Portada revista 29

No hay remedio dentro de la Constitución. Indice de Revistas La politica de pactos socialista podría arrebatar el poder al PP

ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

Consideraciones a la hora de votar.

Evaluación de algunos argumentos a favor del voto útil o el de castigo:
a) No hay opción por el bien posible
b)Debe votarse el mal menor
c) Voto emitido con reserva mental respecto algunos temas
d) La causalidad del doble efecto
e) La astucia electoral
f) Evitar la llegada de los partidos de origen marxista

Conviene aprovechar esta coyuntura -la del próximo 12 de Marzo- para hacer una reflexión seria y profunda, porque es mucho y decisivo lo que España se juega en las elecciones que en dicha fecha van a celebrarse.

La reflexión tiene como punto de partida algo que debe entenderse como fundamental, si aspiramos a salir de la confusión reinante; y no se olvide que en la confusión no se descubre la verdad, y sin descubrir la verdad, no es viable para enforcar la conducta, apelar a ella.

Primer punto, pues, a tomar en consideración: una cosa es la oposición o el apoyo a un partido, y al gobierno de ese partido, dentro de un Sistema concreto, cuyos Principios y cuya filosofía política se comparten plenamente, y otra la oposición al propio Sistema, basada en que sus Principios y su filosofía política se hallan en contradicción absoluta con la concepción cristiana del hombre y con el bien común de la sociedad.

Todas las corrientes ideológicas que apoyan el actual sistema, tanto la concepción liberal (la que se define como "centro reformista") como la que se presenta ante la opinión como izquierda progresista (socialismo "democrático") aceptan y exaltan como denominador común la "soberanía popular" basada en un relativismo filosófico, que elabora la ley y fija los criterios morales, aunque vulnere el orden natural y la ética objetiva.

Esta consideración afecta a los grupos que se dicen de "inspiración cristina" enmarcados en el liberalismo católico. Su postura que, conforme a una conciencia bien formada, debiera ser rotunda y valiente en cuestiones graves, declina ante la "voluntad popular", hasta el punto de que olvidan aquel mandamiento sagrado: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres". De este modo se llega al absurdo de que ese catolicismo, "sui generi", trate de construir un orden temporal solido y fecundo prescindiendo de Dios; pero como decía Juan XXIII, en Mater et Magistra: "la experiencia sigue atestiguando que si el Señor no construye la casa en vano se afanan los que la edifican". Por eso son precisas las palabras de Rafael Breide: "El gobernante endiosado, que deja de actuar bajo la mirada de Dios para ponerse bajo la mirada de la opinión pública, se independiza de la Verdad, olvidando que sólo la Verdad nos hace auténticamente libres".

Es claro que nadie que sea favorable a los valores quiere una vuelta al poder de un nuevo "frente popular", tras el pacto de socialistas y comunista, vale recordar la amarga experiencia de corrupción, paro, escándalos públicos, impunidades e injusticias, que todavía continúa, y trate de impedirlo en las próximas elecciones. Se trata de una reacción en la que se mezclan lo instintivo -repugnancia- y lo razonable -lógico- y que lleva a pedir el voto util a favor de sus adversarios, pero igualmente dentro del Sistema.

Los argumentos a favor del voto a estos adversarios, competidores por el poder, los llamados centro reformistas son los siguientes.

· No hay opción por el bien posible
· Hay que votar, por consiguiente, el mal menor
· Puedo hacer una reserva mental, con respecto a algunos temas concretos
· Hay que tener en cuenta la causalidad del doble efecto
· La astucia justifica, para no perder votos o atraerlos la adopción de posturas y criterios que no es preciso compartir
· Ahora lo que se trata es de evitar la vuelta del socialismo, después ya hablaremos

Vamos a analizar los argumentos que acabamos de exponer:

A. No hay opción por el bien posible

Si la hay: Pero para hacer esta afirmación tan explícita hay que preguntarnos sí dentro del Sistema político actual cabe el bien posible. Porque si se entiende que cuanto hoy sucede es un fallo del Sistema, que puede corregirse, manteniéndolo y manteniendo los Principios del sistema actual, siendo suficiente para corregirlo reforzar hasta la mayoría parlamentaria suficiente la alternativa popular constituye un deber que no es lícito incumplir.

Ahora bien; si desde otra posición se estima que no se trata de un fallo en el Sistema, sino que es el sistema el que falla, el bien posible consistiría en su rechazo, porque sólo su rechazo puede permitirnos aceptar otro en el que los presupuestos fundamentales sean la concepción del hombre como "Imago Dei", la libertad como responsabilidad ordenada al bien común, y la autoridad como delegación de la Providencia para la rectoría comunitaria, y la ley como ente de la razón y no como categoría de la voluntad.

¿Y como puede manifestarse rechazo al Sistema, rechazo que implica la opción por el bien posible? Ha llegado a ser un lugar común, patrocinado por quienes, por razón de su ministerio, deben orientar a la opinión pública, que la emisión del voto constituye una obligación moral, y que, incluso, la abstención es una falta grave. No se puede compartir la tesis, y ello por varias razones. La primera, porque si todas las alternativas que se ofrecen se hallan en contradicción con el dogma y la moral, no puedo sumarme a ninguna de ellas depositando a su favor mi voto en las urnas. (De aquí que si en una opción política no concurren estas circunstancias negativas -como en las circunscripciones en las que concurren candidaturas legítimas de partidos con programas afectos al orden natural- éstas deban de ser apoyadas). La segunda, porque la abstención querida, activa, en los lugares donde no hay opciones legítimas, negando ese voto, es una forma de hacer ostensible mi opinión; mucho más responsable y valiente que la del voto en blanco, porque nadie -siendo el voto secreto- sabrá si apoyé o no ésta o aquella candidatura, mientras que la abstención fácilmente comprobable, grita a toda la rosa de los vientos que no he dado el Sí a ninguna y he dado el Sí al bien posible.

No se diga que esta elección es inútil, porque serán muchos los que compartiendo los ideales, de un modo pragmático votarán por el mal menor, pero el problema y la responsabilidad, en tales casos, será de ellos, porque nuestra conciencia estará tranquila, al no haber contribuido a que ese mal menor se haga endémico y siga desvitalizando a España.

B. Descartado el bien posible, debe votarse el mal menor.

La teoría del mal menor ha ido calando de tal forma -y no sólo en España- que fatídicamente ha adormecido las conciencias. Pero el mal menor sigue siendo un mal, y el mal no puede quererse, aún cuando puede aceptarse para evitar un mal mayor: el de que volviendo al poder el socialismo, España desaparezca como nación, el pueblo se hunda en la miseria y los ciudadanos sólo aspiren a vegetar.

Vamos a ver qué garantías no ofrecen para una rectificación, a fondo, de la actual situación que evite el mal mayor, por parte de las ideas y las personas que se presentan como opción al socialismo, pero siempre en el Sistema.

Pues bien, al menos para mí, ninguna. En efecto: si el fallo es del Sistema, el Sistema, aunque de buena fe lo intenten algunos de sus miembros, hará esa rectificación imposible, como hemos visto en la última legislatura en temas tan fundamentales como la dignidad de la persona (aborto, manipulación genética, potenciación y reconocimiento legal de la sodomía), explotación de los trabajadores y precarización del trabajo, subordinación de la soberanía nacional a los organismos internacionales, etc…

Quiero terminar este apartado con las palabras últimas del Padrenuestro, es decir, de la oración que Dios hecho hombre, quiso enseñarnos: "Líbranos del mal"; y Cristo habló del mal sin calificativos, y por tanto, del mal mayor y el mal menor. ¡Cuánto más, es, por ello, incorrecta la distinción entre uno y otro, cuando agarrarse al clavo ardiendo del mal menor acaba dejándonos inertes para la respuesta!

C. Al emitir el voto puedo hacer una reserva mental con relación a algunos temas concretos

La reserva mental puede ser lícita, pero no lo es en todos los casos. La apelación a la reserva mental se debería producir principalmente ante el hecho doloroso de que el partido en el poder ha "profundizado en el Estado de las Autonomías" (dado más competencias y recursos a las administraciones dirigidas por partidos separatistas) y ha mantenido intacta la ley del aborto (ha ampliado de hecho el aborto al facilitarlo con medicamentos como la RU486) . Y de que en ambos aspectos no va a cambiar

Para tales supuestos, y en especial para el último, puedo hacer, hago, se dice, una reserva mental con relación al aborto. Voto por la alternativa viable al nuevo Frente Popular, salvo en esto y en aquello. Es decir, yo, con mi voto respaldo una parte del programa, pero no todo el programa.

Entiendo con toda sinceridad que el argumento es torpe y capcioso. Si quienes ante el derecho a la vida, que es el primero de los fundamentales, permiten que se mate al inocente, como es el niño, en el vientre de su madre, con quiebra evidente del decálogo, y que se cometa en la impunidad y con la protección de la ley positiva, el "crimen abominable"de que habla el Vaticano II, ¿cómo no se ha de comportar en relación con otros derechos importantes, sin duda, pero subordinados al que está pisoteando?

Hay otro principio de moral, que conocen, sin duda, lo que no niegan su inspiración cristiana. Ese principio dice: "el fin no justifica los medios". Evitar el advenimiento del nuevo frente popular -fin que se comparte- no autoriza ni legitima el mantenimiento del aborto legalizado; y ello no sólo porque no creo que las abortistas y los abortistas vayan a depositar su voto a favor del "centro reformista", sino porque la matanza de los inocentes no se puede justificar, aún sabiendo que con este holocausto la derrota del socialimo estuviese garantizada.

Nunca se desvanece con tanta fuerza, como aquí, la tésis del mal menor. ¿Es que para enfrentarse con el socialismo, puede estimarse como mal menor, y no como uno de los males peores, el crimen abominable del aborto?

Para tales supuestos, y en especial para el último, puedo hacer, hago, se dice, una reserva mental con relación al aborto. Voto por la alternativa viable al nuevo Frente Popular, salvo en esto y en aquello. Es decir, yo, con mi voto respaldo una parte del programa, pero no todo el programa.

Entiendo con toda sinceridad que el argumento es capcioso. Si quienes ante el derecho a la vida, que es el primero de los fundamentales, permiten que se mate al inocente, como es el niño, en el vientre de su madre, con quiebra evidente del decálogo, y que se cometa en la impunidad y con la protección de la ley positiva, el "crimen abominable"de que habla el Vaticano II, ¿cómo no se han de comportar en relación con otros derechos importantes, sin duda, pero subordinados al que está pisoteando?

Hay otro principio de moral, que conocen, sin duda, lo que no niegan su inspiración cristiana. Ese principio dice: "el fin no justifica los medios". Evitar el advenimiento del nuevo frente popular -fin que se comparte- no autoriza ni legitima el mantenimiento del aborto legalizado; y ello no sólo porque no creo que las abortistas y los abortistas vayan a depositar su voto a favor del "centro reformista", sino porque la matanza de los inocentes no se puede justificar, aún sabiendo que con este holocausto la derrota del socialimo estuviese garantizada.

Nunca se desvanece con tanta fuerza, como aquí, la tésis del mal menor. ¿Es que para enfrentarse con el socialismo, puede estimarse como mal menor, y no como uno de los males peores, el crimen abominable del aborto?

D. Hay que tener en cuenta, a la hora de las urnas, la causalidad de doble efecto.

La causalidad del doble efecto consiste en que un fin lícito, querido expresamente, como el de paliar dolores que conducen a la deseperación, pueda producir la muerte del enfermo o del herido. La muerte es previsible, pero no segura, y es un efecto secundario y no deseado. Pío XII encontró en la causalidad de doble efecto el veredicto moral favorable a la eutanasia lenitiva.

¿Pero cabe la analogía en el caso que nos ocupa para, basándose en ella, pretender el voto a favor de la postura alternativa a un nuevo frente popular?. O lo que es lo mismo, ¿es posible argumentar que el fin lícito -impedir que los socialistas lleguen al poder- legitima entre otras cosas, que el aborto siga legalizado?

Entiendo que no. En primer lugar, porque siendo el aborto un "crimen abominable", jamás puede constituir para un cristiano -el que lo propone y el que lo vota- un punto programático a imponer. En segundo lugar, porque en el supuesto de la eutanasia lenitiva el efecto secundario es fruto de la naturaleza, en tanto que en el supuesto del aborto este continúa legalizado por la voluntad del partido en el poder.

E. La astucia electoral justifica ciertas concesiones a la galería que no deben de preocuparnos en exceso.

La lucha electoral se inscribe en un régimen de partidos donde lo que importa -se dice-, es la cosecha de los votos. Como nos consta que los dirigentes del partido de "centro reformista", tampoco, en privado, comparten esos puntos que rechazamos, vale la estrategema. Luego, cuando continúen en el poder, se comportarán de otro modo. La astucia es un arma lícita.

El argumento está claro que no vale. De hacerlo nuestro, equivaldría a colocarnos en la misma posición de Tierno Galván, que desde el campo socialista mantuvo la tesiss de que la mentira se justificaba en época de elecciónes ¿y si cabe la mentira, porque no las otras corrupciones que tanto se criticaban en los partidos de origen marxista?

F. Ahora se trata de evitar que vuelva el socialismo otra vez. Después ya hablaremos.

Hay una lección, la de la experiencia, madre de la ciencia y, por tanto, del conocimiento, que no se puede eludir si queremos comportarnos de un modo razonable.

¿En quién depositamos nuestra confianza, para convertirlos en interlocutores válidos después de su posible triunfo electoral? ¿Podemos tener confianza en ellos?

Si quienes dirigen el partido que se pretende única alternativa a la vuelta de los socialistas, son los que en la anterior legislatura mantuvieron aumentaron toda la legislación inmoral (desde el apoyo a las revindicaciones sodomitas a las experimentaciones genéticas que violan la dignidad del ser humano) y pactaron con los partidos separatistas que discriminan a buena parte de los españoles y rompen la igualdad ante la legislación de los ciudadanos, con estos antecedentes ¿qué garantías me pueden ofrecer de que no van a continuar con esas pólíticas?

Con, entre otras, estas razones ¿puedo yo contribuir con mi voto a mantener estas situaciones?

D.B.P.

 


NOTA IMPORTANTE: Los artículos marcados con el símbolo de la urna corresponden a una separata especial con motivo en las elecciones generales, tienen valoraciones de caracter temporal sobre el momento y no comprometen la línea editorial de la publicación.


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