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Sahara: confusión y guerra. Indice de Revistas Las pautas del "comportamiento racional" de un grupo terrorista

ARBIL, anotaciones de pensamiento y critica

La Guerra de las Galaxias y lo que te rondaré, morena.

Con ironía, el autor hace una crítica de una película, que guste o no, sólo por su taquilla constituye un fenómeno social, en la que analiza algunos de sus elementeos extra-cinematográficos

Al toque de corneta, y con la debida disciplina hollywoodiense, he acudido al cine a ver la última, creo que en rigor es ya la penúltima, en el plan de G. Lucas. Eso sí, me abstuve de comer palomitas, no porque abomine del todo de ellas, y de la coca-cola, si no porque las considero faltas de glamour para ver una peli, "como Dios manda". Bueno, en este caso, la Fuerza.

Esto de la Fuerza es un ente omnisciente, vinculado a las religiones orientales, muy próximo al naopanteísmo de la "New Age".

Me abstendré de un desarrollo exhaustivo del toda la saga galáctica, porque en 25 años de vigencia, unos lectores estarán más puestos que yo, y otros, maldita la gracia que les hace tanto muñeco y robot. Eso sí, hay que recordar que "Stars wars" ha proporcionado el nombre común de la estrategia militar que basculó definitivamente la guerra fría a favor de los USA de Reagan, desfondando la capacidad de agresión de la poderosa URSS. Sólo por eso será recordada más en la historia general que en la historia del cine.

Otra aportación a la historia de esa industria es la de rompetaquillas. A partir de entonces lo que cuenta es las entradas vendidas en la primera semana, el acontecimiento, y los juguetes vinculados a la peli. Por cierto, en la del 99 sobraron muchísimos muñecos, sorprendentemente despreciados por los niños de ésta generación. Como es una película toda ella filmada digitalmente, o sea, que en rigor no es un "película" en cuanto cinta de celuloide, en todas las escenas hay efectos especiales y superposiciones. Está más cerca de los dibujos animados que del cine tradicional.

El asunto es que la actual entrega, "El ataque de los clones", título equívoco porque los clones humanos, encargados por los malos, terminan siendo utilizados por los buenos, contra el ejército de androides de aquellos, hace el número cinco de la saga, aunque sea el "Episodio II", como subtítulo, dentro de la cronología de los acontecimientos narrados. Eso si contamos además de "Stars wars", "El Imperio Contraataca" (1980), "El retorno del Jedi" (1983) y "La amenaza fantasma" (1999).

Lucas barrió, con su proyecto de síntesis de mitología con ciencia ficción, que no futurismo, porque los hechos ocurren "hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia lejana", a una olvidada opción paralela, que mereció incluso una película paródica, a base del imperio Cilón, y las doce tribus exiladas, de resonancias bíblicas. De la memoria arcana y tradicional obtiene los motivos, igual, salvando todas las distancias, que son muchas, que Tolkien. Incluso el último malo que nos presenta, el siniestro pero elegante Conde Dooku, hace el mismo papel que el mago Saruman, de "El Señor de los Anillos", convertirse al "lado oscuro" por la tentación del poder. Para más identidad los interpreta el mismo actor, Christofer Lee, o sea, drácula. Su capa y su título de conde son un giño a este inquietante actor.

Otros elementos positivos a considerar, están vinculados a la teología tradicional católica. Sí, no se asusten. Si Lucas hubiese seguido la tradición religiosa propia judía, o la puritanoamericana, jamás hubiese dado lugar a la dinámica de la incursión en el pecado, explicada por razones humanas, de tal modo que la venganza y la soberbia van a corromper a Anakin Skywalker, el simpatico niño protagonista de las aventura anterior, ahora un adolescente que se enamora de la princesa guapa, claro, de tal modo que acabará convirtiéndose en el archimalo Dar Vadar, aquel Lord Vader de casco negro de samurai que hablaba con auxilios respiratorios. La pérdida de la mano derecha es símbólico de ello. Ese supermalo terminará arrepintiéndose, salvando a su hijo, y morirá tras dar muerte al emperador, más malo todavía.

Hay que decir que los caballeros de Jedi constituyen una orden iniciática donde se mezclan elementos de nuestra caballería medieval con el budismo zen. Creo exagerados los superpoderes, casi vuelan, que la comunión con la Fuerza les proporciona. Naturalmente la "Fuerza tiene un "lado oscuro", pero no nos indican objetivamente en qué se diferencian. El maniqueísmo ha de descubrirse por elementos estéticos. Los buenos defienden a la "república" y la "democracia". Concediendo plenos poderes al senador Palpatine, un arquetipo de político ni fu ni fa. Sinceramente su enemigo el Conde Dooku, tiene más salsa. Teniendo en cuenta que le apoya la "Federación de Comercio", o sea, los liberal globalizadores, y los "separatistas", o sea los partidarios de la autodeterminación, y que no lleva vidas humanas a la batalla, si no androides, robots, y que esa batalla se da en una especie de arena de circo gigante, después de haber intentado perdonar la vida a sus prisioneros, por camaraderia jedi...no queda si no optar por el "malo" en esta ocasión mejor que el bueno.

Lo políticamente correcto se transluce en la debida cuota de negros, teniendo en cuenta que los hombres son sólo otra entre diversos pintorescos monstruos, Samuel L. Jackson es Mace Windu, un jedai de mucha categoría. Un hispano hace de cazarrecompensas malo, modelo para los soldados clon, aunque no se sabe porqué malo, a su hijo le parece que es el bueno. Obi_Wan , joven, mas tarde será Alec Guiness cuando haya de morir, es el fracasado mentor de Anakin. Le salió rana el escudero, que encima se lió con la princesa Amidala. El republicanismo triunfa por doquier; ésta fue reina en la entrega anterior, pero por dos legislaturas, ahora ¡está ascendida a senadora!.

En resumen. A quien le hayan gustado las anteriores entregas debe ir a verla. Quien no sea un incondicional de la saga o de los efectos especiales, y cómplice de los ruidos en las batallas espaciales en contraposición a lo que nos dice la física, mejor se ahorre la entrada.

Queda una entrega, pero me temo que ninguna amenaza tan estilosa como la de Ben Landem y el Califa Omar. Ni tal real como la de la verdadera "Federación de Comercio" que nos chupa la sangre. Ni el "Imperio" que nos ve por satélite, se supone para combatir a aquellos, lo que nos decimos.

Cada vez más clones, mas androides, y menos hombres y mujeres de verdad, libres.

Francisco D. de Otazu.



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