Santiago Matamoros (Escuela Cuzqueña)

Portada revista 47

Cristianos en Africa Indice de Revistas Los católicos y la revolución francesa

ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

Sierra Leona.

Ponencia de Fr. Santiago Marcilla en las Iª Jornadas Sobre Las Persecuciones Religiosas En El Mundo Contemporáneo.

En Sierra Leona, estuve trabajando durante catorce intensos y dramáticos meses -desde diciembre de 1996 a marzo de 1998-, y algo de cuyas experiencias misioneras las plasmé hace un par de años en un libro.

Los agustinos recoletos fuimos allá por la petición apremiante de los obispos nativos y urgidos por la Sagrada Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Recuerdo que fueron fundamentalmente dos los motivos que explicaban la llamada: la escasez de clero para evangelizar un territorio difícil de recorrer, y la preocupación por frenar el avance avasallador del islamismo, que está invirtiendo fuertemente en África, sobre todo con un río caudaloso de petrodólares, para hacerse presente hasta en los rincones más impenetrables de la selva. Testigos somos de habernos asombrado más de una vez contemplando enormes y fastuosas mezquitas en medio de la foresta tropical.

Era una misión dura y, por eso, se pidieron voluntarios. Y hubo generosidad. De entre los que se ofrecieron, el Prior Provincial eligió a los que consideró más aptos, en atención a diversos criterios, para llevar a término una nueva fundación en un territorio para nosotros desconocido. Era nuestra primera casa en África.

La expedición la formamos cinco: dos filipinos, un australiano y dos españoles. Salimos a finales de diciembre de 1996, el domingo de la Sagrada Familia. Se nos había puesto en contacto con Monseñor Giorgio Biguzzi, italiano javeriano (hijo del beato Guido Conforti), que era el pastor de la diócesis de Makeni. Volamos con Sabena de Madrid a Bruselas, donde hicimos noche, y al día siguiente, después de hacer escala en Bamako, capital de Mali, aterrizamos en Lungi, una ciudad de la costa, donde está situado el aeropuerto internacional, y separada de Freetown, la capital, por una lengua de agua que puede salvarse en 50 minutos con un ferry que va y viene con relativa frecuencia. Pasamos una quincena de días junto al obispo, inculturizándonos, es decir, aprendiendo la geografía e historia del país, su situación política, sus estructuras educativas y sanitarias, su complejo mosaico de tribus y dialectos, la manera de defenderse de animales y bichos transmisores de enfermedades y los remedios o medicinas que han de emplearse, la organización eclesiástica, el trabajo misionero en las diversas áreas de ayuda material al indígena y en el aspecto religioso y apostólico, etc. Luego, sin perder tiempo, a nuestra parroquia de Kamabai.

Puede ser interesante saber que Sierra Leona tiene 71.740 km2 -por dar una referencia cercana, un poco menos que la actual comunidad autonómica de Castilla-La Mancha- y 4.900.000 habitantes. Se halla en pleno trópico subsahariano, en la costa atlántica de la giba occidental de África, entre Guinea Conakry y Liberia, entre el paralelo 10 y la raya del Ecuador. Comprende, al noreste, una zona montañosa que forma parte del macizo Futa Yalón. Son los Montes Loma donde nace el río Níger y descuella el Bintumani, pico más alto del África occidental, con 1948 metros; una meseta central insalubre de 50 a 70 kilómetros de ancha, deforestada para abrir espacios a la agricultura, especialmente al arroz, y con cuencas muy pobladas, como la de Kenema; y una costa baja, accidentada y pantanosa, con numerosos estuarios, islas (Banana, Turtle, Sherbro) y penínsulas (Turners, Freetown). Los principales ríos que tributan al Atlántico son el Grande y el Pequeño Scarcies con su afluente el Mabolé, que separa nuestra parroquia de la colindante de Kamalo; el Rokel, Jong, Sewa y Moa. Al este predomina la jungla ecuatorial, en la costa el manglar, y en el resto la sabana arbolada.

Fue colonia inglesa, pero sólo la península de Freetown, mientras el interior, lo que ellos llaman el "bush" o la selva, no pasó de ser un protectorado especial dejado en manos de los lugareños, que se gobernaron por medio de tradiciones locales y la autoridad de los "chiefs". Fue descubierta por el portugués Pedro de Cintra en 1462; los portugueses establecieron allí un floreciente mercado de esclavos hasta que fueron expulsados por los británicos que la proclamaron territorio suyo en 1808. El partido de Siaka Stevens, el Congreso del Pueblo, ganó las elecciones de 1967 y, al proclamarse la República el 19 de abril de 1971, Stevens subió a la presidencia, siendo reelegido en 1976 y en 1978. La Constitución de 1978 estableció un régimen de partido único y endureció las medidas contra la oposición, que reclamaba la dimisión de Stevens, al que las elecciones de 1982 permitieron renovar su mandato hasta 1985, en que abandonó el cargo. Fue sustituido por Joseph Saidu Momoh, uno de sus ministros, ratificado en las urnas en octubre del mismo año. Momoh hubo de hacer frente a varios intentos de derrocamiento y a una crítica situación de la economía. En 1992, un golpe de Estado encabezado por el coronel Yaya Kanu expulsó a Momoh. Se creó un Consejo Nacional Provisional, a cuyo frente se puso el capitán Valentín Strasser con la misión de restablecer el sistema multipartidista; pero se mostró incapaz de dar pasos efectivos hacia la democratización. En enero de 1996 un nuevo golpe de Estado encabezado por el jefe de las Fuerzas Armadas, general Julius Maada Bio, derrocó a Strasser, que fue sustituido por la Junta Militar que presidía, al intentar aprobar un decreto para perpetuarse en el poder.

En las elecciones de marzo de 1996 alcanzó la presidencia del país, con un 60% de los votos emitidos, Ahmad Tejan Kabbah, candidato del Partido Popular de Sierra Leona (SLPP) y diplomático musulmán educado en Oxford y casado con una católica. El 25 de mayo de 1997 un nuevo golpe lo derrocó, teniendo que huir a Guinea, y dio el poder al mayor Jonnhy Paul Koroma, lo cual provocó la inmediata reacción de una fuerza de paz -ECOMOG- integrada principalmente por efectivos nigerianos que, aunque en los primeros meses de 1998 comenzaron a controlar la mayoría del territorio nacional e hizo posible el regreso del presidente depuesto Tejan Kabbah a Freetown el 10 de marzo de ese año, hoy no es capaz aún de estabilizar la situación ni mediante los acuerdos con los rebeldes del FRU (Frente Revolucionario Unido, que desde 1992 le hace la guerra al Gobierno conducido por su cabecilla y mentor Foday Sankoh), ni con la autoridad de los "cascos azules " de la ONU mandados por Kofi Annan, su Secretario General.

Recordamos los acuerdos de Abidjan (Costa de Marfil), de 30 de noviembre de 1996. Los de Lomé (Togo), de julio de 1999. Y los de Abudja (Nigeria), de noviembre del 2000. Es un hecho que los rebeldes vuelven una y otra vez a reanudar las hostilidades y se niegan a ser desarmados por las fuerzas de la Misión de la ONU para Sierra Leona (UNAMSIL). Llegaron incluso a secuestrar durante varias semanas a 500 soldados y sus efectivos mantienen en jaque a las fuerzas gubernamentales, pese a que cuentan con el apoyo de una misión británica y cerca de 15.000 cascos azules, que integran el mayor contingente nunca antes desplegado por las Naciones Unidas. Las cosas no tienen visos de acabar, aunque el Consejo de Seguridad del organismo internacional ha votado una resolución que prevé el embargo sobre las armas y los diamantes, la prohibición de viajar contra los altos dirigentes del Gobierno y del Ejército y el establecimientos de sanciones, que entra en vigor hoy mismo (7 de mayo), contra Liberia. Se pretende, así, cortar el suministro de recursos a los rebeldes del FRU, supuestamente apadrinados por su presidente Charles Taylor, que arma a la guerrilla a cambio de "diamantes ensangrentados". También es una luz mínima dentro de tanta negrura el hecho de que se hayan reunido de nuevo estos primeros días de mayo en Abudja ambas partes para discutir la aplicación del último acuerdo de paz, bajo el auspicio de las 15 naciones de la Comunidad Económica del África Occidental (ECOWAS) que ha enviado un comité con miembros de Nigeria, Ghana, Guinea, Liberia, Bukina Fasso y Sierra Leona y la mediación de la ONU y la OUA. Ojalá esta vez sea la vencida.

Según distintas estimaciones, la guerra, que había causado 10.000 muertos entre 1991 y 1996, sigue cobrándose todavía ahora su parte de bajas y hay más de dos millones de personas desplazadas -la mitad del país-, sea en otros lugares de Sierra Leona, lejos de la zona de combate o en campos de refugiados de Guinea y Liberia o en la zozobra de las pateras que a menudo cruzan el Estrecho de Gibraltar, sin contar con los mutilados y huéfanos o el terrible drama de las mujeres esclavizadas y violadas y el de los niños soldados. Este mismo 2 de mayo pasado se ha sabido por la agencia EFE que 25 camiones de la Alta Comisaría de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha comenzado la tarea de evacuar, especialmente del Pico del Loro -territorio guineano del sureste que se incrusta en el mapa de Sierra Leona- a miles de sierraleoneses hacia el campamento de Katkama, al norte de la ciudad de Guéckédou, para ser llevados luego a otros en las prefecturas de Dabola y Albadana, situadas a dos centenares de kilómetros de la peligrosa región fronteriza. Allí esperan recibir la ayuda humanitaria necesaria.

La nación se independizó de la Commonwealth británica el 27 de abril de 1961. Fue admitida en la ONU e ingresó en la OUA (Organización para la Unidad Africana). Fue su primer ministro Sir Milton Margai, y adoptó el modelo político de República presidencial. El poder legislativo descansa en el Parlamento, que consta de 80 escaños. Y el país tiene su Carta Magna en la Constitución que se aprobó mediante referéndum en agosto de 1991 y que instituyó la pluralidad de partidos.

La lengua oficial es el inglés, que se enseña en la escuela, adonde muchos no pueden ir por falta de medios. La lengua común más extendida es el krío o criollo; luego se da una multitud de dialectos de influencia sudanesa correspondientes a las distintas etnias que enseguida señalaremos.

Sierra Leona comprende un área occidental, que es la península de Freetown y 3 Provincias: la del norte, cuya capital es Makeni; la del noreste, con la capital en Kenema; y la del sureste, con la capital en Bo. Cada Provincia se subdivide en Distritos; y, así, la del norte abarca los de Kambia, Port Loko, Bombali, Tonkolili y Koinadugu; la del noreste, los de Kono, Kenema y Kailahun; y la del sureste, los de Bo, Bonthe, Moyamba y Pujehun. Los Distritos se subdividen en "chiefdoms", cuyo número se eleva ahora a 154. Al frente de cada "chiefdom" hay un "paramount chief". Doce "paramounts", uno por cada distrito, han tenido plenos derechos de intervención parlamentaria. El "chiefdom" se divide en Secciones. Así pues, nuestra parroquia de Kamabai, de unos mil km2, pertenece a la diócesis de Makeni, que ocupa la mitad norte del país; está situada en el distrito de Bombali y se corresponde con el "chiefdom" BIRIWA, que consta de 9 secciones: Karasa-Kawita, Kanike, Kabake, Manjoro, Senkuya, Kayonkro, Kamabai, Kambumbande y Bumban.

Hay alrededor de 18 etnias o grupos tribales, cada cual con su dialecto propio: mendes (34, 5%), temnes (31,7%), limbas (8,5%), konos (5,2%), bulloms, fulas, mandingos, yalunkas, kurankos, susus, gallinas, krios (todos alrededor del 3%), los kissis (2,3%) etc. Y dentro de cada etnia se dan subclases; por ejemplo, los limbas, que son los que predominan en nuestra parroquia, comprenden varios subgéneros: biriwas, safrokos, limba-lokkos, selas, wara wara, etc. Hay también pequeños grupos de europeos, árabes, siriolibaneses, chinos e indios.

No se dan nuestras 4 estaciones, sino dos: Régimen de lluvias (6 meses -de noviembre a abril-) y Época seca (otros 6 -de mayo a octubre-). Por lo cercano al Ecuador, el día y la noche son igual de largos en verano que en invierno. Amanece a las 6.30 y oscurece a las 18.30. El calor es sofocante, más que por la alta temperatura (quizá no suba tanto como en Madrid en verano), por la asfixiante humedad… (sudar…, secado de la ropa…, sapos en el zaguán…, cucarachas a badiladas…, etc.).

Respecto de la religión, hay un vasto fondo de Religión Tradicional Africana (43%), basada en el animismo fetichista, la poliginia, la veneración de los antepasados y los ritos de iniciación a la pubertad en ambos sexos. Profesa el Islamismo sunnita alrededor del 50%, concentrado en el norte; la minoría Cristiana se divide el 7% restante entre los Católicos (3%), los anglicanos, metodistas y otras sectas fundamentalistas e Iglesias independientes importadas o de impronta local: "New Born", "Biblical deeper life", Nuevo-Católicos, la "Iglesia del Cristianismo Celeste", la "Iglesia de Sión"(4%), etc. Hay tres circunscripciones eclesiásticas: la archidiócesis de Freetown-Bo presidida por Mons. Joseph Ganda, y las diócesis sufragáneas de Kenema y Makeni, presididas, respectivamente, por un viejito misionero escocés -no recuerdo el nombre- y Giorgo Biguzzi, javeriano italiano. Hay unos 60 sacerdotes diocesanos y otros tantos religiosos, pertenecientes a los misioneros del Espíritu Santo, josefinos de Murialdo, javerianos, hospitalarios juandedianos, salesianos, hermanos cristianos y agustinos recoletos. También trabajan allí las clarisas misioneras del Santísimo Sacramento, las religiosas de san José de Cluny, las misioneras de la Caridad (de la madre Teresa de Calcuta), las dominicas de Notre Dame y las religiosas del Santo Rosario. Perdón, si me he dejado de citar a alguien. Está creciendo el número de seminaristas -hay más de 75- y de catequistas laicos, que sobrepasan los 350.

La capital es Freetown. Está en la costa, al abrigo de un renombrado puerto natural. Tiene medio millón de habitantes, aeropuerto internacional en Lungi, a tres cuartos de hora de barca, y una tambaleante red de industrias y comercios. Otras ciudades son: Bo, Kenema, Koidu, Makeni, Magburaka, Port Loko, Kailahun, Moyamba, etc. La población se distribuye así: el 35% en la ciudad y el 65% en el campo. Su densidad es de 68 habitantes por km2 y se prevé que la población urbana será el 46,7% el año 2.015.

En dos de los últimos informes de la ONU aparece Sierra Leona en el último lugar de la lista, como país más pobre del mundo, según el Índice de Desarrollo Humano (0, 254).
Resalto estos datos económico-sociales:

La esperanza de vida es de 37 años.

La tasa de mortalidad infantil alcanza el 316/1.000. Y la mortalidad materna es de 1.800/100.000 partos.

Sólo el 33% de los adultos está alfabetizado.

El índice de escolaridad es del 32%.

Mientras los gastos de defensa son de 30 millones de dólares, los de educación se paran en los 10 millones.

El 66% de la población no tiene acceso al agua potable; el 64% no cuenta con ningún servicio de salud. Hablando de médicos, tiene el 0,07/ 1.000 habitantes, es decir, les tocaría aproximadamente a 1 médico por cada 15.000 pacientes.

El hambre, la malaria, el Sida, la parasitosis y enfermedades gastro-intestinales, las afecciones respiratorias y los abusos de drogas suelen ser las principales causas de mortalidad.

La unidad monetaria es el léon. El cambio: 1 dólar = 1.500 leones.

La renta per cápita es de 140 $. (Compárese con la de Estados Unidos de América, que supera los 10.000$ o con la de Suiza, superior a los 15.000 $; no digamos nada si la comparamos con los Estados productores de petróleo del Oriente Medio, que están por los 25.000 $). Su Producto Nacional Bruto es de 700 millones de dólares (Véase la diferencia, por ejemplo, con Suráfrica, donde es de 119.000 $ millones). Su deuda externa supera ampliamente los 1.000 millones de dólares.

La actividad más rentable es la explotación minera: bauxita -es la segunda productora del mundo-, rutilo-titanio, oro y diamantes, aunque el tráfico ilegal de estos últimos y la actividad guerrillera han mermado escandalosamente su producción, controlada por los rebeldes. Los recursos agrícolas no pasan de constituir una economía de subsistencia. Los principales son el arroz, los cacahuetes y la mandioca. También tiene cultivos de plantación, como el café y el aceite de palma, y, en menor medida, concentradas alrededor de la capital y en manos de extranjeros, algunas industrias de transformación artesana, alimentaria o dedicadas a materiales de construcción, a la elaboración de productos químicos, mecánicos, etc. Son sus principales clientes Gran Bretaña, Japón, Holanda, Estados Unidos y Alemania.

En estos últimos años se están cogiendo unas 61.300 tns. de pesca. La ganadería abarca una modesta cabaña bovina, ovina y caprina.

Respecto de los transportes y comunicaciones, tiene unos 1.280 km2 de carretera asfaltada, aunque en pésimas condiciones de conservación; 84 km2 de ferrocarril; 1 aeropuerto internacional y dos interiores con pista pavimentada; unos 38.000 automóviles, la mayoría desvencijados; se publican media docena de periódicos en Freetown, siendo el promedio de lectores de diarios de 5/1.000 habitantes. Hay 250 radios por 1.000 habitantes; 20 televisores por 1.000 habitantes; 4 teléfonos por 1.000 habitantes; y 150 usuarios de Internet. No se puede usar aún el teléfono móvil por falta de cobertura técnica.

Respecto de la persecución de la Iglesia, ha corrido idéntica suerte que la del pueblo. Aunque en un principio -hablo del año 1997- se la respetaba por su quehacer humanitario, desinteresado y religioso, más tarde, cuando condenó el sinsentido y la locura homicida de la revuelta, sufrió en sus propias carnes los secuestros, hostigamientos y saqueos. Nadie se libró de la furia desatada de los rebeldes. Y no se pararon en pelillos. Quitaron de en medio, entre otros, a Miguel Gil, el periodista catalán de Associated Press, con quien tuvimos ocasión de charlar en el Centro Pastoral de Makeni, mientras enviaba sus crónicas de guerra y sus estupendas y macabras fotos. Y también a tres hijas de la madre Teresa que habíamos conocido en Freetown, en una labor de ejemplar entrega a los más pobres de los pobres.

Un padre nuestro, agustino recoleto, José Luis Garayoa, fue secuestrado con otros tres hermanos hospitalarios de san Juan de Dios, mientras se reponía en el hospital de Mabesseneh (Lunsar) de unas fiebres tifoideas. Otros fueron retenidos y sometidos a un clima de tensa asfixia. Y yo mismo sufrí la angustia de verme encañonado a las cuatro de la mañana, en medio de la selva, por tres rebeldes que me metían los fusiles en la espalda y el pecho mientras me pedían información sobre el dinero, los todoterrenos y las dos motos Honda de la Misión. ¡Cómo revivir aquellos momentos sin sufrir de nuevo la tortura del recuerdo! Y más tarde tuvimos que andar quince días huidos y perseguidos, escalando montañas y atravesando pantanos hervidos de anófeles, sacando agua de cauces secos, durmiendo a la intemperie de la jungla y bebiéndonos el jugo de las naranjas silvestres que pudimos encontrar a la mano, mientras el ruido de las ametralladoras nos ponía de repente en pie y el obispo nos señalaba, hablando en clave por la radio, el camino bueno para salir de aquella ratonera.

Tengo que terminar. Nuestra diócesis de Makeni está hace tiempo vacía. El obispo ha aprovechado este tiempo de persecución para enviar a sus sacerdotes a formarse en el extranjero, mientras él trabaja por la paz y la reconciliación entre las partes, solicita ayudas internacionales, informa de la triste situación en diversos foros y lucha por aminorar las consecuencias del conflicto. Ha alquilado un almacén en Freetown para acoger a desplazados, al frente del cual está el padre javeriano Peterlini.

Tengo información del superior provincial de los javerianos, Salvador Romano, que me indicó esta relación de sus religiosos, además del ya nombrado:

En Waterloo, una parroquia del extrarradio de la capital, quedan los padres Carlo di Sopra y Jerome Pistoni.

En Lakka, en el centro Saint Michel de rehabilitación de niños guerrilleros arrancados del RUF, trabajan los padres Giuseppe Berton y Chema Caballero, ampliamente entrevistado por los medios escritos.

En Freetown, en la sede central de Kissy, quedan los padres: Rossato, Eugene Testa, Lazzarini, Luis Pérez y Antonio Guiotto.

En Lungi, atendiendo la iglesia y el centro de convivencias y retiros, el padre Caria, y en labores hospitalarias, el hermano Bruno.

Y en Conakry (Guinea), al tanto de los campamentos de refugiados y como enlaces con el extranjero: dos padres congoleños, de los que sólo conozco a Pascal.

Por su parte, tengo noticias de que sólo quedan tres hermanos de san Juan de Dios, en Lungi, donde atienden, con ayudas recibidas del Gobierno Vasco y la colaboración de algunos de sus anteriores enfermeros negros, tres pequeños dispensarios (Lungi, Tintafor y Masoila) para los refugiados de la Provincia Norte. Son los hermanos Fernando Aguiló, director médico; José Cárdenas, superior gerente del anterior hospital de Lunsar y el joven sierraleonés Agustine. Allí realizan programas de nutrición y vacunación de niños desplazados, pequeñas intervenciones obstétricas y seguimiento de mujeres gestantes en camas de observación. Incluso disponen de un laboratorio.

Los demás misioneros hemos tenido que salir. Dondequiera que estamos, seguimos rezando para ver el final de la guerra, buscando medios para emprender futuros proyectos de ayuda solidaria y sensibilizando a la opinión pública sobre un conflicto que debería avergonzar a quienes tienen posibilidades de cortarlo.

Fr. Santiago Marcilla, OAR.



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