas en el pensamiento: Creer que sólo el ser es y creer que todo es cambio, es decir, que todo es nada, simple proceso. De otra forma: saber que hay verdades objetivas o negarlas con el subjetivismo: todo es según el color del cristal con que se mira: si no hay observador, no hay universo.

Muchas personas saben, por muchas razones, que lo objetivo existe, que "sólo el ser es"; que el relativismo, en pensamiento, es una gran mentira: vea lo que vea, aunque cambie de ángulo para observarlo mejor, siempre estoy viendo la misma cosa: no varias.

Cada vez, por desgracia, quedan menos grandes filósofos que busquen la verdad, porque no creen que exista con independencia de otra consideración, aunque nosotros supongamos como teoría que las ideas que imperan en una época configuran su humanidad, su paz y su desarrollo. ¿En qué siglo se ha matado más, por ejemplo? En este. ¿En qué siglo se ha creído menos en la verdad y los universales? En este.

Esas verdades del Mundo Superior, donde está el daimon que dictaba las ideas a Sócrates, donde están las ideas puras que proyectan sobre nosotros sombras y no luces, donde viven las palabras de los profetas...

En cambio cada vez abundan más los "filósofos" que, lejos de buscar la verdad, sea la que sea, tratan de JUSTIFICAR ideas previas y a veces malvadas... Feuerbach, Marx, Engels y tantos otros, como Sartre, no son filósofos.

Pensamos en la vieja literatura, llena de magos que usan las palabras, unos para el bien y otros para el mal. es decir, la idea. Gramsci lo vio con claridad y hasta dio las normas de uso: sabía que el Mundo superior modifica el mundo sensible y que la mejor forma de romper ese contacto era quitar la idea a la palabra: convertirla en una simple emisión de voz. En los dos últimos siglos nos han hecho esa clase de magia:las palabras para cambiar el mundo sensible se hacen inaccesibles porque ya significan su contrario. Y la Humanidad se ha llenado de los que creen que todo está escrito y es inevitable: sionistas, liberales, comunistas, islamistas. A cada creencia objetiva han enfrentado su anti-idea. Al hombre, por ejemplo, le llaman pueblo.

Para modificar esta situación en que lo falso apenas si se distingue, hay que volver a las ideas objetivas y a las palabras objetivas, porque verdaderas enfermedades han infectado a nuestro mundo: horóscopos y adivinos, cartas astrales e impudicia, satanismo y contracepción, relativismo, sexo como eje del comportamiento humano, evolucionismo para que ya no seamos a imagen y semejanza de Dios, ecología como valor por encima del hombre. Se han establecido, bien que lentamente al principio, nuevos cánones de belleza en arte y en los seres humanos; condescendencia en la mentira, que siempre se justifica por un falso "bien general"; confusión entre la justicia y la ley positiva; revolución sexual...sectas, religiones asiáticas, ateísmo práctico, sociedades secretas. Babel. Mundo de ruido universal. Ni en la Iglesia se puede ya practicar el recogimiento.

El contraveneno, la vacuna, ha de ser también de palabras y de ideas que no estén contaminadas TODAVÍA.

Palabras e ideas reactivas. Muchos creemos, como si fuéramos magos, que tiene que existir la palabra, el concepto preciso que rescate para nosotros el afán de justicia, la necesidad de Patria, el uso de la libertad: «Queremos un futuro», «Devolvednos la Realidad», «¿Por qué necesitan mentirnos?» «No nos impongáis costumbres», «Nosotros somos nosotros, no otros», «Somos de España, no del mundo».

Muchos grandes hombres han comprendido y dicho que los valores morales son los que deciden una guerra o una paz, los que dan la victoria o la derrota.

Por eso quizá debiéramos saber y predecir que se recuperará España cuando se usen de nuevo ciertas ideas (cada palabra es o debe ser una idea): lo permanente, lo eterno, lo duradero, lo superior. El ser. Porque nos llevan a la nada, al inmovilismo que es antesala de la tiranía. A las ideas falsas se les combate con ideas verdaderas.
Ahí está el desafío que nos obliga a la búsqueda, que nos obliga a desenmascarar conceptos como la Tolerancia, el final de la Historia, la democracia liberal o ley que implica que la mayoría tiene siempre la verdad, el ocio y la cultura como negocios, la creencia de que otros pueden representar las potencias de tu alma (memoria, entendimiento y VOLUNTAD); lo subjetivo como argumento: mi verdad, tu verdad. La igualdad no sólo ante la ley. El mundialismo. Hay sin duda palabras que pueden reducir a cenizas ese mundo falso que se nos va imponiendo sin que nuestra sociedad reaccione.

La gran labor es buscarlas y aplicarlas con tesón.

A.R.


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