El aborto en el ordenamiento jurídico español

Portada revista 49

Las tablas flamencas: la entrada en España de los llamados "primitivos flamencos". Indice de Revistas Gilbert K Chesterton, la ironía hecha inocencia-

ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

Del politeísmo de los valores a la generación del "depende".

El relativismo que se inculca a los jóvenes a través del sistema educativo es impulsado por "recomendaciones" de organismo internacional que respaldan el "nuevo orden mundial"

Llamamos politeísmo de los valores a la fragmentación de la norma. El relativismo cultural es el principio por el que todos los sistemas culturales son intrínsecamente iguales en valor, según el clásico manual del antropólogo Marvin Harris. La condena al etnocentrismo europeo lo resume la frase de Levi-Strauss: "salvaje es quien llama salvaje a otro". Este paradigma desde la antropología a alcanzado a la filosofía mundana y a la praxis política. Sobre todo, ha implicado el relativismo moral.

De lo anterior deduce el profesor de filosofía Alvargonzález la gran implantación práctica de dos nebulosas ideológicas que sirven como modelo al razonamiento relativista; ..la ideología de la tolerancia ...(dentro de un liberalismo moral, que implica el derecho al error)...y el fundamentalismo ecologista. No podemos aquí desarrollar el paralelismo entre el fijismo biológico, (el respeto a las especies que hay contra posibles evoluciones), y el relativismo cultural, ni extendernos, como hizo el autor en el nº3 de "el escéptico", en las implicaciones de la tolerancia y el relativismo ante la ablación del clítoris de 135 millones de mujeres, por ejemplo. Nos basta con enunciar que debe haber un límite a la relatividad. Debe haberlo se quiera desde el "sentido común", el Derecho Natural, el Evangelio, o ,si se prefiere, porque queda más "progresista", en la línea de las grandes declaraciones universales, desde los derechos ECéticos elementales de la persona que son universales por su estructura lógico-material. Valga este preámbulo para sostener que un planteamiento no ya cristiano si no simplemente cívico, debe huir de todo contextualismo ético. No es asunto sólo de filosofía; del relativismo gnoseológico, perdón por los "palabros", se pasa al "pensamiento débil", que es el fundamento ideológico de la postmodernidad, y del pensamiento débil a la debilidad de pensamiento, creciente entre los que Felipe González definió como "los jóvenes más preparados de la historia", no hay mas que un sencillo trueque.

Para entendernos; afirmar eso de "al pan, pan, y al vino, vino", vendría a ser la expresión sanchopancesca del "pensamiento fuerte". Consiste en afirmar que se puede conocer, que hay certezas, que hay cosas que merecen la pena.

Quienes tenemos alguna relación con la educación de la juventud tenemos una percepción que es tan coincidente como difícil de definir de la actitud de la generación que cambia el siglo. Si en los 60 era pacifista: "haz el amor y no la guerra", en los 70 ecológicos: "nucleares no, gracias", en los 80 hedonistas: "fiebre de sábado noche", en los 90 solidarios, pero poco: el 0´7%. ¿Y con el milenio?.

Con el milenio, la generación del "depende". La etiqueta proviene de exitosa y poco melódica canción, cómo no, utilizada en publicidad, de "Jarabe de palo":

"DEPENDE"
"Que el blanco sea blanco
y que el negro sea negro,
que uno y uno sean dos
porque exactos son los números...depende.

Que aquí estamos de prestao,
Que hoy el cielo está nublao
Que uno nace y luego muere,
Y este cuente se ha acabao...depende.

Depende, de qué depende

De según como se mire todo depende....."

Basten estas estrofas como exponente representativo del relativismo moral, y de sus implicaciones hedonistas. Es una recuperación del viejo "comamos y bebamos que mañana moriremos".

No es que no haya valores, valores, incluso como contravalores, siempre se tienen, el hombre intenta siempre justificar lo que piensa y lo que hace, el problema es que son valores finalistas, puntuales, susceptibles de ser conmovidos emocional, casi sensualmente, por los medios de comunicación; una tragedia climática en el tercer mundo, la muerte de Miguel Angel Blanco...., aunque en vías de hastío y saturación. La juventud puede invertir mucho en un interés puntual, como el 0`7 u otro "ONGismo", pero ha ido arrinconando los valores instrumentales; aquellos profundos que prestan raíz firme, solidez y compromiso; libertad, responsabilidad, abnegación, concepto este último que no es fácil de entender por el bachiller de hoy.

Este arquetipo de joven necesita un estímulo vital constante y ruidoso. Reparen en la publicidad que se le dirige, el cine que le gusta y la creciente vida nocturna; el lema es "no pienses, siente". Intimamente ligada a esa consigna está la desconfianza de la razón que es la consigna de la postmodernidad, y su consecuencia, el "depende".

Lo que se cuece en cocinas de alta escuela, como el "Instituto Tecnológico de Massachusetts" llega siempre adulterado a la mesa de las masas. También nuestro actual sistema educativo tiene su origen en unas "recomendaciones" del Club de Roma, que buscaban consumidores y productores dóciles, no hombres y mujeres cultos y libres. Misión cumplida.

Intimamente ligado a la huida hacia la noche. se produce una fractura social y vivencial del tiempo; la existencia está fragmentada, de lunes a viernes aparcados en las aulas,( en un sistema educativo-Logse donde predomina el factor estabulación al de educación, pero eso, como diría Kipling, ya es otra historia), el fin de semana, los objetores a la instrucción se "liberan". El ruido y el número apretado, lease "mogollón", el alcohol, cosas peores, y el "bacalo" son un tópico cierto en el joven urbano, que no comparte el verdadero"sentido de la fiesta" que diría Álvaro D´ors, si no de la huida. De los lugares y horarios de los mayores se comprende, de las responsabilidades y proyectos de futuro, se comprende, pero se lamenta. Ello responde a lo que Vattimo llama, y aplaude, "pensamiento de la fruición"; vivir la realidad en sí misma, en oposición al "pensamiento de los imperativos"; que estaría en función de la voluntad, y orientado a transformar la realidad, con sed de perfeccionamiento.

Como ejemplo de sometimiento inconsciente del adolescente se habla de una "moral de las marcas"¡!. El mayor éxito de la teledirección. La maleabilidad de actitudes por los mass-media va unida a la esteticización superficial de la vida. La consecuencia es el neoconservadurismo, que invierte, generalizando, con respecto a sus padres el papel tópico del conflicto de las generaciones. Que no nos engañe el "piercing".

Un rasgo anecdótico; los jóvenes admiran a los religiosos, pero no quieren serlo. Entre otras cosas porque el compromiso de por vida es la antítesis del vigente contrato temporal extralaboral, todo un ideal de pareja. Se presta la vida, pero no se da. "Mola" ser misionero un verano me dijo un chico que se volvería con mamá antes de coger los rudimentos del guaraní. Querría decir cooperante en Nicaragua.

He constatado en jóvenes un verdadero miedo al aburrimiento, un creciente abandono de la lectura, que alcanza incluso a la mínima concentración que requiere una película. Interesan sólo las escenas concretas, con rango de video-clip.

El número de palabras que utiliza un chico de 16 años es la mitad de las que usaba su padre, probablemente con muchos menos recursos educativos.

Son estos adolescentes con temores indeterminados; vacío, aburrimiento, o concretos; embarazo y sida, los hijos del desengaño profundo. Son los hijos del vacío de la generación anterior, la de la decepción íntima después del 68, se enfrentan al laberinto de la existencia con la tolerancia de sus padres y dinero para una noche, sin miedo a suspender la ESO, sin "mili" ni obligaciones, pero ¡a qué precio!.

Hay que detener el proceso de regresión a un Epicuro, pero ágrafo, de la juventud. Las comunidades emocionales tienen su correctivo en su compromiso con la justicia. Ni la religión, ni la ciencia, ni la vida son a la carta. Lo blanco es blanco, y dos más dos cuatro. Es de Perogrullo, pero significa lo mismo que existen verdades y categorías de razón, sometidas tan sólo a la realidad y a la verdad de los saberes, significa también el principio del mérito, que debe partir desde una deseable igualdad de oportunidades, y no del brutal choque de la realidad competitiva con la ficticia y edulcorada realidad escolar, que el nivel de vida debe implicar esfuerzo, que la vida es una especie de milicia en cuanto implica servicio, solidaridad, y quemarla en una causa que merezca la pena. Para el sociólogo Mardones los ideales, como el cristianismo, representan una tradición colectiva de la humanidad, que no debe romperse, con un inmenso caudal de imaginación utópica y de impulso emancipadores y humanizantes.

La capacidad de la razón aunada con el esfuerzo es inmensa. Todo ello significa conquistar el futuro. Un futuro que para muchos puede empezar a perderse este viernes por la tarde.

Francisco Díaz.



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