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ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

El aborto en España: un crimen socialmente admitido.

Algunas cifras, no conocidas por la opinión pública, dan la verdadera magnitud de los resultados de la ley del aborto

Aunque se habla abundantemente del aborto, muchas veces es con poca información sobre lo que es y que supone su realidad y sus consecuencias. Sin poder profundizar en ello hay una serie de puntos que invitan a la reflexión y sobre los que debiéramos parar aunque sea fugazmente para deshacer algunas falsas percepciones.

Socialmente ha realizado un gran esfuerzo de comunicación, por parte de ciertos sectores "liberal-conservadores", en el que se trataba de justificar la aceptación de los tres supuestos básicos en las leyes despenalizadoras del aborto. Se decía algo así: "si se aplican estos tres supuestos actuales nadie abortará en España, debido esto a la rigurosidad con que se aplicarán las leyes". Pues veamos las cifras reales: En España anualmente se practican algo más de 45.000 abortos "legales". De ellos, el 98,5% se acogen al supuesto de "evitar un grave peligro para la vida o la salud física o psíquica de la embarazada". El 1,4% se acoge al tercer supuesto que se refiere a las malformaciones fetales y un 0,03% al supuesto de embarazo por violación. Globalmente, desde que se aprobó la ley del aborto en 1.985, se han practicado unos 300.000 abortos. Estamos hablando de lo que en cifras supone una población como la ciudad de La Coruña. En crueldad nos aproximamos a las cifras de los campos de exterminio (todos los materialismos, el liberal, el marxista y el nacionalista panteísta) tienen en común el desprecio por la vida).

Otro punto más de reflexión. ¿Sabe la sociedad, que después de un aborto se experimenta con el embrión? Pues si, como suena de duro y a la vez de cierto. La legislación española autoriza, bajo determinadas condiciones, la experimentación con embriones vivos.

Todo ello nos obliga a ser audaces defensores de la vida. Sabemos que estamos inmersos en una sociedad terriblemente egoísta, que no entiende de sacrificios, ni de entregas par causes nobles, que no sean del propio interés material del individuo. Pues a pesar de ello hay que dar un testimonio valiente en defensa de la dignidad de las generaciones venideras. Ellos en el futuro mirarán esta etapa del final del siglo XX como un tiempo de muerte, de locura colectiva, drama que hace que una madre sea capaz de matar a su propio hijo. Sé positivamente que todo ello pasará, pero depende de un puñado de hombres y mujeres convencidos que sepan afirmar la cultura de la vida frente a la cultura de la muerte.

Jaime de la Cuesta.


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