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ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

Servicio Militar.

El objeto del presente artículo podría resumirse en la necesidad de matizar una tesis para responder de forma adecuada a las condiciones de una hipótesis

La tesis tradicionalmente ha sido clara, inequívoca: uno de los deberes para con la comunidad nacional a la que pertenecemos consiste en colaborar para garantizar su supervivencia, a través de la instrucción militar para servir en un ejército al servicio de la Nación.

Desde este punto de vista es rechazable la objección al servicio militar por cuanto la cooperación a la defensa nacional puede considerarse una concrección del deber moral del servicio al bien común y en ningún caso como la violación del precepto moral que proscribe la violencia contra el inocente.

Ahora bien, conviene aclarar cual es la vigencia de la citada tesis en las condiciones actuales, es decir, en la situación de hipótesis en la que vivimos.

Existen en primer término una serie de causas formales del relajamiento del citado deber moral:

- La mitad de la población, el sexo femenino, se encuentra totalmente exenta de cualquier deber concreto de cooperación social (como pudiera ser el antiguo Servicio Social) y como consecuencia, y tras su incorporación masiva al mercado de trabajo, en ese aspecto, se encuentra en una indiscutible ventaja competitiva en el ambito laboral.

- También, las condiciones del cumplimiento de la prestación social sustitutoria (PSS) son notablemente menos onerosas que las de prestación del servicio militar (tras la equiparación en su duración efectuada en 1998). Ello ha conducido a que en la práctica la objección de conciencia no se contemple como rechazo a la institución militar sino como una opción más eficiente en términos de utilidad social y adecuación a las circunstancias más comunes del ámbito sociolaboral.

- En último término, la inminente liquidación del sistema de conscripción forzosa con la consiguiente implantación plena del ejército profesional (cuya conveniencia o o inconveniencia no abordamos en este escrito), produce un agravio comparativo para los últimos reemplazos , puesto que las generaciones inmediatamente posteriores, de nuevo, gozan de otra innegable ventaja competitiva en su acceso al mercado de trabajo.

De otra parte cabe invocar una serie de causas materiales de fondo que afectan al contenido mismo de la prestación personal de carácter público en que consiste el servicio militar hoy en día:

- Por un lado, las condiciones en que se presta el servicio son de dominio público. La mayoría de los cuarteles son lugares que no resulta exagerado calificar como centros de iniciación al consumo de drogas y a conductas lesisvas de la dignidad de la persona, sin que lo soluciones los mandos, y en el mejor de los casos el ámbiente es de inactividad forzosa, transcurrido el periodo de instrucción.

Pero lo más transcendental es que ha desaparecido la vinculación entre el Ejército y la Nación, con la transferencia de competencias soberanas a organizaciones militares internacionales, singularmente a la Otan.

Los soldados españoles han realizado una magnífica labor humanitaria en muchos lugares, trabajando precisamente a las órdenes de tales organizaciones.

Sin embargo, conviene recordar que el objeto social de la mayor parte de esas organizaciones es la conservación de un determinado statu quo político y, en la medida en que la preservación de este status así lo interese, la protección de los derechos de las poblaciones afectadas por los conflictos armados. Creo que esta afirmación está plenamente confirmada por ciertas maniobras desconcertantes como se produjeron en los conflictos del Golfo o la Guerra de los Balcanes.

Conviene aclarar que existe una total falta de conexión entre las tareas humanitarias a las que nos referimos y las "labores" que desarrollan los reclutas en los cuarteles, carentes de la más mínima utilidad no ya genericamentes social sino incluso propiamente militar.

Además, y aunque se solucionaran los primeros problemas expuestos de discriminación laboral y de disciplina y actividad en los cuarteles, y como consecuencia de que el ejército ha dejado de servir a la Nación para servir solo los intereses partidistas y las dependencias políticas internacionales del gobierno, la tesis general del deber social de cooperación a la defensa nacional cuando se concreta en la prestación del servicio militar está claramente relativizado por las circunstancias actuales de la sociedad española.

En consecuencia, es perfectamente compatible profesar el más profundo respeto el ideal de la institución castrense y recurrir a la objeción de conciencia por motivos éticos (que no por motivos religiosos) ante la lesión patente de los derechos laborales de los afectados, frente a otros colectivos, ante las condiciones degradantes moral y humanamente en que la prestación se cumple en la mayoría de las ocasiones y, sobre todo, ante la pérdida constatada de la misión tradicional e irrenuciable, que le daba carta de naturaleza, de nuestras Fuerzas Armadas: la defensa de los intereses de la Nación.

 

Armando Magescas

 



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